Platoon

“Alégrate, joven, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud…
Eclesiastés 11:9”.

¿Qué es una guerra?
Para muchos es un recuerdo estadístico, una reunión de efemérides, una fecha para recordar, o para olvidar.
Una solución drástica a un problema que no podía solucionarse por otros medios, o un recurso desproporcionado y antinatural que acaba con las vidas de miles de seres humanos.
El escritor del imperio romano Flavio Vegecio Renato pronunció durante el siglo IV las palabras que hoy son un famoso proverbio:
“Si vis pacem para bellum” (Si quieres la paz prepárate para la guerra).
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche clamaba contra la inutilidad de la guerra por:
“volver estúpido al vencedor y rencoroso al vencido”.
El historiador francés Alphonse de Lamartine defendía que la guerra:
“no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso”.
Y el genial escritor y periodista Arturo Pérez Reverte afirma que:
“la guerra es el estado normal del hombre”.
Muchas definiciones y dispares interpretaciones para un fenómeno tan defendido como odiado (sí, más bien lo segundo), en el que los principales protagonistas son todos esos jóvenes, y no tan jóvenes soldados que pierden su vida durante la batalla.
Unos luchan por obligación.
Otros por deseo, o por necesidad.
Otros simplemente no saben por qué.
Y desde esta perspectiva de hombres desesperados y ansiosos por volver a sentir el aliento de su familia, muy lejos de donde se encuentran, Oliver Stone dirige y escribe Platoon.
Hacer esta película en plena era Reagan no fue fácil y repartiendo esos palos mucho menos.
Platoon es de las primeras películas donde se dice claramente que allí, en Vietnam, Estados Unidos cometió crímenes contra la Humanidad.
Una película en forma de dedicatoria a todos aquellos americanos que lucharon en Indochina más concretamente en Vietnam por motivos gubernamentales.
¿Cómo te sentirías al ver a unos hombres acechar a tu pueblo, destruir tu comida, maltratar a tu familia, violar a tus hijas, y peor aún, ver morir a tu hermano y madre?
Vietnam fue una cachetada al ego, un recordatorio de que el ser humano debe tener dignidad y aceptar que se debe respetar la vida humana, tanto de propios como de extraños.
Y peor aún, cuando dentro del mismo grupo existen divisiones, como en la política con sus distintos partidos, los cuales ven más por su propio interés que por el del grupo en total, y ahí es cuando los errores surgen para todos, no para unos independientemente de los otros.
“Hiérete tu mismo, porque si no seguirás en el infierno”.
Matar en Vietnam fue la realidad, y la realidad fue un sargento llamado Barnes.
Platoon es una película bélica de 1986, ambientada en Vietnam.
Fue dirigida por Oliver Stone para Orion presents an Arnold Kopelson Production; y protagonizada por Charlie Sheen (soldado Chris Taylor), Tom Berenger (sargento Bob Barnes), Willem Dafoe (sargento Elias Grodin), Forest Whitaker (Big Harold), Johnny Depp (soldado Gator Lerner), Francesco Quinn, John C. McGinley, Kevin Dillon, Richard Edson, Keith David, Mark Moses, Chris Pedersen, Corey Glover , Tony Todd , Dale Dye, y entre otros… Oliver Stone.
El rodaje se produjo en la jungla de Filipinas.
Las películas sobre la guerra de Vietnam suelen contener unos tópicos que las hacen fácilmente identificables, esto es, selva, calor, lluvia, droga, patrullas y helicópteros.
En el filme que nos ocupa encontramos todos estos tópicos pero aparte, tenemos la particular versión del particular director que es Oliver Stone.
Al contrario de lo que ocurrió con las primeras películas sobre la guerra de Vietnam hechas en Hollywood, Platoon nos muestra la guerra a través de los ojos de los soldados, y aunque trata de problemas morales, se centra mayormente en los hombres que combatieron en las batallas y que sufrieron las heridas.
En este sentido, se parece más a las viejas películas de guerra que a las demás películas sobre Vietnam, pues mezcla elementos familiares de los combates que ya habían aparecido en la pantalla con pequeños detalles realistas: los insectos, la corrupción de la jungla, el cansancio, las raciones, la marihuana y los hombres que cuentan los días que les quedan para volver a casa.
Resulta que Stone participó en la guerra de Vietnam, y tras su regreso comenzó a escribir el guión para Platoon, quizás para contrastar la visión de la guerra de Vietnam retratada en “The Green Berets” de John Wayne; y en parte sus experiencias son las que muestra en la película a través del personaje interpretado por Charlie Sheen.
Entre los incidentes que reflejaban la vida de Stone se incluía la escena donde Taylor dispara a los pies de un colaborador Vietnamita para obligarle a bailar, la escena cuando evita la violación de una niña vietnamita por parte de los soldados, y cuando se quedó paralizado en su primer encuentro con el enemigo durante una patrulla nocturna.
Además de dirigir la cinta, hay que destacar su labor como guionista y esto demuestra que el hecho de que confeccione sus propios guiones no es ninguna manía ni egocentrismo, ya que sus primeros éxitos en el cine fueron como guionista.
Y, realmente no se le puede regatear este hecho, y se le puede considerar el más prolífico, y tal vez, el mejor guionista y más variado en temas que existe en la actualidad.
En Platoon lo que más sorprende es el enorme realismo que ha conseguido captar con la cámara, la guerra parece totalmente real, las inquietudes, los temores y la desesperación están perfectamente retratados en esta visión americana de lo que la guerra de Vietnam supuso para esas tropas americanas.
En este punto la intención del director queda muy clara, y la realidad vietnamita no interesa en absoluto porque pasa del tema por completo, es una visión americana de la propia América, ya no sólo de su ejército sino de toda su sociedad.
Stone añade una dimensión social a la película, con su crítica del uso de los pobres, los incultos y los negros como carne de cañón.
Para aportar una variante diferente a la puramente militar, Stone nos incluye un enfrentamiento entre dos sargentos dentro del mismo pelotón:
Elías y Barnes, el primero de ellos el más honesto y compañero de sus compañeros, mientras que el segundo es mucho más agresivo y violento a la vez de injusto.
Esta línea argumental paralela a la propia guerra que se desarrolla a su alrededor nos dan una idea lo que puede suceder cuando hay tantas clases de personas tan diferentes dentro de un mismo grupo, no diferentes en el color de piel sino en la manera de pensar.
Todos los actores se vieron inmersos en un duro entrenamiento militar de trece días antes de comenzar el rodaje.
Fue diseñado por Oliver Stone para que los actores se vieran inmersos y se hicieran una idea de las condiciones en que estaban aquellos soldados.
Para ello hacían maniobras con rifles m-16 y equipos de más de 40 kilos en plena jungla.
La comida consistía en unos paquetes de comida fría especialmente preparada para los soldados.
Al anochecer, se debían de atrincherar en hoyos para dos personas y se turnaban para hacer guardias.
Cuando finalizó el entrenamiento, sin tiempo para descansar comenzó el rodaje.
Con ello, Stone consiguió plasmar el cansancio de los soldados en los rostros de los actores.
Este pelotón está mandado por 2 sargentos muy diferentes aunque eficaces, a su modo:
Uno interpretado por Tom Berenger es despiadado y cruel, una máquina de matar.
El sargento Barnes, un hombre alejado de la realidad y sintiéndose seguro en un mundo en el que puede imponer sus propias reglas sobre la vida y la muerte.
Es precisamente este modo de proceder tan salvaje e inhumano lo que le ha permitido a Barnes curtirse y sobrevivir en un ambiente tan hostil después de ser herido un buen número de veces.
Parte del pelotón le adora.
Es un buen profesional y lucha por sus hombres, pero ha perdido completamente la humanidad.
No hay más que verle la cara desfigurada por una horrible cicatriz.
El otro, interpretado por Willem Dafoe, un pacifista dentro de la guerra, un hombre místico, preocupado por sus hombres aunque un excelente soldado también.
Elías, también disconforme con su vida, pero con un código ético y moral más profundo.
Un sargento eficiente y noble que aún conserva la dignidad.
Dos soldados que aunque luchan por el mismo país, son sumamente distintos hasta el punto que ni siquiera su patriotismo podrá zanjar las abismales diferencias de pensamientos.
Y entre ambas líneas de fuego, Taylor, que en su proceso de adaptación a la guerra y la barbarie, deberá posicionarse entre uno u otro; tomando como referencia a dos sargentos a los que admira.
Es a través de este personaje se nos muestra lo bueno y lo malo de la guerra y de Vietnam.
Pero la guerra llegara incluso hasta el propio pelotón en general.
Platoon cuenta con notables citas y alusiones bíblicas, como la de Caín & Abel o bien Moisés…
La película puede entenderse como una guerra por el alma de Taylor y el resto de la unidad.
Mientras que los enemigos siguen siendo los vietnamitas, Taylor se ve envuelto en una lucha entre dos sargentos, Barnes y Elías.
Finalmente, Taylor toma partido por Elías, que ha asumido la contracultura ética de los años 60.
Durante una batalla contra los vietnamitas, Elías es asesinado por Barnes y al final de la película será Taylor el que acabe con Barnes.
Gran trabajo interpretativo también de Charlie Sheen, cuyo personaje nos adentra en las atrocidades más nefastas que surgen inevitablemente de cualquier conflicto armado.
La insensibilidad que llegan a poseer los soldados se hace latente en todo el film, no obstante en el punto culminante de la película sale a relucir y afirma la teoría de que cuando uno actúa de un modo todos hacen lo mismo, es decir, la presión del grupo.
Llega un momento que la supervivencia sale a la luz y hace lo que sea posible por salir de allí.
Sin embargo no todos lo conseguirán y quedarán desterrados para siempre.
Otro aspecto interesante es la diferencia que encontramos entre los soldados, cuando son novatos respecto a lo que vemos cuando ya son veteranos, y un claro ejemplo es el de Charlie Sheen, parece un niño cuando llega al Vietnam, se desmaya, tiene miedo, etc., pero cuando está acabando la película ha cambiado drásticamente, ya no es tan asustadizo, pelea sus propias batallas, asume su responsabilidad y sobre todo se ha desinhibido de la estricta moral con la que llegó (las formas son importantes), y termina haciendo lo mejor que puede hacer (destruir a Barnes) sin importarle lo que ha hecho, tenía que hacerlo y lo hizo.
Ese cambio que experimenta queda perfectamente reflejado en una frase promocional que acompaña al cartel de la película:
“La primera víctima de la guerra es la inocencia”.
En la iniciación de un soldado, llega un momento en que el corazón late con fuerza, fluye la adrenalina y los dedos ansían disparar.
La batalla final fue supervisada por Dale Dye, capitán de los marines retirado que interpretó en la película al capitán Harris.
Dale Dye además fue el encargado de impartir los trece días de instrucción previos al rodaje.
Oliver Stone hizo una breve aparición especial en la reconstrucción de la última batalla.
Interpreta a un oficial que está en el bunker que destruye un soldado vietnamita en un ataque suicida.
La famosa escena que representa Elías con las manos en el aire es una recreación de una fotografía de 1968 tomada por el Art Greenspon.
Stone desarrolla un interesante despliegue bélico con destacada factura técnica.
Platoon es una cinta atractiva en intensidad cuando seguimos las circunstancias que deben atravesar los escuadrones americanos al avanzar en terreno extremadamente hostil y desfavorable.
Platoon es un filme que escarba en los pormenores de la guerra deteniéndose en su extrema crudeza, en los irracionales abusos contagiados de las tensas situaciones bélicas que muchas veces no dejan bien parados a los norteamericanos (y por eso hay que felicitar al neoyorquino Oliver Stone).
Se expone claramente que cuando reina el caos y la confusión, el ser humano aprovecha para liberarse y descontrolarse hasta límites donde no se distingue de un animal rabioso.
También no se puede soslayar que Platoon deja en claro que en situaciones como ésas la vida no vale casi nada, los derechos se desvanecen y el odio vengativo se apodera de sus almas y acciones.
Platoon está repleta de crudeza visual que no se detiene en censuras, un punto muy fuerte dentro de la película es la escisión entre compatriotas por diferencias políticas en la forma de afrontar la guerra en el campo de batalla; pero más allá de esas diferencias internas sobre la manera de cómo luchar por la patria, el filme deja bien claro que el único victorioso es quien logra sobrevivir y volver a casa, saliendo de ese infierno donde es muy difícil identificar al enemigo y en donde quedan secretos miserables tapados por la confusión bélica.
Platoon nos muestra un lado crítico contra la guerra, en el que nadie gana y todos pierden.
Los que no pierden la vida, pierden prácticamente la cordura o la serenidad para siempre.
Además de mostrar los horrores de los que fueron víctimas los civiles, mujeres y niños vietnamitas de una forma cruda y realista.
Platoon discurre todo el tiempo por la senda dramática y contiene escenas bastante duras como el ataque del pelotón al poblado vietnamita, en donde algunos soldados vejan y torturan a indefensos aldeanos, en una clara crítica a la matanza de My Lai que realizaron los soldados americanos o su amargo final.
Tampoco se puede dejar de mencionar la partitura de Georges Delerue que enuncia con emoción la infelicidad y el sufrimiento ocasionados por la crueldad de la guerra y su devastador efecto sobre los seres humanos.
La música empleada se reduce prácticamente por completo al fabuloso Adagio de Barber.
El resto son diversas canciones de la época que no ayudan a construir el estado emocional de la película cosa que si sucede con el Adagio.
Esa pieza "Adagio for Strings" de Samuel Barber, dio pie a múltiples versiones electrónicas usada por DJs como Paul Oakenfold, Armin Van Buuren, Tiësto y William Orbit entre otros; la cual se compenetra perfectamente con las imágenes e imprime mayor dramatismo al film.
Evidentemente no es un tema original, pero opino que cuando algo ya compuesto cumple a la perfección con los requisitos de la película, es una pérdida de tiempo componer algo original, siempre se debería utilizar lo idóneo para cada película independientemente de dónde o cuándo proceda, aunque con algunas reservas intelectuales, claro está.
"Que puta es la guerra"
La noche del Oscar, Platoon compitió contra Children Of A Lesser god, la magnífica obra The Mission, A Room Whit A View y Hannah And Her Sisters.
Recibió 8 nominaciones, siendo ganadora de 4 Oscars a la Mejor película, director (Oliver Stone), montaje y sonido; siendo solo nominada como mejores actores de reparto (para Berenger y Dafoe), guion original (Stone) y cinematografía.
La Academia dejo por fuera de nominación como mejor película a Aliens, The Color Of Money, Top Gun, Crimes Of The Heart y Salvador.
“Las excusas son como el culo, todos tenemos uno”
De todas las películas que he visto acerca de la Guerra de Vietnam, Platoon probablemente sea de las más políticas desde un punto de vista crítico.
La mayoría de los soldados reclutados eran de clase social baja con unas profundas carencias intelectuales, bajo unos mandos irresponsables y temerarios que sólo pensaban en matar vietnamitas.
Todo esto lo ha sabido reflejar muy bien Oliver Stone.
No obstante, cabe añadir que a pesar de los premios, por su temática, Platoon supuso el espaldarazo definitivo en la carrera varios de los actores principales (casi todos los actores eran noveles o con muy poca experiencia) como en el caso de Charlie Sheen, Tom Berenger (venía de la televisión) y Willem Dafoe, además de suponer un magnífico comienza para actores como Johnny Depp y Forest Whitaker.
Por otro lado, uno de los temas más interesantes quedan patentes desde un principio:
¿Quiénes van a la guerra de Vietnam?
Pues los pobres, los que no tienen nada y que deben luchar por defender el modo de vida americano, para que los que tienen dinero en el país puedan seguir disfrutando de su comodidad, y seguir explotando a los que, vienen de la guerra, sigan sin tener nada.
¿Es irónico verdad?
Los que más tienen que perder no pelean sus batallas, mandan a otros en su lugar.
Nada más que llegan los nuevos reclutas a Vietnam (por cierto magnifico plano en el que vemos como se abre la puerta del avión para dejar en tierra a los soldados) se percatan de lo que se van a encontrar más adelante, desmoralización, miedo, locura y un sinfín de problemas que desembocan en lo que en muchas ocasiones en el cine se había dejado de lado, las drogas.
La enorme cantidad de drogas que podían consumir los soldados para olvidar y alejarse de la realidad no habían sido reflejados en el cine, y la verdad es que fue una forma de evasión muy común durante esa guerra, hasta ese punto se ha recreado la película, consiguiendo como comenté antes, un alto grado de realismo y de fidelidad en torno a unos acontecimientos que otras veces no han sido mencionados.
"Sois una puta escoria", escupe el personaje correctamente interpretado por Charlie Sheen a sus compañeros de guerra durante Platoon.
Se lo dice a sus compañeros de guerra, porque están allí comportándose como verdaderos animales, dedicándose a arrasar poblados porque sí, y a intentar violar niñas pequeñas.
Pero viendo esta película, se me han ocurrido a muchos otros colectivos a quien podría dedicársele esa frase:
A muchos soldados, que quitan la vida a personas sin nombre y sin rostro, sin cuestionarse qué coño hacen, sin darse cuenta de la atrocidad de la que son partícipes.
A los titiriteros que mueven los hilos, y que tan sólo hacen eso.
Dicen creer en una causa, pero sólo envían a un grupo de pardillos a actuar en su nombre, y cuando los cuerpos vuelven destrozados, organizan actos oficiales, con banderitas y demás protocolos inútiles.
Si matas a uno de los de tu bando, son diez años de cárcel, sin embargo matar a los de otro, es sinónimo de gloria y honor.
Pero... siguen siendo personas...
En fin, absurdos humanos.
A nosotros, a la sociedad en general.
Por nuestra pasividad.
Porque apenas nos acordamos de esos pobres diablos que, en parte por nuestra culpa, están en otro país matando inocentes y no pueden hacer otra cosa por sobrevivir.
Porque no sabemos resolver las cosas como personas que somos.
Porque mucho nos quejamos por el aborto, pero bien que consentimos una forma tan rastrera de solucionar los problemas como el asesinato...
Y luego fingimos preocuparnos por la pobreza, los niños que mueren antes de los cinco años, y por todas las injusticias del mundo, cuando somos una mísera parte impulsora de ellas.
Pero, sobre todo, porque podemos evitarlo.

"Llevamos tanto tiempo dando patadas en el culo a la gente, que ahora nos toca recibirlas a nosotros"


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