Snow White And The Seven Dwarfs

Once upon a time…

Obra maestra del séptimo arte, film inmortal, personajes emblemáticos, estética que marca época, banda sonora que perdurará siempre.
¿Y cómo ocurrió?
Fue tal la acogida y el éxito de la cinta que a día de hoy, está considerada como una de las más taquilleras de la historia y la cinta de video más vendida.
La animación del film es colosal siendo, aún a día de hoy, difícil de superar, los personajes como los siete enanitos han marcado época, por no hablar de sus pegadizas (y bonitas) canciones.
Es la película de 3 generaciones distintas, la de mis abuelos, mis padres y la mía; y seguramente la de mis sobrinos.
Obra colosal, sin ella hoy no existiría la animación tal como la conocemos.
Que Walt Disney es la figura más importante del cine de animación es como decir que las hojas de los árboles son de color verde o que los grillos cantan por la noche.
Guste o no guste, a pesar de la existencia de daltónicos y sordos, sus aportaciones a los dibujos animados son tantas que superó su mismo campo.
Disney fue, a partir de la animación, uno de los empresarios pioneros del entretenimiento en todas sus facetas, un precursor del merchandising y, por extensión, de la organización multimedia de los productos culturales: cine, televisión, parques temáticos, etc.
Walt Disney pensaba que el producto de ocio no debí­a limitarse a una sala de cine, sino que podí­a completarse con un complejo entramado de productos relacionados entre sí (ese megaproducto compuesto por pelí­culas, libros, muñecos, juegos de rol y camisetas), no son más que desarrollos del concepto de espectáculo ideado por él.
No vamos a descubrir nada nuevo si decimos que Disney era mejor empresario que dibujante.
Aunque sea un tema tabú para sus forofos, está claro que Mickey Mouse no existirí­a como tal sin Floyd Gottfredson y lo mismo para el Pato Donald sin las historias de Carl Barks.
Tampoco se le escapa a nadie que no todo fue un camino de rosas para Disney. 
Tuvo que vérselas con el “Código Hays” (una regulación de censura que velaba por la “moralidad” de los americanos en los años 30), haciendo imposible, por ejemplo, que se viese una cama de matrimonio en la viñeta de una historia de Mickey y Minnie Mouse.
Y tuvo una fuerte competencia en el mercado de los cortos de animación con los hermanos Dave y Max Fleischer, que triunfaban en aquellos mismos años con sus cortos de Popeye (el personaje de cómic creado por Segar).
En este clima de tensión constante, Disney decidió echar el resto con lo que iba a ser el primer largometraje de animación de la historia.
Estaba harto de esta competencia proveniente del sector privado y las limitaciones impuestas por las leyes censoras norteamericanas.
Consciente de las dificultades del reto, se lo jugó todo a una carta, sabiendo que no le quedaba opción de retroceso.
Y soñó con un paraí­so comunista donde no tuviera (según su creencia) las presiones impuestas por la vida capitalista: y así­ nació Snow White And The Seven Dwarfs.
El cuento de Snow White se publica por primera vez en 1812 en Alemania con el nombre de Schneewittchen, en un libro escrito por los hermanos Grimm, Kinder- und Hausmärchen.
La primera traducción inglesa se publicó en 1823 bajo el título de Snow-Drop en el libro German Popular Stories de Edgar Taylor.
Contrariamente a lo que a menudo se afirma, no es el primer largometraje de animación de la historia del cine aunque Snow White and the Seven Dwarfs eclipsa a sus predecesores debido al impacto que suscitó en el público, tanto de Estados Unidos como internacional.
Considerado por muchos como una obra maestra, la película marca una nueva etapa en el terreno de la animación por las innovaciones técnicas y artísticas desarrolladas para esta película.
La primera adaptación cinematográfica fue una película muda producida por Siegmund Lubin, estrenada en los Estados Unidos el 1 de mayo de1903.
Después de varias versiones del clásico de los hermanos Grimm realizadas por diferentes estudios, Paramount hizo lo propio el 30 de marzo de 1933 con un cortometraje animado y sonoro dirigido por Dave Fleischer, con Betty Boop como Snow White.
Contrariamente a la creencia popular, el primer largometraje animado la historia del cine no es Snow White And The Seven Dwarfs, sino El Apóstol, una película muda argentina de 60 minutos dirigida por Quirino Cristiani y producida por Federico Valle en 1917.
Además de El Apóstol otras dos películas de animación precedieron a la adaptación de Disney: Peludópolis, el primer largometraje animado sonoro, dirigido por el mismo Cristiani en 1931, y Le Avventure di Pinocchio, producción italiana que vio la luz en 1936.
Snow White And The Seven Dwarfs es, sin embargo, el primer largometraje de animación sonoro y en color.
Disney usó el proceso de Technicolor que utilizó para el cortometraje Árboles y Flores (1932) de la serie Silly Symphonies, con un contrato de exclusividad hasta 1934, así como otras tecnologías, como la cámara multiplano y el rotoscopio.
Sin embargo, Disney no estaba satisfecho y considera seriamente la necesidad de hacer un largometraje.
Disney decidió invertir su fortuna personal para hacer un largometraje de animación, incluso poniendo en peligro el futuro de su estudio.
Era en la primavera de este mismo año cuando toma su decisión en lo que será su primer largometraje y el primero de animación hollywoodiense.
Fue así como Snow White And The Seven Dwarfs es el primer largometraje de animación producido por Walt Disney Pictures y el primero incluido en el canon de Clásicos Disney.
Se estrenó 21 de diciembre de 1937 en el Carthay Circle Theater de Hollywood. 
Realizado por David Hand (1900-86), la película es una adaptación del cuento de hadas homónimo que los hermanos Grimm, una historia profundamente arraigada en las tradiciones europeas.
Fue nominada al Oscar a la Mejor banda sonora, y fue Walt Disney quien recibió un Oscar honorifico por esta producción, por sus logros técnicos y artísticos.
Esta sola circunstancia, la de impulsor de la industria del ocio desde la sociedad norteamericana, le convierten en una figura polémica y controvertida, gurú del capitalismo y satánica figura para el estalinismo.
No obstante, la poliédrica personalidad de Disney se escapa a estas catalogaciones.
Y nadie quiso darse cuenta en su momento de que su primer largometraje, Snow White And The Seven Dwarfs, era una oda al sistema comunista.
La acción dramática tiene lugar en un país centroeuropeo indeterminado, durante un lapso de tiempo no definido, del orden de 8/10 años.
La acción comienza cuando Snow White tiene 7 años y culmina cuando tiene 14/15 años.
La época corresponde a una etapa pretérita indefinida, si bien las imágenes y diversas referencias argumentales la sitúan en la Edad Media: arquitecturas de castillos defensivos y palacios residenciales, fabricación seriada de útiles de trabajo (picos, palas...) y domésticos (calderos, vasos...), vestidos de diseño y materias primas nobles.
Lo confirma la extensión de los prejuicios de brujería, magia negra y hechicería. 
En la mente de los que trasladan el cuento a la palabra escrita (hermanos Grimm) y a la imagen (Walt Disney), el tiempo de la historia corresponde a la Edad Media.
Cuento infantil?
El en enfoque mitológico y arquetípico nos muestra lo siguiente:
Un Bosque - en este cuento está asociado con lo oscuro, pero de igual manera encuentra en el, un refugio que es la casa de los enanitos.
El color blanco, el cual representa la pureza y se ve reflejado en el color de piel de Snow White
El color rojo, este es muy simbólico, esto puede tomarse como un sacrificio, al igual que la manzana roja que le da a comer la reina haciéndose pasar por una anciana vendedora.
El blanco, símbolo de pureza, y por otra parte el rojo, símbolo de pasión y deseo sexual.
La manzana, representa la tentación, que en este caso le pone la reina a Snow White, en la iconografía religiosa, la manzana simboliza (nuevamente) el pecho materno.
Además de esto, el comer de la manzana, puede simbolizar tanto el probar el deseo sexual, como la llegada de la primera menstruación.
Sea como fuere, en ambos casos significa el fin de la “inocencia”.
La madre terrible, se manifiesta claramente en la reina.
La belleza, la cual obsesiona a la madrastra creando en ella un narcisismo.
El numero 7, a través de la historia el número 7 ha sido muy representativo, ya que rige muchos aspectos de la vida del hombre como:
7 días de la semana, 7 mares del planeta, 7 brazos de la menorá judía, 7 colores en el arco iris, 7 plagas de Egipto, 7 pecados capitales, 7 virtudes, 7 Maravillas del Mundo (Antiguo y Moderno), 7 fueron las frases que pronunció Jesús desde la cruz, 7 son las colinas de la ciudad de Roma y las notas musicales, en el alfabeto hebreo la séptima letra, llamada zain, representa los valores espirituales, que son la finalidad del mundo.
En la religión islámica hay 7 estadios o cielos, son 7 los dones del Espíritu Santo: Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y Temor de Dios. 
William Shakespeare dividió en 7 las edades del hombre: infancia, niñez, el amante, el soldado, el adulto, la edad avanzada y la senilidad, etc., y aparecen en diversas culturas como un número del destino, y en este caso son los 7 enanos protectores de Snow White.
El cazador, el cual es un ente protector de Snow White, pues no lleva a cabo los planes de la reina.
La figura del cazador podría ser representada como el padre.
La asociación es clara: cazador-protector.
Al padre, en los cuentos, le está designado un papel sublime, mientras que las madres se ocupan del cuidado de los hijos y de la casa.
Sin embargo, en numerosas ocasiones se nos muestran caracteres de padres ineptos e inútiles.
Esto consigue reforzar la socialización respecto al estatus, advirtiendo sobre las nefastas consecuencias que tiene el hecho de que un hombre no sepa defender a su familia, así como que la mujer desatienda sus obligaciones.
Snow White, en ella se ve reflejada la juventud y la ingenuidad de esos años.
El cuento enfrenta al niño con uno de los mayores miedos del hombre: la muerte. 
Por otra parte, el narcisismo de la reina es equiparable al narcisismo del niño.
Por lo que este cuento también le advierte de las posibles consecuencias.
La pelí­cula narra una historia muy singular.
Snow White vive esclavizada por una reina perversa que la somete a todo tipo de trabajos basura (barrer, limpiar), vestida con harapos (sí­mbolo de la clase obrera yanqui tras el crack del 29) y todo para mantener el “statu quo”, el gran capital, vive en las torres de marfil de un suntuoso palacio.
Cuando Snow White llega a la edad “madura”, se da cuenta de una cosa: que las promesas que recibí­a de pequeña de prosperidad a través del trabajo no iban a llegar nunca, y que todo el mundo de posibilidades en el que habí­a crecido, creyéndose la propaganda del gran capital, no eran más que mentiras.
Así que en su huida busca o encuentra un orden social que reconozca su fuerza de producción.
Y llega a la casa de los enanitos.
Nada más llegar, sin que nadie se lo pida, Snow White limpia toda la casa con la ayuda de los animalitos del bosque (sí­mbolo de que el trabajo en igualdad de condiciones es algo que se encuentra inmerso como derecho en la propia naturaleza).
Cuando Snow White y los enanitos (Sabio, Mocoso, Gruñón, Feliz, Tímido, Dormilón y Mudito) se conocen, la felicidad no puede ser mayor: establecen un orden social basado en el reparto del trabajo y la renuncia al enriquecimiento egoísta propio del capitalismo.
No obstante, la reina vuelve a aparecer, le ofrece a Snow White la manzana prohibida y sucumbe de nuevo.
Con todo, al final el orden se impone sobre las injusticias sociales, y Snow White encuentra la recompensa a su trabajo con la entrada en una especie de paraí­so socialista: su matrimonio con el prí­ncipe (oportuna crí­tica de Disney a la aristocracia y la monarquí­a; ambos pueden ser considerados “socialistas” dentro de su orden, ya que trabajarán lo mismo, es decir, nada).
La redención final de Snow White llega porque ésta representa el ideal del trabajador comunista.
Puesto que incluso los enanos son unos avariciosos compulsivos porque su trabajo consiste en sacar diamantes de una mina.
No obstante, se los esconden para ellos mismos y no contribuyen con su hallazgo a mejorar las condiciones sociales de los camaradas de su entorno.
Los enanos viven aislados en mitad del bosque en una cabaña cochambrosa, acumulando montones de diamantes.
Son todos hombres, por lo que se resisten a procrear y entregar al Estado su progenie como mano de obra.
Se podrí­a incluso llegar a pensar en la condición sexual de los enanos.
Aquí, Disney se atreve incluso a realizar una formulación teórica para “demostrar” por qué los homosexuales deben ser apartados en una sociedad comunista.
Algunas personas argumentan que es también sexista el hecho de que los enanos prohíben a Snow White que salga de casa bajo la orden de: “no dejes entrar a nadie”.
Ciertamente, en numerosos cuentos aparece esta prohibición, sin embargo, y como contrapartida, habría que ver que la reina, personaje igualmente femenino, es libre de andar por todo su reino
Es en el desarrollo, como hemos visto, donde se encierra el sexismo, esto es: debe cuidar la casa, barrer y fregar para llegar, durante el tiempo que pasa en la cabaña, a desarrollarse plenamente como persona (esto es, como mujer).
Snow White debe trabajar, pues los enanitos simbolizan los siete días de la semana, días de duro trabajo representado por las minas.
Por lo que vemos que, precisamente este cuento, está diciéndonos la extrema dureza que tienen las tareas domésticas.
Con respecto a los enanitos:
Doc, representa a la soberbia, el deseo de recibir altos honores y gloria a cualquier costo, creerse superior a los demás.
La humildad es la virtud para vencerla.
Estornudo, representa la avaricia, el deseo desmedido de acaparar las riquezas materiales, sin importar el daño causado al prójimo.
La generosidad es la virtud necesaria para vencerla.
Tontin, representa la lujuria, el apetito sexual que nos convierte en esclavos y tontos.
El autocontrol y la castidad logran el dominio de los apetitos sexuales.
Gruñón, representa la ira, que genera la dificultad para aceptar contrariedades o vivir en permanente descontento y odio a los demás.
La paciencia es la virtud para vencerla.
Feliz, representa la gula ante la comida y la bebida.
La templanza es lo que permite la moderación en el comer y beber.
Tímido, representa la envidia, el vivir resentido por las cualidades, bienes o logros de los demás.
La caridad conlleva a desear y hacer siempre bien a los demás.
Dormilón, representa pereza, el desgano por obrar en el trabajo o por responder a los bienes espirituales y hacer el bien a los demás.
La diligencia promueve el hacer el bien sin mirar a quien.
Son 7 las virtudes cardinales contra la soberbia, humildad; contra la avaricia, largueza; contra la lujuria, castidad; contra la ira, paciencia; contra la gula, templanza; contra la envidia, caridad y contra la pereza, diligencia.
Por su parte, Snow White es un arquetipo del trabajador ideal; sabiendo que por nacimiento posee derechos dinásticos, renuncia a ellos y prefiere conocer de cerca a la clase obrera.
Snow White no se casa con el prí­ncipe gracias a sus derechos de prosapia, sino a base de esfuerzo y sacrificio en el desempeño de una labor profesional.
Su capacidad de organización es ideal para formar parte del sistema.
Snow White llega a la casa (sí­mbolo de una fábrica) y sabe cómo sacar el máximo rendimiento con las fuerzas productivas de que dispone, todo ello a pesar de la plusvalí­a generada por los enanos (los diamantes).
Por otra parte, la existencia de Snow White fuera del hogar, no es especialmente agradable.
Snow White “cuida la casa, cocina, hace las camas, lava y remienda la ropa, y mantiene todo ordenado y limpio”, tal vez bajo órdenes de los trabajadores enanos.
Punto este donde se ven los valores sociales que se querían inculcar en las mujeres para que llegasen a ser unas buenas esposas.
El largo tiempo que esta Snow White en inactividad (dormida), nos recuerda, a nivel preconsciente, que la madurez sexual necesita un tiempo de concentración y sosiego en ambos sexos.
Snow White representa al iniciado que debe escapar de la malvada Reina y así empezar el proceso de la iniciación, que le permitirá encontrarse consigo mismo, llegando a identificar y reconocer a los siete pecados capitales, que son aquellos a los cuales nuestra propia naturaleza humana está principalmente inclinada, estos están simbolizados por los siete enanitos.
Se debe morir en mundo profano al igual que lo hizo Snow White para recorrer el camino iniciático descrito en este cuento y haber vencido a los siete pecados convertidos en las virtudes, que nos alumbraran el sendero y permitirán continuar la eterna búsqueda de la verdad.
La reina es también un personaje arquetí­pico.
Los pasajes de terror componen situaciones inquietantes que giran en torno de la reina, posiblemente el personaje malvado mejor construido y más conocido de la filmografía de Disney.
De hecho fija el arquetipo de mujer malvada en el que se han mirado los personajes femeninos más viles del cine.
Esta decide matar a Snow White porque tiene miedo de que le pueda sustituir en su puesto social.
La reina sabe de los privilegios de su situación, y teme que la llegada de una persona preparada le haga llegar a arrebatarle, por méritos propios, su propio puesto.
Tiene, como todo gran empresario, testaferros dedicados a cumplir sus órdenes sin rechistar, el súbdito que debe matar a Snow White quien, no obstante, no puede evitar sucumbir a los encantos de los ideales de justicia social que ésta representa.
La reina representa al mundo profano, con sus constantes ataques y maldad imperante, que pretende adueñarse de nuestro corazón.
Y tiene que hacer frente a una fuerza hasta cierto punto incómoda: los sindicatos (representados por el espejo mágico).
Son incómodos porque le recuerdan la validez del proletariado (la plebe) pero inofensivos, ya que no pueden actuar contra la acción del capital.
El espejo no hace más que hablar y proponer, pero no puede materializar sus propuestas.
El espejo mágico parece hablar por boca de un niño.
“Ella es mil veces más hermosa”, dice el espejo a la reina.
En esa frase, podemos comprobar la hipérbole, tan usada en el lenguaje de los niños y, por otra parte, podemos ver claramente reflejado el pensamiento de lo que el niño quisiera creer.
Todas las niñas crecen creyendo que su madre es la más hermosa, pero llegada la pubertad, sienten una rivalidad y, en sus fantasías, se auto convencen de que son mucho más hermosas que sus madres.
El espejo, por lo tanto, no es sino la materialización del deseo que todas las niñas llevan dentro en esa etapa de su vida.
La magia siempre ha rodeado al espejo.
Desde tiempos remotos se ha pensado que puede ser ocupado por las almas de quienes en él se reflejan.
Desde la antigüedad, el espejo está unido a la magia de manera indisoluble.
Se utiliza para conocer el futuro y, por tanto, desentrañar lo que el destino tiene deparado a quien osa asomarse a él, en una sutil mezcla de certeza y espejismo.
En realidad, cualquier superficie reflectante ha sido utilizada para la adivinación, desde la tranquilidad de un lago, hasta el agua de una taza, pasando por la famosa bola de cristal de los videntes.
En el paganismo se invoca a las entidades sobrenaturales a través del espejo. 
Pero con la llegada del cristianismo y sus creencias en un Dios benévolo y un demonio malévolo, el espejo se convierte en un instrumento negativo por el temor a que el maligno se asome a él ejerciendo el poder de la tentación.
Llega la Edad Media, y con ella las persecuciones de todo tipo.
El espejo comienza a considerarse un objeto que refleja y alimenta la vanidad de la mujer, convirtiéndose en un instrumento infame.
Lo que no se sabe con seguridad es si alguien vive en los espejos.
Si cuando nos miramos en ellos, alguien nos observa también desde el otro lado.
Después de todo, el espejo representa la otra parte de nosotros mismos, nuestro reverso.
El cazador, como el espejo, actúa de acuerdo a los deseos que el niño manifiesta; es decir, al hijo le gustaría que, si el padre pudiera elegir, se pusiera de parte de él, antes que de su madre, que es precisamente lo que el cazador hace, contraviniendo las órdenes de la reina.
Sin embargo, su debilidad queda patente cuando abandona a la muchacha en el bosque, donde los animales terminarán el trabajo.
Por lo que, ni cumple los deseos de la reina (a la que lleva las vísceras de un jabalí, en lugar de las de Snow White), ni protege a su hija de los peligros que corre.
Las vísceras que la reina quiere comer, simbolizan el deseo de ésta por apropiarse de la belleza de Snow White (de todos es conocida algunas costumbres tribales en las que se comen los corazones de las presas para conseguir su vigor).
En fin, fuera de todo este contexto, el film posee escenas memorables, la conversación a la reina con el siniestro espejo mágico (en la tradición oral, el sol o la luna, ya que el espejo como mueble es del XVI), el regreso a casa de los enanitos (en la tradición oral, duendes o guardianes del bosque), la transformación de la reina en bruja disfrazada de labradora anciana, el primer encuentro de los enanitos con Snow White, etc.
De acuerdo con el cuento original, la narración incluye elementos de otros cuentos (“La bella durmiente”, “La Cenicienta”...), convenciones muy arraigadas (los espejos dicen siempre la verdad, las palomas anuncian la paz...) y partes de narraciones de gran difusión, como la del Paraíso terrenal (la reina se equipara a la serpiente diabólica, la manzana envenenada evoca la que Eva toma del árbol de bien y del mal, el mundo es concebido como un Edén, la bíblica maldad femenina...).
Refleja los prejuicios sociales del momento (reparto de labores entre Snow White y los enanitos), prácticas crueles medievales o anteriores (extracción del corazón de un oponente para comérselo).
La banda sonora, de Frank Churchill, Leigh Harline y Paul J. Smith, ofrece una partitura jocosa y descriptiva, a las que acompañan 11 canciones originales, destacando “Someday my Prince will come”, etc.
La fotografía, de Maxwell Morgan, en color (technicolor de tres colores), ofrece un gran dinamismo, un ritmo intenso, abundante humor visual, pasajes de tensión y terror, un acertado diseño de los personajes no humanos y una magnífica caracterización de la maldad de la reina.
Todo esto hace que “Snow White And The Seven Dwarfs” sea una pelí­cula extraña, original, única, y que Disney fuera una persona con tantos amigos como enemigos, un hombre difí­cil, de personalidad compleja, ya que se le ha acusado en muchas ocasiones de haber sido nazi.
Nazi o comunista, están claros los ideales que representa un personaje como Disney: el esfuerzo y el trabajo unidos como base para edificar una gran nación.
Pese a sus muchos defectos que tiene, es sin duda un clásico imperecedero al que el tiempo no ha perjudicado, estando tan lleno de vida como siempre y siguiendo gustando a las nuevas generaciones de espectadores después de haber pasado ya más de setenta años de su estreno, reafirmando así que el buen arte jamás pasa de moda por muchos años que tenga.

“No duermas para descansar, duerme para soñar.
Porque los sueños están para cumplirse.”
Walt Disney (1901-1966).

… y vivieron felices para siempre?



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