Blade Runner
“I've seen things you people wouldn't believe.
Attack ships on fire off the shoulder of Orion.
I've watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate.
All those ... moments will be lost in time, like tears...in rain.
Time to die”.
Roy Batty
En pleno siglo XXI, la ingeniería genética se habría desarrollado lo suficiente como para crear réplicas del género humano, que se rebelarán paulatinamente como perfectas.
El conflicto de relación/posesión entre los “replicantes” y sus creadores, brindará numerosas interpretaciones de esta pionera película de ciencia-ficción crítica, que sin huir de los espectaculares efectos propios del género, incide en la reflexión sobre un inminente futuro, enlazando con las filosofías más clásicas del pensamiento.
Ridley Scott tenía mucha razón al decir que la película, a pesar de ser ciencia-ficción, tiene mucho de contemporánea.
Desde los inicios de la robótica, la informática y la tecnología en general, casi siempre se ha querido conseguir la liberación del hombre de su trabajo.
Blade Runner 2049 (2017)
Dirigida por Denis Villeneuve con Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Dave Bautista, Edward James Olmos, entre otros.
Película de ciencia ficción, continuación de la obra maestra del género, de múltiples ediciones, y precursora del género “cyberpunk”:
“Blade Runner” (1982) de Ridley Scott, basados en la novela “Do Androids Dream Of Electric Sheep?” (1968) de Philip K. Dick; cuya acción tiene lugar 30 años después de los eventos del primer film, con un nuevo “blade runner”, y una nueva Corporación que está en la búsqueda de un secreto largamente oculto, que podría acabar con el caos que impera en la sociedad.
De entrada, llama la atención que no hay créditos de apertura, incluyendo el título de la película, que sobresale por su estética visual “100% Blade Runner”:
Un mundo destruido, abandonado, distópico, donde la tecnología es omnipresente, con el impreciso límite entre lo natural y lo artificial; aquí no hay excesos debidos a la tecnología en CGI, todo lo contrario, se mantiene justo a la propuesta iniciada por Scott, inspirado por Dick, con una misma ambientación, juego de luces y sombras del director de fotografía, Roger Deakins, nominado en 13 ocasiones al Oscar, aun sin ganar; y juega hasta con las mismas propuestas o incógnitas:
Los ojos, el piano, el valor por lo natural, en este caso la madera, como “el árbol de la vida”; el búho, el origami, el unicornio, ahora caballo de madera; los sueños, los replicantes mismos, hasta el compositor Hans Zimmer mantiene el “leitmotiv” esencial de Vangelis, pero sin crear un estilo propio, de hecho no tiene un tema que quede en la memoria, que no remita a la obra del griego.
La película se mantiene en una trama policial, pera hay muchos tramos en que se vuelve contemplativa, en claros motivos para lucimiento actoral, y poder mantener el tono de suspense, llegando casi al mismo cine negro, véase todas sus características.
La historia por tanto, no es original, pero juega con una premisa falsa, y la mantiene durante todo el metraje, algo que la versión de 1982 se queda como superior, pues aquí no hay filosofía, aun si hay mucha poética, pero no es original, sino que forma parte del formato “Blade Runner”
Imposible es entonces ver este film sin ver la obra anterior, pues hay muchas conexiones que remiten al original, por lo que este filme no puede verse como un filme autónomo, sino como una muy buena secuela de una obra maestra.
Aporta muy poco la historia, le da muy buena continuidad, haciendo uso de una trama familiar previsible desde el inicio.
De los efectos especiales, queda “Blade Runner” (1982) como un hito del cine absoluto, pues ahora todo lo visto es posible, agregándose aquí el holograma de Ana de Armas, alargando más la crítica a la bioética y a la biotecnología, en que aun siendo A.I. merecen un trato como seres.
En ese sentido, la película mantiene las premisas religiosas, mesiánicas en el interesante personaje ciego de Jared Leto con sus ángeles/arcángeles, y sus complejos “hamletianos” y “edípicos”; y en una forma crística, el personaje de Ryan Gosling, que queda como “falso profeta”, y anuncia la corrección política de Hollywood, en cuanto a darle poder a la mujer.
Como dato, David Bowie fue la primera elección para el papel de Niander Wallace, pero falleció antes del inicio del rodaje.
¿Ustedes se imaginan?
Del reparto, una vez más, Ryan Gosling demuestra que no necesita un premio Oscar para ser un gran actor, aquí su silencio, su mirada traspasa la pantalla con una gran humanidad… hasta juega con la pregunta de si es, o no, un androide.
Como dato revelador, en La Biblia, Rachel dio a luz a José, que se vende en esclavitud, y más tarde se convierte en un importante patriarca de Israel: Joe es el nombre que Joi sugiere para K, su personaje...
Resulta curioso el crédito de Harrison Ford, retomando sus papeles míticos, con un personaje que aparece hasta los 100 minutos de un metraje de 150 minutos; eso solo demuestra su grandeza entre los actores de Hollywood, ya que Jared Leto, el único ganador de un premio de La Academia, sale muy poco, estando debajo de los créditos principales, en un personaje enigmático, que lamentablemente desaparece por arte de magia, eso no es justo; además que no se explica muy bien, cómo es que llegó a ser dueño de una nueva corporación, todo ello se dice de manera muy rápida, que bien se pudo desarrollar mejor.
Y la villana en acción, Sylvia Hoeks da muy bien la talla, se siente una amenaza poderosa y peligrosa.
Un placer fue ver a Edward James Olmos en un cameo, y a Sean Young a través de CGI, actriz que optó por llamar al boicot de la cinta, porque no la contrataron, y que recordó a la imagen CGI de Carrie Fisher en “Rogue One” (2016), obviamente mejorada, y en ese sentido, vuelvo a los efectos especiales visuales, son de alta calidad en el detalle.
Del director, mantiene sus premisas de los lazos afectivos familiares fuertes, la búsqueda de las respuestas ante hechos que le superan, creador de atmosferas malsanas, con un sentido visual efectivo.
Evidentemente, se espera una continuación…
¡No se vale! y además, sería insultante si La Academia nomina a esta película como:
Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión, Mejor Edición de Sonido y Sonido, y Mejor Banda Sonora, cuando en su momento, “Blade Runner” (1982) pasó desapercibida.
Sería vergonzoso, y eso que “Blade Runner 2049” (2017) LO VALE, porque mantiene la visión definitiva de Scott, de la ciencia ficción futurista, y Villeneuve prolonga el mito, ampliándolo y actualizándolo; pero “nunca verá un milagro”
Attack ships on fire off the shoulder of Orion.
I've watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate.
All those ... moments will be lost in time, like tears...in rain.
Time to die”.
Roy Batty
En pleno siglo XXI, la ingeniería genética se habría desarrollado lo suficiente como para crear réplicas del género humano, que se rebelarán paulatinamente como perfectas.
El conflicto de relación/posesión entre los “replicantes” y sus creadores, brindará numerosas interpretaciones de esta pionera película de ciencia-ficción crítica, que sin huir de los espectaculares efectos propios del género, incide en la reflexión sobre un inminente futuro, enlazando con las filosofías más clásicas del pensamiento.
Ridley Scott tenía mucha razón al decir que la película, a pesar de ser ciencia-ficción, tiene mucho de contemporánea.
Desde los inicios de la robótica, la informática y la tecnología en general, casi siempre se ha querido conseguir la liberación del hombre de su trabajo.
Convirtiendo cualquier máquina que desarrollamos en nuestras esclavas, podemos dedicar más tiempo al ocio y desarrollo personal.
En Blader Runner la tecnología es capaz de crear a los perfectos sustitutos del hombre para las labores de alto riesgo, máquinas esclavas.
El problema surge cuando esas máquinas comienzan a ser conscientes de su existencia, empiezan a sentir.
Adquieren por lo tanto cierta libertad de pensamiento que las convierten para unos en "seres vivos" y para otros en meros defectos de fabricación.
Podemos entender que llegados a este punto dejan de ser máquinas esclavas para convertirse en criaturas esclavas.
Ciertamente esto sucede con otros seres vivos a los que esclavizamos de diversas formas, mediante la domesticación o su cría y utilización en actividades agropecuarias.
Independientemente de la siempre subjetiva moralidad de esta última cuestión, encontraremos defensores y detractores de la esclavitud animal.
Pese a todo, los replicantes son criaturas orgánicas y sintéticas al mismo tiempo desarrolladas a partir de nuestro ADN, y queramos o no admitirlo, son en parte humanos.
Pero:
En Blader Runner la tecnología es capaz de crear a los perfectos sustitutos del hombre para las labores de alto riesgo, máquinas esclavas.
El problema surge cuando esas máquinas comienzan a ser conscientes de su existencia, empiezan a sentir.
Adquieren por lo tanto cierta libertad de pensamiento que las convierten para unos en "seres vivos" y para otros en meros defectos de fabricación.
Podemos entender que llegados a este punto dejan de ser máquinas esclavas para convertirse en criaturas esclavas.
Ciertamente esto sucede con otros seres vivos a los que esclavizamos de diversas formas, mediante la domesticación o su cría y utilización en actividades agropecuarias.
Independientemente de la siempre subjetiva moralidad de esta última cuestión, encontraremos defensores y detractores de la esclavitud animal.
Pese a todo, los replicantes son criaturas orgánicas y sintéticas al mismo tiempo desarrolladas a partir de nuestro ADN, y queramos o no admitirlo, son en parte humanos.
Pero:
¿Sería más ético si los replicantes no tuviesen aspecto humano?
Podría nuestra hipócrita sociedad limpiar su conciencia si los replicantes no fueran más que animales de granja en el espacio exterior?.
Evidentemente la solución más fácil es no dotar de sentimientos a estos "robots perfectos", pero quién nos asegura que éstos no los adquieran por si solos.
Podría nuestra hipócrita sociedad limpiar su conciencia si los replicantes no fueran más que animales de granja en el espacio exterior?.
Evidentemente la solución más fácil es no dotar de sentimientos a estos "robots perfectos", pero quién nos asegura que éstos no los adquieran por si solos.
Ciertas ramas de la Inteligencia Artificial trabajan para conseguir computadores emocionales, un reto científico loable pero quizás no muy ético si nos preguntamos:
¿para qué?
Podrían ser un gran avance para campos como la psiquiatría y al mismo tiempo una tentación con graves consecuencias como ya ocurriera con la energía nuclear.
Los androides son los protagonistas de la película, la tecnología más avanzada que el Hombre ha podido crear: réplicas más perfectas de sí mismo.
El ambiente ciberpunk del futuro Los Ángeles en 2019 inspiró cientos de relatos posteriores y otras películas.
Es un futuro en que la tecnología es omnipresente: los vehículos spinners sobrevuelan la ciudad, algunos edificios son colosales pirámides, existen videoteléfonos a modo de cabinas, se pueden crear animales y órganos a medida, el Esper es un sistema de análisis fotográfico superavanzado y la máquina Voight-Kampff es capaz de distinguir replicantes de humanos mediante un test de empatía.
En este mundo supertecnológico la naturaleza está en decadencia y las ciudades son sucias y están contaminadas, mientras que los animales parecen seres muy preciados.
En la historia de Blade Runner se emplea la tecnología como contraste para indagar en la pregunta definitiva:
¿En qué consiste realmente ser humano?
Estos son algunos de los «temas» que explora Blade Runner:
La humanidad.
Qué significa realmente ser humano.
El miedo.
La esclavitud.
La inmortalidad.
Las implicaciones morales de la manipulación genética, la creación de inteligencia artificial, y la amenaza construida por el hombre contra sí mismo.
El efecto del exagerado desarrollo de la civilización en el medio ambiente, los problemas de la colonización de nuevos mundos, la tecnología avanzada que no puede evitar la decadencia de las ciudades ni de la sociedad.
El control sobre los individuos, la corporación como entidad poderosa, la policía omnipresente, la paranoia, el control sobre la naturaleza.
La mente, los recuerdos, qué es real y qué no lo es, cómo distinguir un ser humano de un ser artificial, cómo una inteligencia artificial se vería a sí misma.
Blade Runner ha sido ampliamente aclamada como un clásico moderno por la ambientación lograda con sus efectos especiales y por adelantarse en plantear temas y preocupaciones fundamentales para el siglo XXI.
Se la ha elogiado como una de las películas más influyentes de todos los tiempos, debido a su ambientación detallada y original, que sirve como un hito visual postmoderno con su descripción realista de un futuro en decadencia.
En primer lugar, está la concepción que hace Scott del futuro.
Las ciudades son bizarros hormigueros arquitectónicos y culturales, sumidos bajo una capa de polución.
Las corporaciones dominan todo, las metrópolis son gigantescos rompecabezas que albergan enormes fábricas en su interior, y el cielo se encuentra totalmente cubierto, sumiendo a la ciudad en una noche tormentosa constante.
Es una visión revolucionaria de los futuros prístinos que solía presentar la ciencia ficción hasta ese entonces, con la población sumida en anónimos uniformes (¿una concepción maoísta del futuro?) o en ridículas togas romanas.
En segundo lugar, está la concepción visual del film, que es fascinante.
La fotografía es impecable, con luces indirectas y tenues, salones enormes, y exteriores en penumbras.
Scott recrea cierto clima del film noir, pero también de la época de oro de la ciencia ficción alemana de los años 20.
Las construcciones son arquitectónicamente tortuosas y bizarras, hay una mezcla de lo viejo y de lo nuevo (como el edificio donde vive Sebastian, o los autos antiguos equipados modernamente que ruedan por las calles).
Los trajes van desde lo futurista hasta una estilización del glamur de los años 40.
Podrían ser un gran avance para campos como la psiquiatría y al mismo tiempo una tentación con graves consecuencias como ya ocurriera con la energía nuclear.
Los androides son los protagonistas de la película, la tecnología más avanzada que el Hombre ha podido crear: réplicas más perfectas de sí mismo.
El ambiente ciberpunk del futuro Los Ángeles en 2019 inspiró cientos de relatos posteriores y otras películas.
Es un futuro en que la tecnología es omnipresente: los vehículos spinners sobrevuelan la ciudad, algunos edificios son colosales pirámides, existen videoteléfonos a modo de cabinas, se pueden crear animales y órganos a medida, el Esper es un sistema de análisis fotográfico superavanzado y la máquina Voight-Kampff es capaz de distinguir replicantes de humanos mediante un test de empatía.
En este mundo supertecnológico la naturaleza está en decadencia y las ciudades son sucias y están contaminadas, mientras que los animales parecen seres muy preciados.
En la historia de Blade Runner se emplea la tecnología como contraste para indagar en la pregunta definitiva:
¿En qué consiste realmente ser humano?
Estos son algunos de los «temas» que explora Blade Runner:
La humanidad.
Qué significa realmente ser humano.
El miedo.
La esclavitud.
La inmortalidad.
Las implicaciones morales de la manipulación genética, la creación de inteligencia artificial, y la amenaza construida por el hombre contra sí mismo.
El efecto del exagerado desarrollo de la civilización en el medio ambiente, los problemas de la colonización de nuevos mundos, la tecnología avanzada que no puede evitar la decadencia de las ciudades ni de la sociedad.
El control sobre los individuos, la corporación como entidad poderosa, la policía omnipresente, la paranoia, el control sobre la naturaleza.
La mente, los recuerdos, qué es real y qué no lo es, cómo distinguir un ser humano de un ser artificial, cómo una inteligencia artificial se vería a sí misma.
Blade Runner ha sido ampliamente aclamada como un clásico moderno por la ambientación lograda con sus efectos especiales y por adelantarse en plantear temas y preocupaciones fundamentales para el siglo XXI.
Se la ha elogiado como una de las películas más influyentes de todos los tiempos, debido a su ambientación detallada y original, que sirve como un hito visual postmoderno con su descripción realista de un futuro en decadencia.
En primer lugar, está la concepción que hace Scott del futuro.
Las ciudades son bizarros hormigueros arquitectónicos y culturales, sumidos bajo una capa de polución.
Las corporaciones dominan todo, las metrópolis son gigantescos rompecabezas que albergan enormes fábricas en su interior, y el cielo se encuentra totalmente cubierto, sumiendo a la ciudad en una noche tormentosa constante.
Es una visión revolucionaria de los futuros prístinos que solía presentar la ciencia ficción hasta ese entonces, con la población sumida en anónimos uniformes (¿una concepción maoísta del futuro?) o en ridículas togas romanas.
En segundo lugar, está la concepción visual del film, que es fascinante.
La fotografía es impecable, con luces indirectas y tenues, salones enormes, y exteriores en penumbras.
Scott recrea cierto clima del film noir, pero también de la época de oro de la ciencia ficción alemana de los años 20.
Las construcciones son arquitectónicamente tortuosas y bizarras, hay una mezcla de lo viejo y de lo nuevo (como el edificio donde vive Sebastian, o los autos antiguos equipados modernamente que ruedan por las calles).
Los trajes van desde lo futurista hasta una estilización del glamur de los años 40.
En lo estético, Blade Runner es magistral.
Blade Runner es una película de ciencia ficción estadounidense, dirigida por Ridley Scott, estrenada en 1982 y basada lejanamente en la novela de Philip K. Dick: ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? (1968).
Se ha convertido en un clásico de la ciencia ficción y precursora del género cyberpunk.
Obtuvo dos nominaciones a los Óscar: Mejor dirección artística y Mejores efectos visuales.
Philip K. Dick es un autor de ciencia ficción que se ha convertido en objeto de culto a partir de los años 80, fundamentalmente por la popularización de su obra que impulsó Blade Runner.
Uno podría decir que la obra de Dick experimenta continuamente con los límites de la realidad:
¿Lo que recordamos, realmente pasó?
¿Este mundo en que vivimos es real o una ilusión?
El guión, escrito por Hampton Fancher y David Peoples, se inspira libremente en la novela.
El reparto se compone de Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Edward James Olmos, M. Emmet Walsh, Daryl Hannah, William Sanderson, Brion James, Joe Turkel y Joanna Cassidy.
El diseñador principal fue Syd Mead y la música original fue compuesta por Vangelis.
El título de la película viene de la novela The Bladerunner, de Alan E. Nourse, cuyo protagonista contrabandea instrumentos quirúrgicos en el mercado negro y de Bladerunner, A Movie (en algunas ediciones Blade Runner), un tratado de cine escrito por William S. Burroughs; pero más allá del título, ninguna de las obras antes mencionadas resulta relevante para la película.
Fancher encontró casualmente una copia de Bladerunner, A Movie mientras Scott estaba buscando un título comercial para su película; a Scott le agradó el título, y obtuvo los derechos sobre él, pero no sobre la novela.
A pesar de tener el aspecto de una película de acción, Blade Runner contiene un número inusualmente amplio de niveles dramáticos.
Como obra del género cyberpunk le debe mucho al cine noir, pues contiene y explora convenciones tales como la mujer fatal, la narración en primera persona a lo Raymond Chandler (narración que no se encuentra en versiones posteriores) y la cuestionable perspectiva moral del héroe —extendido aquí para incluir el lado humano del personaje, así como la cinematografía oscura y sombría.
Sobre una propuesta de cine noir futurista, Ridley Scott hace una reflexión sobre la condición humana admirable, en donde los límites de nuestra conciencia no se detienen con el ser humano, sino que se prolongan en su obra, en los androides, que aparecen con una fecha de fabricación y de caducidad.
También aporta una intriga sobre quiénes de los personajes son androides y quiénes no.
Es una de las películas de ciencia ficción mejor escritas que combina ambos géneros —pues abarca temas como la filosofía de la religión y las implicaciones éticas que conlleva el dominio de la ingeniería genética, dentro del contexto del drama clásico griego y sus nociones del hibris.
Hibris o consecuencias negativas modernas de las acciones provocadas parecen estar asociadas a una falta de conocimiento, interés y estudio de la historia, combinada con un exceso de confianza y una carencia de humildad.
En el filme se puede percibir un alto nivel de paranoia en: la manifestación visual del poder de las transnacionales, la policía omnipresente, las luces de las sondas; y en el poder sobre el individuo, representando particularmente por la programación genética de los replicantes.
El control sobre el ambiente es observado a gran escala, pero también cuando los animales son creados como meros artículos.
Las predicciones populares de los años '80, donde Estados Unidos es sobrepasado económicamente por Japón, se reflejan en el dominio de la cultura y publicidad japonesa en la ciudad de Los Ángeles de 2019.
También la película hace un uso intensivo de los ojos y las imágenes manipuladas, como llamadas de atención sobre la realidad y la capacidad de percibirla.
Todo esto proporciona una atmósfera de incertidumbre para el tema central de Blade Runner: examinar lo humano.
Para descubrir a los replicantes, se utiliza una prueba de empatía (Test Voight-Kampff), con preguntas centradas en el tratamiento a los animales; esto funciona como indicador esencial de la "humanidad" de alguien.
Los replicantes son retratados como personajes apáticos, y mientras que los humanos muestran pasiones y preocupaciones por otros, la masa de la humanidad en las calles es fría e impersonal.
La película va tan lejos como para poner en duda la naturaleza de Deckard y obligar a la audiencia a reevaluar qué significa ser humano.
Una película llena de simbolismos.
El creador, el dios imperfecto, el dios de los inferiores y de los repudiados, que vive en lo alto de la pirámide, rodeado de velas y de lujo, en el plano superior, elevándose por encima de toda la mugre y la decadencia de la ciudad.
El hijo pródigo, líder de los demás de su estirpe.
Una estirpe de seres luminosos aunque imperfectos que han tenido experiencias asombrosas y se han vuelto adictos a sentir cosas que los humanos errantes de la Tierra apenas pueden soñar.
Y no disponen de tiempo.
Sus vivencias se perderán irremisiblemente debido a su decrepitud acelerada mientras que seres oscuros y patéticos como los humanos de la Tierra, que apenas se contentan con poder comprar animales sintéticos para amenizar sus conformistas y mundanas vidas, pueden gozar injustamente de una alta y decadente longevidad.
La existencia de seis versiones de la película y ocho de la banda sonora puede confundir a algunos aficionados.
Al igual que la película, la banda sonora también tardó en ser apreciada en su justa medida y hubo que esperar doce años para ver publicado el álbum oficial.
Blade Runner es una película de ciencia ficción estadounidense, dirigida por Ridley Scott, estrenada en 1982 y basada lejanamente en la novela de Philip K. Dick: ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? (1968).
Se ha convertido en un clásico de la ciencia ficción y precursora del género cyberpunk.
Obtuvo dos nominaciones a los Óscar: Mejor dirección artística y Mejores efectos visuales.
Philip K. Dick es un autor de ciencia ficción que se ha convertido en objeto de culto a partir de los años 80, fundamentalmente por la popularización de su obra que impulsó Blade Runner.
Uno podría decir que la obra de Dick experimenta continuamente con los límites de la realidad:
¿Lo que recordamos, realmente pasó?
¿Este mundo en que vivimos es real o una ilusión?
El guión, escrito por Hampton Fancher y David Peoples, se inspira libremente en la novela.
El reparto se compone de Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Edward James Olmos, M. Emmet Walsh, Daryl Hannah, William Sanderson, Brion James, Joe Turkel y Joanna Cassidy.
El diseñador principal fue Syd Mead y la música original fue compuesta por Vangelis.
El título de la película viene de la novela The Bladerunner, de Alan E. Nourse, cuyo protagonista contrabandea instrumentos quirúrgicos en el mercado negro y de Bladerunner, A Movie (en algunas ediciones Blade Runner), un tratado de cine escrito por William S. Burroughs; pero más allá del título, ninguna de las obras antes mencionadas resulta relevante para la película.
Fancher encontró casualmente una copia de Bladerunner, A Movie mientras Scott estaba buscando un título comercial para su película; a Scott le agradó el título, y obtuvo los derechos sobre él, pero no sobre la novela.
A pesar de tener el aspecto de una película de acción, Blade Runner contiene un número inusualmente amplio de niveles dramáticos.
Como obra del género cyberpunk le debe mucho al cine noir, pues contiene y explora convenciones tales como la mujer fatal, la narración en primera persona a lo Raymond Chandler (narración que no se encuentra en versiones posteriores) y la cuestionable perspectiva moral del héroe —extendido aquí para incluir el lado humano del personaje, así como la cinematografía oscura y sombría.
Sobre una propuesta de cine noir futurista, Ridley Scott hace una reflexión sobre la condición humana admirable, en donde los límites de nuestra conciencia no se detienen con el ser humano, sino que se prolongan en su obra, en los androides, que aparecen con una fecha de fabricación y de caducidad.
También aporta una intriga sobre quiénes de los personajes son androides y quiénes no.
Es una de las películas de ciencia ficción mejor escritas que combina ambos géneros —pues abarca temas como la filosofía de la religión y las implicaciones éticas que conlleva el dominio de la ingeniería genética, dentro del contexto del drama clásico griego y sus nociones del hibris.
Hibris o consecuencias negativas modernas de las acciones provocadas parecen estar asociadas a una falta de conocimiento, interés y estudio de la historia, combinada con un exceso de confianza y una carencia de humildad.
En el filme se puede percibir un alto nivel de paranoia en: la manifestación visual del poder de las transnacionales, la policía omnipresente, las luces de las sondas; y en el poder sobre el individuo, representando particularmente por la programación genética de los replicantes.
El control sobre el ambiente es observado a gran escala, pero también cuando los animales son creados como meros artículos.
Las predicciones populares de los años '80, donde Estados Unidos es sobrepasado económicamente por Japón, se reflejan en el dominio de la cultura y publicidad japonesa en la ciudad de Los Ángeles de 2019.
También la película hace un uso intensivo de los ojos y las imágenes manipuladas, como llamadas de atención sobre la realidad y la capacidad de percibirla.
Todo esto proporciona una atmósfera de incertidumbre para el tema central de Blade Runner: examinar lo humano.
Para descubrir a los replicantes, se utiliza una prueba de empatía (Test Voight-Kampff), con preguntas centradas en el tratamiento a los animales; esto funciona como indicador esencial de la "humanidad" de alguien.
Los replicantes son retratados como personajes apáticos, y mientras que los humanos muestran pasiones y preocupaciones por otros, la masa de la humanidad en las calles es fría e impersonal.
La película va tan lejos como para poner en duda la naturaleza de Deckard y obligar a la audiencia a reevaluar qué significa ser humano.
Una película llena de simbolismos.
El creador, el dios imperfecto, el dios de los inferiores y de los repudiados, que vive en lo alto de la pirámide, rodeado de velas y de lujo, en el plano superior, elevándose por encima de toda la mugre y la decadencia de la ciudad.
El hijo pródigo, líder de los demás de su estirpe.
Una estirpe de seres luminosos aunque imperfectos que han tenido experiencias asombrosas y se han vuelto adictos a sentir cosas que los humanos errantes de la Tierra apenas pueden soñar.
Y no disponen de tiempo.
Sus vivencias se perderán irremisiblemente debido a su decrepitud acelerada mientras que seres oscuros y patéticos como los humanos de la Tierra, que apenas se contentan con poder comprar animales sintéticos para amenizar sus conformistas y mundanas vidas, pueden gozar injustamente de una alta y decadente longevidad.
La existencia de seis versiones de la película y ocho de la banda sonora puede confundir a algunos aficionados.
Al igual que la película, la banda sonora también tardó en ser apreciada en su justa medida y hubo que esperar doce años para ver publicado el álbum oficial.
Hasta entonces, los aficionados tuvimos que conformarnos con la adaptación orquestal, que resultaba insuficiente a todas luces.
Como suele ocurrir dentro de este mundillo, existen otras versiones con más música original de la película, pero son ediciones limitadas que sólo unos pocos afortunados pueden disfrutar.
La banda sonora de Blade Runner, compuesta por Vangelis, es una combinación melódica y oscura de la composición clásica y los sintetizadores futuristas que reflejan el futuro retro y de cine negro que Ridley Scott imaginó.
Vangelis, recién galardonado con el Óscar por Chariots of Fire, compuso y ejecutó la música con sus sintetizadores, a la cual sólo se añade el saxo tenor del músico de jazz británico, Dick Morrissey, colaborador habitual de Vangelis.
El paisaje musical de 2019 fue creado dentro del modo espacial de Vangelis en la música New Age, como en otros álbumes suyos.
Inolvidable “The Love Theme”, es histórico.
¿Es Deckard un replicante?
Mientras el film le dedica mayor tiempo de pantalla a los replicantes, prueba un par de cosas con la trama de Deckard.
Acá es donde comienzan las diferencias entre la versión original y "el corte del director".
En el original, hay un monólogo inicial y otro final de Harrison Ford como para setear el clima de film noir, que son eliminados en la versión especial (que a mi gusto, omitirlos no es una decisión feliz de Scott, ya que le daban algo más de sabor a Deckard).
También está más trabajada la escena del encuentro de Deckard con Rachel en el departamento.
Aquí es donde comienzan los indicios de que Deckard puede ser un replicante: posee un piano lleno de fotos realmente dispares, se queda brevemente dormido y sueña con un unicornio, e incluso cuando discute con Rachel en la cocina y le susurra al oído desde las penumbras unas frases podemos ver un reflejo metálico en sus ojos, similar al de los replicantes.
Sus actitudes torpes y distraídas cuando recibe los informes de las muertes (o la forzada seducción de Rachel); cuando Rachel le pregunta si él mismo se ha hecho el test Voight Kampff (y Deckard se queda oportunamente dormido).
Y por supuesto, el final de la versión del director, que omite la escena del escape de Rachel y Deckard hacia un paraíso verde (¿adónde, si la polución ha contaminado el planeta, e incluso los animales son replicados genéticamente?), donde el detective dice que Rachel es el único modelo de replicante sin fecha de expiración.
En cambio, el corte del director muestra a Deckard encontrando un unicornio hecho por Gaff (Olmos) - similar al de sus recuerdos ¿implantados? -, y saliendo con Rachel por el ascensor.
Ciertamente la versión del director tiene un final más abrupto, que requería de una escena adicional y no simplemente una puerta cerrándose.
Deckard es un replicante porque...
Sueña con un unicornio y Gaff le muestra un unicornio hecho de papel para darle a entender que sus recuerdos son implantados, como los de los replicantes.
Gaff también le dice en tono irónico:
«Ha hecho el trabajo de un hombre, señor».
Los replicantes son increíblemente fuertes.
Sólo siendo un replicante podría soportar las tremendas palizas que le dan Batty y Leon.
Tendría sentido que la policía enviara a un replicante reprogramado a detener a otros replicantes.
Se dice que escaparon seis replicantes de la colina y uno murió en la valla eléctrica, pero Deckard sólo ha de perseguir a cuatro.
Él puede ser el que falta (capturado y reprogramado).
Los ojos de Deckard brillan cuando en su apartamento dice a Rachel que no va a ir a por ella, pero que «alguien lo hará».
Resulta interesante que esto sea una meta-pista fuera de la película, sólo para la audiencia, porque si los ojos de los androides realmente brillaran, el test Voight-Kampff sería innecesario para distinguir a los androides de los humanos.
Roy conoce el nombre de Deckard, aunque nadie se lo ha dicho (por tanto podría ser uno de los miembros rebeldes huidos de las colonias).
Gaff siempre está donde está Deckard.
Esto sugiere que tal vez Gaff es el verdadero Blade Runner y Deckard simplemente un replicante manipulado para ir haciendo el trabajo sucio.
¿Qué nos cuenta la película?
Todo es completa metáfora.
Los Angeles 2019 es una excusa para hablarnos de algo tan trascendental como: la vida, la muerte, cómo aprovechar ambas cosas.
¿De dónde venimos?
¿Quiénes somos?
¿A dónde vamos?
Dios, el bien, el mal, el amor.
Son personajes que viven en la fantasía para hablarnos de todo ello: Roy el lobo, Deckard el unicornio, Rachel la araña.
Roy Batty, al igual que Lucifer, se rebela en contra del orden y conduce a sus ángeles caídos (los otros replicantes) en una guerra contra el Cielo.
Asciende exitosamente a los cielos y confronta, condena y destruye a su Creador (Tyrell).
Sin embargo, Lucifer hace poesía.
Salva la vida a Deckard, el unicornio.
El unicornio entra al mundo material desde los sueños, revelándole, en forma de origami, su verdadero “yo”.
Pero, ¿qué importa?
Ya lo dice el slogan de la Tyrell Corporation:
“más humanos que los humanos” (sensibles, enamorados, poetas, como Roy).
Como suele ocurrir dentro de este mundillo, existen otras versiones con más música original de la película, pero son ediciones limitadas que sólo unos pocos afortunados pueden disfrutar.
La banda sonora de Blade Runner, compuesta por Vangelis, es una combinación melódica y oscura de la composición clásica y los sintetizadores futuristas que reflejan el futuro retro y de cine negro que Ridley Scott imaginó.
Vangelis, recién galardonado con el Óscar por Chariots of Fire, compuso y ejecutó la música con sus sintetizadores, a la cual sólo se añade el saxo tenor del músico de jazz británico, Dick Morrissey, colaborador habitual de Vangelis.
El paisaje musical de 2019 fue creado dentro del modo espacial de Vangelis en la música New Age, como en otros álbumes suyos.
Inolvidable “The Love Theme”, es histórico.
¿Es Deckard un replicante?
Mientras el film le dedica mayor tiempo de pantalla a los replicantes, prueba un par de cosas con la trama de Deckard.
Acá es donde comienzan las diferencias entre la versión original y "el corte del director".
En el original, hay un monólogo inicial y otro final de Harrison Ford como para setear el clima de film noir, que son eliminados en la versión especial (que a mi gusto, omitirlos no es una decisión feliz de Scott, ya que le daban algo más de sabor a Deckard).
También está más trabajada la escena del encuentro de Deckard con Rachel en el departamento.
Aquí es donde comienzan los indicios de que Deckard puede ser un replicante: posee un piano lleno de fotos realmente dispares, se queda brevemente dormido y sueña con un unicornio, e incluso cuando discute con Rachel en la cocina y le susurra al oído desde las penumbras unas frases podemos ver un reflejo metálico en sus ojos, similar al de los replicantes.
Sus actitudes torpes y distraídas cuando recibe los informes de las muertes (o la forzada seducción de Rachel); cuando Rachel le pregunta si él mismo se ha hecho el test Voight Kampff (y Deckard se queda oportunamente dormido).
Y por supuesto, el final de la versión del director, que omite la escena del escape de Rachel y Deckard hacia un paraíso verde (¿adónde, si la polución ha contaminado el planeta, e incluso los animales son replicados genéticamente?), donde el detective dice que Rachel es el único modelo de replicante sin fecha de expiración.
En cambio, el corte del director muestra a Deckard encontrando un unicornio hecho por Gaff (Olmos) - similar al de sus recuerdos ¿implantados? -, y saliendo con Rachel por el ascensor.
Ciertamente la versión del director tiene un final más abrupto, que requería de una escena adicional y no simplemente una puerta cerrándose.
Deckard es un replicante porque...
Sueña con un unicornio y Gaff le muestra un unicornio hecho de papel para darle a entender que sus recuerdos son implantados, como los de los replicantes.
Gaff también le dice en tono irónico:
«Ha hecho el trabajo de un hombre, señor».
Los replicantes son increíblemente fuertes.
Sólo siendo un replicante podría soportar las tremendas palizas que le dan Batty y Leon.
Tendría sentido que la policía enviara a un replicante reprogramado a detener a otros replicantes.
Se dice que escaparon seis replicantes de la colina y uno murió en la valla eléctrica, pero Deckard sólo ha de perseguir a cuatro.
Él puede ser el que falta (capturado y reprogramado).
Los ojos de Deckard brillan cuando en su apartamento dice a Rachel que no va a ir a por ella, pero que «alguien lo hará».
Resulta interesante que esto sea una meta-pista fuera de la película, sólo para la audiencia, porque si los ojos de los androides realmente brillaran, el test Voight-Kampff sería innecesario para distinguir a los androides de los humanos.
Roy conoce el nombre de Deckard, aunque nadie se lo ha dicho (por tanto podría ser uno de los miembros rebeldes huidos de las colonias).
Gaff siempre está donde está Deckard.
Esto sugiere que tal vez Gaff es el verdadero Blade Runner y Deckard simplemente un replicante manipulado para ir haciendo el trabajo sucio.
¿Qué nos cuenta la película?
Todo es completa metáfora.
Los Angeles 2019 es una excusa para hablarnos de algo tan trascendental como: la vida, la muerte, cómo aprovechar ambas cosas.
¿De dónde venimos?
¿Quiénes somos?
¿A dónde vamos?
Dios, el bien, el mal, el amor.
Son personajes que viven en la fantasía para hablarnos de todo ello: Roy el lobo, Deckard el unicornio, Rachel la araña.
Roy Batty, al igual que Lucifer, se rebela en contra del orden y conduce a sus ángeles caídos (los otros replicantes) en una guerra contra el Cielo.
Asciende exitosamente a los cielos y confronta, condena y destruye a su Creador (Tyrell).
Sin embargo, Lucifer hace poesía.
Salva la vida a Deckard, el unicornio.
El unicornio entra al mundo material desde los sueños, revelándole, en forma de origami, su verdadero “yo”.
Pero, ¿qué importa?
Ya lo dice el slogan de la Tyrell Corporation:
“más humanos que los humanos” (sensibles, enamorados, poetas, como Roy).
Coge a tu amor y vive lo poco que te queda lo mejor que puedas.
Creo que eso es lo que significa el unicornio: eres un replicante (Deckard es un Nexus 7), lo he visto en aquél recuerdo que tuviste sobre el sueño del unicornio, vive y muere cuando tengas que morir (el unicornio, bíblicamente, es el guardián del Árbol de la Vida).
Pero la cuestión no es en qué se diferencian los Nexus de los humanos, sino en qué se diferencian los humanos de los Nexus.
Los humanos tenemos sentimientos, raciocinio; los replicantes también, pero su Dios son los humanos y una vez muertos todo lo que vivieron se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
¿Se necesita por tanto creer en una divinidad para justificar nuestra existencia?
Si nosotros hemos sido capaces de crear seres más humanos que los humanos, la respuesta es obvia.
¿De dónde venimos?
¿De un laboratorio?
¿A dónde vamos?
A la nada… vive tu tiempo…
Como curiosidad, cuando Roy muere, el fondo de la escena es un enorme cartel luminoso de TDK Corporation.
Una exégesis sería: TDK = 33 =dolor, lágrimas, duelo. (33 = La edad de Cristo al ser crucificado: Batty pasa de ser ángel caído a ser el “nuevo redentor”).
Además, cabe añadir que está película tuvo varios finales, siendo cualquiera de ellos excelente, y que Harrison Ford y Sean Young se llevaron muy mal durante todo el rodaje, a pesar que se ve química entre ellos, increíble!
En definitiva: una película que puso de moda a las películas futuristas.
Un film poético y filosófico, que habla de nuestro destino, del ser humano y, en definitiva, de la vida.
Una maravilla.
Una última interpretación, dentro de la complejidad que Scott busca en su puesta en escena, es la mistificación de sus insinuaciones finales: la muerte del padre a manos del hijo, el sacrificio de éste con la mano traspasada por un clavo, la redención del humano por parte del que va a morir, en un acto de amor universal, y que representa un nuevo concepto de la vida.
Y sobre todo la aparición, como en un irrisorio acto de magia de una paloma en la mano del sacrificado “replicante”, que acaba alzando el vuelo al cielo.
“If you sent this information in, can you contact me again?”
Creo que eso es lo que significa el unicornio: eres un replicante (Deckard es un Nexus 7), lo he visto en aquél recuerdo que tuviste sobre el sueño del unicornio, vive y muere cuando tengas que morir (el unicornio, bíblicamente, es el guardián del Árbol de la Vida).
Pero la cuestión no es en qué se diferencian los Nexus de los humanos, sino en qué se diferencian los humanos de los Nexus.
Los humanos tenemos sentimientos, raciocinio; los replicantes también, pero su Dios son los humanos y una vez muertos todo lo que vivieron se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
¿Se necesita por tanto creer en una divinidad para justificar nuestra existencia?
Si nosotros hemos sido capaces de crear seres más humanos que los humanos, la respuesta es obvia.
¿De dónde venimos?
¿De un laboratorio?
¿A dónde vamos?
A la nada… vive tu tiempo…
Como curiosidad, cuando Roy muere, el fondo de la escena es un enorme cartel luminoso de TDK Corporation.
Una exégesis sería: TDK = 33 =dolor, lágrimas, duelo. (33 = La edad de Cristo al ser crucificado: Batty pasa de ser ángel caído a ser el “nuevo redentor”).
Además, cabe añadir que está película tuvo varios finales, siendo cualquiera de ellos excelente, y que Harrison Ford y Sean Young se llevaron muy mal durante todo el rodaje, a pesar que se ve química entre ellos, increíble!
En definitiva: una película que puso de moda a las películas futuristas.
Un film poético y filosófico, que habla de nuestro destino, del ser humano y, en definitiva, de la vida.
Una maravilla.
Una última interpretación, dentro de la complejidad que Scott busca en su puesta en escena, es la mistificación de sus insinuaciones finales: la muerte del padre a manos del hijo, el sacrificio de éste con la mano traspasada por un clavo, la redención del humano por parte del que va a morir, en un acto de amor universal, y que representa un nuevo concepto de la vida.
Y sobre todo la aparición, como en un irrisorio acto de magia de una paloma en la mano del sacrificado “replicante”, que acaba alzando el vuelo al cielo.
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Blade Runner 2049 (2017)
Dirigida por Denis Villeneuve con Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Dave Bautista, Edward James Olmos, entre otros.
Película de ciencia ficción, continuación de la obra maestra del género, de múltiples ediciones, y precursora del género “cyberpunk”:
“Blade Runner” (1982) de Ridley Scott, basados en la novela “Do Androids Dream Of Electric Sheep?” (1968) de Philip K. Dick; cuya acción tiene lugar 30 años después de los eventos del primer film, con un nuevo “blade runner”, y una nueva Corporación que está en la búsqueda de un secreto largamente oculto, que podría acabar con el caos que impera en la sociedad.
De entrada, llama la atención que no hay créditos de apertura, incluyendo el título de la película, que sobresale por su estética visual “100% Blade Runner”:
Un mundo destruido, abandonado, distópico, donde la tecnología es omnipresente, con el impreciso límite entre lo natural y lo artificial; aquí no hay excesos debidos a la tecnología en CGI, todo lo contrario, se mantiene justo a la propuesta iniciada por Scott, inspirado por Dick, con una misma ambientación, juego de luces y sombras del director de fotografía, Roger Deakins, nominado en 13 ocasiones al Oscar, aun sin ganar; y juega hasta con las mismas propuestas o incógnitas:
Los ojos, el piano, el valor por lo natural, en este caso la madera, como “el árbol de la vida”; el búho, el origami, el unicornio, ahora caballo de madera; los sueños, los replicantes mismos, hasta el compositor Hans Zimmer mantiene el “leitmotiv” esencial de Vangelis, pero sin crear un estilo propio, de hecho no tiene un tema que quede en la memoria, que no remita a la obra del griego.
La película se mantiene en una trama policial, pera hay muchos tramos en que se vuelve contemplativa, en claros motivos para lucimiento actoral, y poder mantener el tono de suspense, llegando casi al mismo cine negro, véase todas sus características.
La historia por tanto, no es original, pero juega con una premisa falsa, y la mantiene durante todo el metraje, algo que la versión de 1982 se queda como superior, pues aquí no hay filosofía, aun si hay mucha poética, pero no es original, sino que forma parte del formato “Blade Runner”
Imposible es entonces ver este film sin ver la obra anterior, pues hay muchas conexiones que remiten al original, por lo que este filme no puede verse como un filme autónomo, sino como una muy buena secuela de una obra maestra.
Aporta muy poco la historia, le da muy buena continuidad, haciendo uso de una trama familiar previsible desde el inicio.
De los efectos especiales, queda “Blade Runner” (1982) como un hito del cine absoluto, pues ahora todo lo visto es posible, agregándose aquí el holograma de Ana de Armas, alargando más la crítica a la bioética y a la biotecnología, en que aun siendo A.I. merecen un trato como seres.
En ese sentido, la película mantiene las premisas religiosas, mesiánicas en el interesante personaje ciego de Jared Leto con sus ángeles/arcángeles, y sus complejos “hamletianos” y “edípicos”; y en una forma crística, el personaje de Ryan Gosling, que queda como “falso profeta”, y anuncia la corrección política de Hollywood, en cuanto a darle poder a la mujer.
Como dato, David Bowie fue la primera elección para el papel de Niander Wallace, pero falleció antes del inicio del rodaje.
¿Ustedes se imaginan?
Del reparto, una vez más, Ryan Gosling demuestra que no necesita un premio Oscar para ser un gran actor, aquí su silencio, su mirada traspasa la pantalla con una gran humanidad… hasta juega con la pregunta de si es, o no, un androide.
Como dato revelador, en La Biblia, Rachel dio a luz a José, que se vende en esclavitud, y más tarde se convierte en un importante patriarca de Israel: Joe es el nombre que Joi sugiere para K, su personaje...
Resulta curioso el crédito de Harrison Ford, retomando sus papeles míticos, con un personaje que aparece hasta los 100 minutos de un metraje de 150 minutos; eso solo demuestra su grandeza entre los actores de Hollywood, ya que Jared Leto, el único ganador de un premio de La Academia, sale muy poco, estando debajo de los créditos principales, en un personaje enigmático, que lamentablemente desaparece por arte de magia, eso no es justo; además que no se explica muy bien, cómo es que llegó a ser dueño de una nueva corporación, todo ello se dice de manera muy rápida, que bien se pudo desarrollar mejor.
Y la villana en acción, Sylvia Hoeks da muy bien la talla, se siente una amenaza poderosa y peligrosa.
Un placer fue ver a Edward James Olmos en un cameo, y a Sean Young a través de CGI, actriz que optó por llamar al boicot de la cinta, porque no la contrataron, y que recordó a la imagen CGI de Carrie Fisher en “Rogue One” (2016), obviamente mejorada, y en ese sentido, vuelvo a los efectos especiales visuales, son de alta calidad en el detalle.
Del director, mantiene sus premisas de los lazos afectivos familiares fuertes, la búsqueda de las respuestas ante hechos que le superan, creador de atmosferas malsanas, con un sentido visual efectivo.
Evidentemente, se espera una continuación…
¡No se vale! y además, sería insultante si La Academia nomina a esta película como:
Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión, Mejor Edición de Sonido y Sonido, y Mejor Banda Sonora, cuando en su momento, “Blade Runner” (1982) pasó desapercibida.
Sería vergonzoso, y eso que “Blade Runner 2049” (2017) LO VALE, porque mantiene la visión definitiva de Scott, de la ciencia ficción futurista, y Villeneuve prolonga el mito, ampliándolo y actualizándolo; pero “nunca verá un milagro”
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