Rocky

“Sí, pero no importa, yo no soy nadie.
¿Quién soy yo?
Sí es la verdad, yo no soy nadie.
Aunque eso tampoco importa…
¿Sabes?”

Rocky fue una película que marcó a toda una generación; pasados los sueños truncados de los 60, después de Vietnam, el Americano medio estaba desubicado, ahí apareció Rocky para inyectarle una buena dosis de moral con esta versión del cuento de la Cenicienta ubicado en un entorno realista y suburbial magistralmente retratado.
Frank Capra dijo que le habría encantado hacerla a él, y no me extraña, transmite emoción como pocas.
Rocky es una película estadounidense de 1976, escrita y protagonizada por Sylvester Stallone, dirigida por John G. Avildsen para United Artists.
El reparto de Rocky se completa con Talia Shire como Adrian Pennino, Burt Young como el hermano de Adrian (Paulie), GRANDE Burgess Meredith como Mickey Goldmill (su entrenador) y Carl Weathers como Apollo Creed, el campeón mundial y rival de Rocky.
Rocky presenta innumerables cameos, uno precisamente rodea el hecho que el personaje de Apollo Creed estaba claramente influenciado por la verdadera vida de Muhammad Ali, resultó particularmente singular el cameo en la película de Joe Frazier, gran rival Ali y con el que combatió hasta tres veces.
Dado el poco presupuesto de la película, algunos miembros de la familia Stallone trabajaron como actores secundarios.
El padre de Stallone es quien toca la campana al inicio y final de cada asalto, su hermano interpreta a un cantante callejero, y su primera mujer, Sasha, hace de fotógrafa.
Otros cameos incluyen al periodista deportivo de la televisión de Los Ángeles Stu Nahan, haciendo de sí mismo.
Lloyd Kaufman, fundador de la compañía de películas independientes Troma, hace de borracho.
Y la presentadora del noticiero del Canal 7 de Detroit tiene un pequeño papel como periodista.
La banda ENORME sonora de Rocky fue compuesta por Bill Conti.
El tema principal, la canción “Gonna Fly Now” fue #1 en la lista Billboard Magazines Hot 100 durante una semana (del 2 al 8 de julio de 1977) y el American Film Institute la colocó en el puesto 58 en su AFI's 100 Years... 100 Songs.
Definitivamente, Rocky no hubiera sido sin su gran banda sonora realizada por Conti, quien a través de temas como "Fanfare For Rocky" o "First Date", logra meternos en la piel del protagonista en el camino hacia la gloria.
Pero sin duda, "Gonna My Flow" un tema compuesto por Bill Conti cantado por DeEtta Littlede, es el tema que ha marcado esta película en una hermosa secuencia en donde se nos muestra a Rocky realizando el entrenamiento diario corriendo desde los suburbios hasta la escalinata del Museo de Arte de Philadelphia.
Esa canción tiene el mérito de haber logrado perdurar su espíritu hasta nuestros días, convirtiéndose en todo un himno para el mundo del boxeo.
Bill Conti consigue realizar un tema cargado de energía que consigue elevarnos hacia la superación por encima de nuestros límites.
Un gran logro técnico para el desarrollo de la cinematografía, que es importante destacar, es el sistema de filmación Garrett Brown's Steadycam, una cámara sujeta a un sistema de poleas para evitar que se moviera cuando el cámara lo hacía, fue utilizado por primera vez en Rocky, en la escena en la que Rocky se entrena subiendo las escaleras del Museo.
Por su parte, “el climax”, la escena del combate final fue rodada en orden inverso, iniciándose con los actores cubiertos de maquillaje para simular la sangre y las heridas, y retirándolo poco a poco hasta llegar al principio del combate.
Motivado también por el poco presupuesto, en la escena del combate final no tenían presupuesto suficiente para pagar a los extras que debían llenar el pabellón del combate, por lo que podemos apreciar que hay más público en los últimos asaltos que en los primeros, debido a que la pelea se rodó de adelante hacia atrás por ser más fácil ir quitando maquillaje que irlo añadiendo.
“Yeah, Beethoven was deaf.
Helen Keller was blind.
I think Rocky's got a good chance”
Rocky es una película sencilla, sin mucho más que contar que una simple historia de búsqueda de progreso y de auto-convencimiento a nivel personal, que tiene la típica historia de amor como sustento y base para el desarrollo de las demás ideas.
La historia narra la búsqueda del sueño americano por parte de un italoestadounidense, Rocky Balboa, que recauda deudas para un prestamista de Philadelphia.
Rocky tiene talento para el boxeo y tendrá la oportunidad única de combatir por el título de los pesos pesados.
La idea original de Sylvester Stallone para Rocky le fue inspirada tras ver un combate entre Muhammad Ali y Chuck Wepner.
El concepto de un pobre boxeador que era capaz de llegar hasta lo más alto, luchando contra todos y contra sí mismo, entusiasmó a Stallone.
Escribió un guión que tituló “Paradise Alley” (La calle del Paraíso).
A pesar de todo en la película final hubo algunos cambios respecto al guión.
La historia original tenía un tono más oscuro y triste, el entrenador de Rocky, Mickey, tenía un perfil claramente racista y el guión acababa con Rocky abandonando el boxeo porque no quería tener nada que ver con los métodos y la dinámica que envuelven el boxeo profesional.
Y es que Rocky cuenta con el que es, posiblemente, uno de los guiones mejor construidos de toda la historia del cine.
Parte de una trama clásica, que podría incluso ser asimilada al “western”, aunque si lo pensamos un poco la mayor parte del cine comercial americano puede ser considerada un “western” disfrazado con mayor o menor fortuna.
Y está estructurado de un modo no menos clásico: planteamiento (donde se nos presentan los principales personajes y sus circunstancias vitales), nudo (en el que asistimos a la preparación física y mental del combate, y vemos cómo evolucionan las relaciones del protagonista con quienes le rodean) y desenlace (con el combate y sus resultados).
Una historia, pues, desarrollada en tres actos, sin grandes alardes y con situaciones e incluso personajes que podrían considerarse tópicos: el perdedor al que se le da una oportunidad, el gánster de corazón de oro, el borrachín envidioso, el viejo entrenador que traspasa sus antiguos y nunca realizados sueños de gloria a su pupilo, el campeón arrogante e incapaz de considerar siquiera la posibilidad de la derrota, la mujercita tímida y aparentemente sosa cuyo corazón solo es capaz de desentrañar el torpe pero bienintencionado protagonista.
A primera vista, una historia del montón.
Lo que lo convierte en un guión excepcional es el modo magistral en que todos y cada uno de esos ingredientes se enlazan para construir una trama que podría ser calificada como arquetípica, para contar una vez más y extraordinariamente bien el cuento del perdedor que descubrirá que no lo es allí donde de verdad importa, para narrar con soltura, buen ritmo y sobriedad eso tan querido por los americanos, tratándose del país más individualista de la Tierra no podía ser de otro modo, como es la historia del hombre que, con su sola fuerza de voluntad, hace frente a cuanto le rodea y termina obteniendo el triunfo personal, más importante que el público o el profesional, de poder decir:
“cuando sonó la última campanada, yo seguía en pie”.
Si a eso unimos un ritmo casi perfecto y una adecuadísima dosificación de los sucesivos clímax narrativos es fácil comprender porque considero el guión del primer Rocky como uno de los mejores de la historia del cine.
Y tenemos también uno de los mejores finales de la historia del cine.
Porque el gran acierto del guión de Stallone es hacer que su personaje no gane el combate pero siga en pie cuando éste ha acabado, y que el verdadero triunfo para él sea ése, y no el resultado dictaminado por los árbitros.
Algo interesante y magistralmente narrado en el intercambio verbal entre Apolo Creed y Rocky Balboa justo al término de la pelea, ese:
“No habrá revancha, no habrá revancha” del campeón y el “No la necesito” con lo que responde el aspirante derrotado, pero triunfante.
Con Rocky, Stallone saltó de manera inmediata al estrellato, que por cierto hace un papel inolvidable e irrepetible en comparación con el resto de la saga.
“I just want to say hi to my girlfriend, OK?
Yo, Adrian! It's me, Rocky”
Rocky fue rodada en tan solo 28 días! y con un presupuesto bastante modesto, 1,1 millones de dólares, se convirtió rápidamente en un enorme éxito; recaudando más de $115 millones de dólares solo en Estados Unidos, ganando tres Premios Oscar (mejor película, mejor director y mejor edición) de 9 nominaciones que incluían: Mejor actor (Stallone), actriz (Shire), guión original (Stallone), actores secundarios (Burgess Meredith y Burt Young) y sonido.
En la ceremonia de entrega de los Premios Oscar Stallone y Alí tuvieron un pequeño enfrentamiento cómico que acabó amigablemente donde se demostró que Alí no se había sentido ofendido por la película.
Quienes pudieron haberse sentido ofendidos fueron sus máximas competidoras:
LA ENORME Network, la mítica Taxi Driver, All The President's Men y Bound For Glory.
Por su parte, la Academia “ofendió” también A Star Is Born (con Streisand!), Il Casanova Di Federico Fellini, la ENORME The Omen, la magnífica Carrie y la épica The Last Tycoon dejándolos por fuera de la carrera por el galardón principal.
Un buen año cinematográfico sin lugar a dudas, todos los géneros, todos los gustos, todos pujando.
“I ain't no bum, Mick.
I ain't no bum”
Rocky cuenta una historia universal y quizás la que mejor empatiza con la sensibilidad del público en comparación con toda la saga.
Rocky habla de un piltrafilla por el que nadie da un duro, pero que gracias a su tesón y voluntad consigue triunfar.
Más o menos lo que le pasa al 98% de la población mundial, que nadie da un duro por ellos, digo.
Así que...
¿Quién no quiere soñar?
Para completar la ecuación, en vez de presentarnos a un hijo de Satanás, Stallone se decanta por un personaje que definitivamente cae simpático.
Un hombretón como ese, dando de comer a sus mascotas, con ese buen corazón, que no le rompe los dedos a los morosos cuando le toca hacerlo, que tiene un código moral intachable pese a todo, y que es capaz de enamorarse de la tonta del pueblo.
Pero, ¿será posible que haya un solo desaprensivo en la sala que no quiera que Rocky triunfe?
Si ese es su caso, hágaselo mirar.
Obviamente Rocky se podía haber dedicado a otra cosa, pero parece innegable que el boxeo no sólo funciona a nivel visual, sino que conecta bien con ciertas partes del cerebro reptil.
Ver a dos hombres pegándose siempre ayuda a deterger.
Y deterger no es malo.
¡Qué sería del cine de acción sin esa extraña necesidad humana!
Así que el bueno de Stallone explotó una fórmula magistral.
Los primeros tres cuartos de la película nos muestran un ambiente triste de buenas personas castigadas injustamente por la vida, y al final de todo, el héroe se resarce y le pone la cara al chulo de turno como una torta navideña.
Y aunque suene repetitivo, quizás Rocky no hubiera sido lo mismo sin la excelentísima banda sonora de Bill Conti, pero ya todos sabemos que no hay película mítica sin música legendaria.
La famosa escena de los Rocky Steps (los Escalones de Rocky, nombre popular de la escalera del Museo de Arte de Philadelphia que Stallone inmortalizó en la película) se ha convertido en un icono cultural.
En 1982, una estatua patrocinada por el propio Stallone para la promoción de Rocky III, se colocó en lo alto de la escalinata.
El Director de Comercio de la ciudad, Dick Doran, declaró que nadie había hecho más por la imagen de la ciudad, que Stallone y Rocky, desde Benjamín Franklin.
Por su parte, el Directors Guild of America le concedió a Rocky su premio anual por ser la mejor película de 1976, y en 2006 el Writers Guild of America, colocó el guión original de Sylvester Stallone como el número 78 de los mejores guiones de la historia.
Curiosamente, para aprovechar el éxito de la película Rocky en 1976, la película pornográfica “Party At Kitty And Stud's” (1970) fue reestrenada como “The Italian Stallion”, en referencia al apodo de Rocky.
La película estaba protagonizada por un joven Sylvester Stallone (Stud) en la que fue su primera incursión en el cine a los 24 años, y por Henrietta Holm (Kitty).
Escenas inolvidables (de ROCKY!):
En la pista de patinaje y la llegada de Adrian al apartamento de Rocky; por supuesto, la conversación entre entrenador y pugilista, también en el apartamento.
Voy cerrando; Rocky es el resultado de la colisión de dos mundos completamente distintos y antagónicos, el de los bajos fondos y los de clase alta.
Y un monumento al esfuerzo en pro de los objetivos que cada uno nos podemos marcar en nuestras vidas.
Porque casi absolutamente nada es imposible, si realmente se tienen las ganas y el tesón necesarios para luchar por nuestros sueños.
Rocky es una muestra que la victoria no es todo, que uno puede trazarse objetivos y el hecho de cumplirlos en cierta medida, da la suficiencia necesaria para sentirse satisfecho.
Y en ello tiene injerencia el tema del amor dentro de la historia, allí está la victoria de Rocky, y en el haber quedado de pie al finalizar su pelea, esa lucha contra la vida que le significara todo un esfuerzo y preparación colosal.
Rocky es un canto al esfuerzo, a la lucha aunque no haya posibilidad real de ganar.
En la escena final Rocky y su amada se ven rodeados por una vorágine mediática, pero a ellos no les interesa la fama, sólo quieren estar juntos.
Al diablo el título, la fama y el dinero.
Rocky es una película tierna, dulce, de corazones grandes e inocentes.
Me gusta porque se desarrolla en el mundo real.
Porque la relación es entre personas normales, no entre modelos.
Me gusta porque conquistar, de verdad, a una chica no es tan fácil, y menos a una tan tímida.
Me gusta porque la vida es así, la gente es aprovechada.
Me gusta porque al final la vida no tiene por qué ser justa, pero las oportunidades llegan y hay que saber aprovecharlas.
Me gusta porque para competir hay que esforzarse, sufrir y entrenar más que nadie.
Me gusta porque pocos finales me ponen más los pelos de punta.
Me gusta porque la pelea dura lo que tiene que durar, ni más ni menos.
Me gusta como la música acompaña a la película resaltando los momentos (físicos y psicológicos) que, hoy en día, son ya míticos en el cine.
No hay película más especial para mí, y es por estos motivos y muchos otros que seguro habré olvidado.
Y por eso mismo me gusta.

Adrian!


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