The King’s Speech

Los grandes discursos en la Historia son aquellos que no únicamente contienen un gran poder en sus palabras sino aquellos que llegan en momentos históricamente claves.
“I Have A Dream” de Martin Luther King o “Blood, Sweat And Tears” de Winston Churchill son dos ejemplos, pero existen un gran número de ellos en cada periodo y país.
El Rey George VI pronunció un discurso que representó un cambio en la historia de Inglaterra y, en consecuencia, de toda Europa.
Pero esta historia en la Historia encierra una anécdota curiosa, ya que una de las cualidades más valorada en un político es su capacidad de oratoria y al Rey George VI le costó adquirirla.
Sin haber sido el designado para suceder a su padre, y designado Rey tras la abdicación de su hermano, este monarca tenía un gran impedimento para representar a su nación con la solemnidad que requería su cargo, ya que era tartamudo e incapaz de hablar en público.
The King's Speech (2010) es una película británica-australiana dirigida por Tom Hooper, Coproducción GB-Australia; UK Film Council / The Weinstein Co. / Momentum Pictures / Aegis Film Fund / Molinare London / Filmnation Entertainment.
Esta escrita por David Seidler.
Protagonizada por una ENORME Helena Bonham Carter, Jennifer Ehle, ENORME Colin Firth, Michael Gambon, Derek Jacobi, Guy Pearce, ENORME Geoffrey Rush y Timothy Spall, entre otros.
Una bella fotografía corre a cargo de Danny Cohen, así como una tierna banda sonora original de Alexandre Desplat.
El escritor David Seidler había desarrollado tartamudez desde niño, causado, según él, por el trauma emocional de la guerra y por el asesinato de sus abuelos durante el Holocausto.
Seidler descubrió que el Rey George VI había sufrido este defecto del habla y que finalmente lo superó.
"Fue tartamudo, fue Rey y tuvo que dar discursos de radio en los que todo el mundo estaba escuchando cada sílaba que pronunciaba, y sin embargo, lo hizo con pasión e intensidad", recordó Seidler.
Cuando Seidler se convirtió en escritor, decidió escribir acerca del Rey George VI.
A finales de los setenta y ochenta, se dedicó vorazmente a investigar al Rey, pero no encontró mucha información sobre su terapeuta Logue.
Finalmente, Seidler contactó con el Dr. Valentín Logue, que accedió a hablar de su padre y de sus cuadernos de notas, con el permiso de la Reina Madre.
Ella le pidió que no hiciera ningún proyecto mientras siguiera con vida y Seidler abandonó el proyecto.
Fallecida esta última en 2002; a principios de 2006, una de las personas a quienes Seidler envió su obra fue a Joan Lane de Wild Thyme, una compañía de producción de Londres.
Lane vio el guión como un drama potencial, así como una obra de teatro, y se la mostró a Simon Egan de Producciones Bedlam, que grabó el primer ensayo de la lectura.
Junto a Lane, Producciones Bedlam organizó una lectura de la obra en el teatro Pleasance, una pequeña casa en el norte de Londres, y se la presentó a un grupo de expatriados australianos, entre los cuales estaba la madre de Tom Hooper, quien llamó a su hijo de inmediato y dijo:
"He encontrado un proyecto interesante".
Con el fin de montar una producción teatral, Wild Thyme envió el guión a Geoffrey Rush quien mostró interés en el proyecto, al igual que hizo con el director de cine Tom Hooper para informarle de cualquier adaptación cinematográfica en un futuro, y Producciones Bedlam pasó el guión a Iain Canning en See-Saw Films, que vieron su potencial.
A Hooper le gustó la historia, pero pensó que el final original debía ser cambiado para reflejar los acontecimientos más de cerca:
"Si usted escucha el discurso real (hecho por el Rey en el estallido de la guerra en 1939), George VI hace frente a su tartamudeo.
Pero no es una actuación perfecta.
Lo hace de gestión."
De acuerdo con el guionista David Seidler, el director Tom Hooper insistió en que hiciera el guion de la forma más histórica y más exactamente posible, los dos trabajaron juntos durante cuatro meses para obtener lo mejor del guión, y garantizar su autenticidad.
Sin embargo, se introdujeron algunos cambios por razones artísticas o dramáticas.
Profesor Cathy Schultz señaló que los cineastas debieron reducir la cronología de los eventos a tan sólo unos años.
El duque de York, de hecho, comenzó a trabajar con Lionel Logue en octubre de 1926, diez años antes de la crisis de la abdicación.
La mejoría en el habla se hizo evidente en meses, en lugar de años como lo sugiere la película.
En una entrevista 1952 con John Gordon, Logue dijo:
"Resonante y sin tartamudear, abrió el Parlamento australiano en Canberra en 1927".
Es decir, apenas siete meses después de que el duque empezó a trabajar con Logue.
Hugo Vickers, un consejero real, aceptó que la alteración de datos históricos para preservar la esencia de la dramática historia a veces es necesaria.
Los funcionarios de alto rango, por ejemplo, no habrían estado presentes cuando el Rey pronunció su discurso, ni siquiera Churchill habría estado implicado a ningún nivel:
"Pero el espectador medio sabe quién es Churchill; no sabe quiénes son Lord Halifax y Lord Hoare (Sir Samuel Hoare)"
Un golpe duro a la ignorancia del 80% que van a los cines.
Robert Logue, un nieto de Lionel, puso en duda la representación de la película del terapeuta del habla, que dice:
"No creo que alguna vez jurase ante el Rey y desde luego nunca lo llamó Bertie"
El historiador Andrew Roberts afirma que la gravedad de la tartamudez del Rey era exagerada y que los personajes de Edward VIII, Wallis Simpson y George V resultaron más antagónicos de lo que realmente fueron, en orden a aumentar el efecto dramático.
Christopher Hitchens y Chotiner Isaac desafiaron la interpretación en la película del papel de Winston Churchill en la crisis de abdicación.
Es bien sabido que Churchill alentó a Edward VIII para resistir la presión para abdicar, mientras que él se muestra en la película como un fuerte apoyo del príncipe Albert y no se opone a la abdicación.
Hitchens atribuye este tratamiento al "culto" que rodea el legado de Churchill.
En una película inteligente y bien hecha:
"¿no habría sido la verdadera historia ligeramente más interesante para el público?", se preguntó…
Martin Filler ha acordado que la mayoría de las pequeñas libertades fueron licencias artísticas justificadas.
De hecho, la escena probablemente inventada, en la que George V le explica a su hijo la importancia de la difusión tiene un punto válido.
En esa misma escena hay una inexactitud más cuando el Rey se refiere a Stalin como "El Mariscal Stalin", este último no se nombró a sí mismo como tal hasta 1943.
George VI nunca habría tolerado que Logue se dirigiera a él de manera informal ni que maldijera, probablemente entendía alemán y en realidad era poco entusiasta hacia Churchill, hasta más adelante en la guerra, debido al apoyo de éste a su hermano durante la crisis de abdicación.
Por otro lado, el discurso en la película, sólo dura dos tercios de la longitud original.
Cuatro frases se eliminaron y cuatro se acortaron.
El discurso original tiene 407 palabras; la versión para la película tiene 269.
Al comentar sobre la escena final de la película, cuando el Rey se encuentra en el balcón del Palacio de Buckingham, después de haber transmitido su discurso con motivo de la declaración de guerra el 3 de septiembre de 1939; Andrew Roberts ha escrito:
"La escena es bastante absurda desde el punto de vista histórico.
Neville Chamberlain y Winston Churchill no estaban presentes, y no hubo multitudes vitoreando en el Palacio de Buckingham"
En general, Roberts elogia la película como una imagen favorable de "la calma y heroísmo sin pretensiones" del Rey, y afirma:
"Las representaciones por Firth y Bonham Carter son favorables y agudas, y las tonterías fácticas ocasionales de la película no deberían restar valor a eso"
Curiosamente, casi ni siquiera es necesario haber visto la película de Tom Hooper para saber que se trata de un “Drama Histórico”
Los más observadores tal vez adivinarán que pertenece al subgénero de la “Biografía”
The Social Network también es un “Drama” y también es una “Biografía”, pero su temática es tan reciente que no puede considerarse del género “histórico”
El haberse apegado a un género de forma tan clara es uno de los factores donde radica la Calidad de The King’s Speech.
La Calidad como definición de la norma ISO 9000 es:
“El grado en el que un conjunto de características inherentes cumple con los requisitos”
Los géneros cinematográficos son fórmulas, plantillas que sirven para preestablecer acuerdos entre cineasta y espectador.
El género es un conjunto de características inherentes reconocibles para el público.
Es la regla que medirá su Calidad.
Por ejemplo, la bella Black Swan es un “Thriller Psicológico”
Aun cuando cumple las convenciones del género, mucha gente entró pensando que iba a ver un “Melodrama”.
La Calidad se trata de cumplir con las expectativas; en este caso, las expectativas de Black Swan como melodrama no se cumplen, por lo tanto, su calidad es menor.
Lección Aprendida:
La parte más importante de cumplir expectativas es acordarlas.
La planificación es el proceso que debe tener como resultado el acuerdo entre cliente y proveedor sobre los requisitos de lo que se va a entregar.
En muchos casos se confunde con burocracia y sin este objetivo a la vista, seguro que es tiempo perdido.
Una forma de acelerar el acuerdo de expectativas, es la estandarización.
Los géneros cinematográficos son la estandarización de las películas.
Todos sabemos qué esperar de un “Drama Histórico Biográfico”, por eso algunos ni siquiera vieron The King’s Speech en el cine.
También todos sabemos qué esperar de un “Melodrama”, por eso muchos salieron confundidos de Black Swan.
El éxito de The King’s Speech radica en su calidad (su apego al género), su excelencia (que sobresale en calidad en cada uno de los requisitos del género) y la memorable actuación de Colin Firth.
Realidades o inexactitudes, The King’s Speech es un prestigio en el arte, de la interpretación de sus personajes, de su vestuario, de sus escenarios, de su ambiente con realidad meridiana que conlleva un conjunto de elementos que hacen de este film, una película de calidad.
Un choque de titanes, Colin Firth y Geoffrey Rush, se reparten con igual apetito el festín de los roles rivales.
Muy curioso, en la parte actoral, el una vez interprete de Shine con problemas del lenguaje, ayuda a un tartamudo histórico en la caracterización de un Rey para seguir adelante, resulta algo poético y romántico.
Firth y Rush dominan la película, pero no opacan a Helena Bonham Carter como la esposa dubitativa o a Guy Pearce como el recalcitrante predecesor del memorable George VI.
Hacía tiempo que no veía actores que se comieran la pantalla, Firth en un angustiante primer plano y perfectamente, Rush y Bonham Carter dándole el significado absoluto a las palabras “actor secundario”.
Curiosamente, David Seidler escribió y archivó el guión, imposible de llevar a la pantalla hasta la muerte de Elizabeth, la Reina Madre a los 101 años.
Es un guión de alto nivel literario que despacha con facilidad diálogos afilados, precisos, tallados con mesura, siempre con la intención de detallar al máximo la relación entre los dos protagonistas.
De modo que The King’s Speech se sustenta en una serie de combates dialécticos que van revelando progresivamente la complejidad de los personajes.
Si en un primer momento se trataba de dos personalidades rotundamente opuestas, perfectamente delimitadas, poco a poco van apareciendo las aristas, los salientes de una personalidad (la de Bertie, especialmente) no exenta de complejos, debilidades y traumas.
Se pretende con ello dar la medida humana del monarca.
Acceder a su psicología interna (mediante un ejercicio casi de psicoanálisis) para llegar al hombre más que al Rey.
A Bertie más que a George VI.
La elección de fotografía, fría y brumosa; con unos exteriores siempre sumidos en una neblina parecida a lo que los ingleses llaman smog, y que se va disipando a medida que avanza el relato; es escalofriante en este sentido la ambientación y el peso de la luz en la primera secuencia.
La cual me pareció brillante.
Y naturalmente el trabajo de atrezzo y la reconstrucción histórica son primorosos.
La presentación de una Inglaterra sumida en un juego de traspaso de poderes monárquicos y con una guerra a la vuelta de la esquina (con la amenaza del nazismo revoloteando sobre todas las cabezas), las presiones de la Iglesia y la presencia de las obligadas personalidades históricas (Churchill, Chamberlain…), es rigurosa, seria, potente.
Un vestuario impecable pone la guinda a un film en el que a través de los personajes se hace un repaso por los líos de una familia que rigió el destino de la cuarta parte del mundo; el Imperio Británico.
El trabajo artístico se completa con una banda sonora que conjuga temas propios a partir de unas delicadas notas de piano para unos inicios tímidos con una orquestación sinfónica que ejecuta a unos Beethoven o Mozart triunfales… y que ejemplifican la transformación interior de este acomplejado pero tenaz hombre de carácter, y Alexandre Desplat cumple con la partitura.
Muy curioso el uso de los temas de Mozart (austriaco) y de los alemanes Ludwig van Beethoven y Johannes Brahms para una película histórica que suscita los momentos previos a la invasión alemana al resto de Europa.
Ironías de la vida.
The King’s Speech es una película de cómo George VI llegó a ser Rey, tanto política como mediáticamente a través de discursos en la radio.
Es un filme dramáticamente ligero y con bastantes momentos cómicos en los que se asiste a la creación y fortalecimiento de la relación de amistad entre él mismo y su logopeda.
The King’s Speech compitió por el Oscar a la mejor película contra grandes obras cinematográficas, tales como las ENORMES Black Swan, The Fighter, Inception, 127 Hours, The Social Network, The Kids Are All Right y otras no tan buenas como Toy Story 3, Winter's Bone y el remake (se me crispa los pelos) True Grit.
The King’s Speech consiguió 12 nominaciones al Oscar, de los cuales ganó 4: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor (Firth) y mejor guión original; y estuvo nominado como Mejor actor de reparto (Rush), Mejor actriz de reparto (Bonham Carter), Mejor dirección de arte, Mejor fotografía, Mejor edición de sonido, Mejor banda sonora, Mejor diseño de vestuario y Mejor montaje.
La Academia deja por fuera a una buena película para obtener el galardón mayor y a mi juicio fue Hereafter.
The King’s Speech nos habla de los traumas de la infancia, del peso de la responsabilidad que recae sobre un ser humano que no está en condiciones de soportarlo, de la superación de obstáculos mediante la práctica y la voluntad, de la amistad y de la angustia, de la impotencia ante un trastorno que discapacita.
Me ha gustado esa lucha interna de "fuerzas antagónicas" que se percibe en la evolución del personaje principal del Rey, pues mientras por un lado debe "endurecerse" y lograr vencer su miedo para poder transmitir un discurso, dotando intensidad, pasión, de manera esperanzadora a su pueblo, por otro lado también debe aprender a ser menos intolerante y más humilde dejándose ayudar por su terapeuta del lenguaje, condición indispensable para lograr una amistad basada en el buen trato y en el respeto por el otro.
En toda narración monárquica sobre la Monarquía moderna, debe justificarse la institución haciendo que el heredero, aparte de recibir la Corona, se la gane.
La ceremonia de coronación es ritual (festiva o artificiosa) pero emocionalmente vacía.
El nuevo Rey debe hacerse con la corona en un gesto que lo caracterice como un líder ante su pueblo.
El discurso se atiene a esta mitología monárquica: al final el pueblo inglés, dispuesto a sufrir sangre, sudor y lágrimas en su lucha contra el gran orador Hitler, escucha por la radio el discurso como si oyera a Churchill (cosa que desafía a la memoria histórica).
Hacia esa coincidencia de voces, o esa asunción del papel Real, se mueve The King’s Speech, y también hacia la amistad entre el Rey y su terapeuta del habla australiano—una cierta humanización de un personaje envarado no sólo en sus cuerdas vocales.
Como nota, la película más valorada de la historia según la crítica cinematográfica, se basa también en la relación de amistad entre dos hombres a lo largo de los años, también es motivo de controversia:
Por un lado, vemos una película con cierto tono propagandístico sobre la historia del propio país que la realiza, que trata al único personaje no británico como una arpía despiadada y que da una idílica visión de una de las monarquías más rancias, vetustas y conservadoras de la tierra, no ofrece mayores alicientes que una tecnicidad bien llevada.
Además el Rey, por ser Rey, o todavía heredero hacía gala de esa superioridad por encima del bien y del mal, incluso por encima del sentido común, para su desgracia.
Quizás sea noticia que una persona que ocupa un lugar como ese en la sociedad pueda tener amistad con otro que ocupa un lugar totalmente diferente, pero ojalá deje pronto de ser noticia…
El proceso en sí que nos cuenta la película, gira en torno a que la tartamudez de George VI mejora no ofrece, tal y como alguien ha apuntado, la más mínima evolución desde casi el inicio de la película.
La previsibilidad y un proceso de enamoramiento freudiano se abren paso, escena tras escena, sin que exista una evolución psicológica de ninguno de los personajes.
El Rey es Rey, y entre líneas podemos leer muchos de los defectos que aún hoy se anotan de esa casa real.
Enternecer eso se llama propaganda.
El cine ha hecho mucha propaganda a lo largo de su historia, incluso la técnicamente irreprochable sigue siendo propaganda.
¿Puede un Rey ganarse la confianza de su pueblo si tiene dificultades en el habla; en tiempos de guerra y discursos encendidos?
¿Cómo hace un monarca tartamudo para infundir ánimo a sus súbditos?
Un líder no sólo ejerce la conducción con sus acciones, sino también a través de sus palabras.
Los actos pueden ser muy buenos, pero si no se saben comunicar, pasan desapercibidos.
En cambio, un líder poco efectivo en la práctica puede aparecer mucho mejor de lo que en realidad es si tiene el don de la elocuencia.
De cualquier modo, esta odisea espiritual merece contarse y The King's Speech lo hace de espléndida manera.
Asciende al máximo suspenso con el Rey tratando de galvanizar a sus súbditos al borde de la contienda.
Y Logue a su lado, inspirándolo a pronunciar, sílaba por sílaba:
"Yo tengo una voz"
Agobiante, divertida, emotiva, entretenida, perfectamente actuada y notablemente producida son algunos de los calificativos que fácilmente se le pueden atribuir a este filme.
Un discurso fílmico de época, convertido en presente, para disfrutar de lo antiguo, en el momento actual.
Siempre ha habido curiosidad por la realeza.
Históricamente, es curioso como esta película gana el gran Oscar en tiempos del matrimonio de su tataranieto, el Príncipe William Arthur Philip Louis Mountbatten-Windsor (originalmente Saxe-Coburg-Gotha), Duke of Cambridge; como si Hollywood remarcara la historia a través de sus películas; recordemos The Queen en otros tiempos, pero el peso del cariño y el gran valor cultural de Lady Diana Frances Spencer, Princess of Wales, era mucho en contra de Elizabeth II.
Los Reyes Británicos, una gente que aun hoy puedan parecer más o menos anacrónicos y más cercanos a las páginas del papel couché que a las de los libros de historia, eran en los 30s y 40s del pasado siglo XX, Emperadores de la India.
Los “discursos tartamudos” de un George VI se dirigían a la Nación y al Mundo; a 458 millones de súbditos, a 33 millones de Km2.
Los Reyes pueden gustar o no, también puede gustar la historia o no hacerlo, pero conocer la historia de quienes gobernaron es conocerla en sí misma.
Son inseparables.
George V, Mary von Teck, Edward VIII y la icónica Wallis Simpson, las princesas Elizabeth Alexandra Mary (hoy Elizabeth II), Margaret Rose y Sir Winston Churchill deambulan como secundarios por una película que puede muy bien servir de contexto a cualquier iniciación en el aprendizaje de esta etapa de Inglaterra.
Edward Albert Christian George Andrew Patrick David; luego Duque de Windsor, fue George VI Rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus Dominios de Ultramar, último Rey de Irlanda y último Emperador de la India.
Era el segundo de los hijos varones del Rey George V y la Reina Mary, en aquellos momentos Duques de York.
Finalizada la I Guerra Mundial su padre le concedió el título de Duque de York.
En 1923 se casó con la aristócrata escocesa Elizabeth Angela Marguerite Bowes-Lyon con la que tuvo dos hijas: Elizabeth Alexandra Mary y Margaret Rose.
El 11 de diciembre de 1936, al abdicar su hermano Edward VIII, accedió al trono con el nombre de George VI y fue coronado en compañía de su esposa el 12 de mayo de 1937 en la Abadía de Westminster.
Falleció en su residencia de Sandringham House, (Norfolk), tras 15 años 57 días como monarca, a consecuencia de un cáncer de pulmón y fue enterrado en la Capilla de Saint George del Castillo de Windsor.
Lo sucedió su hija, y por entonces princesa, Elizabeth Alexandra Mary, convertida hoy en Su Graciosísima Real Majestad Elizabeth Segunda por la gracia de Dios para el pueblo del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y todos sus dominios de Ultramar, Reina, Jefa de la Mancomunidad de las Naciones Británicas, Defensora de la Fe.
The King's Speech representa esa historia, una lección de humanidad, por el trato que recibe el protagonista que a pesar de su minusvalía, nos permite tratar la historia con cuidado y respeto haciendo un homenaje a los hechos, y no a los acontecimientos.
The King's Speech me ha gustado bastante porque vemos un trasfondo aparte del problema de dicción que sufre el monarca, en el que veremos la soledad y baja autoestima que sufre.
Que tras toda esa arrogancia y aires de superioridad, se esconde un hombre sin amigos, excluido debido a su tartamudez.
Un hombre que no se veía capacitado para ser Rey y que por consecuencias adversas (su hermano tuvo que renunciar al trono debido a que se casó con una divorciada), lo fue.
Adjunto el discurso por radio pronunciado desde el palacio de Buckingham a toda la nación, tras la declaración de guerra de Gran Bretaña a la Alemania nazi, por su invasión a Polonia:

“En esta hora difícil, quizá la más fatídica de nuestra historia, quiero hacer llegar a los hogares de todos mis súbditos, tanto en la patria como en ultramar, este mensaje que les expreso a todos con la misma emoción profunda que si cruzara su puerta y les hablara personalmente a cada uno.
Por segunda vez en la vida de la mayoría de nosotros estamos en guerra.
Una y otra vez hemos tratado de encontrar una salida pacífica de las diferencias, entre nosotros y los que ahora son nuestros enemigos.
Pero ha sido en vano.
Nos han forzado a un conflicto.
Hemos sido llamados, con nuestros aliados, para afrontar el desafío de un principio que, si tuviera que prevalecer, sería fatal para cualquier orden civilizado en el mundo.
Es el principio que permite a un Estado, la búsqueda egoísta del poder; el hacer caso omiso de los tratados y sus solemnes promesas y que consiente el uso de la fuerza o la amenaza de la fuerza, contra la soberanía y la independencia de otros estados.
Este principio, despojado de su máscara, es sin duda la simple doctrina primitiva que dice que la fuerza es el derecho, y si llegara a instaurarse en todo el mundo, la libertad de nuestro propio país y de la totalidad de la Commonwealth de Naciones estaría en peligro.
Pero mucho más que esto - los pueblos del mundo serían sostenidos en la esclavitud del miedo, y todas las esperanzas de paz que nos formáramos y de seguridad de la justicia y la libertad entre las naciones estarían acabados.
Esta es la última cuestión que nos enfrenta.
Por todo el bien de lo que nos es querido, y del orden y la paz mundial, es impensable que nosotros nos neguemos a cumplir este desafío.
Es por este alto objetivo que ahora llamo a mi pueblo en sus hogares y a los que están en ultramar, para que hagan propia nuestra causa.
Les pido que se mantengan firmes, en calma y unidos en este tiempo de prueba.
La tarea será difícil.
Puede haber días oscuros por delante, y la guerra ya no se limitará al campo de batalla.
Pero sólo podemos hacer lo correcto, como vemos lo justo, y con reverencia comprometer nuestra causa a Dios.
Si todos y cada uno nos mantenemos firmemente fiel a ella, listos para cualquier servicio o sacrificio que se pueda exigir, entonces, con la ayuda de Dios, prevaleceremos.
Que Él nos bendiga y nos guarde a todos”.
George VI de Inglaterra.
3 de septiembre de 1939.

Haciendo honor a lo expuesto anteriormente, se prohíbe ver The King's Speech doblada en otro idioma.


Comentarios

  1. Me ha encantado tu blog. Soy actriz y guionista, y amante del cine, y he disfrutado muchísimo...
    Un saludo,
    Mayte
    http://maytegordocano.blogspot.com/

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  2. Muchísimas gracias Mayte por su apoyo, estoy para servirte con mucho gusto, no hay como el reflejo de la vida en el cine, que bien que eres guionista, necesitamos muchos guiones para producir cine ahora que no hay ideas nuevas. Nuevamente te agradezco todo tu apoyo, un abrazo fuerte.

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