Salò O Le 120 Giornate Di Sodoma (Salò, Or The 120 Days Of Sodom)

"Todo lo excesivo es bueno"

“Estáis fuera de toda legalidad, nadie en la tierra sabe que estáis aquí.
Por lo que respecta al mundo, vosotros ya estáis muertos”.

¿Qué serías capaz de hacer si te dijeran que las leyes morales y sociales no te afectan, y que tienes libertad absoluta para hacer lo que quieras, cuando quieras, y a quien quieras?
¿Qué harías si te dicen que tienes toda la libertad y el poder de actuar como te venga en gana con cualquier persona?
La primera palabra que se me viene a la cabeza al recordar las imágenes de esta película es "IMPACTANTE".
"El apetito se abre comiendo".
Este proverbio, por grosero que sea, tiene, sin embargo, un sentido muy amplio: quiere decir que a fuerza de cometer horrores se desean otros nuevos, y que cuantos más se cometen más se desean.
Esa era la historia de nuestros insaciables libertinos.
Uno de ellos dijo:
"Nosotros los fascistas somos los únicos verdaderos anarquistas una vez, naturalmente, que nos hemos adueñado del estado.
De hecho, la única verdadera anarquía es la del poder"
Cecil B. DeMille decía que las películas deberían empezar por un terremoto, y a partir de ahí, subir en intensidad.
Pues bien, respetando esta máxima, este cine polémico va por lo más alto (o lo más bajo, según se mire), la terrible: Salò O Le 120 Giornate Di Sodoma.
¿Qué tiene Salò que sea tan duro?
¿Estoy exagerando un poco?
Pues supongo que eso va con cada persona, yo puedo ver un ejército de zombis devorando las tripas a una persona y no voy a sentir herida mi sensibilidad, supongo que porque la situación es irreal, hasta te puede resultar gracioso.
Pero cuando ves como degradan a un ser humano hasta el límite, como abusan de él, como les relegan de su condición humana, pues ya te toca algo en el alma...
No tengo ni idea de donde saco Pasolini a esa gente, pero parecen depravados de verdad, no parece que estén actuando, realmente te crees sus papeles.
También los jóvenes actúan muy bien, parece que todo está sucediendo realmente, cosa que hace que aun resulte más perturbadora de ver la película.
La controversia acerca de la película existe hasta hoy, con muchos elogiando la película por su intrepidez y talante en contemplar lo impensado, mientras otros la condenan rotundamente por ser poco más que una pretenciosa película de explotación.
La película ha sido prohibida en varios países debido a su gráfico retrato de la violación, la tortura y el asesinato de personas que sospechosamente parecen menores de 18 años de edad.
Se han formulado muchas preguntas acerca de la legalidad de la película; por ejemplo, si los actores o actrices que participaron en los actos (evidentemente simulados) sexuales o violentos de la película eran mayores de edad.
Es decir, podemos afirmar que más allá de los crímenes pedófilos que muestra la ficción de la obra, ésta misma comete en sí misma un delito de pedofilia, pues todos esos adolescentes aparecen desnudos en pantalla y son utilizados por el director para representar toda suerte de ficciones pornográficas.
No está de más recordar que a ninguno de ellos la película les catapultó precisamente hacia la fama o hacia una carrera de artista, pues a la mayoría no se les volvió a ver nunca más en pantalla.
¡Bienvenidos al infierno!...
Salò O Le 120 Giornate Di Sodoma , todo un clásico del cine gore, una película poco aceptada por los amantes del cine tradicional, no recomendada para menores de edad, ni para aquellas personas que sean fácilmente impresionables, es metafórica, cruel, sádica, perturbadora, definitivamente toda una joya de la historia del cine universal.
Resulta que La Repubblica Sociale Italiana llamada por muchos historiadores República de Saló o República Social Fascista de Saló, fue un Estado creado por Benito Mussolini en el norte de Italia, ocupado por la Wehrmacht alemana, cuando las fuerzas aliadas tomaron el sur del país.
Tenía virtualmente su capital en la ciudad de Roma (en Saló, estaba la Agenzia Stefani, que enviaba de allí sus mensajes oficiales a la prensa), y existió entre 1943 y 1945.
Mussolini fue su primer y único jefe de Estado.
Su gobierno fue una república unipartidista/militar a cargo del Partido Fascista Republicano.
De régimen fascista, albergaba militares nazi-fascistas de toda Europa: los ultra-derechistas franceses, los nazis alemanes o los cruces flechados de Hungría, aliados de Adolf Hitler.
Con esta premisa nos adentramos en el contexto literario:
“Los hombres tienden a desear una mujer con cuerpo de virgen pero mentalidad de puta”.
Les 120 Journées de Sodome (1785) o L'École du Libertinaje es una novela atribuida al marqués de Sade, que habría sido escrita durante la estancia de éste en la prisión de la Bastilla.
La novela relata las experiencias de cuatro hombres adinerados, y sumamente libertinos, deciden dar rienda suelta a sus deseos durante 120 días en el Chateau de Silling.
Allí, reunidas una serie de víctimas y cómplices, entre las que se encuentran cuatro veteranas prostitutas, los cuatro hombres escuchan las historias más sádicas y deciden ponerlas en práctica, no sin antes redactar un código.
Debido al extremadamente crudo contenido del libro, se le considera mayoritariamente un libro difícil de leer.
Se cree que está ubicado durante la Guerra de los treinta años (1618 - 1648).
El autor expone de forma cruda y grotesca la corrupción a la que lleva el exceso y el abuso del poder, aspectos que denuncia en sus obras y que forman parte de los ideales del movimiento de la Ilustración.
Es una historia bien construida, con un orden estricto de sucesos marcados de antemano.
Sin embargo, no está completa: solamente la primera sección está escrita al detalle.
Después de eso, las restantes tres secciones están escritas como un borrador, a modo de notas con los comentarios personales del autor aún presentes en la mayoría de traducciones.
Bien antes o durante el trabajo, el escritor sabía evidentemente que no podría completar la obra y eligió escribir las tres partes restantes en breve, para terminarlas después, aunque no pudo hacerlo.
Los personajes de la novela:
El Duque de Blangis:
Cincuenta años, un aristócrata que adquirió su riqueza por envenenar a su madre por la herencia, y a su hermana, cuando ella se enteró de sus planes.
Blangis es descrito como alto, robusto y de gran potencia sexual, aunque se insiste que es un gran cobarde, y que está orgulloso de serlo.
Es esposo de Constance, hija de Durcet.
El Obispo:
Hermano de Blangis, él es un hombre de cuarenta y cinco años, flaco y débil, con una boca desagradable.
Es un apasionado del sexo anal, e incluso cuando tiene sexo con mujeres y niñas, se niega a tener relaciones vaginales con ellas.
Es padre de Aline, que la tuvo con la esposa del duque.
Entonces Aline es considerada hija del duque y sobrina del obispo.
El Presidente de Curval:
Un hombre alto y flaco, espantosamente sucio de cuerpo, sesenta años.
Está casado con Julie, hija del duque.
Durcet:
Un banquero de cincuenta y tres años, que es descrito como bajo, pálido y afeminado.
Disfruta la sodomía pasiva más que la activa, por el pequeño tamaño de su pene.
Es esposo de Adélaïde, hija del presidente.
Hacer el mal, dice Sade en boca de sus protagonistas, no sólo es más sencillo que hacer el bien, sino que siempre se alcanzan mayores placeres con él.
Sade negaba la vida.
"La crueldad, muy lejos de ser un vicio, es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza; el niño rompe su sonajero, muerde la teta de su nodriza, estrangula a su pájaro, bastante antes que tener la edad de razonar".
En 1975, el poeta y cineasta italiano Pier Paolo Pasolini adaptó al cine esta historia, transformando a los protagonistas en cuatro dignatarios de la República de Saló, el Estado fascista residual del Norte de Italia tras la derrota de Mussolini en la Segunda Guerra Mundial.
Pasolini, un ser profundamente contradictorio: tanto como para hacer un film como Il Vangelo Secondo Matteo, (1964) ampliamente celebrado por el Vaticano y después crear este ‘Saló’, poco menos que el Anticristo para la iglesia católica.
El filme, considerado el testamento artístico de su autor, ha sido considerado una película maldita, no sólo por la extrema crudeza de sus imágenes, sino por la radicalidad de sus planteamientos, que recogen con fidelidad desasosegante las posturas filosóficas de Sade.
El único dios existente aquí son los cuatro (repulsivos) jinetes del apocalipsis.
Cuatro hombres poderosos, llamados el Presidente, el Duque, el Obispo y el Magistrado, acuerdan casar a las hijas de cada cual entre ellos mismos en un ritual libertino.
Con la ayuda de varios colaboradores, secuestran a dieciocho jóvenes (nueve hombres y nueve mujeres) todos vírgenes, para conducir una suerte de experimentos dirigidos a confirmar la afirmación de que "todo lo excesivo es bueno" y los conducen a un palacio cerca de Marzabotto.
Con ellos están cuatro ex-prostitutas, también colaboradoras, cuya función será la de contar historias que exciten a los hombres poderosos, quienes entonces explotarán sexual y sádicamente a sus víctimas.
Pasolini plantea sus escenas sin el menor sentido de pudor o de afecto por la sensibilidad del espectador.
La historia claramente ejemplifica una anécdota real, que es la de la relación entre los gobernantes y poderosos (el grupo de jerarcas) con los representantes del pueblo (los adolescentes).
Los primeros, corrompen y sodomizan a sus prisioneros, sin más límite que el de sus pasiones y obsesiones.
Incluso se hacen violar por los representantes de la policía (unos jóvenes camisas negras).
Los segundos, son degradados hasta límites insospechados, en que incluso comienzan a delatar cobardemente a aquellos de sus compañeros que infringen las reglas.
A pesar de que el sentido de la historia es noble (no se refiere solo al régimen fascista, sino a cualquier sociedad democrática moderna), Pasolini (su padre había sido oficial fascista; él mismo había sido acusado de corrupción de menores en 1947, y era ateo, comunista y homosexual), supera en su película los límites de la brutalidad y lo grotesco, y puede herir la sensibilidad de espectadores no preparados.
¿Se podía decir lo mismo sin tanta abyección?
¿Sería fiel al sentido que quiso Sade?
¿Es Sade un autor filmable?
Saló es uno de los grandes paradigmas del cine de autor o cine independiente. 
Subversiva, guerrillera y escandalosa, ha dado origen a miles de sesudos estudios analíticos así como a millones de opiniones enfrentadas.
Y es que este filme no admite medias tintas: o se detesta profundamente o se defiende con vehemencia.
Al neófito en cine extremo lo que le suele suceder es que se queda noqueado, no logra entender el por qué de la aberración que ha visto.
Por el contrario, otros, iniciados en bizarrismos varios, podemos saltar por encima de las escenas de coprofagia y torturas para centrar nuestra atención en otras cosas.
Por lo tanto, mi primera recomendación (aplicada a mí mismo) a la hora de visionar Saló, es no quedarse epatado a la primera de cambio.
Es decir, si no dejamos a un lado recalcitrantes puritanismos y férreas morales, nuestro análisis jamás podrá penetrar más allá del ñoño sentimiento de estupor y escándalo.
Salò O Le 120 Giornate Di Sodoma es una película de 1975 del poeta, ensayista, escritor y director de cine italiano Pier Paolo Pasolini, basada en el libro Los 120 días de Sodoma del Marqués de Sade.
Pasolini saca a la luz el horror en estado puro, excavando en lo más oscuro de nuestra mente y mostrándonos, con seriedad inusual, el rasgo intrínseco a la Civilización que ese invento del Humanismo y la propia psique individual siempre han intentado ignorar por intolerable, por insoportable, a pesar de sus más que visibles consecuencias: el sadismo.
Pasolini mueve a los libertinos de tiempo y espacio.
Pasan de ser nobles franceses absolutistas a los últimos nazis que quedan en Italia en 1944, pero conservan sus nobles cargos —un duque, un presidente, un monseñor y una excelencia—, por lo que el discurso sobre la depravación del poder está intacto.
De hecho, tanto en Sade como en Pasolini, todos los protagonistas de las narraciones de los alcahuetas son nobles, ricos, curas o altos funcionarios del estado.
Su descripción física y moral es inenarrable y la de sus víctimas rozan lo angelical, con lo que la mezquindad de los hechos siempre es superlativa.
La película estuvo protagonizada por algunos actores profesionales, modelos, y actores no profesionales.
Los 4 señores fueron Paolo Bonacelli, que interpretó al Duque (poder político), Giorgio Cataldi, como el Obispo (o poder eclesiástico), Umberto Paolo Quintavalle, como el Magistrado (poder judicial) y Aldo Valletti, como el Presidente, (poder ejecutivo, escritor y amigo de Pasolini).
Los señores, en sus discusiones privadas, citan varias veces a Nietzsche, Baudelaire y Pierre Klossowski, entre otros.
Los actores que interpretan a las víctimas, estaban elegidos entre modelos juveniles, para que no tuvieran problema en salir desnudos, y tenían entre 14 y 18 años, siendo quizás este uno de los elementos que más hayan contribuido al rechazo o el escándalo.
Muchos de los nombres de los personajes de la película, tienen el nombre del actor que lo interpreta.
Las víctimas varones tienen todos el mismo nombre que el actor salvo 2, Rino: (Bruno Musso) y Carlo: (Gaspare Di Jenno).
Las víctimas mujeres conservan la mayoría su mismo nombre salvo: Fátima (Faridah Malik), Doris (Dorit Henke) y Eva (Olga Andreis).
Los militares y colaboradores también tienen el mismo nombre que el actor que lo interpreta.
Las hijas de los 4 señores, los militares todos tienen el mismo nombre, y los colaboradores todos tienen el mismo nombre, salvo (Fabrizio Menichini) como Bruno y (Maurizio Valaguzza) aunque el nombre de este jamás llegó a saberse.
Ambos grupos de jóvenes no eran tan homogéneos.
Los chicos eran no profesionales mientras las chicas venían escogidas de entre foto modelos (para asegurarse de que tuviesen cuerpos hermosos y que no tuviesen demasiado pudor en enseñarlos).
Muchos de los actores no volvieron a aparecer en ninguna otra película.
Durante la edición, varios rollos de película fueron robados y usados para chantajear a Pasolini casualmente el día de su muerte, aún se desconoce el destino de las escenas contenidas en los rollos.
Saló (como la película es comúnmente abreviada) se desarrolla en la República de Saló, en 1944-45, en el norte de Italia, durante la ocupación nazifascista.
Dicho lo cual, hay que admitir una cosa, Saló es escandalosa, sí.
Contiene escenas muy fuertes.
Pasolini no se andaba con cosas pequeñas.
Quería cabrear al respetable... y sabía cómo hacerlo.
Un asiduo del underground como él, tenía las herramientas necesarias para desplegar toda una artillería de monstruosidades gráficas.
La película está dividida en cuatro segmentos que aproximadamente hacen paralelo con el Infierno de Dante:
Anteinfierno:
Sección más corta de la película, se muestran las capturas de los jóvenes y un discurso por parte del Duque a las víctimas.
Círculo de las Manías:
Muestra el primer escalafón en el descenso hacia la abyección de estos jerarcas, y es cuando se dedican a realizar todo tipo de actos sexuales, sin distinguir hombres o mujeres.
Liderado por la Señora Vaccari, una de las prostitutas, se cuentan historias tomadas de la primera parte de la novela de Sade, ninguna de las cuales incluye la penetración.
Círculo de la Mierda:
Se comienzan a mezclar las fantasías eróticas con una escatológica, costumbre de sentir excitación a través de la ingesta de excremento.
Comienza cuando varios personajes discuten haber asesinado a sus madres y el hecho de que no se le debe nada a la madre simplemente por haber fornicado con un hombre, un tema típico de Sade.
La coprofagia (ingestión de heces) usada en el film es aparentemente una metáfora para los alimentos producidos en masa.
Como curiosidad, las heces fueron creadas con salsa de chocolate y mermelada de naranjas.
La coprofagia es poco común en humanos.
Suele ser el resultado de la parafilia conocida como coprofilia.
El consumo de heces humanas conlleva riesgos de enfermedades como la hepatitis, A y B o la neumonía.
Consumir las propias heces potencia el riesgo, así como la incorporación de bacterias y huevos de gusanos u otros parásitos intestinales.
Riesgos similares se pueden aplicar a ciertas prácticas sexuales tales como el anilingus o la introducción en la boca de objetos que han estado en el ano.
Aquí Pasolini apela a nuestro sentido de la repugnancia para recabar al máximo nuestra atención.
Dos escenas son memorables.
Una chica que llora por el asesinato de su madre es obligada a deglutir los excrementos de uno de los tiranos.
En otra escena, a los prisioneros se les prohíbe defecar durante 24 horas a fin de, posteriormente, poder recolectar en una gran fuente todas las mierdas que serán servidas en un glorioso banquete, para deleite de los dictadores y desgracia de los prisioneros.
Visionando las imágenes es difícil no tener arcadas.
Por mucho que encontremos reminiscencias con el Banquete de Platón, son imperiosas las ganas de mandar a tomar por el culo a Pasolini, por cerdo y guarro.
Por último, El Círculo de la Sangre:
En el último círculo, se celebra una boda gay entre algunos soldados y solo tres de los cuatro señores, puesto que el Obispo los está casando.
Es el final, la última fase de degeneración, en que se compara la fascinación y placer de la víctima de un violador (que puede repetir su acto innumerables veces) y el de la víctima de un verdugo (que solo puede ser ejecutado una sola vez).
Sin embargo, la muerte sería buena, porque libera a la víctima de sufrimiento.
El placer es en cambio el de la tortura y la mutilación de las personas.
Más tarde, las víctimas que decidieron no colaborar con sus agresores, y las hijas de los agresores son asesinadas de varias espantosas maneras: violadas antes de ser asesinadas, desolladas, ahorcadas, marcadas, con penes y pezones quemados y con lenguas y ojos extirpados.
Los que si colaboraron, con la condición de que continúen colaborando, serán conducidos con ellos a Saló.
Para aportar mayor realismo a las salvajadas, la cámara lo recoge todo desde varios metros de distancia, compartiendo, espectador y fascistas, la misma mirada introspectiva.
Éstos últimos, sentados frente a la ventana, se excitan y masturban unos a otros viendo con prismáticos cómo los cautivos son mutilados, violados y asesinados.
La película no concluye con un desenlace esperanzador.
El único personaje sensato, la pianista, se lanza desde una ventana al no poder soportar el cariz que va adoptando semejante experimento.
Y así la película trasciende la especificidad de los hechos narrados adquiriendo un carácter simbólico-mítico de castigo infernal sin solución.
La última escena de la película retrata la indiferencia, desensibilización a la violencia, y conformismo de las masas: dos colaboradores, que acababan de presenciar y participar en la masacre, aburridos, se ponen a bailar un vals juntos…
Pasolini pasó parte de su juventud en la República de Saló.
Durante este tiempo fue testigo de muchas crueldades por parte del ejército italiano.
Muchos de sus recuerdos de la experiencia condujeron a la conceptualización de Saló.
También proclamó que la película era altamente simbólica y metafórica; por ejemplo, la escena en que se comen heces sería una acusación a los alimentos producidos en masa, a los cuales él llamaba «basura inútil».
Las influencias de esta película son los textos del marques de Sade y sobretodo la filosofía de Nietsche.
El nazismo, la búsqueda de la perfección, el poder sobre el pueblo, el fascismo. 
Ojo que "Salò" no es un himno al nazismo, para nada, es una crítica a todo eso, justo lo contrario de lo que puede parecer en un principio.
Seguramente que hay gente que se lo tomara mal y verá justo lo contrario de lo que Pasolini quería decir.
A mi parecer la película es una sátira de la época, llena de metáforas.
Muestra los cuatro poderes reinantes: el duque, el obispo, el magistrado y el presidente, en las cabezas de unos libertinos con excentricidades sexuales.
La desnudez es manejada de una forma tan exquisita, alejada de cualquier morbo y a mi parecer con el fin de mostrar a la persona tal cual es, pero ante todo haciendo percatar la condición de inferioridad en la que se encuentra el pueblo frente a los dominantes.
Los relatos de las exprostitutas tienen el fin de causar el mayor grado de excitación en los oyentes, pero sobre todo arroja rasgos de la condición humana que permanecen ocultos en la maraña de lo censurable.
Al final, ni el más complejo sistema de leyes escapa de las necesidades y satisfacciones humanas, las leyes son para quebrantarse.
Todo se cierra como se abrió, en medio de una sociedad hipócrita, doble moralista y sin el menor de los escrúpulos.
Todo esto enmarcado en el fascismo, el pequeño pueblo se Saló con su abundante vegetación será el escenario para la tortura y lo excesivo.
Lugar donde jóvenes tendrán la única labor de dar placer a sus captores de la manera más sodomíticamente posible.
El hombre se vale por sí mismo.
Y el hombre, en su afán de poder, no tiene límites.
Comemos mierda todos los días.
Nos hacen comerla.
La música original de la película pertenece a Ennio Morricone interpretada al piano por Arnaldo Graziosi.
La música no original es Carmina Burana de Carl Orff (título de la pieza: veris leta facies) para la escena de las torturas.
Varias piezas de Frederick Chopin (Preludios Op. 28 nº 20 y nº4 y Valses Op. 34 nº 2 en La menor).
La canción coral (escena del primer banquete) es ¨Sul ponte di Perati Bandiera nera¨, versión de la canción ¨Sul ponte di Bassano¨ (una canción popular entre los soldados italianos de la primera guerra mundial) y versionada durante la república social italiana como ¨Sul fronte di Nettuno¨.
Esta fue la última película de Pasolini, quien murió ese mismo año, asesinado por un joven de 17 a quien, supuestamente, había querido someter sexualmente.
La realidad, que se reveló décadas después, fue que su muerte se debió a una conspiración.
El cadáver de Pier Paolo Pasolini apareció brutalmente apaleado el 2 de noviembre de 1975 en un barrio de la periferia de Roma, muy cerca de Ostia.
El realizador había ya completado su película e incluso estaba preparando el doblaje para la versión francesa.
Es impresionante comprobar cómo años después, el film sigue resultando tan brutal como el primer día, a la vez que su discurso tras las aberraciones sigue siendo totalmente necesario.
Siempre fue un intelectual incómodo, comunista confeso, hecho que unido a su declarada homosexualidad le convertía en blanco perfecto de los sectores de la derecha conservadora más recalcitrante, a pesar de que el asesinato se atribuyó a un crimen pasional perpetrado por un prostituto con el que había mantenido relaciones…
Viendo la película, no pude evitar pensar en la eficacia de Pasolini como visionario a la hora de predecir la alineación fruto del consumismo o el aumento de la pornografía y el vouyerismo, palpable sin ir más lejos en sitios web que venden y explotan este tipo de conductas (snuff).
La lección—brutal—de Pasolini es ésta: que jamás vuelva a existir en ningún momento, en ningún país, en ningún régimen político, sea del signo que sea, una posición de poder tal que pueda disponer de la vida de otros seres humanos a su antojo.
Jamás debe volver a pasar.
¿Se cumplió?
Esta película quiere (y debe) funcionar como revulsivo para los espectadores. 
Nunca deben darse las circunstancias para otro nazismo.
Aquí no disponemos de ningún héroe, de ningún “Schindler”.
El que quiera ver, que lo vea, que no le ciegue la mierda.
Saló, ¿film de carga filosófica o simple depravación visual?
En mi opinión lo primero, pero considero que Pasoloni se recrea enfermizamente en muchas de las escenas y diálogos, creando un ambiente demasiado angustioso y desagradable.
Si quieren salir de dudas les recomiendo que la vean y que se atrevan a situarse a uno de los lados de esa delgada línea que en esta ocasión separa el arte de lo obsceno.
Curiosamente en la cultura pop, hemos visto como Tarantino se basó en esta película para una escena de su Pulp Fiction y usa referencias en otras de sus películas.
Por otro lado, la Reina del Pop, Madonna, usó la escena de los perros humanos para graficar el descenso a sus deseos prohibidos en la realización del otrara censurado video "Erotica".

“La aparente permisividad de nuestra sociedad de consumo es una falsedad y Salò es una prueba para demostrarlo.
Hay una ideología real e inconsciente que unifica a todos, y que es la ideología del consumo.
Uno toma una posición ideológica fascista, otro adopta una posición ideológica antifascista, pero ambos, antes de sus ideologías, tienen un terreno común que es la ideología del consumismo.
El consumismo es lo que considero el verdadero y nuevo fascismo.
Ahora que puedo hacer una comparación, me he dado cuenta de una cosa que escandalizará a los demás, y que me hubiera escandalizado a mí mismo hace diez años.
Que la pobreza no es el peor de los males y ni siquiera la explotación.
Es decir, el gran mal del hombre no estriba en la pobreza y la explotación, sino en la pérdida de singularidad humana bajo el imperio del consumismo.
Bajo el fascismo se podía ir a la cárcel.
Pero hoy, hasta eso es estéril.
El fascismo basaba su poder en la iglesia y el ejército, que no son nada comparados con la televisión.
No hay remordimientos.
No hay catarsis.
No hay salida”.
Pier Paolo Pasolini



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