Slumdog Millionaire

En un mundo ampliamente globalizado es alentador que directores se preocupen por mostrar el lado más amargo de ciudades escondidas, casi desconocidas, pero terriblemente vivas.
Y además que lo hagan, como en este caso, desde una perspectiva diferente, original como pocas, y con un trasfondo que pudiera parecer sutil pero que se convierte en una excelente manera de reflexionar sobre la lejanía de mundos, en contraste con la similitud de ideas, sentimientos y pasiones universales.
Slumdog Millionaire es una película británica de 2008, dirigida por Danny Boyle, Coproducción Reino Unido-EEUU; Fox Searchlight / Warner Independent / Celador Films / Film4.
Cabe destacar la colaboración en la dirección de Loveleen Tandan.
Protagonizada por Dev Patel, Freida Pinto, Madhur Mittal, Anil Kapoor, Irrfan Khan y Mia Drake en los roles principales.
Está escrita por Simon Beaufoy, basada en la novela Q & A del novelista y diplomático indio Vikas Swarup.
ENORME música elaborada por A.R. Rahman con una bella fotografía de Anthony Dod Mantle.
El guionista Simon Beaufoy escribió Slumdog Millionaire con la novela Q & A de Vikas Swarup como premisa.
Para afinar el guión, Beaufoy hizo tres viajes de investigación en la India y entrevistó a niños de la calle que le sorprendieron con sus actitudes.
Usó varias ideas del estudiante de dirección Asim Bhatti, mientras trabajaba en el guión.
El guionista dijo que su objetivo para el guión era:
"Conseguir que el espectador sienta esta enorme cantidad de diversión, risas, charlas y sentido de comunidad que uno encuentra en estos suburbios.
Lo que percibes en un lugar así es esta masa de energía".
Los cineastas viajaron a Mumbai, en septiembre de 2007, con un equipo parcial, e iniciaron la búsqueda de actores y equipo local para la producción.
Cuando se estaba preparando para la filmación, Boyle decidió traducir un tercio del diálogo de la película al hindi.
Las localizaciones de la película incluyen el mega-suburbio de Mumbai y las partes shantytown de Juhu.
Los cineastas controlaron las masas haciéndose amigos de los espectadores.
Aparte de la novela de Swarup, Boyle dijo que la película se inspiró también en tres filmes de Bollywood:
Satya (1998), Company (2002) y Black Friday (2004).
Los dos primeros, de Ram Gopal Verma, le dieron "un trabajado e hipnótico retrato del submundo de Mumbai".
El guión de Satya fue coescrito por Saurabh Shukla, quien interpreta al policía Srinivas en Slumdog Millionaire.
Esta propuesta es una cinta sencilla y fresca, sin pomposidades ni elenco de renombre, cabe admirar, y que basa sus méritos principalmente en la capacidad de los directores para llevar a cabo la magnífica puesta en escena que desborda de imaginación y originalidad.
De fondo en el filme hay una historia de amor y de supervivencia, pero desarrollada de manera no convencional.
En realidad, casi todo en este filme está desplegado de manera poco ortodoxa y como dije anteriormente, eso es lo más llamativo de Slumdog Millionaire.
Aquí no hay lujos ni excursiones por lugares exóticos a fines del siglo XIX; tampoco diplomáticos en tierra extranjera; ni siquiera un solo ciudadano inglés, lo cual es destacable.
En cambio sí vemos pobreza, asesinatos, mafias, drogas, delincuencia entre otras cosas características de los “slums” o barrios bajos de este siglo XXI, realidad pura y dura, pero realidad a secas.
Utiliza un formato innovador pero comercial, nos ofrece una historia desgranada en un doble registro.
Marcada por un montaje donde se resaltan los contrastes pasamos de la oscuridad a la luz, de la pobreza a la ostentación, del espectáculo televisivo y de la contemplación intimista a la violencia trepidante como dos caras de la misma moneda, de la misma realidad que cohabita en cualquier ciudad del mundo.
Mediante un elaborado trabajo de montaje, la cinta se va armando estructuralmente y va adquiriendo sentido hasta alcanzar altos momentos de suspense.
Todo ello se construye mediante un enérgico ritmo narrativo repleto de idas y vueltas temporales, ataviado con una sugerente y vibrante utilización de cámaras inquietas para darle un cariz sumamente agitado a la esencia narrativa de fondo, y acompañado por una banda sonora vitalista que combina melodías étnicas y música hip-hop sin encuadrarse definitivamente, ni en lo conservador ni en lo moderno, sino en una extraña mezcla de ambos.
En este ir y venir repleto de vitalidad, y de rebote si vale la expresión, nos vamos enterando y empapando indirectamente de la realidad socio-cultural de una India marginal sumamente atrapante en su realidades cotidianas.
Prácticamente la cinta en determinados pasajes se transforma en una especie de documental sobre la triste realidad de pobreza y corrupción que se viven en las calles de Mumbai, donde verdaderamente los lugares geográficos y las situaciones propias de esos escenarios, son absorbentes y logran mantener enganchado al espectador en el relato.
El reflejo ante la debilidad y la indefensión y la empatía que de ello se deriva hacia los personajes es uno de ellos, si no el principal.
Ese espíritu de novela de Dickens que rodea toda Slumdog Millionaire, hace que esa realidad cotidiana, y en ocasiones cruel, resulte tan cercana que permita un íntimo acercamiento con el espectador y un profundo sentimiento de cariño, y por tanto una emoción compartida con el devenir de la historia y sus consecuencias que irá aumentando poco a poco.
Pero hay más; mucho más.
Especialmente la mano de un director con un talento que sobresale por encima de todo, y que le permite dirigir un humilde proyecto con una energía y fluidez admirable.
El tratamiento de las imágenes, el sensacional empleo de flash backs, un espectacular montaje, y una vitalidad de fotogramas son algunos ejemplos que consiguen un conjunto brillante, completo y muy atractivo.
¿Cómo es posible que un joven sin estudios vaya acertando, una tras otras, las complicadas preguntas de un popular programa donde ni maestros, ni doctores antes llegaron?
¿Hasta qué punto es importante el dinero para el joven Jamal?
Estas dos cuestiones forman el eje central sobre el que se desarrolla todo el relato.
El relato se divide en tres tempos narrativos:
El presente, el pasado próximo y el pasado lejano.
Por un lado la participación del joven Jamal Malik en el concurso, y por otro la trayectoria de su vida, que unida a su hermano (Salim Malik) y una joven (Latika), le condujo hasta la televisión.
A través de soberbios flashbacks, plenos de ritmo y emoción, descubrimos su pasado como niño huérfano ingenioso y pícaro (ENORME Ayush Mahesh Khedekar), que subsiste junto a su hermano (Azharuddin Mohammed Ismail) y la fascinante Latika (la tierna Rubina Ali) en las calles de Mumbai y todos los peligros de la dura vida en la miseria.
Todos estos episodios conforman la columna vertebral del film, donde vemos como Jamal, que nunca se queja de su asquerosa existencia, no cree en el destino escrito y demuestra como él mismo se lo ha ido configurando, a base de dosis de bondad, amor y positivismo.
Y, en su mensaje final, transmite la esperanza de que el futuro siempre puede ser mejor, y que el amor verdadero siempre triunfa.
Este relato, aderezado con elementos al estilo Dickens (niños desgraciados en peligro, villanos crueles que los persiguen) está planteada sin fisuras, llena de dinamismo, como un juego del pasado y del presente, y con los momentos justos de humor, romance y drama.
Y lo más importante es que contagia emoción, con situaciones que no buscan la lágrima fácil y sí consiguen gran empatía con su protagonista.
En realidad, lo del concurso es fascinante y va de la mano con un precioso romance: el que viven desde su infancia Jamal y Latika, huérfanos por la guerra y el fanatismo, explotados por adultos sin escrúpulos ni moral y abandonados a un destino donde el azar juega su papel.
Cada pregunta sirve para mostrarnos un fogonazo de un pasado increíble en la adversidad, y cada respuesta esconde una herida y pérdida dolorosas.
Lo que el público festeja con aplausos y gritos de alegría, Jamal lo encaja con un gesto de tristeza porque le hubiera gustado no saberlo, no tener que estar ante la cámara… pero la vida le ha enseñado por la universidad de la calle mientras le iban dejando solo.
Son las dos caras de la existencia: unos ríen, buscan el éxito en la riqueza, se traicionan yendo contra su conciencia y emplean la violencia; otros luchan por encontrar el amor esquivo y son demasiado sinceros cuando se les pregunta.
Son también las dos caras de una metrópoli como Mumbai, donde la riqueza muchas veces se mezcla con la corrupción y el abuso, mientras una gran masa humana malvive por las calles entre la pobreza, donde los niños son capturados por redes de gánsteres sin miramientos que les explotan –dura escena la del niño cegado–, y el pueblo que sirve té o pide en las calles sueña con sus héroes de cine o el éxito en el concurso de moda.
Es, en definitiva, la opción del dinero-confort o la del amor como elementos de felicidad, en un dualismo que los dos hermanos encarnan a la perfección; al mejor estilo bíblico, inclusive, de Caín & Abel.
Por eso, la interpretación de Dev Patel resulta soberbia, cautivadora al transmitir esa sencillez e inocencia en sus gestos.
Porque él sólo quiere una cosa y no sabe decir otra, ni en el plató ni en la vida, porque exuda una tranquilidad insultante en medio del concurso… y está en una guerra que no es la de las armas ni la de las rupias.
Podemos llamar una historia dickensiana en las barriadas pobres de la India, que tiene también su toque capriano porque alienta la esperanza del individuo más insignificante para alcanzar realizaciones inimaginables, para lograr un éxito que se forja sobre la verdad, la honradez y los buenos sentimientos.
La pureza de intenciones, la rectitud de sus acciones y delicadeza del trato de Jamal son exquisitas, y encuentran su contraste en algunos de los adultos del film y en su propio hermano, por seguir con las dos caras de la cinta.
En definitiva Boyle supo aprovechar el magnetismo del protagonista (Dev Patel en su edad adulta, aunque resulten inolvidables también los actores que le interpretan de niño y adolescente) para transmitirnos, a la manera del viejo Dickens, que por muchas calamidades que tenga que superar, por difícil que se le ponga salir de la miseria y recuperar a su amada Latika (hermosísima Freida Pinto), su profunda fe en sí mismo (esa certeza tan clásica), nos arrastrará hasta un éxito alcanzado con todas las “preguntas” en su contra.
De este modo, el trío protagonista se acerca y se aleja constantemente, en un devenir de los acontecimientos inevitablemente encaminado a la sublimación de la función catártica del medio televisivo, con toda la nación pendiente de una cuestión definitiva que torna del todo irrelevante, como mcguffin, al equipararse con lo realmente importante, algo tan tópico y edulcorado, pero enternecedor por su planteamiento, como es el amor verdadero.
Independencia y comercialidad pura y dura, entendida como entretenimiento destinado a un público masivo, así conviven en armonía, solapando mensajes subyacentes más o menos velados que golpean a un palco incapaz de caer en el desánimo, gracias al vigor con el que el soberbio apartado técnico del film logra convertir esta historia en un torbellino visual y argumental que hila fino para alternar la violencia descarnada con la más sincera alegría de vivir.
“Money and women: the reasons for make most mistakes in life.
Looks like you've mixed up both”
El compositor A. R. Rahman planeó la banda sonora durante 2 meses y la completó en 2 semanas.
La cual considero MARAVILLOSA.
Rahman confiesa que su deseo era "mezclar la India moderna con la vieja India" con la música, pero que Slumdog Millionaire "no trata sobre la India y su cultura.
La historia podría pasar en cualquier rincón del mundo".
Boyle no soporta el sentimentalismo y le dijo a Rahman:
"No incluyas ningún chelo en mi película" y que quería "una banda sonora que marcara el pulso".
Rahman apreció que a Boyle le gustara como el cine indio mezcla la música.
Le pidió una banda sonora nerviosa con la intención de acompañar y no de añadir contenido.
El compositor dice:
"No hay muchas entradas musicales en la película.
Normalmente una película grande tiene unas 130.
Ésta tiene tan solo 17 o 18, incluyendo los créditos iniciales y de cierre".
La banda sonora es una alucinante mezcla de ritmos estilo disco de los años setenta con toque inconfundiblemente hindúes.
Slumdog Millionaire compitió contra las ENORMES Milk, The Curious Case Of Benjamin Button, The Reader; y Frost/Nixon.
Fue la favorita del año y para los Premios Oscar de la Academia obtuvo 10 nominaciones; finalmente obteniendo 8 Estatuillas a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion Adaptado, Mejor Fotografía, Mejor Montaje, Mejor Banda Sonora Original, Mejor Canción Original (Jai Ho) y Mejor Sonido.
Siendo solo nominada como Mejor Canción Original (O Saya) y edición de sonido.
Por su parte la Academia deja por fuera a grandes films que pudieron entrar en la categoría de mejor película y son: The Dark Knight, WALL-E, Vicky Cristina Barcelona, Revolutionary Road, Changeling, Doubt, The Wrestler y Waltz With Bashir.
“I wake up every morning wishing I didn't know the answer to that question.
If it wasn't for Rama and Allah, we'd still have a mother”
Con Slumdog Millionaire, Boyle muestra una ciudad de Mumbai que no acostumbramos a ver en las películas británicas ambientadas en la India.
El concurso televisivo se presenta como catalizador del destino.
La lógica imponía el fracaso sin embargo las oportunidades se esconden y se entrelazan en los mismos pliegues de la vida.
Algo malo puede traer misteriosamente algo bueno.
El desastre puede trastocarse, es posible abrir brechas en la desolación.
La superación de la tragedia se realiza por el poder de la bondad que trastoca el mal.
Nuevamente el cine nos presenta un rostro de la bondad que brota donde parece imposible en una historia de desamparo, explotación y miseria.
Así pues, nos encontramos con una historia portadora de esperanza.
Hay un cine valioso por su capacidad descriptiva.
Sin embargo, hay películas que actúan como fábulas que reconstruyen con los trozos del desastre una esperanza contra toda esperanza.
Algunos pensarán que son fantasías de ingenuidad infantil propias de las películas.
Otros pensamos que transparenta algo que forma parte del corazón humano.
Y lo cierto es que los espectadores necesitan de estas historias que den un respiro y permitan mirar más allá.
Incluso, a veces, al final hay premios de reconocimiento para quien cuentan historia así.
Y lo importante no es ser millonario sino la testarudez de la bondad que hace posible lo imposible.
Muy interesante por otro lado la visión del amor que muestra el film, como una relación donde la otra persona se muestra como la posibilidad de poder alcanzar un destino bueno.
El amor traspasa el goce sensible para adentrarse en la intuición de una realidad que sea capaz de llegar a los rincones más secretos del corazón, y aunque muchas veces negada o desterrada del horizonte, no deja de corresponder al corazón del hombre.
Slumdog Millionaire… ¡la realidad!
A su salida al mercado, Slumdog Millionaire recibió duras críticas en la India, donde se afirmó que el filme reincidía en los estereotipos occidentales acerca de la pobreza en ese país y lo acusaron de hacer "pornografía de la pobreza".
Tapeshwar Vishwakarma, representante de los habitantes de los tugurios, interpuso una demanda por difamación contra el compositor A.R. Rahman y el actor Anil Kapoor, afirmando que la forma en que estos presentaban a los habitantes de los tugurios constituía violación a los derechos humanos.
En su demanda, Vishwakarma alegaba que el nombre de la película (De Perro de Tugurio a Millonario) era peyorativo y exigía que la palabra perro fuera retirada del título.
Estas denuncias fueron apoyadas con protestas realizadas por los habitantes de los tugurios en muchas partes de la India.
Varios niños que aparecen en la película (entre ellos quienes ejercen el papel de los protagonistas en su infancia), se quedaron sin casa debido a una orden de la corporación municipal de Mumbai de derribar cincuenta chabolas construidas en las afueras de la ciudad, situadas sobre los desagües municipales.
La policía india en Mumbai está investigando unas acusaciones de que el padre de una de los niños protagonistas de la oscarizada película Slumdog Millionaire intentó vender a su hija por 200.000 libras (unos 226.400 euros).
La noticia llegó a oídos de las autoridades indias a través de la madre de Rubina Ali, entonces de nueve años, que, tras ver en la televisión que el tabloide británico “News Of The World”, informaba acerca de la venta de su hija por parte de su padre, acudió a la policía.
El domingo por la noche, la policía llamó a declarar a la pequeña actriz y a su padre, Rafiq Qureshi, quienes se presentaron entonces en una comisaría.
"El domingo, la madre de Rubina, Jurshid, se quejó de que su ex marido estaba intentando vender a su hija, diciendo que había visto algunas informaciones en televisión en ese sentido", ha declarado el vicecomisario de policía Nisar Tamboli a la agencia Reuters.
Slumdog Millionaire, un romance sobre un niño que vive en medio de la miseria y acaba concursando en un programa de televisión, ganó ocho premios de la Academia este año, al mismo tiempo que provocó muchas controversias en diversas zonas de India.
En tanto, la noticia del “News Of The World” acaparó el fin de semana todos los titulares de programas y periódicos en India, a pesar de que la familia paterna de Rubina, que vive con su padre y su madrastra en un barrio marginal en las afueras de Mumbai, ha desmentido que la niña esté en venta.
"Nunca pensamos que tuviéramos que enfrentarnos a esto.
Somos pobres, para nosotros nuestros niños lo son todo.
¿Por qué la daríamos así?", ha dicho el tío de Rubina, Moinudin Qureshi.
"Es simplemente un intento de difamar su nombre.
Después de todo se ha convertido en famosa en todo el mundo, ¿no?", añadió Qureshi.
Los responsables de Slumdog Millionaire han creado un fondo para la educación de Rubina Ali y su joven coprotagonista, Azharuddin Ismail.
Las autoridades en Mumbai también dijeron en su momento que el estado daría una vivienda a los niños.
Pese a la pura y dura realidad, Slumdog Millionaire nos da un respiro, respiro que se experimenta una vez acabada la película.
Se nos sorprende con unos refrescantes y originales créditos, muy al estilo Bollywood, pero que mantendrán a casi la totalidad de los espectadores de la sala sentados en sus butacas.
Slumdog Millionaire, un guiño de Boyle hacia una tierra que ha terminado por amar, y un canto de esperanza hacia la consecución de los sueños, que en ocasiones se brindan a perdedores naturales, y mejor que eso, una mirada al mundo de la pobreza, la desolación, la miseria y el desamparo para el rescate de los valores y los más puros sentimientos humanos.
“Si usted llena una vasija de barro con agua y la pone sobre un escritorio, el agua en ella se secará en pocos días; pero si usted coloca la misma vasija sumergida en el agua, permanecerá llena mientras permanezca allí.
De la misma manera es el amor de cada uno de nosotros por el señor Dios.
Si usted mantiene siempre su corazón sumergido en el océano del amor divino, su corazón estará seguro de permanecer lleno al punto de rebosar a causa del agua del amor divino”
Shri Ramakrishna

¿Es posible la bondad y la esperanza en medio de la desolación de una historia sin oportunidades?
La respuesta la sabemos todos.


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