On The Waterfront

“You don't understand!
I coulda had class.
I coulda been a contender.
I coulda been somebody, instead of a bum, which is what I am.
Let's face it...
It was you, Charley”.

Desde pequeños todos hemos sabido lo que implicaba ser un soplón.
Si veías a un compañero haciendo algo malo en el colegio, aunque fueses un chico o chica ejemplar, sabías que era preferible hacerte la vista gorda y no decir nada al profesor, por ejemplo.
Incluso si te acusaban erróneamente a ti, aún sabiendo que eras inocente, era preferible cargar con la culpa y cumplir con el castigo que inculpar al verdadero autor del asunto.
Esto, obviamente, son cosas de niños que, normalmente, no suelen tener ninguna consecuencia de peso.
El problema es:
¿Qué sucede cuando crecemos y nos encontramos ante una situación similar?
Cuando somos niños quizás no tenemos ese sentido de culpa o remordimiento que tenemos cuando somos adultos.
Se supone que cuando crecemos somos lo suficientemente inteligentes como para distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto.
¿Por qué entonces actuamos a veces como niños de 7 años y aludimos los consejos de esa vocecita interior llamada conciencia?
Irónicamente es Elia Kazan (digo irónicamente, porque todos conocemos el turbio pasado del director de origen griego) quien nos cuenta una de estas historias, una historia de las que, aunque parezca mentira, seguimos aguantando día a día, una historia de gente honrada que no puede hacer otra cosa que agachar la cabeza y resignarse a acatar las órdenes de un superior por miedo al rechazo, al daño o incluso a la muerte.
Porque esta vida, o mejor dicho, esta sociedad es como un gran cesto de manzanas en la cual basta que una esté podrida para que eche a perder a todas las demás.
Esa manzana podrida es como un parásito que debemos extirpar inmediatamente antes de que contamine a las otras.
Quizás hay veces en que uno debe arriesgarse y sacar la manzana podrida del cesto, por muy mal que huela, por muy mal aspecto que tenga o por muchos gusanos que pueda tener, si lo hacemos quizás podamos salvar el resto de la cesta.
On The Waterfront nos retrata una postal común de los puertos de los Estados Unidos en la década del 50, y sobre todo nos grafica mediante esta situación exacta lo acontecido en todos los puntos generadores de una considerable actividad económica y laboral.
La mafia más ambiciosa e inescrupulosa, que apoyada tras la figura legal del sindicato, explota a los trabajadores y a las formas de desarrollo de la jornada laboral, lucrando con estos mismos para la satisfacción de los fines particulares de las "autoridades", que la encabezan y no al servicio de la defensa y la protección del obrero como debería suceder en una situación ideal.
Una problemática que actualmente se mantiene, sobre todo en los países tercermundistas, en la cual, los sindicatos y sus líderes han saboteado y corrompido de tal forma una organización, que fue creada con el fin de beneficiar a aquellos que sin representación se enfrentaban a las más salvajes e inhumanas explotaciones, por parte de sus patrones en los finales del siglo XIX y principios del XX, y hoy a partir de tan nefastas figuras y sus gestiones, ha ganado su tristemente célebre fama de generadora de las peores y más corruptas personalidades que han sacado provecho de su malversación para su veloz ascenso en la escala social y económica.
"mea culpa"
On The Waterfront, una cinta brillante que corrobora y justifica cada uno de sus ocho premios Oscar, es así como el sentido metafórico que Elia Kazan utiliza para justificar su delación a izquierdistas en el proceso denominado “la caza de brujas”, la fuerza de este film radica en la exposición contundente de una historia donde el miedo a los poderosos a veces cambia la forma de pensar y relacionarse de las personas.
El terrorismo como forma de amedrentar a gente pobre está perfectamente retratado, al igual que el aprovechamiento inmoral por parte de quienes más tienen de las necesidades humanas de quienes menos recursos poseen debido a una época de miserias y crisis.
On The Waterfront es una cinta que nos demuestra que siempre se puede hacer algo a pesar de tener todas las de perder.
La cuestión es jugarse por un ideal, no dejarse manipular en sus convicciones por el miedo a las repercusiones o por comodidad de hacer falso amiguismo de quienes ostentan el poder impunemente.
On The Waterfront es un film duro, de una tensión dramática implacable, sin embargo no renuncia a momentos bellísimos de un lirismo arrebatador.
A caballo entre el film de denuncia y el melodrama social, On The Waterfront retrata con crudeza los bajos fondos de los muelles de Nueva York y el control que sobre los mismos tenían los sindicatos del crimen, pero por encima de todo nos habla de seres humanos, perdedores que buscan su redención y un lugar bajo el sol.
Considerada por el American Film Institute, como una de las mejores películas de todos los tiempos, On The Waterfront es también una clara defensa del individualismo y de la honestidad.
De hecho fueron los artículos de Malcolm Johnson basados en hechos reales y titulados “Crime On The Waterfront” lo que indujo a Elia Kazan a encargar un proyecto literario consistente que sirviera de inspiración y sustento a una obra cinematográfica posterior y suya.
Fue primero Arthur Miller el encomendado, dado su anterior trato y coleguismo primero en las filas del partido comunista y después en los rondós literarios con cooperaciones como “Muerte de un viajante” del propio Miller.
Elia Kazan con su magistral dirección nos ofrece un extraordinario film que se sustenta en la fuerza de la historia, basada en un hecho real, en un excelente guión, y en una extraordinaria dirección de actores.
“Sordos y mudos por miedo”.
On The Waterfront es una película estadounidense de 1954, del género drama del director griego-estadounidense Elia Kazan realizada para Columbia Pictures y Sam Spiegel como productor.
Fue escrita, finalmente, por Budd Schulberg basado en el Artículo de Malcom Johnson.
Está protagonizada por el ENORME Marlon Brando (Terry Malloy), Karl Malden (Padre Barry), Lee J. Cobb (Johnny Friendly), Rod Steiger (Charley Malloy), la debutante Eva Marie Saint (Edie Doyle) y Leif Erickson (Glover), entre otros.
La brillante fotografía en blanco y negro de Boris Kaufmann y la espléndida partitura del renombrado compositor y director, genio y figura del New York Philharmonic, Leonard Bernstein, colaboran a hacer de On The Waterfront una obra maestra incontestable del cine.
Un clásico a reivindicar, para ver sin prejuicios previos.
Considerada una de sus mejores obras de Elia Kazan e incluida con frecuencia entre las mejores películas del cine estadounidense se encuentra preservada en el archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Por otra parte, el guión es puro granito, sólido al cien por cien.
La evolución del personaje de Marlon Brando, cómo pasa de ser amigo de los extorsionadores a acérrimo enemigo está perfectamente descrita y nada se deja al azar.
El romance de este film, lejos de ser una concesión al público, es la bomba final que inclina al protagonista al bien.
El planteamiento de personajes, todos ligados por una maraña de alianzas y puñaladas traperas (los extorsionadores ayudan al protagonista en todo momento, pero también son ellos los culpables de que no sea un gran boxeador) hace que las elecciones morales de los personajes nunca estén claras y dependan de muchos factores, involucrando así al espectador a tomar partido acerca de las decisiones que deban tomarse.
Sin lugar a dudas, lo mejor del film es la memorable interpretación de Marlon Brando, una de las mejores de su carrera cinematográfica, pues borda el papel de perdedor perdido, inmerso en un mundo autoritario donde la ley del silencio es el mandamiento supremo al que respetar incluso con la propia vida.
El actor interpreta su papel de forma tan magistral que la bofetada de realidad que aporta al espectador es altísima:
Un boxeador retirado obligado por las duras circunstancias de su vida personal, un pelele al que todos tienen la potestad de dominar y un botones al servicio de la mafia dictatorial de los muelles, pero que muestra con valentía y humanidad una evolución interior digna de las mejores personas presagiando un gran cambio global en su papel y en los del resto de personajes, así como en su mentalidad y condición humana en esa sociedad tan particular.
Es así como Marlon Brando es una gran lección sobre cine, pero sobre todo, es una gran lección de actuación.
Definitivamente Marlon Brando está espectacular, sencillamente soberbio (en un actor ya soberbio de por sí); una naturalidad estremecedora, y la vez una fuerza y un creerse a su personaje tremendos.
Especial debilidad siento también por Karl Malden como el padre Barry (sus arengas a los trabajadores son dignas de un líder mediático), por Lee J. Cobb (actor polifacético donde los haya, y que consigue construir a un personaje aterrador y patético al mismo tiempo) y por Rod Steiger y su potente diálogo final con Marlon Brando.
Todo ello rodado en unos escenarios increíbles (brumas matinales, barcos y buques anclados, edificios sucios, calles oscuras y húmedas…), excelente fotografía y banda sonora, además de sobresalientes interpretaciones de los secundarios.
Un maravilloso film que solamente pudo nacer y ser posible gracias a la unión de uno de los mejores trabajos cinematográficos de director, y actor protagonista en sus respectivas trayectorias.
“Some people think the Crucifixion only took place on Calvary”.
De 12 nominaciones, On The Waterfront gana 8 premios Oscar a la Mejor película de 1954, Mejor director: Elia Kazan, Mejor actor principal: Marlon Brando, Mejor actriz de reparto: Eva Marie Saint (en su debut), Mejor guión: Budd Schulberg, Mejor Montaje: Gene Milford, Mejor Dirección Artística - Blanco y Negro: Richard Day, y Mejor Fotografía - Blanco y Negro: Boris Kaufman.
No logrando los rubros para Lee J. Coob, Rod Steiger, Karl Malden y banda sonora.
Sus fuertes competidoras fueron: The Country Girl y Seven Brides For Seven Brothers.
La Academia deja por fuera esta vez a 20,000 Leagues Under The Sea, The High And The Mighty, Sabrina, Carmen Jones, Rear Window (obra maestra de Sir Alfred Hitchcock), Johnny Guitar y A Star Is Born de George Cukor con la inmensa Judy Garland y James Mason en los papeles principales.
On The Waterfront nos deja sublimes secuencias, especialmente la de Marlon Brando hablando con su hermano (Rod Steiger) en el coche, o algunas de las secuencias pudorosamente intimistas entre Marlon Brando y Eva Marie Saint en las que el actor alcanza niveles insuperables son suficiente argumento para corroborar tal afirmación.
Como Anécdota interesante tenemos, que este film surge como justificación moral de los actos del propio director, Elia Kazan, durante la caza de brujas.
Aunque Elia Kazan siempre afirmó que la idea de proyecto de esta obra era anterior al fatídico proceso de la caza de brujas, lo cierto es que su difícil situación en dicho proceso actuó de percutor a la hora de acometer este proyecto, lleno de simbolismos y conceptos filosóficos.
Todos sin embargo, críticos y público, coinciden en señalarla como una gran obra cinematográfica, al margen de la odiosa y ventajosa comparación metafórica que Elia Kazan usó en beneficio propio, a la hora de comparar el perseguido bando izquierdista o comunista de los EEUU con los mafiosos del muelle de Nueva York.
La actitud de Elia Kazan durante la “caza de brujas” del senador McCarthy fue sencillamente canallesca, pero aun aceptando la teoría de que Kazan rodó On The Waterfront como una justificación a su conducta delatora, el film emerge como la obra maestra de su autor y como uno de los mejores de la década de los cincuenta.
Al margen quedan los motivos que tuvo el director para justificar las acusaciones a una comisión del crimen, motivos personales que no deben, influir a la hora de calificar y criticar On The Waterfront.
On The Waterfront es, pues, muchas cosas...
Es, por un lado la historia de redención de un personaje interpretado de manera magistral por el Divo Marlon Brando que supo impregnarle la mezcla de dureza y dulzura necesarias para hacer creíble el periplo doloroso de un hombre que vio pisoteados sus sueños y se ha convertido en una sombra de algo que pudo haber sido.
Por otra parte, On The Waterfront es también una película sobre cómo los hombres parecemos necesitar siempre un líder, un mártir, alguien que desde su sacrificio nos muestre el camino.
Tambaleante, sangrante, poco importa, lo que nos guía es la fortaleza de estos hombres que llegan a devolvernos la humanidad perdida tras el miedo y entonces, reivindicados, parece ser que estamos al fin dispuestos a luchar....
No sé si eso me parece más bien triste pero ahí está la creación de un genio, Terry Malloy para encarnarlo en este clásico del cine, y que vale la pena ver al mismísimo Dios llamado:
Marlon Brando.

“Su amor nace de dos soledades compartidas que crece en un medio hostil.”


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