Patton

“Moral courage is the most valuable and usually the most absent characteristic in men”

¡MONUMENTAL!
George Smith Patton, Jr. (California, Estados Unidos, 11 de noviembre de 1885 – Heidelberg, Alemania, 21 de diciembre de 1945), fue un General del Ejército de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, así como meritorio de la Orden del Imperio Británico y la Legión de Honor francesa de entre muchas más distinciones.
En su carrera, que duró 36 años, fue de los primeros en abogar por los carros blindados, comandando importantes unidades de ellos en el norte de África, en la invasión de Sicilia y en el escenario de operaciones europeas.
Fue uno de los generales más temidos por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Pese a que muchos han visto a Patton como a un guerrero puro y feroz, lo que le ganó el sobrenombre de general "Old Blood and Guts", la Historia nos ha dejado la imagen de un brillante pero solitario líder militar salpicado por insubordinaciones, transgresiones y periodos de cierta inestabilidad emocional.
Patton fue un militar considerado genio en tácticas; no obstante su fuerte personalidad unida a desatinados comentarios, lo hizo perder su meta de ser considerado como el militar más logrado de los Estados Unidos.
Patton se hizo asimismo de una personalidad endurecida en el rigor castrense, la cual era carismática, arriesgada, voluntariosa y valiente; su mayor enemigo fue su volatilidad y falta de tacto en las relaciones interpersonales.
Patton desde pequeño sufrió por su dislexia que lo derivó a optar por las aptitudes físicas en vez de las académicas, cultivó la construcción de una imagen ideal del soldado estadounidense, alimentaba además el ego propio buscando permanentemente el reconocimiento personal, desarrollando competitividad y la superación personal, llegó a ser quinto en la Olimpiada de Estocolmo de 1912 en pentathlon y además fue muy buen tirador de pistola y sobresalió en natación.
Patton, igual que muchos otros miembros de su familia, a menudo afirmaba haber tenido visiones vívidas de sus ancestros.
Creía firmemente en la reencarnación, y muchas pruebas anecdóticas indican que creía ser la reencarnación del general cartaginés Hannibal, de un legionario romano, de un comandante de campo de Napoleón y otras figuras militares históricas; esto era común en las figuras militares predominantes.
George Smith Patton era un historiador, un erudito apasionado del estudio histórico.
Ya desde pequeño, sus padres le leían relatos que quedaron grabados en él, tales como la Iliada o la Odisea, historias de lejanas y antiguas batallas de romanos, griegos y un largo etcétera.
Patton se encargó de seguir enriqueciéndose histórico-militarmente durante toda su vida, pues continuó estudiando historia por su cuenta toda su vida, incluso cuando se graduó en el VMI y en West Point pese a ser disléxico.
Patton aplicaba los métodos de los vencedores de antiguas batallas en las batallas de la II Guerra Mundial, ganándose la fama de "historiador militar" entre los alemanes, los cuales le tenían un profundo respeto y miedo.
Pero pese a su brillantez como soldado, el gran enemigo de Patton fue su carácter inestable, las bofetadas que propinó a unos soldados en una enfermería al considerar que la "fatiga de guerra" no era una enfermedad, sino un sentimiento de cobardía, propiciaron su relevo del mando del VII Ejército y un castigo de nueve meses de inactividad tras la brillante victoria de Sicilia.
Durante la guerra Patton trataba de infundir en sus soldados el respeto de su figura por el temor y buscaba que le idolatraran de forma permanente.
Odiaba al soldado cobarde y se mostraba muy complaciente con aquellos que se destacaban en acción.
Patton además odiaba las bromas y carecía del sentido del humor que destacaba a Eisenhower, por lo que cuando se arriesgaba a decir algo en tono jocoso o irónico, el efecto que conseguía era de antipatía.
Patton exhibió en ciertas ocasiones rasgos racistas al desestimar la capacidad de combate de los soldados afroamericanos que tuvo bajo su mando; aunque estos demostraron en varias ocasiones su valer en combate.
Lo que lo marcó de por vida, fue un suceso mientras visitaba hospitales en Italia y alababa a los soldados heridos, abofeteó y humilló verbalmente a los soldados Paul G. Bennet y Charles H. Kuhl, convencido de que estaban exhibiendo un comportamiento cobarde.
Los soldados padecían diferentes formas de fatiga de combate, y no tenían heridas visibles (aunque posteriormente se descubrió que uno de ellos sufría de disentería).
A causa de esta acción, Patton fue alejado de la opinión pública durante algún tiempo y se le ordenó secretamente que se disculpara ante los soldados.
Irónicamente, muchos psiquiatras modernos que han examinado estos incidentes aseguran que el mismo Patton podría haber sufrido de fatiga de combate.
No obstante, los soldados a pesar de que lo detestaban por la estricta aplicación de la disciplina en la pulcritud personal, preferían estar bajo su mando que bajo otro, pues lo consideraban su mejor opción de salir vivos del escenario bélico.
“May God have mercy upon my enemies, because I won't.”
Patton es una película estadounidense de 1970 que relata las hazañas militares del general George Patton, desde la derrota estadounidense en el paso de Kasserine, hasta la entrega de una parte de Alemania a los rusos al terminar la Segunda Guerra Mundial, aunque el filme se enfoca en describir su peculiar personalidad.
El filme muestra a un hombre extravagante, carismático, severo, perseverante, romántico (como Don Quijote), quien basaba sus exitosas estrategias en las historias de guerras antiguas, y creía ser las reencarnaciones de un mariscal de Napoleón y de un guerrero cartaginés.
Hubo intentos de hacer el filme, iniciando en 1953.
Los productores se mantuvieron en estrecha relación con la familia de Patton para ayudarse con la historia de la película.
Los productores querían leer los diarios de los familiares y conocer relatos íntimos del general Patton, y los pidieron el día del funeral de Beatrice Ayer Patton, viuda del general, pero la familia se opuso al filme y rehusaron proporcionar cualquier información.
Patton es una magnífica película biográfica desde mi punto de vista personal, sobre la figura del polémico militar norteamericano George S Patton, el hombre que dirigió al ejército norteamericano en los campos de batalla del norte de África y Europa durante la Segunda Guerra Mundial, y del cual me siento muy, pero muy identificado por su extravagante personalidad culta, religiosa, su sentido del humor y del deber en sus servicios prestados a su país.
Patton es un película dirigida por Franklin J. Schaffner para 20th Century Fox, con Richard Zanuck como productor.
Sus protagonistas son un ENORME George C. Scott (general George S. Patton Jr.), Karl Malden (general Omar N. Bradley), Stephen Young (capitán Chester B. Hansen), Michael Bates (mariscal de campo Sir Bernard Law Montgomery), Paul Stevens (teniente coronel Charles R. Codman), entre un excelente reparto de actores.
Con música del magnífico Jerry Goldsmith.
Franklin J. Schaffner es uno de esos directores que a lo largo de su carrera realizaron muy pocas cintas, pero dejaron una huella indeleble en el séptimo arte.
Desde el punto de vista biográfico, Patton es un símbolo supremo del estricto compromiso militar en la causa bélica, del coraje y la convicción, de la cruel disciplina castrense, de la ironía y la ordinariez en los discursos que tantos problemas le acarrearon, de la idoneidad y la inteligencia en la estrategia de combate, de la rebeldía y la competitiva posición norteamericana dentro de la Alianza, de la pasión por los ideales, de la intolerancia a la cobardía, de la exaltación de las agallas y el temple inquebrantable, de los métodos impropios para llevar a cabo férreas motivaciones, del orgullo y la fidelidad a los principios.
La película cubre casi todos los aspectos relevantes de la vida del general durante su época de gloria.
Pero a la vez uno se pregunta cuál es el propósito de la misma.
El hombre es carismático e inteligente, pero en el fondo lo que pretende el libreto es pintar algunos de los temas tradicionales del cine de guerra norteamericano.
Las burocracias matan, los rebeldes al sistema son los que triunfan, y los que rompen las reglas son los héroes.
No deja de ser, en definitiva, una sofisticación del cliché de que los americanos individualistas triunfan porque se salen de la norma - aunque el discurso inicial diga exactamente lo contrario -.
Patton el personaje es un hombre duro que prefiere ser temido por sus hombres a ganarse su afecto, y que los lleva siempre al límite de su capacidad.
Sin embargo los soldados le respetan pues comparte sus vicisitudes al frente de las columnas de tanques, y saben de su probada valía y su legendaria audacia.
Por otro lado el general es también, como el mismo se define, una prima donna, un ególatra capaz de arriesgar la vida de sus hombres por razones puramente personales.
Patton es un hombre que vive para la guerra, y es consciente de que sin ella no es nadie.
Durante la película se repite la idea de que el general debería haber nacido en otra época, en guerras más gloriosas, junto a Napoleón o Julio César.
Parte de este perfil es mostrado en la película a través de los alemanes, sobretodo mediante un oficial de Inteligencia que informa a Rommel y a Jodl de su personalidad, y en determinados momentos adivina sus movimientos, como en el desembarco de Sicilia, donde desembarcará en cierto punto sólo porque griegos y romanos así lo hicieron en la Edad Antigua.
La pericia del general norteamericano se pondrá de manifiesto en África, cuando logre una aplastante victoria sobre la Wehrmacht.
En plena batalla, Patton exclama:
"Rommel, magnífico bastardo, ¡he leído tu libro!".
La invasión a Messina es un cabal ejemplo de las ambiciones desmedidas de gloria del personaje.
La gloria será pasajera para el general, cuando después se entere de que su homólogo alemán se encontraba en Europa durante la batalla.
Hay una serie de momentos esclarecedores que definen al personaje mejor que ningún otro: momentos como el del memorable prólogo con su alucinante discurso guerrero con la bandera americana de telón de fondo, escenas como aquella en la que Patton ve el campo cubiertos de cadáveres y vehículos en llamas y dice:
"Amo esto.
Por Dios que lo amo".
O en la que abofetea al soldado en el hospital y, a mi modo de ver, sobre todo, la escena en la que el periodista le pregunta:
"¿Es cierto que escribió a la madre del soldado que abofeteó diciéndole que 'el perro cobarde debió ser fusilado'?"
A lo que él, en vez de negarlo, responde:
"Sin comentarios".
Como suele decirse, el que calla otorga.
Como filme de guerra, es muy tibio.
Oh sí, hay enormes batallas campales y filmadas con gran despliegue, pero uno no puede percibir muy bien quién es el que gana o lo que pasa.
Tampoco hay una descripción instructiva de las campañas militares, algo que demuestre por qué Patton era un genio militar - con la excepción de robar ideas a Rommel, leyendo sus libros -.
La película nos deja una brillante interpretación del oscarizado George C. Scott como el general Patton, una impactante factura técnica en las batallas, cautivante fotografía en los escenarios, impactante despliegue bélico y puesta en escena y realismo al oír hablar a nazis en alemán.
Filme notable en todo sentido, una obra insoslayable dentro del género bélico y la cinematografía general.
El guión de Patton era inicialmente de Francis Ford Coppola, pero posteriormente se tuvo que añadir a Edmund H. North y está construido a base de dos biografías: “Patton: Ordeal and Triumph”, de Ladislas Farago, y “A Soldier's Story”, de Omar Bradley, que incluso llegó a ser asesor técnico de la producción.
La historia base, aunque auténtica, es arquetípica: héroe que consigue una proeza, cae en desgracia, vuelve a levantarse realizando una proeza mayor y vuelve a caer en desgracia.
Al parecer Coppola estaba creando un personaje demasiado grandioso y North tuvo que devolverle a la tierra.
Una de las partes más famosas del filme es el discurso que el general Patton pronuncia al principio.
Coppola lo escribió basado en una investigación histórica.
En 1970 fue controvertido para los estadounidenses porque manifiesta claramente ideas anti-políticas en una época donde muchos jóvenes compatriotas peleaban o pelearían en la Guerra de Vietnam.
Coppola tuvo que suavizar las palabras y declaraciones reales.
En cuanto al famoso discurso, es un conjunto de diferentes frases y citas auténticas de Patton.
En la primera versión incluso se decían muchas más obscenidades.
Lo más impresionante del film es, sin lugar a dudas, George C. Scott vestido de militar, con sus medallas en el pecho, el casco reluciente y esos característicos pantalones de montar, subiendo unas escaleras, saludando mientras una trompeta militar suena de fondo, y tras él una gigantesca banda norteamericana lo domina todo, como una especie de Charles Foster Kane militarizado.
Scott estuvo impresionante caracterizado como el general, dotando al personaje de una gran riqueza, fuera con pequeños gestos o con estallidos de furiosa energía interpretativa.
Ese inicio de la película, sin créditos ni logos, que en ocasiones llegó a provocar que soldados norteamericanos se levantaran y saludaran, sigue siendo hoy tan impactante como lo fue entonces.
Scott fue reacio a rodar la escena, pues creía que eclipsaría a toda su interpretación posterior, y hasta cierto punto no le faltaba razón, porque si hay una imagen que quede grabada de la película es ésa.
Pero Schaffner, mediante subterfugios y alguna mentira, se salió con la suya.
Si uno comienza una película con el listón tan alto…
¿Cómo seguir después de eso?
El director logró componer un retrato tan fascinante del militar, y Scott estuvo tan soberbio, que el resto del film no se resintió de la arriesgada apuesta de Schaffner.
Así vemos que es la única cinta de la 20th Century Fox que comienza sin el logo de la compañía en el primer fotograma.
En el año 2005, la familia Patton permite la publicación del manuscrito de la finada viuda de Patton.
La hija del general, Ruth Ellen Patton Totten, escribió el libro “The Button Box: A Daughter's Loving Memoir of Mrs. George S. Patton”, donde relata el contenido del manuscrito.
En el aspecto cinematográfico hay que destacar la banda sonora de Jerry Goldsmith y que fue filmada en las técnicas más avanzadas de visión panorámica en aquel momento.
La cinta tiene el mérito de intentar penetrar en la psicología del polémico personaje y no quedarse tan solo en un muestrario de sus hazañas.
Hay secuencias en las que vemos a un Patton intimista y abstraído por sus poemas y su forma de ver la vida, auto considerándose como un anacronismo en un mundo demasiado avanzado.
Como un antiguo guerrero-poeta medieval cuya armadura y montura es un tanque en lugar de un caballo.
Lo más curioso es que fue vista simultáneamente como burda propaganda belicista y como panfleto pacifista, mostrándolo como si fuera el último de los héroes románticos (en una escena se dice de él es una especie de Don Quijote).
Patton era presentado también como una especie de psicópata egocéntrico con ínfulas de poeta que sólo era feliz en la guerra y que creía en la reencarnación.
Quizás la respuesta está en uno de los diálogos de la misma cinta.
En una escena, uno de los soldados comenta a otro:
“There he goes.
Old Blood and Guts".
A lo que el compañero contesta:
“Yeah, our blood and his guts”.
Pese a todo, específicamente, vuelvo a repetir, el mayor mérito de Patton es el de retratar a la perfección la fascinante personalidad combativa, megalómana y obsesiva del general, reflejando tanto sus virtudes militares (audacia e inteligencia táctica), como sus defectos personales (soberbia y falta de tacto).
La interpretación (mítica), que George C. Scott hace de Patton, es absolutamente magistral, consiguiendo, más que un personaje, una reencarnación física y espiritual del general norteamericano.
Otro aspecto a su favor es el del rigor histórico, pues el argumento es muy fiel a la historia real, y sabe condensar muy bien los principales hechos militares de contienda desde la llegada de Patton a África, mostrando como hizo reaccionar a sus tropas tras el desastre de Kasserine, la guerra de egos mantenida con el general británico Montgomery, y las posteriores desavenencias con sus superiores tras el famoso incidente de la bofetada, hasta su rehabilitación para la campaña de Normandía.
En todo caso, sus grandes virtudes hacen que nos encontremos ante una de las joyas del género bélico.
Al final del filme, Patton está a punto de ser arrollado por una carreta y dice:
“¡Imagínelo, después de todo lo que he pasado, imagíneme muriendo por esto!”
En diciembre de 1945, Patton muere unas semanas después de sufrir severas heridas que le produjo un accidente automovilístico.
Curiosamente, ante la exactitud histórica, la película no hace mención ninguna a que fue el primer general en tener tanquistas negros bajo su mando.
De hecho, el pidió expresamente que el Batallón “Panteras Negras” le fuera asignado.
En su discurso de bienvenida a la unidad les dijo:
“En mi ejército quiero lo mejor...
No me importa el color de piel mientras maten a esos Krauts hijos de perra...
Nuestra raza nos observa, no les defrauden y
¡Maldita sea no me defrauden a mí!”
Todo un ejemplo de igualitarismo.
Tampoco se hace referencia alguna a la liberación de los campos de exterminio por parte de sus tropas.
Tampoco se muestra el lado más oscuro de la biografía de Patton.
En marzo de 1945, Patton organizó secretamente a la Task Force Baum.
Su misión era penetrar 80 km en territorio enemigo y liberar un campamento de prisioneros donde se encontraba el yerno de Patton.
La misión fue un completo fracaso.
De los 300 hombres y 57 vehículos que formaron dicho grupo de asalto sólo 35 regresaron a las líneas aliadas.
Otros 32 fueron muertos y el resto hechos prisioneros.
Todos los vehículos se perdieron.
“In case of doubt, attack”.
Scott se gana el Oscar en la escena inicial de la película, la escena del discurso es insuperable.
La cinta, pese a ser estrenada en pleno apogeo de la guerra de Vietnam, tuvo una buena acogida por parte del público y de la crítica, siendo nominada a 10 Premios Oscar de la Academia y alzándose con 7 estatuillas, incluyendo mejor película, director (Franklin J. Schaffner), actor (soberbia interpretación, el mítico George C. Scott), mejor guión original (Francis Ford Coppola y Edmund H. North), edición, sonido y dirección artística; y obtuvo nominaciones como mejor cinematografía, efectos visuales y banda sonora en 1970.
Scott rechazó su Premio Oscar porque en su opinión aquello era un mercado de carne y no quería formar parte de él.
Scott consiguió que la gente identificara a Patton con su interpretación.
Lo más curioso es que la voz del autentico Patton era bastante aguda, mientras que la de Scott era mucho más grave.
Su más fuerte contrincante esa noche eran M.A.S.H., Airport y Love Story; por su parte la Academia deja por fuera a cintas como Tora! Tora! Tora! y Ryan's Daughter por la carrera de mejor película.
“You’re never beaten until you admit it"
La controversia sobrevino con Richard Milhous Nixon en la Casablanca y la guerra del Vietnam atascada tras la ofensiva del Tet era necesario volver a subir la moral del pueblo americano ya que la opinión pública se ponía en contra.
Se afirma que Patton fue una película que influyó en que Estados Unidos bombardeara Camboya.
La tesis de la película es que los grandes genios militares son así, excéntricos pero eficaces, y que cuando hay una guerra cuantos más Patton mejor para tu patria, ya que la guerra se ganará antes.
Esta película no es propaganda, sino todo lo contrario, fue muy polémica en su momento y los estamentos militares la criticaron ferozmente.
¡Como puede ser una película de propaganda gubernamental, cuando el general Patton dice que los militares alemanes están afiliados al partido Nazi igual que los americanos lo están del partido demócrata o del republicano!
Además la antipatía de Patton hacia los rusos es una crítica a la situación política que se estaba viviendo en ese momento en Estados Unidos.
Pese al rio revuelto, en 2003 la Biblioteca del Congreso estadounidense consideró al filme Patton culturalmente importante y se preservan copias en el Registro Nacional de Filmes estadounidense.
Los 6 minutos de impactante discurso inicial de George C. Scott con la bandera norteamericana al fondo rozan el Olimpo de los grandes acontecimientos cinematográficos:

“...Now I want you to remember that no bastard ever won a war by dying for his country.
He won it by making the other poor dumb bastard die for his country.
Men, all this stuff you've heard about America not wanting to fight - wanting to stay out of the war, is a lot of horse dung.
Americans traditionally love to fight.
All real Americans love the sting of battle.
When you were kids, you all admired the champion marble shooter, the fastest runner, big league ball players, the toughest boxers.
Americans love a winner and will not tolerate a loser.
Americans play to win all the time.
I wouldn't give a hoot in hell for a man who lost and laughed.
That's why Americans have never lost and will never lose a war, because the very thought of losing is hateful to Americans.
Now, an army is a team - it lives, eats, sleeps, fights as a team.
This individuality stuff is a bunch of crap...
Now, we have the finest food and equipment, the best spirit, and the best men in the world.
You know, by god, I actually pity those poor bastards we're goin' up against.
By god, I do.
We're not just gonna shoot the bastard; we're going to cut out their living guts and use them to grease the treads of our tanks.
We're going to murder those lousy Hun bastards by the bushel.
Now, some of you boys, I know, are wondering whether or not you'll chicken out under fire.
Don't worry about it.
I can assure you that you will all do your duty.
The Nazis are the enemy.
Wade into them, spill their blood, shoot them in the belly.
When you put your hand into a bunch of goo that a moment before was your best friend's face, you'll know what to do.
Now there's another thing I want you to remember.
I don't want to get any messages saying that we are holding our position.
We're not holding anything.
Let the Hun do that.
We are advancing constantly and we're not interested in holding onto anything except the enemy.
We're gonna hold onto him by the nose and we're gonna kick him in the ass.
We're going to kick the hell out of him all the time and we're gonna go through him like crap through a goose.
Now, there's one thing that you men will be able to say when you get back home, and you may thank god for it.
Thirty years from now when you're sitting around your fireside with your grandson on your knee, and he asks you:
'What did you do in the Great World War II?'
You won't have to say:
'Well, I shoveled shit in Louisiana.'
All right now, you sons-of-bitches, you know how I feel and I will be proud to lead you wonderful guys into battle anytime, anywhere.
That's all”.


Comentarios

Entradas populares