Star Wars
Star Wars: Episode IV: A New Hope
A long time ago in a galaxy far, far away...
El comienzo del mito… y de los efectos especiales!
El corazón tiene razones que el cerebro no entiende.
No estoy capacitado para juzgar esta película.
La vi cuando tenía tan solo 7 años, junto a mi padre quien representaba el héroe de mi vida (en paz descanses), fue él quien me llevó a ver mi primera película, anunciada en español simplemente como La Guerra de las Galaxias, recuerdo ver una pantalla enorme que correspondía a una sala con aforo para 100 butacas... para mí era enorme y era el cine Olimpia.
En aquel entonces la fanfarria de la 20th Century Fox compuesta por Alfred Newman en 1933, no hizo eco en esa presentación y de un golpe se apagaron las luces y vi las letras:
STAR WARS y la fanfarria de John Williams taladró mi mente, el cartelito del:
Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana, las letras explicativas sobre la rebelión y el Imperio alejándose por el espacio, la nave consular perseguida por el crucero imperial...
Fueron ni solo 5 minutos, cuando mis ojos se me llenaron de lágrimas ante aquella espectacularidad.
Eso era todo demasiado bonito, demasiado emotivo.
Aquel día lo llevo grabado a fuego en mi mente y en mi corazón; gracias padre por haberme llevado y haber hecho nacer mi interés en el cine.
Treinta y tantos años después, mi racionalidad de cinéfilo puja por expresar su opinión, que es mucho menos complaciente con Star Wars que mi corazón, pero se resiste a que hable, a que se insinúe siquiera... Respecto a este tema, la libertad de expresión estaría prohibida si la Fuerza no me acompañase.
Comencemos:
Si es que existe alguna ficción; ya sea de televisión, en pantalla grande o en papel, con dibujos o sin ellos; que haya condicionado en cierto modo mi particular estilo de vida, sin duda alguna esa ha sido la saga original de Star Wars.
Objetivamente hablando, los discursos de la sagrada trilogía han influido en mí de forma que probablemente sea imposible de cuantificar:
La relación con ciertos amigos, de esos que son para toda la vida a pesar de lo que pueda parecer, que iniciaron juntos un camino de perspectivas e inquietudes comunes desde nuestra más tierna (o siniestra) infancia.
Aquellas navidades en las que Santa dejaba su ración de merchandising made in Lucasfilm en el arbolito de Navidad.
Los revisionados en grupo, tan propios de ‘la generación del videoclub’ que teníamos como tótem de la diversión (entre otros) a uno de los escasos equipos VHS existentes en el salón de algún infortunado padre que probablemente prefería ver el football.
Todos estos momentos han forjado amistades, consolidado relaciones y moldeado sueños (algún día viajaré al espacio!)
Si bien la circunstancial pasión por los personajes creados por George Lucas podría haber sido sustituida, aparentemente, por cualquier otro tipo de afición, lo cierto es que Star Wars se extiende en algunas cosas por encima del fútbol o el ir a misa (los que iban).
Valores que nos han hecho mejores personas, lo creáis o no, porque yo amigos, creo en La fuerza.
Después de este speech introductorio debería empezar a hablar de la película en cuestión, pero...
¿qué se puede decir del Episodio IV que no se haya dicho ya?
Bueno, comenzando con la descripción detallada acerca de cómo se inició la franquicia Star Wars no ha podido ser determinada a consecuencia de las varias declaraciones emitidas por George Lucas, las cuales tienden a cambiar con el transcurso del tiempo.
Para la época de realización de un filme como este fue impactante por lo novedoso y por los innovadores efectos visuales.
Desde ese punto de vista merece todos los pergaminos que la convirtieron en un clásico de la ficción.
Al día de hoy, cuando vuelvo a ver esta película, me sigue enganchando todo lo que en ella se nos cuenta.
Funciona muy bien el carisma de los actores y la relación amor-compañerismo-rivalidad entre el trío Han, Luke y Leia.
La pareja de robots son divertidos (Androides 1 – Jar Jar 0) y el lujo de la función queda en manos del genial Darth Vader porque una película con un buen malvado tiene ganado mucho terreno.
Como anoté, los efectos especiales, el trasfondo filosófico religioso (la fuerza), la música, las escenas de acción y la impecable factura de la historia, siguen pareciéndome intactas a pesar del paso del tiempo.
Star Wars es un producto cinematográfico que revolucionó las taquillas y que perdura en la mente de los que fuimos niños cuando comenzó su espectacular andadura.
Star Wars: Episode IV - A New Hope fue la primera película estrenada de la serie Star Wars y la cuarta en términos de cronología interna: dos filmes subsiguientes continuarían la trama original (Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back y Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi), mientras que una trilogía describiría los eventos previos a A New Hope, girando en torno al antagonista principal Darth Vader.
El estreno de la secuela provocó un cambio en el título original de la película, que pasó a incorporar el número de Episodio IV y el subtítulo A New Hope («Una nueva esperanza»).
A partir de su lanzamiento mundial, el 25 de mayo de 1977, ha sido considerada como un hito en la historia del cine, principalmente por el uso de efectos especiales innovadores durante esa época.
Además, es una de las películas más exitosas de todos los tiempos, así como una de las más influyentes en la cinematografía contemporánea.
Obtuvo 6 premios Óscar de un total de 10 nominaciones (incluyendo la de «mejor película», cuyo Óscar correspondiente perdió frente a Annie Hall de Woody Allen).
La cinta tiene una insólita capacidad para asombrar escena tras escena.
Su ritmo no decae, tiene una estructura narrativa excelente que pone cada capítulo y revelación en su sitio exacto y como indicaba la unión entre la historia y el envoltorio es exquisita.
Desde el prólogo, con la mítica entrada del inmenso Crucero Imperial y la presentación intrigante de los personajes, hasta la antológica batalla final el desfile de imágenes maravillosas es casi indescriptible.
La verdadera «Fuerza» reside en su «narrativa pura»
La verdad es que Star Wars: Episode IV - A New Hope fue un doloroso trabajo de escritura, de borradores rechazados por la Fox una y otra vez, donde la historia cambiaba radicalmente en cada nueva versión del guión.
Salvo algún que otro nombre, los personajes siempre fueron los mismos, pero los roles cambiaban y las circunstancias también.
Digamos que gracias al control de calidad de los ejecutivos de la Fox (milagro!, por una vez en la vida el filtro de los directivos dio resultados positivos), después de mucho esfuerzo pudo Lucas desarrollar un guión aceptable.
Lamentablemente con la continuación de la serie, y el crecimiento en poder económico y creativo de Lucas (fundamentalmente gracias a hacerse de los derechos del merchandising, algo nuevo y desconocido para la época - y para los ejecutivos de la Fox), resultó cada vez más difícil tener alguien que controlara creativamente al chico prodigio, y los guiones fueron perdiendo potencia narrativa hasta la lamentable entrega de la trilogía de precuelas a partir de 1999.
El guión fue redactado por George Lucas mientras dirigía su primer largometraje, influenciado principalmente por los cómics de Flash Gordon, las películas sobre samuráis de Akira Kurosawa y la obra El héroe de las mil caras de Joseph Campbell.
Lucas mezcla cosas de muchos géneros distintos, amén de nutrirse de fuentes literarias que van desde Tolkien, pasando por las leyendas arturianas, las leyendas europeas y, por qué no, el comic.
Entre otras cosas, Lucas incluye : héroes rubios, princesas y emperadores, religiones y razas conviviendo al estilo Lord Of The Rings, dos soldados renegados que buscan una fortaleza oculta como el film The Hidden Fortress de Akira Kurosawa, un viaje a tierras desconocidas al estilo del serial de cowboys.
La amenaza fantasma (de donde tomaría el título para el Episodio I), el llamado camino del héroe (una persona anónima destinada a la grandeza y a terminar con la opresión de una fuerza invasora) de los relatos del Rey Arturo, elementos del Western (tabernas, héroes borrachines y bribones al margen de la ley pero simpáticos como Han Solo), elementos de otras obras Sci Fi (planetas desérticos como Duna), y unos cuantos clichés de las películas de la Segunda Guerra Mundial, desde los discursos heroicos hasta las escenas de combate (basadas ciertamente en documentales de guerra).
El mérito de Lucas es compaginar todo esto, hacerlo ágil narrativamente y atractivo al público, más que una simple regurgitación de elementos prestados.
Este clasicismo del trasfondo de la historia, no impidió que George Lucas orquestara una obra de sorprendente y sobrecogedora imaginación que, como expongo en la introducción, reinventó los géneros de la fantasía y la Ciencia-ficción y reformó por completo la forma de hacer y entender el cine.
¿Cómo lo hizo?
Contando la historia con muchísima pasión e inspiración y creando un envoltorio visual fascinante, un mundo desbordante de pueblos, gentes y criaturas maravillosas, y poniendo en él unos personajes sencillos pero muy atractivos cuyos épicos diálogos y aventuras deslumbraron a millones de espectadores.
No importaba que fuera evidente que Luke iría a la aventura y se convertiría en héroe, que la princesa sería salvada y que los buenos ganarían, cada paso era y es, aun habiendo transcurrido más de treinta años desde el estreno, un deleite narrativo y visual.
El otro factor del éxito de Star Wars, sea el haber creado uno de los villanos más memorables del cine.
Sin duda Darth Vader es una fuerza implacable de destrucción, con una presencia y voz espectaculares.
Por supuesto, el tercer factor del éxito de Star Wars son los efectos especiales.
Ciertamente no son los primeros efectos especiales de calidad que se ven en el cine (el mérito le corresponde a 2001, A Space Odyssey), pero son los primeros que se ven en movimiento frenético.
Las batallas espaciales son altamente creíbles y sin falla (quizás no se vean tan bien algunas explosiones ahora, pero bueno, en 1977 Lucas estaba inventando todo eso!).
Y, fundamentalmente, el hecho de que, desde la Death Star hasta los detalles mínimos de la cantina de Mos Eisley están realizados de modo impecable.
En términos de lo visual, los efectos producen estupor : desde la captura de la nave de la Princesa al inicio del film, hasta la presencia de la Death Star, resultan en momentos memorables, fijos en la retina de cualquier espectador del mundo.
El reparto estuvo integrado por Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Peter Cushing, Alec Guinness (nominado por su papel de Obi-Wan), Anthony Daniels, Kenny Baker, Peter Mayhew y David Prowse; el rodaje fue realizado en la estepa tunecina, Londres y Guatemala.
Los efectos especiales corrieron a cargo de Industrial Light & Magic, empresa recién fundada por Lucas al momento de producir la película.
En 1989, la filmoteca National Film Registry de la Biblioteca de Estados Unidos añadió el título a la categoría «película cultural, estética o históricamente importante», mientras que el guión de Lucas fue nombrado por el gremio Writers Guild of America como uno de los mejores jamás redactados.
Star Wars ha influido en varios filmes y directores desde su lanzamiento.
A ella se le atribuye el nacimiento de una nueva generación de cintas cargadas de efectos especiales, siendo también una de las primeras en combinar géneros cinematográficos tales como la opereta espacial y los seriales para inventar un nuevo concepto generalizado, el cual los cineastas podrían empezar a explorar.
Tras ver Star Wars, James Cameron decidió renunciar a su empleo como chofer para empezar su trayectoria en el cine; de forma parecida, otros realizadores que serían influenciados por el filme son Peter Jackson quien utilizó la estética introducida en la película para producir la trilogía cinematográfica de The Lord Of The Rings, con la que esperaba transmitir una sensación realista y creíble de los efectos visuales, Ridley Scott quien comenzó a interesarse en el «futuro explorado» (donde los vehículos y la cultura tienen sus propias referencias históricas), extendiendo el concepto en su película Alien y Blade Runner, Roland Emmerich entre muchos otros.
"Siente, no pienses, usa tus instintos"
Qui-Gon Jinn
La Fuerza es toda aquella energía que es creada por todas las cosas, incluso una roca, la tierra y los seres vivos.
Es la energía del universo.
Los Jedi y los Sith pueden controlar y utilizar esa energía con la mente.
George Lucas se inspiró en religiones como el Shinto, de Japón y también con las religiones celtas.
Aquí responde el por qué, tanto Jedis como Siths, usaban capas y looks al mejor estilo mesiánico, sobretodo Obi-Wan en el Episodie II, Attack Of The Clones, con su barba y su cabello tipo JC (Jesucristo)
Los personajes Jedi son unos Guerreros con vocación espiritual y de servicio que recuerdan a héroes de las tradiciones Célticas y Budistas.
Aunque se creía que La Fuerza fluía por todo ser vivo, sólo podía ser aprovechada por una minoría de seres descritos como "sensibles a la Fuerza".
Esta sensibilidad a la Fuerza es atribuida a diferentes causas por unas opiniones u otras.
Según la trilogía original y sus respectivas novelas, la sensibilidad a la Fuerza es vista desde un sentido metafísico y espiritual, mientras que en la nueva trilogía, se atribuye a una cantidad alta de microorganismos internos llamados midiclorianos, (organismos que algunos verían análogos a las mitocondrias) que viven, concretamente en las células de los sensibles a la Fuerza, ya que es la zona donde La Fuerza es más fuerte en un cuerpo.
Así a mayor cantidad, mejor era la capacidad potencial a la Fuerza del ser.
De este modo, la Fuerza pierde su carácter espiritual convirtiéndose en una cuestión química.
También varía el modo de percepción de sensibilidad y poder de la fuerza: en la saga original, los usuarios de la Fuerza simplemente percibían y sentían la afinidad de los seres con la fuerza; en las nuevas entregas se mide la cantidad de midiclorianos que el individuo posee tomando una muestra de sangre.
Los seres sensibles a la Fuerza eran capaces de aprovechar la Fuerza para efectuar actos de gran destreza y agilidad así como controlar y moldear el mundo a su alrededor.
A veces este talento era descrito como la posesión de una fuerte "aura" de la Fuerza, y es posible que los dos rasgos estuvieran conectados.
La Fuerza es aquella que le da a los Jedi y a los Sith sus poderes de telequinesis (mover cualquier tipo de objeto, incluso tierra, aire o fuego), telepatía, electroquinesis; además pueden usarla para ver el futuro, sanar heridas, pasar desapercibido y el control mental sobre otros seres.
Y aquí se responde la obsesión de Palpatine por Amidala, Palpatine de una forma observó el futuro de la Reina y quiso impedir o manipular el destino de la Fuerza.
A veces en algunos casos al hacer uso de la Fuerza se oye el sonido de una explosión, ejemplo de ello cuando Darth Maul usó la Fuerza para empujar a Obi-Wan a una fosa o cuando Vader intentó ahogar a Padmé.
La Fuerza tiene dos lados, el Lado Luminoso y el Lado Oscuro.
Hay varias formas de diferenciarlos.
Lado Luminoso:
Es la ideología Jedi.
Un Jedi utiliza siempre la Fuerza para conocimiento y como defensa.
Nunca para atacar.
Maestro Yoda
El Lado Luminoso de la Fuerza está concentrado en los ideales del bien y la justicia.
Un seguidor del Lado Luminoso vive en armonía con el mundo que lo rodea, actuando con sabiduría y lógica en lugar de enojo y juicio injusto.
El mayor grupo de seguidores y maestros del Lado Luminoso es la Orden Jedi.
Por antagonismo, está el Lado Oscuro:
Ideología Sith
El Lado Oscuro de la Fuerza es un camino a muchas habilidades que algunos consideran antinaturales.
Palpatine (Darth Sidious)
El Lado Oscuro de la Fuerza es el elemento alineado con el mal y el odio.
Los Sith obtienen poder de la Fuerza a través de las emociones, sobre todo la pasión.
Los seguidores del Lado Oscuro obtienen el poder más rápidamente; sin embargo, el Lado Oscuro ejerce una adicción sobre ellos, y además les destruye paulatinamente el cuerpo.
Algunos practicantes conocidos del Lado Oscuro fueron el Lord Sith Darth Sidious y sus discípulos:
Darth Maul, Darth Tyranus y Darth Vader entre otros existentes.
Y tú, de qué lado de la fuerza eres?
Otra nota, muy importante, la de la música, lo único que se puede decir es que es excelente, sobrecogedora, emocionante... belleza auditiva digna de tener en casa y conservar para toda la vida.
Sencillamente espectacular.
El American Film Institute catalogó la banda sonora de Star Wars: Episode IV: A New Hope como «la mejor de todos los tiempos» en su listado AFI's 100 años... bandas sonoras.
Ninguna composición orquestal ha tenido mayor influencia en la historia del cine y en sus elementos musicales que la original Star Wars.
En un período significativo para las bandas sonoras, donde comenzaba a enfatizarse en orquestas más pequeñas y en el género pop, los coleccionistas temían que los días gloriosos de Ben-Hur y de Lawrence Of Arabia hubieran pasado...
Pero el uso de un tema musical prominente y varios Leitmotiv en 1977 consiguió ser un regreso indispensable a la influencia wagneriana de la época dorada de Hollywood.
En otras palabras, la existencia de tantos temas memorables, y su relación perfecta con los personajes y escenarios de la película fue una especie de concepto revolucionario en esos días.
Tras cinco tomas tan sólo en el primer día de las sesiones de grabación, Williams y Lucas combinaron tres Leitmotiv para formar las melodías principales que ahora resultan familiares para cualquiera.
Junto con la fanfarria vinieron dos composiciones primarias: una para la Fuerza y otra para la Princesa Leia.
Lucas sentía que la naturaleza cinematográfica de Star Wars debía representar visualmente a mundos completamente nuevos y desconocidos, y respecto a la musicalización quería lograr que las audiencias se familiarizaran emocionalmente con la misma.
En marzo de 1977, Williams comenzó a dirigir a la Orquesta Sinfónica de Londres, buscando grabar la banda sonora de la película en 20 días.
En fin, tengo mis mejores momentos de la pelicula:
Por supuesto, el prólogo, con la inmensa nave del Imperio dando caza a los rebeldes.
Y a partir de ahí, prácticamente todo:
Star Wars: Episode IV: A New Hope es quizá la más hermosa película de aventuras jamás realizada.
Hermosa por su desprejuiciado tono jovial, por proponer una visión ligera pero rotunda del viaje del héroe, por la valentía y la mirada limpia de Lucas.
Como espectáculo, sin duda es EL clásico.
La fuerza de su historia supera ampliamente sus debilidades, las hace obviar.
Sumado a la inmortal partitura de John Williams, sin duda es un hito de los 70.
Los personajes principales pasarían a la historia, pero la sensación de fascinación por el universo que estábamos contemplando era mucho mayor y, a pesar de la gran cantidad de espacio consumido, podría continuar horas hablando de esta película.
La calidad cinematográfica, mezclada con un fuerte componente nostálgico y otro de culto personal (ya que no voy a misa…) hacen de Star Wars: Episode IV: A New Hope una producción que trasciende los valores normales a la hora de juzgar una cinta de estas características.
La fuerza es necesaria, la empatía es necesaria, y relativizar todo lo que he dicho hasta ahora, también.
Una suma de cosas que cristaliza una mitología a explotar, con un final abierto (Vader no muere), por si era posible hacer secuelas.
Que nadie piense en una concepción de trilogía, pues es falsa.
Su aparente tosquedad, su sencillez, son sus máximos valores, pues la vida que narran, la energía y el ingenio, no pueden describirse con palabras.
Tampoco puede describirse con palabras el valor que por tanto tiene su segunda parte, Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, pues superó lo que parecía insuperable.
Pero de ella hablaremos en el siguiente capítulo.
"May the Force be with you."
Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back
"I am your father"
En Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, el mal avanza, la amenaza de la tiranía se cierne sobre el universo, pero siempre queda lugar para la esperanza y en ello andan nuestros héroes, luchando con tesón y reuniendo fuerzas para plantarle cara al enemigo.
Esta fue la segunda película estrenada de la saga Star Wars y la quinta en términos cronológicos internos.
La trilogía original de Star Wars es seminal en muchísimos aspectos.
Trilogías posteriores - Matrix, Lord Of The RIngs, incluso Underworld - y otras sagas de culto tomarían el modelo de construcción impuesto por Lucas.
Inclusive hasta sus golpes de efecto.
Que, por ejemplo, el Hombre que Fuma sea padre de Fox Mulder en X Files no es más que una consecuencia directa del shock de la revelación de Darth Vader como padre de Luke en Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back.
Que las fuerzas de Middle Earth se encuentren casi vencidas en The Two Towers - si bien la obra de Tolkien es anterior, Jackson maneja los tiempos del relato -, o que Zion esté a punto de sucumbir en Matrix Reloaded, es similar a los rebeldes acosados en Hoth.
La segunda parte de la trilogía es muy oscura, y ha sucedido lo mismo con las instancias intermedias de otras sagas posteriores.
Muchas cosas le deben el género a Lucas.
En Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, Lucas cede el bastón de mando a Irvin Kershner y éste consigue un peliculón de proporciones inesperadas.
Un guión más maduro, unos actores más unidos a sus personajes, más medidos, convierten esta continuación en la verdadera razón de ser de una trilogía que podía haber sido bien distinta si el film hubiera resultado un fracaso.
Lucas lo definiría como el paso de la juventud a la madurez, o de la libertad de la infancia a la oscuridad del mundo.
Y está perfectamente definido.
A menudo, en las trilogías, la segunda parte, que vendría a ser el nudo de la historia, suele ser el más prolijo y el más apasionante.
Y esta no es una excepción.
El tono vitalista de la primera parte, con esa conclusión tan jovial, se ve reemplazado por otro mucho más fatalista, en el que apenas hay resquicio para la esperanza, narrado por Kershner con una maestría inusual en este tipo de producciones tan magnificadas.
En este caso, el tono del film es pesimista.
Pocas cosas salen bien para los rebeldes, y uno podría decir que prácticamente se encuentran al borde de la aniquilación.
El escape de Hoth es angustiante, así como las peripecias del grupo a bordo del Millennium Falcon.
Sin duda el espíritu de aventura sigue estando, pero no es un film triunfalista como la primera película.
En esta, Luke se separa del grupo, cumpliendo con los mandatos que le impone el camino del héroe: descubrir sus poderes ocultos que podrán desnivelar la balanza a favor del bien en la contienda.
El rodaje de Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back fue, al igual que su antecesora, muy duro y complicado.
Para empezar, las escenas del planeta de Hoth fueron rodadas en Noruega, donde el equipo de la película tuvo que soportar una temperatura media de -20º C.
Tal era el frío que hacía, que los técnicos de cámaras tenían que ponerse guantes protectores para evitar que las manos se les quedaran pegadas a las cámaras.
Asimismo, Mark Hamill (Luke Skywalker), tuvo un accidente en plena grabación que le dejó la cara llena de cicatrices.
Para justificar su estado, se inventaron la escena en la que es capturado por la criatura de las nieves.
Una pequeña curiosidad acerca del rodaje: la escena en la que R2-D2 es atacado por un monstruo marino en Dagobah, el inhóspito planeta donde Yoda (que en el idioma budista significa “guerrero”) entrena a Luke Skywalker en los caminos de La Fuerza, se rodó en la piscina que Lucas se estaba haciendo en su casa.
Si el Episode IV revolucionó el mundo de los efectos especiales gracias al uso de unas cámaras con control de velocidad que permitían moverse a las naves con libertad, para el episodio V, ILM desarrolló un sistema que permitía hacer más imágenes congeladas.
Igualmente, se les ocurrió una nueva técnica para filmar las explosiones de las naves espaciales.
Su sistema era sencillo, colgaban la maqueta de la nave del techo y colocaban la cámara justo debajo de ésta mirando hacia arriba, dando la sensación de que las llamas de la explosión iban hacia la cámara.
A pesar de todo, tuvieron que repetir multitud de tomas ya que a veces caían chispas encima del objetivo de la cámara.
Los caracteres dibujados en la primera película son ahora mucho más rotundos y definidos, como una tragedia mitológica.
Vader, observando las estrellas en los amplísimos ventanales, parece capaz de atravesar toda la galaxia con su mirada.
Y también parece que ha subido de rango, tres años después, pues ya no hay oficial que se atreva a chotearse de él.
De hecho, los errores suelen pagarse caros entre sus generales.
Pero Vader va a ser, además, un personaje mucho más siniestro, brutal y complejo en esta segunda parte.
Y más misterioso.
Al contrario que en la tercera, Kershner tiene el buen gusto y la inteligencia de no mostrar su rostro, tan solo un poco de su cabeza, antes de colocarse de nuevo el casco.
Luctuoso y de motivaciones ocultas, que pronto serán reveladas, Vader es, junto con Solo, la estrella de la función.
Tenemos a Yoda pero ya en animatronic, o marioneta, creada para dar vida a este personaje fundamental, es una verdadera joya artesanal, con la portentosa voz de Frank Oz.
Los creativos de Lucas dieron vida a un sin fin de criaturas a cuál más brillante y además había que dar más entidad al papel de Han Solo, reconocimiento merecido tras las alabanzas recibidas tras el Episode IV.
Tiempo después a Harrison Ford le esperaba nada más y nada menos que Indiana Jones y el reconocimiento planetario.
La historia es manejada con buen ritmo y no decae nunca el interés, un gran mérito considerando que en estricto rigor, por ser "la del medio" de la trilogía central, tiene comienzo abierto y final ídem.
Las secuencias de descensus ad inferos de Luke Skywalker tienen una profunda carga mítica.
Dentro del cuadro completo de la hexalogía, al ver en este filme reaparecer a Yoda y descubrir el secreto de Luke Skywalker, además de tener a villanos de opereta como Darth Vader y otros más de segunda fila que condimentan la acción, como Bobba Fett, así como héroes principales, y subtramas secundarias, vemos que este filme entronca muy bien.
Gran parte del mérito de esto es de Irvin Kershner, que es mucho mejor director de actores que Lucas.
También vieron que la historia necesitaba hacer más énfasis en los personajes y así:
Luke: asume su rol como uno de los líderes de la Alianza y decide transformarse en Jedi.
Y sufre una revelación que romperá toda la galaxia.
Leia: la fría princesa se enamora y demuestra que no es solo de hielo.
Han: demuestra que no solo le importa el dinero.
Vader: demuestra lo que es un villano de verdad, fiel a su amo (Emperador Palpatine), y no acepta ningún fallo.
Le rebela una verdad a Luke con una de las frases mejor guardadas del guión que impactaron a todo el mundo.
Yoda: el maestre Jedi.
Una de las jugadas maestras de la película, cuando todo el mundo pensaba que aparecería un Hércules, en vez de ello aparece una especie de rana verde, vieja, débil y curiosa.
Pero dentro de ésa figura se esconde el Jedi más poderoso de toda la Galaxia, lleno de “fuerza” y sabiduría y con una forma de hablar inolvidable.
Con algunas frases impactantes:
§ “La guerra no lo hace a uno más grandioso”.
§ “No, no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.
§ “Miedo, Ira, Agresividad…
El lado oscuro ellos son.
Si algún día rigen tu vida, para siempre tu destino dominarán.”
Y la película acaba con una las frases de amor más sencillas y bonitas que nunca he visto:
§ Leia: Te quiero.
§ Han: Lo sé (en el guión ponía “yo también" pero así queda aún más perfecta para el personaje de Han)
Alcanza así la perfección cinéfila por todos lados, es imposible hacerla mejor.
La banda sonora original está compuesta por John Williams quien dirige a la Orquesta Sinfónica de Londres y explora un poco más el terreno musical iniciado en la predecesora Star Wars: Episode IV - A New Hope, añadiendo nuevas composiciones fundamentales en la saga, entre ellas introduce la famosa Marcha Imperial como tema para el Imperio Galáctico y, principalmente, para Darth Vader.
La banda sonora fue candidata a muchos premios (entre ellos un Oscar).
En fin, es una de las películas en la que sabes que tendrá una secuela y que te deja esa sensación de querer ver la siguiente lo antes posible.
Excelente.
El atento espectador podrá conocer muchos más aspectos de los personajes, se sorprenderá con cada nuevo giro de la trama, vibrará con la espectacular y mítica banda sonora, se preguntará cómo se pudieron realizar en aquella época algunas escenas y en definitiva, disfrutará de un ameno cuento galáctico, que poco a poco, paso a paso, se va encaminando hacia su desenlace.
Esto, más que una crítica, es un homenaje a Irving Kershner, el hombre que dirigió la cinta y que le dio a la saga un Lado Oscuro, al profundizar en los sentimientos y la psicología de los personajes en esta cinta.
Irvin Kershner (1923 – 2010)
"May the Force be with you".
Star Wars: Episode VI - Return Of The Jedi
El final del principio de una era…
En el año 1977, George Lucas estrenó una rocambolesca saga concebida como una ecuación irresoluble de seis fascículos que empezaban con la parte IV y terminaban, más de 20 años después, con la parte III.
Resulta inconcebible que se lograse el objetivo de concluir, siquiera comenzar, tamaña epopeya, ni mucho menos de reunir el dinero para dar pistoletazo de salida a tan descabellado proyecto.
Cuenta la leyenda que en el rodaje de Star Wars: Episode IV - A New Hope, el único que creía fielmente en tan extraordinaria criatura era, justamente, George Lucas, quien también fue el blanco de toda clase de burlas e improperios delante de sus propias- literal o imaginariamente – imperiales barbas…
Star Wars es un fenómeno cultural, cinematográfico y comercial sin precedentes, que convirtió a George Lucas en el Pope de la industria.
Es el inventor del cine comercial moderno: un formidable blockbuster, impresionantes campañas publicitarias, toneladas de merchandising, explotación hasta la saciedad de todas las posibilidades comerciales del éxito de una película, y un largo etcétera.
No es que esto no existiera antes, pero siempre fue realizado en medidas parciales por los estudios, y sólo Lucas lo llevó a su máximo nivel de perfección y terminó por institucionalizarlo.
Produjo un cambio de mentalidad tan fuerte en la industria que continúa hasta estos días (el convertir a la ciencia ficción en rentable, la creación de películas - evento por parte de los estudios todos los años, las interminables secuelas, la masificación de los efectos especiales, etc.).
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi fue la tercera película estrenada de la saga de Star Wars y la sexta, final en términos cronológicos internos de la saga.
Escrita por George Lucas, la película fue reeditada con cambios y remasterizada en imagen y sonido en 1997.
Con la tercera entrega de la saga de Star Wars, George Lucas puso fin a la primera trilogía filmada de lo que él concibió como una serie de nueve episodios. (¿?)
El director Richard Marquand fue el escogido, por George Lucas -que continuó ejerciendo de guionista y productor- para dirigir esta tercera entrega de Star Wars y de poner en imágenes la visión personal del universo de George Lucas y las hazañas de los tres personajes principales, encarnados por Mark Hamill, Carrie Fisher y Harrison Ford.
A la hora de los análisis, el filme cumple ampliamente las expectativas, aparte de lo pésimo del guión y mucho menos del final.
No sólo por el año de su realización, sino por los aspectos técnicos y artísticos que demuestran un trabajo descomunal.
Ni hablar de lo que este filme causó en su momento tomando como comparación los filmes contemporáneos.
Sencillamente deslumbrante en los efectos visuales y sonoros.
Aún permanecen como asombrosos al día de hoy.
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi viene a mejorar todo lo visto hasta el momento en ciencia ficción de entonces.
Con un presupuesto que triplicaba el de la primera película y que demuestra el creciente éxito de la trilogía inicial, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi continúa con los elementos que han convertido a la serie en ejemplar para la historia del cine y un clásico y referencia dentro del género de fantasía.
La aventura, la fantasía, el humor y el romanticismo se unen, una vez más, arropados por espectaculares efectos especiales, con la incorporación destacada de nuevos y extravagantes personajes (menos los Ewoks) y continuando con el legado familiar de los protagonistas, hasta un final abierto que propone sugestivas posibilidades para la que sería una tercera trilogía de la saga (¿?).
Con Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi y su merchandising uno ya empieza a notar algo raro en el guión.
En el momento en que la secuencia del rescate de Han Solo en manos de Jabba The Hutt se empieza a estirar demasiado, y contradecir cualquier tipo de coherencia (incluso dentro de la lógica interna del universo de Star Wars).
Los robots que van y se entregan a Jabba; Leia disfrazada que va a liberar a Solo, y su apresamiento; los largos discursos de Luke amenazando a Jabba; todo para llegar a una rebuscada sentencia de muerte en las arenas de Tatooine donde por fin la acción termina por lucirse.
Todo es más medido y coherente (¿?)... a pesar de que el guión se esfuerce por arruinarlo.
Pero a pesar de todos estos errores, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi es un filme aceptable.
Sigue manteniendo su sentido de aventura y tiene espectaculares secuencias de acción.
El ataque final a la nueva Death Star está filmado con nervio.
Si bien dicha aparición de los Ewoks ha traído el oprobio sobre Lucas, lo que realmente le quita calidad a la película es el hecho de que mientras la trama de Luke es muy densa y dramática, Han Solo y los demás se ven reducidos a una encadenación de escenas mayoritariamente cómicas que les resta peso dentro del desenlace de la historia a la par que entorpece con sus intercalados el desarrollo de la de Luke.
En fin…
Por otro lado la legendaria música de John Williams, de corte clásico, por la que Lucas apostó en un momento en el que las bandas sonoras estaban dominadas por estilos más modernos (entiéndase la música disco, que en algún momento de la historia estuvo de moda) recuperando la épica para la música en el cine.
No hay que decir que se convirtió en la banda sonora más vendida de la historia.
La saga de la ciencia ficción que más adeptos ha creado (mis respetos a los Trekkis y porque no, a los Hobbitses también), con personajes inolvidables, más que a esta película en concreto, habría que darle una calificación general a la trilogía (aparte de las tres nuevas entregas por supuesto).
Un 10 rotundo de entretenimiento, efectos especiales y personajes del Olimpo del Hollywood, música inmortal y escenas nunca más vistas.
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi es junto a sus dos compañeras de la trilogía, las películas mejor realizadas visualmente teniendo en cuenta los medios de que disponían en aquella época.
Tanto por época como imaginación, todo absolutamente todo marcó un antes y un después a toda mi vida.
Increíble.
Jedi.
Nunca una palabra había provocado tantas emociones como la que designa a los caballeros de la paz y la justicia en la galaxia, ahora ermitaños en busca de enmendar sus pasados errores y enfrentar al hijo contra el padre, en un conflicto en que Vader debe resultar muerto para que la paz pueda ser reinstaurada en la galaxia.
Lo mejor:
Los personajes, que sigan tan actuales después de casi 30 años.
La ligereza es la tónica predominante en Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi, algo a todas luces decepcionante en lo que se supone es la conclusión de una saga de la importancia de la que nos ocupa: sucesos tan importantes como el descubrimiento de Luke acerca de la existencia de una hermana; la despedida de Yoda o la profundización en el conflicto paterno-filial entre Luke y Vader son tratados como si fuesen momentos de transición.
Lo mismo se puede decir del final: sinceramente, uno cree que hay mejores maneras de celebrar algo tan importante como la salvación de toda la galaxia que con una fiesta tribal con la versión atávica de los osos amorosos.
Aun así, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi contesta todos los interrogantes planteados con anterioridad en la saga, y es obligada su conclusión en la que todo queda completamente cerrado.
El triunfo de la Fuerza sobre el mal (la luz sobre la oscuridad), los buenos ganan y los malos muy malos (porque hay malos menos malos) pierden.
Un cierre a la trilogía más famosa de todos los tiempos.
No es perfecto, pero su capacidad de disfrute es mayúsculo.
¿Qué hubiera pasado si George Lucas comenzaba filmando el Episodio I en lugar del IV?
Creo que no hubiese llegado ni a estrenar el primero.
Es irónico que George Lucas quiso realizar su primera trilogía de modo independiente para llevar a cabo su sueño y para protestar contra el cine corporativo de entonces, pero tras el éxito que tuvo la saga, él mismo se convirtió en lo que tanto combatió, entonces:
¿Quién es el verdadero Darth Vader?
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi es un digno final para una trilogía que revolucionó a Hollywood, me llama la atención que deja cabos sueltos y deja historias abiertas, entonces:
Enigma:
¿Lo hizo así George Lucas con la idea de una tercera trilogía?
Solo el tiempo lo dirá.
Lucas pudo darse por satisfecho al crear con esta trilogía algo que iba mucho más allá de una cinta de ciencia-ficción.
Lo que Lucas nos contó fue una historia en seis capítulos sobre un conflicto entre un padre y un hijo, de lazos entre compañeros, de unión y Fuerza con mayúscula, del renacer de un alma enterrada bajo carcasa.
Una épica sobre la luz contra la oscuridad, la verdad contra la mentira, la justicia sobre la venganza.
Un canto intemporal a unos nobles valores, que ya existían hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana…
Desde entonces, todos hemos querido ser un Jedi.
Aquí termino agradeciéndole a la vida haber conocido, vivido, sufrido, inquietado, y seguir viviendo por esta película que llenó de la Fuerza mi niñez, adolescencia, y que hoy veo como parte muy integral de mi vida como cinéfilo.
Nunca más habrá un Anakin Skywalker, Luke, Han Solo, Leia, C-3PO, R2-D2, Chewbacca, Yoda y desde luego un villano como Darth Vader.
A los guionistas de Hollywood, que hoy pasan por el peor momento de la historia del cine, a todos los galácticos y terrícolas.
"May the force be with you… "
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace
“Fear is the path to the dark side.
Fear leads to anger.
Anger leads to hate.
Hate leads to suffering.”
Yoda
La grandeza de una película se podía medir por la fuerza que tenía parar afectar la vida de sus espectadores.
Si aplicamos esta idea a la saga creada por George Lucas, en 1977, podríamos afirmar que Star Wars es uno de los fenómenos cinematográficos más poderosos del siglo veinte.
La trilogía original (Episodios IV, V y VI) de Star Wars es una piedra basal de la historia del cine.
No sólo dio origen al concepto del blockbuster moderno, sino que revolucionó al género de la ciencia ficción cinematográfica, hasta ese momento, un rubro marginal en el celuloide, haciéndolo potable para el consumo de las masas; y, de entre un sinfín de consecuencias que tuvo, fue el auge de George Lucas hasta el zenit como mago de los efectos especiales.
Su Industrial Light & Magic en todos estos años, ha brindado herramientas de tecnología a la industria del cine donde, hoy, cualquier cosa concebible es posible de ser plasmada en la pantalla, sin hablar del Imperio que Lucas ha construido como productor, técnico y empresario: produciendo filmes, generando merchandising, incursionando en los videojuegos, etc.
Viene a ser el único caso de self made man en la industria del cine.
El gran problema de un hombre así, con semejante poder y visión, es el del control de calidad.
La idea de la nueva trilogía nace a mediados de los 90, cuando Lucas decide realzar digitalmente los Episodios IV, V y VI.
Con tecnología de última generación, el relanzamiento de los films culminó en los reestrenos más taquilleros de la historia del cine, y dando señales a Lucas de que aún el terreno estaba fértil para sembrar nuevas aventuras de Star Wars.
Es que en realidad, sería inocente por parte de Lucas desconocer que se trata de un mercado que él creó y se ocupó por mantenerlo vivo durante todos estos años (ya estamos hablando casi de 30 años desde el primer film).
Además, la construcción de la trilogía original resulta ser lo bastante sólida (y poseer la suficiente magia) como para vencer los rigores del tiempo y de las épocas, y de continuar siendo aceptada por nuevas generaciones.
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace
Los orígenes de La Fuerza
Fue durante la postproducción de Jurassic Park, en 1993, cuando George Lucas supo que era el momento de retomar y completar Star Wars.
La tecnología digital era la herramienta que le faltó cuando llevó a la pantalla entre 1977 y 1983 la famosa primera trilogía galáctica.
Con la técnica ahora de su lado, los límites los pondría su imaginación.
Lucas tenía muchas preguntas que despejar, muchas situaciones que explicar y un origen que revelar: y sentado en la silla de director decidió hacerlo no de la mejor manera, mostrando a un Anakin Skywalker (futuro Vader) niño.
Jake Lloyd fue encargado de personificar al que se convertiría en uno de los mejores villanos de todos los tiempos, y quizás el hecho de mostrarlo en esta etapa de su vida dio a la cinta un carácter infantil que los fans no aceptaron nada bien, y que carecía de una historia con la fuerza y la mitología que envolvía a las películas originales.
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace es la cuarta película estrenada de Star Wars y la primera en términos cronológicos internos de la saga.
En esta entrega se trata de explicar orígenes dinásticos y justificar intrigas palaciegas con una historia que resulta paradójicamente al tiempo elemental y algo confuso.
Liam Neeson como el veterano maestro Qui-Gon Jinn (lo mejor de la película junto al villano Darth Maul), Ewan McGregor como un Obi-Wan Kenobi en sus años de aprendiz Jedi y Natalie Portman como la reina Amidala, futura madre de los gemelos Luke y Leia, componen el plantel principal de una cinta que se apoyó más en los efectos digitales que en las habilidades de los actores para componer a sus personajes.
La incorporación del que puede ser el personaje más odiado de todos los tiempos, Jar Jar Binks, junto a su pueblo, los Gungans, fue la respuesta de Lucas a la ausencia de Chewbacca como simpático compañero de aventuras de los héroes.
Pero allí donde la gigante bola de pelo transmitía ternura y se comportaba como un verdadero amigo en tiempos de necesidad, el digitalizado Jar Jar se limitaba a correr de un lado a otro, haciendo miles de acrobacias para revelar una personalidad nula basada en gracias varias y el llamado humor de pedo, culo, caca y pis.
Nada más que añadir aquí.
El film ofrece exactamente lo que se podría esperar de el: una nueva y ambiciosa aventura galáctica en la que Lucas nos presenta en sociedad al joven Anakin Skywalker, a la reina Amidala, Obi-Wan Kenobi, Qui-Gon Jinn y la puesta en escena de un villano no comparable evidentemente con Vader pero muy memorable, Darth Maul y a Darth Sidious/Palpatine, interpretado por el mismo actor, en las películas originales, el estupendo Ian McDiarmid.
Una pena que no den mucho juego a Darth Maul porque podría haber sido épico.
Es entonces Darth Sidious/Palpatine la amenaza fantasma pero no revelada, en la sombra, y tiene un extraño y nunca aclarado deseo de destruir a Amidala.
El film también plantea el eterno conflicto de intereses entre poderes opuestos: por un lado, las fuerzas del Mal, asociadas a los conceptos de dictadura y violencia; por otro, las del Bien, relacionadas con las ideas de democracia y pacifismo.
Además, se avanza en el sendero de temas tales como la licitud de la injerencia en asuntos internos cuando un pueblo sufre, algo de notable actualidad.
La aparición del pequeño Annakin Skywalker, en una mirada sobre la infancia del Mal que, lástima, adolece de un actor poco expresivo; en mi opinión, debería haberse primado en su elección el hecho de que éste tuviera un evidente "lado oscuro", que con el tiempo le empujará a ser el tenebroso Darth Vader.
Los últimos tres cuartos de hora, que alternan nada menos que cuatro secuencias de combate -entre la que destaca la de los caballeros Jedi-, acredita a Lucas como uno de los maestros del entretenimiento.
Obviamente los efectos especiales son descomunales, pero la historia es hueca.
Súbitamente algo tan épico y mágico como Star Wars se transforma en pastiche clase B propio de los 50, con personajes diciendo diálogos totalmente absurdos, con una trama enredada en políticas que no le interesan a nadie, con escenas que fallan miserablemente ya que no nos importan sus personajes... inundado con un presupuesto millonario (quiten los fastuosos decorados, efectos y uniformes, y pongan a los mismos personajes en decorados de cartón y disfraces baratos, y verán bien de qué hablo).
Y no hablamos sólo de la presencia de Jar Jar Binks (a quien todo el mundo odió); los diálogos de Qui-Gonn y Obi Wan son espantosos, así como los razonamientos y deliberaciones del consejo Jedi o del Parlamento de la República.
Pareciera que nadie tiene dos dedos de frente o se le ocurran cosas lógicas sobre el sitio de la Federación, amén del increíble sacrilegio que hace Lucas al traducir los orígenes de la Fuerza en términos científicos (células que solo poseen los individuos con capacidades Jedi).
La mística seudo religiosa de la Fuerza también se vio afectada.
¿Cuál es el problema con los "midiclorianos"?
El problema es que hacen que Star Wars pierda un poco el encanto mágico que daba a esta saga un toque diferente a cualquier otra película de ciencia ficción, al menos a cualquiera que se hubiera hecho antes de que los primeros episodios se estrenaran.
¿En qué radica la fascinación que ejercía Luke al empezar a abrirse camino en el conocimiento de la Fuerza?
Simplemente en la fascinación ante el conocimiento de un poder que estaba ahí, que se podía dominar para bien o para mal, pero que era inexplicable desde el punto de vista científico o racional si se quiere.
Es más, la ciencia no aparece explícitamente en la primera saga de Star Wars salvo que en forma de tecnología, y siempre subordinada a la Fuerza como poder superior que la dominaba junto con cuerpos y mentes cuando se manifestaba en su mayor esplendor.
El intentar explicar la existencia o la mayor o menor predisposición a la Fuerza de un organismo, por la presciencia en sangre de la cantidad de algo llamado "midicloriano", no solo perjudica el aspecto mítico-filosófico que da base a la trama, sino que además no aclara nada la cuestión, es más, la complica aún más.
Y digo que la complica porque si, como el amigo Yoda repitió hasta el hartazgo "la fuerza está en todas las cosas", pregunto:
¿sería necesario que todas las cosas, o al menos todos los seres vivos, tuvieran sangre para tener una cierta cantidad de "midiclorianos"?
(¿?) o
¿quizás que los "midiclorianos" fueran unas partículas que pudieran existir en cualquier medio, hasta llegar a los fluidos de los insectos, la savia de los árboles o incluso quizás hasta en el combustible que nutre a los androides...?
Si, en cambio, los "midiclorianos" son simplemente unas partículas que hacen que alguien tenga la posibilidad de "sentir" más la "fuerza", y no sé dice nada más, el mencionarlos tampoco agrega nada más, salvo como dije el intentar explicar un misterio que estaba bien siendo precisamente algo inexplicable, ya que en ello radica la verdadera fuerza de la "Fuerza"...
Imaginen que se pudiera anular los poderes de Dark Vader con una simple granada de gas con una sustancia que anulase sus midiclorianos en sangre.
¿no sería ridículo?
Bueno, este episodio abre esa posibilidad, y ese es, a mi juicio, su mayor error argumental por su incongruencia con los anteriores episodios de la saga.
También resultó ser un Star Wars hecha por los números: ponga razas extrañas aquí y allá, algunos héroes poderosos llamados Jedi allí y añada una conspiración.
Listo.
Pero la realidad es que esto no funciona así.
Comenzando por los Jedis, que ahora son verdaderos Supermans, dando saltos gigantescos y haciendo acrobacias inimaginables.
No es lo que modestamente habíamos visto, por ejemplo, en el Episode VI.
Incluso, del lado del mal, las cosas no van bien.
La Federación y su ejército de robots hechos con piezas Lego no asustan a nadie (¿no podrían haberlos diseñado de un modo más impresionante?).
La banda sonora, una vez más compuesta por el infatigable John Williams.
No faltan, desde luego, los temas dominados por el brillantísimo tono épico característico de la saga, como el desfile de las enseñas de los participantes en la carrera de vainas, que trae a la memoria la carrera de cuadrigas de Ben-Hur y la música que para tal ocasión escribió Miklós Rózsa, o el desembarco del ejército androide en las praderas de Naboo.
Sin embargo, esta vez John Williams presenta una composición en el que predomina un tono sombrío o meditativo, con frecuentes muestras de un lirismo arrebatador.
Por otra parte, tanto el guión, elaborado por el propio George Lucas, como la puesta en escena han profundizado en los guiños cinematográficos ya presentes en los episodios anteriores, hasta transformarlos en homenajes explícitos.
Nos fijaremos sólo en tres, curiosamente relacionados entre sí por su parentesco con el cine “de romanos”; ya hemos citado probablemente el más evidente —el de Ben-Hur—, pero podríamos señalar también la referencia a Spartacus, cuyas secuencias bélicas tienen su correspondencia en la batalla en que los nativos del planeta Naboo se enfrentan al ejército androide de la Federación de Comercio; o la cita de Cleopatra y su entrada triunfal en Roma, secuencia que se homenajea mediante el vistoso desfile con que termina la película.
Si algo merece destacarse en este aspecto es la capacidad del equipo técnico del filme para hacer visible una variadísima gama de paisajes y escenarios: las caprichosas formaciones rocosas del árido Tatooine, entre las que se deslizan las rugientes vainas de carreras; la bellísima capital del planeta Naboo, paraíso de ríos y canales que parece haberse inspirado en los delirios de Coleridge en Kubla Khan; la ciudad subacuática de Otoh Gunga, con sus etéreas y delicadas estructuras translúcidas; el urbanismo hiperbólico del planeta Coruscant, etc.
Claro que la puesta en práctica de este auténtico festival de efectos especiales no está exenta de riesgos, y en tal sentido nos da la sensación de que los personajes “de carne y hueso” que protagonizan Star Wars: Episode I - The Phantom Menace no siempre consiguen transmitir sus emociones más allá del universo virtual que invade todos los planos de la cinta, lo que a menudo suscita en el espectador una incómoda sensación de frialdad y distanciamiento.
"May the force be with you".
Star Wars: Episode II - Attack Of The Clones
"El velo del lado oscuro ha comenzado a caer"
Como ya mencioné en el caso de la crítica a Star Wars: Episode I - The Phantom Menace, lo que lógicamente esperaba el público conocedor de la trilogía original de Star Wars (ahora renombras como Episodios IV-V-VI), era que los realizadores plasmaran en esta nueva trilogía, una continuidad ("hacia atrás", por ser una precuela) con las trilogías ya existentes.
Esta continuidad no debía lograrse sólo desde el punto de vista argumental, sino también estético
Hay películas tan especiales, tan influyentes, tan bien traídas, que hacen que el cine sea algo más que historias de celuloide, que de entre los espectadores que contemplan, muchos caigan y queden encerrados, hipnotizados eternamente en esa proyección, deseando vivir en un sueño donde se prolongue su magia formando parte de su vida bajo el aspecto de una nueva religión.
Es obvio que cuando se consigue tanto, y cuando para algunos significa incluso demasiado, la continuación -aún cuando sea una continuación encaminada al génesis mismo- se somete a demasiadas presiones, a juicios que cuestionan desde las motivaciones (económicas) hasta la pertinencia, en una especie de fervor religioso que llega a cuestionar a su todopoderoso creador, a quien tanta pasión despertó, y que a sus ojos se comporta sacrílegamente jugando con los pilares de lo que consideran patrimonio del cine.
Es tanta la emoción, tanto el clímax de esa guerra futurista que en tan buen puesto deja a su nombre (y eso con un ritmo marcado, con espacios para el amor blando y resquicios para alimentar al lado oscuro), que no puede más que aplaudirse, gozar con la proyección, y tranquilizarse pensando en que a esta historia, todavía le queda mucho por ofrecer.
Star Wars: Episode II - Attack of the Clones, fue la primera película que se rodó por completo con cámara digital de alta definición (24 fotogramas por segundo).
La calidad y cantidad de los detalles, la profundidad de campo, la homogeneidad y realismo de tantos elementos CGI, es literalmente asombrosa.
Así mismo, la historia está muchísimo más trabajada, los caracteres son más rotundos y la trama más elaborada, resultado quizá de trabajar con un coguionista, el veterano Jonathan Hales.
Los efectos especiales corrieron a cargo de Industrial Light & Magic, empresa fundada por Lucas durante la producción de la primera entrega de la saga, A New Hope.
Aquí la acción se sitúa unos cuantos años después de Star Wars: Episode I - The Phantom Menace.
Amidala (quien no envejeció ni un parpado) ya no es reina, sino senadora por Naboo, y Anakin Skywalker se ha transformado en un aventajado aprendiz Jedi, un tanto irreflexivo y orgulloso pero...
¿quién no lo sería con un sable láser y con la Fuerza como aliada?
La edad lo cura todo, y la mejor prueba la tenemos en Obi-Wan, un maestro Jedi cerca de la plenitud de su poder.
Idílico, ¿verdad?
Bueno, no tanto.
Nada más empezar la película asistimos a un intento de asesinato contra la representante legal de Naboo y nos enteramos de la existencia de fuerzas separatistas en el seno de la República.
La aventura no ha hecho sino empezar.
Tenemos toda una galaxia que explorar.
El resultado final, que no lo muestra Star Wars: Episode II - Attack of the Clones, son las guerras clónicas entre los caballeros Jedi de la vieja republica y los guerreros "mandalorian", guerreros que usan una armadura como la de boba fett, sabemos que los Jedi ganaran, pero...a qué precio si en el episodio IV ya no queda ninguno de ellos más que Yoda y Obi Wan
Pero hablando de la película en relación con su predecesora, ésta mejora ampliamente y con buenas bases artísticas en todos los sentidos.
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace era más de lo mismo, mientras que Star Wars: Episode II - Attack of the Clones es lo mismo, pero más.
Es lo mismo porque no se aparta un ápice de los valores estéticos y argumentales instaurados por las tres primeras entregas.
De hecho, si hubiera que buscar una analogía, enseguida vendría a la mente Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back.
Nos encontramos, al igual que entonces, en un punto clave de la nueva trilogía, en donde el destino de un universo se encuentra en precario equilibrio y cualquier pequeño empujón bastará para precipitar los acontecimientos.
Resalto el romance entre Padmé Amidala y Anakin Skywalker, basado sin restar importancia, en los «clichés románticos más básicos y cansados» y una partitura musical que los acompaña durante todos los momentos juntos en la pantalla, llegando a ser la más bella pieza musical de la saga entera.
Además de este amor imposible, que pone en conflicto sus sentimientos con su deber como futuro caballero Jedi, el joven Anakin deberá hacer frente también a otras emociones cuando vaya al reencuentro de su madre, y comenzará a manifestar los primeros desacuerdos con la filosofía Jedi.
Poco se perfila todavía del futuro Darth Vader, pero algunos rasgos de su carácter ya apuntan hacia la rebeldía, la ambición y el rencor que le llevarán a caer en el reverso tenebroso de La Fuerza.
Sin embargo, debo decir que una de mis más grandes decepciones surgió al ver el "aspecto" demasiado "flamante" de uno de los personajes principales de esta segunda entrega de la nueva trilogía.
El protagonista de esta decepción fue el amigo Yoda.
Entiendo que Yoda en teoría estaba mucho más joven y ágil en años pasados (este Episodio II) respecto de su look en la trilogía original (episodio IV-V-VI) pero lo que es inconcebible es que su aspecto en este Episodio II fuera más "jovial" que en el Episodio I, anterior tanto en el tiempo real, como en el de la ficción.
Algunos pueden pensar que las razones de este cambio de look pueden entenderse si se piensa que esto es necesario para lograr la espectacular movilidad de Yoda en las escenas de lucha con sable de luz.
Sin embargo, no hace falta conocer demasiado de animación 3D como para saber que las "texturas" (piel del personaje a animar) son independientes de los movimientos del mismo, de la animación en sí.
Por lo tanto, no hubiera sido para nada difícil mantener una "piel" similar a la del Yoda de Episodio I (más cercana al original).
Otro, era de esperar, Jar Jar pide que se den poderes de emergencia a Palpatine, proporcionándole un poder casi ilimitado.
Conclusión:
¡La culpa de que exista el imperio galáctico es del puñetero gungan!
Lo sabía, con mucha más razón, es considerado el más odiado de la Saga completa.
Sigo sin entender que la nueva trilogía ocurra antes que la primera y su tecnología (naves, robots...) sea muy superior… Bah.
No importa.
Tal vez estoy buscándole los pies a Jawa...
Continuando con la línea positiva de la película, puede que no exista otra tan deslumbrante a nivel visual como esta que nos ocupa: paisajes de belleza arrebatadora, mundos exóticos, extraterrestres, combates, edificios, naves...
¡Todo!
Y eso por no hablar de las escenas de acción, el auténtico plato fuerte de la película.
Nos sorprenden una y otra vez con secuencias nunca vistas y acrobacias que cortan la respiración.
Entre tanto esplendor deambulan los personajes, empequeñecidos quizás por el espectáculo pirotécnico, sin el carisma de los de la trilogía original pero cumpliendo honrosamente con su papel.
La trilogía que constituye una protosecuela de la saga de Star Wars (episodios I, II y III) hace a menudo alusión a la trilogía original (episodios IV, V y VI), ayudando a conectar todas las películas.
George Lucas se ha referido a la sextalogía como un largo poema que rima.
"En Star Wars: Episode II - Attack of the Clones hay una clara alusión a Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, ya que ambas se produce una persecución y el perseguido consigue escapar de forma parecida: en esta película, Obi-Wan Kenobi escapa de Jango Fett en un campo de asteroides juntando su caza espacial a una de las rocas con el fin de desaparecer de los sensores de su enemigo, mientras que en Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, Han Solo utiliza una táctica similar juntando el Halcón Milenario a un destructor imperial".
También aparece en esta película el origen de la gigantesca estación espacial conocida como la Death Star. Durante la batalla de Geonosis y dándola por perdida, el Conde Dooku se guarda un holograma en el que aparece la estación, con el fin de llevárselo a su maestro Darth Sidious.
Emoción que puede verse en varios instantes que no tienen desperdicio.
La persecución inicial tras el atentado contra Amidala, todo un prodigio de naves sobrevolando a través una gran ciudad, donde Lucas se permite varios homenajes, incluyendo ‘Blade Runner’.
Saltamos al claro homenaje a ‘Quo Vadis?’, que sube en interés hasta llegar a un par de duelos inolvidables, ambos protagonizados por el conde Dooku (interpretado por un impresionante Christopher Lee, quien de esta forma se cuela en las dos trilogías más famosas del cine reciente)
Inclusive me atrevo a mencionar un tributo a la obra de David Lean, Lawrence Of Arabia con columnas incluidas y extraídas de su Intermezzo, en la llegada de Amidala y Anakin a Naboo.
Hay mayor sensación de aventura, y las escenas de guerra realmente resultan épicas, con claros resabios de Apocalipsis Now (las naves de ataque recuerdan claramente a los helicópteros que guiaba Robert Duvall - Walkürenritt).
La persecución en un speeder está plagiada de "The Fifth Element".
¡Si hasta el vehículo es amarillo y realiza un picado entre el tráfico igual que el auto de Corben Dallas!, etc, etc, etc.
Durante la pre-producción, George Lucas describió el planeta Geonosis como un mundo rocoso y de insectos.
Los diseñadores basaron la geografía del planeta en los grandes montículos de termitas que se pueden encontrar en el continente africano, mezclándola con una arquitectura de estilo gótico y Art Nouveau.
La apariencia de los geonosianos fue hecha a partir de una mezcla entre termitas y los primeros bocetos de los neimoidianos que fueron diseñados para Star Wars: Episode I - The Phantom Menace.
Por otro lado, el planeta Kamino, conocido durante la producción como el “planeta de agua” o el “planeta tormenta”, fue diseñado como contraste a Geonosis, con un aspecto pulcro y elegante, al igual que sus habitantes, los kaminoanos, basados en los clásicos extraterrestres de cuello largo y ojos en forma de almendra, pero los diseñadores les añadieron algunos rasgos de las crías de foca, para darles un aspecto más inocente.
Los planos del exterior de Kamino fueron hechos a partir de una maqueta, a la cual se le añadió el agitado mar a ordenador.
Los soldados clones fueron añadidos en su mayoría a ordenador.
Con el diseño de su armadura se quiso marcar la evolución que sufriría esta hasta convertirse en la que llevan los soldados imperiales en la trilogía original.
Debido a que durante un tiempo se especuló sobre la similitud entre la armadura del cazarecompensas Boba Fett (que también era uno de los clones creados en Kamino) y la de los soldados imperiales, el diseñador Doug Chiang creó la armadura de los clones como una mezcla de las dos citadas.
En Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith, la evolución de la armadura se haría más visible al introducir en ella distintos colores, tal y como aparecen en las de los soldados imperiales en la trilogía original.
El caza Jedi, que aparece también por primera vez en esta película en manos de Obi-Wan Kenobi, recuerda por su forma triangular a los destructores imperiales.
Gavin Boquet fue el encargado de la construcción de escenarios.
En total se hicieron 68 decorados, entre los que destacan el club nocturno de Coruscant, la reproducción de la cocina de la familia Lars tal y como fue ya vista en Star Wars: Episode IV - A New Hope, y la cámara del Consejo Jedi.
La mística de la Fuerza no ha recuperado su vigor, ni los Jedis parecen tan... tan Jedis.
Es curioso constatar cómo, en una época luminosa como la que se nos describe (aunque ya las sombras del anochecer asomen por el horizonte) la luz de la Fuerza brilla con menor intensidad.
Antes apuntaba que los personajes resultaban poco carismáticos.
No sé, tal vez estoy siendo injusto con ellos, pero es que tienen el listón muy alto.
Por añadidura, se enfrentan a un grave inconveniente: ya sabemos más o menos cómo debe acabar todo.
El guión está escrito tal y como sería de no existir los capítulos IV, V y VI, de modo que muchas sorpresas no resultan tales y en lo más profundo no es posible sentir preocupación por un personaje que sabes positivamente que va a sobrevivir (no sólo lo supones, como con el héroe de turno, sino que lo "sabes" con total intensidad).
Tampoco hay ninguna frase que vaya a pasar a la historia del cine.
Se trata de un guión funcional, y nada más.
Épico y denso episodio, que nos devuelve al Lucas más inspirado y más enamorado del universo que tantas alegrías (y dinero…) le ha dado, y que se muestra muy superior al primero.
Sus fallos, que los tiene, no consiguen empañar lo vigoroso y aventurero de la propuesta, con una recta final realmente soberbia.
Como siempre, quedan cabos sueltos, pendientes para el Episodio III y fin de esta trilogía.
Como entretenimiento es muy válido, pero de seguro no será un clásico.
"May the force be with you".
Star Wars: Episode III - Revenge Of The Sith
El llamado del Lado Oscuro y el surgimiento de Darth Vader como el mejor villano, el número 3 después de Hannibal Lecter y Norman Bates en toda la historia del cine.
Recuerdo que cuando Anakin se erige con la armadura negra, ya convertido en el Darth Vader que todos conocemos, la audiencia aplaudió (me incluyo) a pesar de lo triste de la situación.
Hayden Christensen anotó que cuando se produjo el momento de rodar la escena, segundos antes de que el propio Lucas colocara el mítico casco, hubo un silencio estrepitoso en el set, al escuchar las primeras exhalaciones de Darth Vader, los técnicos, y demás presentes, lloraron y aplaudieron, pues había traído de vuelta al villano.
Las míticas exhalaciones de Lord Vader (esa mezcla de respirador artificial con un jadeo fatigado y ominoso) son el aperitivo para el plato verdaderamente fuerte: la sola mención del nombre de Luke –más que su presencia corpórea– tiene una carga evocativa que es la auténtica ofrenda de Episodio III a los amantes de la saga Star Wars.
Darth Vader vuelve a aparecer; pero las circunstancias son muy diferentes a todas las antes vistas en la serie clásica.
En un momento de profunda tristeza, el uniforme y casco negros vuelven a figurar en pantalla, pero si bien volver a escuchar la voz impactante de James Earl Jones eriza los pelos a cualquiera, es una escena de profundo dolor.
Más que el nacimiento de Vader, vemos el final de los restos de humanidad de Anakin Skywalker.
Es una escena shockante, como nunca se había visto en la serie (nueva o vieja) previamente.
Después de salir del cine con los pelos literalmente de punta tras escuchar esa primera respiración del icono cultural en que se convirtió Darth Vader en la primera saga galáctica, a uno no le queda más remedio que pensar que George Lucas ha jugado con nosotros como ha querido.
El descenso hacia el infierno iniciado de manera premonitoria en Star Wars: Episode I - The Phantom Menace toca fondo en este capítulo (con referencias incluidas a Frankenstein, rayos y truenos) y tendrá lógica continuación, tras un lapso temporal y cronológico que permite crecer a los hijos de Anakin y envejecer a Obi Wan, en el cuarto episodio, subtitulado Star Wars: Episode IV - A New Hope.
Uno sabe la historia, vio el final, vio los dos primeros prólogos.
Uno sabe que Padmé dará a luz a Leia y Luke, que Anakin será Vader, que Palpatine será el Emperador... pero lo que uno desea ver es el ¿cómo?.
Fundamentalmente, se revela que Star Wars es la historia de Anakin Skywalker, como se ha demostrado en esta nueva trilogía y se apuntaba misteriosamente en la original, la historia de un chico con una conexión muy poderosa con "la Fuerza" y su caída en el "lado oscuro", que antes conocíamos como "reverso tenebroso", de la misma manera que antes hablábamos de los "yedi" y ahora de los "yedai", por obra y (des)gracia de los dobladores.
El mito de Anakin Skywalker es toda una declaración de intenciones y una clara metáfora moralista de su creador, George Lucas, que planteó hacer primero los episodios IV, V, y VI, para contarnos casi treinta años después el origen de los personajes que aprendimos a querer en la todavía cautivadora trilogía original.
Episodio III tiene toda la fuerza de una tragedia griega.
La de un hombre que ambiciona desmedidamente el poder y sacrifica a todo el resto: su nación, sus afectos, sus seres queridos... su alma.
Episodio III termina por transformarse en lo que los fans y público en general estaban esperando.
Episodio I y II directamente no existen; sólo es válida Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith.
Lucas termina por sacarse las telarañas, y ha entrado en forma, atendiendo más a la historia que a los efectos especiales.
Eso no significa que Episodio III llegue siquiera a ser una buenísima película (los diálogos y las actuaciones siguen siendo terribles), pero al menos recupera el sentido épico de la trilogía original.
Los efectos especiales son descomunales, y posiblemente sea visualmente la mejor película de FX de la historia.
Lucas se hace un tiempo para algunas escenas más intimas que terminan por darle profundidad al relato.
El debate moral de Anakin, la tentación al lado oscuro por Palpatine, o el duelo final entre Obi Wan y Anakin (ya convertido) están bien desarrollados.
La secuencia de la matanza de los aprendices Jedi (todos niños) es fabulosa (increíble que lo haya dicho).
Es en momentos así cuando Lucas termina por poner toda la carne en el asador, cosa que no hizo en las películas anteriores.
Lo mismo que la "Orden 66" dada a los clones para matar a los Jedis, o el climax minimalista con los gemelos entregados a Bail Organa y a los tíos de Skywalker.
En ese tono pesimista que encuentra el filme en su segunda mitad, es cuando termina por darle estatura a la historia.
Los honores al cine de antaño no han desparecido, el golpe de estado que culmina con la masacre de los Jedi se sirve con un montaje ágil y efectivo como el equivalente de The Godfather.
El que Palpatine se saque su espada láser de la manga es un homenaje a Taxi Driver, donde el personaje de Robert DeNiro hacía lo propio con su pistola.
Una alusión intencional de Darth Vader de carácter bíblico, representaría éste al ángel caído, al demonio que pasa al lado oscuro y vive en un paisaje infernal con océanos y cascadas de fuego y lava, comenzando así la mística (religiosa y filosófica) de los Episodios IV-V-VI.
Este es un filme oscuro pero también hay algún flash de esperanza al final, es muy triste.
Es también una píldora amarga que obliga inmediatamente a alquilar la trilogía original completa, para quitarse el gusto de la boca.
Pero sin dudas es una película digna para incluir en la saga, que termina por rehabilitar a Lucas con los fans y el público en general.
Desde el punto de vista interpretativo, por fin podemos ver personajes creíbles, que sufren, que lloran, que odian y que pierden.
Porque la historia de Darth Vader es la historia de la pérdida.
La pérdida de su madre, la pérdida de su amante y finalmente la de sus hijos (momento mágico el del nacimiento de Leia y Luke, el auténtico elegido que restablecerá el orden en la fuerza).
Es la historia de la soledad que destruye a la persona, que se refugia en su poder para poder seguir existiendo.
Y Lucas tenía razón en otra cosa: Hayden Christensen es Darth Vader.
Si en Star Wars: Episode II - Attack of the Clones no era más que un jovencito con mal carácter, ahora podemos verlo como hombre, decidido con todo el odio y el sufrimiento en sus ojos.
Después de esta entrega será muy difícil volver a ver la antigua trilogía sin pensar:
“Dios mío, Anakin sigue ahí y está sufriendo.
Hay una persona ahí dentro”.
Hayden ha convertido en humano lo que antes era solo una máquina.
Por otro lado, pareciera que Lucas no escuchó el grito de los fans alrededor del mundo y mas allá, trayendo de nuevo Jar Jar Binks, por dicha y como castigo inquisitorio, sólo aparece en dos escenas del filme y en ninguna entabla conversación debido, gracias a La Fuerza y a las malas críticas de los fans.
Sorprende la escasez de contrapuntos cómicos, pero, sin duda, hay que felicitar a Lucas por haber prescindido de los patéticos chistes de los episodios anteriores.
El diseño de producción y especialmente los efectos visuales generados por ordenador vuelven a ser los reyes de una función donde manda el espectáculo audiovisual dispuesto por la célebre ILM, la empresa de efectos especiales de Lucas, que ha logrado varias escenas muy espectaculares (el arranque es verdaderamente brillante).
Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith es el único episodio de la saga calificado en USA como PG-13 (que advierte a los padres de familia que hay materiales que pueden ser inapropiados para niños menores de 13 años), debido a "sus elementos oscuros, emocionales y trágicos": el descenso de Anakin Skywalker al lado oscuro lo justifica.
Para mí, el momento de toda la película es:
"¡Tú eras el elegido!
Eras mi hermano, Anakin, ¡yo te quería!"
Rayos, aún me golpea...
Excelente fin del principio…
El sueño de Lucas fue construir una mítica fantasía futurista basada en influencias de su juventud: la Biblia, Shakespeare, H.G. Wells, Jack London, los westerns de John Ford, Flash Gordon e interminables tardes en el cine, que fueron materializadas de manera que no tiene precedentes.
Sólo por Star Wars: Episode IV - A New Hope de 1977, Lucas merece un lugar en la historia del cine.
Transformó la cultura pop en arte pop…
Me despido una vez más no si antes decirles que:
“hay películas que se nos olvidan, pero nunca olvidamos a quien las vio con nosotros.”
Nos veremos en una galaxia muy, muy lejana…
Esta vez la Fuerza nos acompañará...
Star Wars: Episode VII - The Force Awakens
“Every generation has a story”
Tras una trilogía/precuela, decididamente mediocre, por el exceso de CGI, sólo “Episode III: Revenge Of The Sith” (2005), logró alcanzar instantes memorables; mientras que “Episode I: The Phantom Menace” (1999) como “Episode II: Attack Of The Clones” (2002), sufrieron por una falta de “emotividad”, esa trilogía en general, se centró en su objetivo:
Recuperar el sentido de entretenimiento, puro y tradicional, que emanó de la primera entrega:
“Episode IV: A New Hope” (1977)
10 años después, nos llega:
“Star Wars: Episode VII - The Force Awakens”, dirigida por J. J. Abrams, siendo la 7ª entrega de la saga “Star Wars”, atendiendo tanto a la fecha de estreno, como a la cronología interna de la serie, pues transcurre unos 30 años después del “Episode VI: Return Of The Jedi” (1983), es decir, 32 años en lo que a producción cinematográfica se refiere; e inicia así una Tercera Trilogía, que se añade a las 2 ya existentes.
También, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, es la 1ª película de la saga “Star Wars”, en ser producida tras el retiro de George Lucas, quien aun así, ha colaborado en ella como consultor.
Su realización, fue anunciada el 30 de octubre de 2012, tras la compra de “LucasFilm”, por parte de Walt Disney Company; que como dato, en las 2 primeras Trilogías, la fanfarria de 20th Century Fox, precedía al Logo de “LucasFilm”; aquí no sucede lo mismo con “El Castillo de Disney”, logo que antecede sus producciones y distribuciones, omitiéndose por completo.
Por su parte, John Williams regresa como compositor musical.
Además se anunció que, de forma paralela a Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, se rodarían varios “Spin-off” de la saga, centrados en determinados personajes
El reparto principal aquí, está compuesto por los actores:
Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Domhnall Gleeson, Oscar Isaac, Andy Serkis y Max von Sydow.
Y se agregan los conocidos Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Anthony Daniels, Peter Mayhew y Kenny Baker, retomando los papeles que ya habían interpretado en los episodios anteriores; mientras los personajes nuevos de los Episodios I, II y III, han sido descartados.
La idea original de George Lucas, sobre la nueva trilogía, era que abordara “problemas de tipo moral y filosófico”, y que tratase “sobre la comunidad Jedi, la justicia, la confrontación, y sobre poner en práctica lo que has aprendido”, según sus palabras.
El guión de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, es de Lawrence Kasdan, Michael Arndt, y J. J. Abrams; con la emoción de volver a ver a viejos conocidos como:
Han Solo, Chewbacca, Leia, Luke Skywalker, R2-D2, y C-3PO, hacen de la propuesta, que ellos mismos sean los puntos altos; no obstante, deja en evidencia que el tiempo es implacable, y no perdona.
La nostalgia sobrevuela toda la obra desde el momento en el que en la pantalla aparece el clásico:
“A long time ago in a galaxy far, far away…” Star Wars: Episode VII - The Force Awakens se convierte en un viaje al pasado.
Desde la dirección, J.J. Abrams, ha cuidado detalles como:
Mantener las transiciones con cortinilla; y momentos para arrancar aplausos como la aparición de Han Solo con su “Chewie, estamos en casa”; la misma “chatarra” de Halcón Milenario, y los discretos homenajes a algunas escenas clásicas, como el bar, que es similar al de Mos Eisley, acaban por encandilarnos, y hacer puente en el recuerdo.
Si bien es una película eficaz, que Abrams parece haber afrontado partiendo del “Libro de Reclamaciones del Fan Airado”; Star Wars: Episode VII - The Force Awakens funciona, pero no inventa; ya que mantiene el espíritu que Lucas siempre buscó en la saga, que en forma resumida es:
La eterna lucha entre el bien y el mal.
Nominada a 5 Premios Oscar:
Mejor banda sonora, montaje, efectos visuales, sonido, y edición de sonido.
Como ya explicó George Lucas, muchas veces, los Episodios I, II, y III, eran como si fueran los años 60 en Estados Unidos:
Todo muy colorido y vivo; eran Los Años Dorados de La República Galáctica; y es justo al final del Episodio III, cuando todo se vuelve oscuro…
Partamos de que el esquema de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, es muy similar al de las 6 películas anteriores.
Obviamente mantiene la tradición del inicio, con un breve resumen escrito, de en qué punto exacto empieza la historia, con la fantástica música de fondo de John Williams.
Mientras el mensaje se desliza por la pantalla, se conoce que Luke lleva años desaparecido, que los miembros de La Resistencia le buscan, y que “First Order” o “La Primera Orden” ha relevado al Emperador, muerto a manos de Darth Vader, como malvada fuerza dominante de la galaxia.
Y recuperamos la historia, 30 años después:
La galaxia está controlada por First Order, con la mano férrea del Líder Supremo Snoke (Andy Serkis), y sus manos derechas:
Kylo Ren (Adam Driver) y El General Hux (Domhnall Gleeson)
La Resistencia, por su parte, está en manos del General Leia Organa (Carrie Fisher), que trata por todos los medios de controlar el avance de las tropas enemigas, cuyo objetivo es:
Localizar a Luke Skywalker (Mark Hamill), “el último Jedi”
Pero uno de los pilotos de La Resistencia, Poe Dameron (Oscar Isaac) posee el mapa que muestra la localización de Luke, y que inserta en el droide BB-8.
Tras una serie de incidentes, que incluyen la presentación de Finn (John Boyega), un Stormtrooper disidente; BB-8 cae en manos de Rey (Daisy Ridley), una joven que se dedica a recoger chatarra.
A partir de este momento, la misión es:
Llevar a BB-8 a La Resistencia; y para ello, Rey y Finn contarán con la ayuda de Han Solo (Harrison Ford) y su inseparable Chewbacca (Peter Mayhew)
Así pues, La Fuerza ha regresado, y se siente.
La producción es buena; aunque la dirección es floja con los actores, y es lenta en la narrativa, pero retoma el ritmo, lógicamente en los momentos de acción.
Los actores de los episodios IV, V y VI, son quienes llevan todos los aplausos, y una que otra lágrima, en recuerdo de que “nunca el pasado fue mejor”
Sobre los personajes nuevos, que aparecen acá, vemos la misma dinámica:
Un renegado, una chica salvaje, un piloto...
John Boyega como Finn, es un Stormtrooper que renuncia a First Order, y se une a La Resistencia.
Solo pensar que se quita la máscara en un momento puntual, frente a un personaje fuerte de poder, como Phasma deja mucho que pensar:
¿Acaso los Stormtroopers no eran clones?
Si no lo eran…
¿Desde cuándo se reclutan humanos, si no inestables para acatar órdenes?
El motivo/esencia de los clones, acá se pone de entredicho.
Por lo que llego a pensar, debido a su comportamiento, que Finn es un Ja Jar Binks convertido/humano…
Su actitud y desarrollo no tiene justificaciones, pues sin ton ni son, se revela contra First Order, arriesga su vida por salvar a un rebelde con el que no ha intercambiado ni una palabra, y tiene afinidad cero; y tras de eso se arriesga junto con él, a robar una nave la cual ninguno sabe pilotar, y delante de 200 soldados inútiles, que ni disparando a la nave son capaces de destruir, durante casi 2 minutos que tardan en despegar…
Y en definitiva, su inclusión apela, la mayoría de las veces, a esa forzada la ley inclusiva, por tener en un reparto, a un actor de color; como todo cine del siglo XXI, esa corrección política, es una obligación, los protagonistas deben de ser las mujeres, o a lo sumo, un negro…
Sobre Daisy Ridley como Rey, actriz a caballo entre Keira Knightley y Jennifer Connelly, es una recolectora de chatarra del planeta desértico Jakku.
El error más garrafal del personaje, es que ella, sin ningún tipo de entrenamiento, se vuelve Jedi en 10 minutos, que lo hace imperdonable.
Recordar que inclusive Anakin, era muy viejo cuando se decidió entrenarlo, y a la vista, era tan solo un niño mocoso.
Y es que Rey dudaba de La Fuerza, o mejor dicho, no la conocía, solo por rumores, y de repente, ella es capaz de superar a un muchacho que debía llevar años de entrenamiento, así porque sí; muchachos que no sienten La Fuerza simultáneamente, recuérdese Vader/Obi Wan.
Y lo mismo se puede aplicar con el sable láser, ella ni Finn, siendo armas desconocidas, las usan como si llevaran toda la vida a su lado.
Y cabe preguntarse:
¿Desde cuándo el sable “llama” o “elige a su poseedor”?
El sable no es “El Anillo Único de Sauron”…
Y en relaciones, tanto Poe, como Finn, se conocen y parecen amigos de toda la vida, del mismo modo que Finn y Rey…
Todo muy forzado.
ENORME Adam Driver como Kylo Ren/Ben Solo:
Miembro del Lado Oscuro de La Fuerza, posee un sable láser que bien podríamos llamar “del estilo Cruzadas”, es miembro de un grupo llamado “Los Caballeros de Ren”, y es El Comandante de los Stormtroopers de “First Order”
No obstante, Kylo Ren es un Sith Lord berrinchudo, y algo afeminado...
Que se quitara la máscara, en un momento puntual, ha sido un error garrafal.
Si Darth Vader imponía, era porque no se veía nunca su rostro, sólo su voz…
Este nuevo “Vader”, sin embargo, ya se ha visto como es:
Un joven confundido, con cara algo aniñada, que tras su develación, hace que le pierdas el miedo.
En el desarrollo, hay una escena, inexplicable, casi al final, cuando Rey y Finn huyen de la base, Kylo mata a Han; recordemos que está a casi 6 metros de distancia, y otros 3 metros debajo de ellos; aparezca delante de Rey y Finn, de repente, dentro del bosque:
¿Cómo llega antes que ellos?
Eso sin contar que Kylo ha sido entrenado por Luke, y es capaz de detener los disparos laser, pero al final no sea capaz ni de detener el disparo de Chewie, ni de plantar cara a una chica, y a un soldado que en su vida han cogido un sable láser…
Es cierto que hay inmadurez en Kylo Ren, pero esa personalidad como “el malo de los malos”, ayudará para el desarrollo de la historia, la cual se huele como:
“Regresarlo al La Fuerza”
Y sus vaivenes y dudas, le harán más imprevisible como personaje; por lo que me gustó, y no se fueron a lo fácil, como una copia de Darth Vader; que por cierto, siempre hace falta para que acá se considere “Star Wars”
En este caso, con Kylo tenemos un Lord Oscuro inmaduro, que aspirará a las mayores cotas de maldad que tenía su abuelo.
Sus motivaciones para estar en El Lado Oscuro, todavía faltan por verse, sin embargo, este personaje apenas está en evolución; y merece darle su tiempo.
Se muestra implacable con la muerte de su padre; por cierto, Han no merecía morir así; pero en definitiva, este personaje, aunado a La Caída de La República, y la revelación de Ben, como hijo de Solo y Leia, hacen que saga se revitalice.
Oscar Isaac como Poe Dameron, es un piloto de Ala-X de La Resistencia; que poco aparece en pantalla, pero que se intuye que será relevante en los próximos episodios.
Andy Serkis como El Líder Supremo Snoke, es el maestro de Kylo Ren, y una poderosa figura del Lado Oscuro de La Fuerza; de la que no se conoce bien cómo llegó al poder, su seducción al Lado Oscuro, en definitiva, otro personaje que será explicado más adelante.
Domhnall Gleeson, como El General Hux, Comandante de La Base Starkiller de “First Order”
Llama poderosamente la atención, cómo este personaje se le planta a Kylo Ren, que en tiempos de Vader, no hubiera dudado en matarlo a la primera subida de voz, o al más mínimo enfrentamiento.
Dio un gusto ver a Max von Sydow, conocido en Jakku como Lord San Tekka; que desconocía completamente su ingreso al reparto, y que se encuentra con “toda la leche”, lamentablemente, su personaje es casi un cameo.
Lupita Nyong'o como Maz Kanata, una pirata contrabandista; de los “bichos” más entrañables, pero que llegué a desconocer cómo el sable de Luke llegó a sus manos, con todo el conocimiento que tiene de los Jedi, he de suponer que este personaje, al estar poco desarrollado y de gran peso, será continuado en los otros episodios.
Y Gwendoline Christie como Capitán Phasma, un Sargento de “First Order” que viste una armadura de soldado de asalto cromada.
Phasma es un nuevo caso de “discriminación positiva”:
Con ella hubo mucho “marketing”, y solo tiene un par de frases y escenas, y una actitud lamentable, para la que se presumía un alto mando.
Que cuando hable tenga voz de mujer, sin que le veamos siquiera la cara, queda raro, y acá apela de nuevo, a esa corrección política, que supongo, plantará cara a una mujer…
¿Será a Rey?
Lo mejor de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, sin lugar a dudas fue BB-8, toda una sorpresa, pues lo repelí desde la promoción, pero que se convirtió en un personaje a la altura de C-3PO y R2-D2, y que de seguro regresara en los siguientes episodios, ya que el personajes es adorable y encantador, con el que te encariñas desde su primera escena.
Respecto al Lado Oscuro, Snoke no hace sobra al Emperador, y es posible que el recuerdo de Darth Vader ensombrezca algunos elementos, por lo que esa podría ser la mayor carencia, pero es misión imposible, sustituir a uno de los villanos más icónicos del cine.
La presentación del Halcón Milenario arrancó otros aplausos, pues es también un personaje entrañable de la saga completo, pero que acá olvidaron “calcular el salto de la velocidad de la luz” que tanto problema dio en los episodios anteriores, y que al ser acá más chatarra que nave espacial… dejó mucho que desear.
En general, en Star Wars: Episode VII - The Force Awakens hay muchas referencias a la literatura, y a la historia de los episodios más importantes:
IV, V y VI, lo que la hace repetitiva en sus argumentos, y carente de sorpresas.
En segundas lecturas, hablando netamente de BB-8, Finn, Rey, y Poe:
El droide hace alusión a las curvaturas de la BB – Brigitte Bardot; Finn a “Adventures Of Huckleberry Finn” (1884) de Mark Twain.
Podríamos argumentar, que Rey es a Ray Bradbury y “The Martian Chronicles” (1950), lo que Poe es a Edgar Allan Poe; de hecho, Poe tiene una escena de enterramiento que lo asocia a la obra de Allan “The Premature Burial” (1844)
Y también hay señales que nos indican lo que va a suceder en los acontecimientos, sobre todo para los fanáticos avezados, ejemplo de ello:
Chewbacca herido… que nunca nadie lo había hecho, como premonitorio a la muerte de Han.
Ahora veamos la acción:
J.J. Abrams, es un tipo que nos pone en un escenario de constante conflicto, y eso se nota; hay continuos guiños a los seguidores de Star Wars, y escenas de persecución no tanto estelar como aérea, entiéndase en la atmósfera, que mezclan la estética cinematográfica, y la de videojuegos.
Y como historia, tiene sus similitudes con La Primera Trilogía, no cronológica:
Un villano similar a Vader, en una base enemiga muy similar…
Pareciera un tópico, pero Rey, el personaje que tiene más interacción con los viejos protagonistas de Star Wars, se pasa buena parte del tiempo, preguntando por las leyendas de los Jedi, o el prestigioso Halcón Milenario, en un intento de que los más jóvenes entiendan la importancia de los personajes, aunque puede llegar a molestar a quienes entienden la saga al detalle.
Además, la referencia a los sistemas totalitarios existentes, está tan “acentuada” que alcanza “el mal gusto”, pues es la misma historia que nos llevan contando desde hace 3000 años.
Y más recientemente, nótese la gran semejanza al nazismo, con parafernalia, discurso hitleriano, hasta en la modulación e intensidad en la voz del General Hux.
Lamentablemente, es a partir de la mitad, que Star Wars: Episode VII - The Force Awakens se vuelve un “remake” completo, y ya sabes lo que va a pasar en la narración, y lo vemos con:
La misión por rescatar un androide, y llevarlo sano y salvo a casa, con el fin de que la resistencia salve La Galaxia de un enemigo ligado al Lado Oscuro de La Fuerza, que cuenta con una poderosa arma.
De inicio hay una masacre de rebeldes, y El Sith desciende de la nave para demostrar su poder; y el droide tiene información importante dentro de sí.
Posteriormente vemos un desierto, donde una joven deja su vida, para lanzarse a la aventura; en una “chatarra” que la hará enfrentarse a batallas espaciales; con un escape de las naves Imperiales; en donde La Tropa Imperial sigue sin darle a nadie…
¡Qué malos que son disparando!
Quizás sea una metáfora de la ineptitud de los ejércitos... nada raro.
Mientras que Rey, quien nunca ha disparado, “donde pone el ojo, pone la bala”
Regresa el enfrentamiento entre “La Luz y La Oscuridad”/Obi Wan Kenobi/Darth Vader; y ahora Han Solo/Kylo Ren; hasta con iluminación que se apaga antecediendo el momento fulminante, en una muerte dolorosa, muy dolorosa... y muy poco justa para tan querido personaje, que de seguro, renacerá a modo de “flashback” para contar la vida de Ben Solo…
y vemos otra “Estrella de La Muerte”, mucho más poderosa y mortífera, con un punto débil…
¡Malditos ingenieros!
Pues los rebeldes la destruyen, muy fácilmente; el mal pierde la batalla, y regresa momentáneamente La Luz a La Galaxia, a modo de “despertar”
O será como “The Godfather” el despertar será de Kylo Ren, y no de Rey…
Tendremos que esperar…
Por último, el final es lo que estábamos esperando desde el inicio:
Ver a Luke Skywalker, hablándole mentalmente a Rey, de que el sable es de ella, que él es su padre, ya a esa altura, ella siente todo, y que será Padawan para traer a Kylo al lado de La Fuerza.
Con todo lo dicho, el círculo se repite:
El viejo maestro, el insospechado maestro en este caso, adiestra nuevos caballeros para la lucha del bien contra el mal, uno que él ha creado, que se repetirá siempre mientras existan los héroes.
Es algo que está presente en el núcleo duro de esta saga, con los errores y la redención que lleva enfrentarlos.
Por lo demás, el guión en general, se ha visto todo:
Luke ahora será Obi Wan; Rey será Luke; y Kylo Ren será Vader...
Visto lo visto, con Rey cada año, resulta más fácil ser un Jedi; por lo que a futuro, dentro de nada veremos a un niño tener más poder que Darth Sidious.
Lo que realmente no me gustó de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, fue el motivo por el que Han Solo se volvió “trending topic”
Y lo de acabar con Luke, es un final muy triste, y poco lucido, y tras de eso:
¡Mudo!
A uno se le queda cara de tonto, porque Luke no aporta nada, siendo una escena que se podían haber ahorrado totalmente.
Pero como toda la película, parece un compromiso a mitad de camino de nada, como si fuera un trámite para enganchar lo antiguo con lo nuevo, y ya a partir de la próxima película, construir verdaderamente algo nuevo.
En definitiva, nadie va a matar a la gallina de los huevos de oro, mientras se sigan llenando los cines.
Como producción, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens tiene errores garrafales, unos ya los he dicho en el trascurso de la nota; y otros como por ejemplo:
“La Nueva Estrella de La Muerte”, que es un planeta que no tiene pies ni cabeza, donde hay parches metálicos para hacer un arma secreta, que cuando la explicaron, creo que la sala entera nadie entendió nada.
Un monstruo 1000 veces más grande que la original, que terminó siendo más vulnerable que un flan con una cuchara...
Y el 3D, solo en las escenas especiales sale a relucir, tanto que casi podías sentir que tocabas alguna de esas naves; pero falla rotundamente en profundidad; pues el 3D te impone donde enfocar, y el fondo se diluye completamente, sino véase la escena del bar, con los personajes de fondo… por tanto, la versión de HD Blu ray, puede mejorar en ese aspecto.
Por su parte, los efectos especiales impresionan lo que de Star Wars se espera:
Mientras en Los Episodios I, II y III, se notaba demasiado el CGI, en Los Episodios siguientes, es la historia de los personajes la que importa; por ello se han utilizado mucho más escenarios naturales:
Desierto, lagos, montañas, bosques, o cimas nevadas…
Que a diferencia de sus antecesoras, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens se impregna de humanidad a través de sus escenarios, pero sobre todo, con las luchas internas de sus personajes.
¿Tuvo que ver en ello, que fuera rodada en 35 milímetros, y no en formato digital, como lo son la mayoría hoy en día?
Ese es un gran acierto.
Po lo demás, el argumento, sencillamente confieso que el universo de Star Wars está agotado.
La ambición terminará por darle el estoque final, y cansará a todos, hasta las nuevas generaciones.
Al paso que van, Star Wars terminará como una moda odiada como la música disco; pues se han saltado muchos detalles que para los fanáticos eran importantes.
Como nota curiosa:
“Star Wars: Episode VII - The Force Awakens es confuso, se limita a imitar las elecciones del pasado, y refleja una megalomanía conceptual”
Estas son declaraciones salidas del Vaticano, según el Osservatore Romano, el diario del Vaticano, en su edición publicada recientemente.
El periódico critica además, que “esté sujeto a las modas del momento, y a un público más acostumbrado a la pantalla de ordenador, que a las salas de cine”
Si bien, la primera trilogía era “suficientemente sólida”, y se beneficiaba de un “potencial icónico, incluso arquetípico”, esto “ya no existe” en Star Wars: Episode VII - The Force Awakens.
Vaya usted por delante…
Ni Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, ni la que es considerada como la mejor de la serie:
“Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back” (1980), ni la oscarizada del 77; son filmes perfectos.
Pero eso nunca ha importado para que sean considerados, bien merecidamente, como “absolutos clásicos del cine”
¿Qué pudo ser entonces?
En su momento, a David Fincher, se le ofreció dirigir Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, pero al final, este lo rechazo, debido que para el proyecto “querían a todas las criaturas del universo de George Lucas”, según el mismo argumentó.
Ese fue para Fincher, otro de los puntos en los que no pudieron salvar para el acuerdo final; por lo cual, mejor decidió declinar.
Para David Fincher, lo más importante del proyecto, habría sido narrar la historia de los 2 androides, R2-D2 Y C-3PO, el modo en el que cambiaban de manos, de un dueño a otro, y las locuras de cada uno de ellos, en contraposición a la época en la que les tocaba vivir, llegaron hasta donde están.
Y pienso que realmente me hubiera gustado esa idea, y no haber cambiado actores y escenarios, para contar lo mismo.
Por último, la banda sonora sigue siendo épica, al igual que las anteriores.
Se agradece que se hayan respetado temas de la original, como los “intros”, y destacados temas de Leia, Luke, Han, La Fuerza… vamos, que los personajes de los Episodios IV, V y VI, son los que van a trascender cuando se hable de Star Wars.
En definitiva, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens es una entrega introductoria, con muchas preguntas, por lo que no es un filme redondo, y habrá que esperar los demás episodios:
¡No se vale!
Star Wars: Episode VII - The Force Awakens está producida solo para fans, pues muestra lo que se espera de Star Wars; aunque para muchos, La Fuerza ha despertado, y lo ha hecho con mucha energía.
En eso estamos de acuerdo.
“Chewie, we're home”
Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi
“I need someone to show me my place in all of this”
Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi (2017) de Rian Johnson con Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Oscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro, Laura Dern, entre otros.
Película de ciencia ficción; es la 8ª entrega de la saga; siendo la película más larga de la saga STAR WARS, cuyo logotipo por primera vez es rojo, pues siempre ha sido amarillo; coincidiendo con el año del Aniversario de Rubí, que celebra 40 años de la franquicia desde que la película original estrenada en 1977.
Esta historia no tiene lugar años después de la película anterior; sino que es una continuación directa de “Star Wars: Episode VII – The Force Awakens” (2015), y tiene lugar poco después de que Rey llega a la isla en el planeta oceánico, y encuentra a Luke Skywalker presentándole su viejo sable de luz; por lo que en general, sigue la saga y los personajes creados por George Lucas, esta vez desde varios escenarios:
Cuando La Primera Orden que se ha vuelto más poderosa, tiene contra las cuerdas a La Resistencia, liderada por La General Leia Organa; mientras Poe Dameron lidera una misión; y Rey define su futuro y vocación, al tiempo que Luke revaluar el significado de su vida y La Fuerza.
La historia mantiene la relación con la trilogía original, en este caso, las escenas casi copiadas de “Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back” (1980) que son evidentes, y muchas; por lo que repite el error de “Star Wars: Episode VII – The Force Awakens” (2015) en copiar ciertos pasajes; pero en ese sentido es superior a su antecesora, aunque la historia recicla y renueva los visto en una historia con pocas novedades sustanciales; con personajes simpáticos, algunos expresamente para comercializar como los “porgs”, los pájaros marinos; los zorros de cristal, o “las monjas”
No obstante, en el desarrollo de la trama, a los personajes icónicos como R2-D2, C-3PO o Chewbacca, no se les da seguimiento, y quedan rezagados de la acción, pues entran y salen del relato a conveniencia, y meten a nuevos personajes como la oriental Rose Tico o DJ, un personaje que recuerda mucho al bandolero de Han Solo en Benicio del Toro, tal vez más por corrección política; o retoma personajes como Maz y Phasma para rellenar, cerrar, o probablemente darle continuidad, pero confieso que bien pudieron ser recortados, ya que el metraje se extiende a 2horas 20 minutos que se llegaron a ser largos, por lo que sus escenas no afectarían la trama como todo lo sucedido en El Casino, o la historia alrededor del vice almirante Amilyn Holdo, personaje de Laura Dern, que pudo ser ocupada rápidamente por otro personaje sin mucho diálogo.
Al tiempo que todo se muestra ambiguo, no se sabe si Kylo Ren es bueno o malo; o si Rey es la destinada a ser el balance del Lado Oscuro o de La Fuerza… las acciones de estos personajes no están del todo claras, y llama poderosamente la atención, que el mismo Luke, como “Último Jedi”, hable sobre la sangre, en relación con los talentos de La Fuerza de Kylo, haciendo que una vez más se confunda si La Fuerza es una disciplina espiritual, o una característica heredada…
Desde lo técnico, la película tiene mejores notas:
El 3D está muy bien hecho, y vale el boleto; así como los efectos especiales visuales, son muy vivos aunque no con tanta profundidad, defecto del 3D; y la edición y mezcla de sonido están a la altura de una “Space Opera”, que por cierto, trae a personajes conocidos como Yoda, que da una lección sobre La Fuerza.
Del reparto, Mark Hamill se nota cansado como Luke Skywalker, no tanto en su mirada, sino porque es un pésimo actor; mientras Carrie Fisher como General Leia Organa, cumple más como un personaje romántico, sobre todo por su fallecimiento, en una escena en la que es difícil de creer que ella, como varios personajes, logren sobrevivir al espacio, donde no hay oxígeno…
Adam Driver como Kylo Ren, mantiene su posición inmadura como personaje, y aquí se nota más oscuro en cuanto a motivaciones; mientras Daisy Ridley como Rey, sigue sin demostrar liderazgo, un personaje que aún no está esclarecido, pues se desconoce si es hija de Luke, si nació de los midicrorianos como Anakin, o qué… por otra parte, se da protagonismo a John Boyega como Finn, y a Oscar Isaac como Poe Dameron, para expandir el universo pero sin “Fuerza”, y es curioso el personaje de Andy Serkis como Supreme Leader Snoke, pues entró como salió, fácil, no se sintió realmente intimidante, ni villano con Fuerza, ni siquiera poderoso al ver cómo termina… aunque da a entender aquello del “Aprendiz acaba con El Maestro” lo que da una pista por donde irán los tiros en la próxima entrega. Finalmente, Lupita Nyong'o repite como Maz Kanata, sin tener peso en la historia, mientras Domhnall Gleeson como El General Hux, queda relegado igual, como un personaje patético y caricaturesco; como cameos curiosos, Gareth Edwards, director de “Rogue One: A Star Wars Story” (2016), aparece como extra, así como Joseph Gordon-Levitt en un cameo de voz como Slowen Lo; y Tom Hardy como Stromtrooper.
De las escenas de batalla, todas las del espacio están muy bien rodadas, se siente el ambiente bélico con tomas vertiginosas con mucha acción, y especialmente la batalla en el salón de Snoke, que a pesar que recuerda a la pelea de Saruman, Elrond con Galadriel, contra los Nazgûl en “The Hobbit: The Battle Of The Five Armies” (2014) tiene mucha emoción.
En general, la película sigue estando debajo del logro argumental y emocional de “Rogue One: A Star Wars Story” (2016); que por cierto, este episodio está dedicado “In Loving Memory Of Our Princess: Carrie Fisher”, que falleció el 27 de diciembre de 2016, 4 días después de haber sufrido un infarto; que para entonces había rodado todas sus escenas. Como dato, en el póster, todos los personajes están colocados para formar sutilmente el patrón de la máscara de Darth Vader…
“Deja que el pasado muera.
Mátalo si es necesario.
Esa es la única forma de convertirse en lo que se supone que eres”, es una cita que realmente preocupa, más al saber que Disney se ha hecho cargo de una producción donde la comedia tontorrona campa a sus anchas, cumpliendo literal, y lamentablemente el motivo/génesis de la obra original:
Una historia para niños.
Por último, El Episodio IX, y última entrega de esta trilogía secuela, está programada para ser estrenada el 20 de diciembre de 2019.
¿Esperamos?
“I only know one truth: It's time for the Jedi... to end”
Solo: A Star Wars Story
“I've got a really good feeling about this"
Solo: A Star Wars Story (2018) de Ron Howard con Alden Ehrenreich, Emilia Clarke, Donald Glover, Woody Harrelson, Thandie Newton, Phoebe Waller-Bridge, Warwick Davis, Clint Howard, Paul Bettany, entre otros.
Producida por Kathleen Kennedy para Lucasfilm, y distribuida por Walt Disney Studios Motion Pictures; con un guión de Lawrence y Jon Kasdan, es la 4ª y última vez que Lawrence Kasdan trabajó en la franquicia Star Wars, pues escribió los Episodios V, VI y VII.
La película se estrenó en todo EEUU el 25 de mayo de 2018, en el 41° aniversario del estreno de “STAR WARS: Episode IV – A New Hope” (1977), en la que Harrison Ford apareció por primera vez como Han Solo.
Con un presupuesto estimado de producción de $250 millones, esta es una de las películas más caras jamás realizadas, y hasta hoy, solo ha recaudado $25,5 millones.
La historia está centrada en Han Solo, un personaje de la franquicia de STAR WARS, siendo la 2ª entrega de la serie de Antología, por lo que se sitúa muchos años antes que Han conociera a Luke Skywalker y a Obi Wan Kenobi; y mucho antes de los acontecimientos ocurridos en “Rogue One: A Star Wars Story” (2016) donde explora las primeras aventuras de Han Solo y Chewbacca, quienes también conocen a un joven Lando Calrissian, ya que están involucrados en un atraco dentro del inframundo criminal; pues es un tiempo sin ley, donde los sindicatos criminales compiten por los recursos:
Alimentos, medicinas y combustibles; y en el planeta Corellia, las asquerosas fuerzas de Lady Proxima se fugan a una vida de crimen a cambio de refugio y protección.
En estas calles mezquinas, Han lucha por la supervivencia, pero anhela volar entre las estrellas... así las cosas, esta historia de STAR WARS tiene lugar aproximadamente 10 años antes de los eventos de “STAR WARS: Episode IV – A New Hope” (1977), y unos 7 años antes de la serie televisiva “STAR WARS: Rebels”
De la producción, decir que Ron Howard tuvo que tomar las riendas del proyecto cuando Disney despidió a los directores Chris Miller y Phil Lords, debido a diferencias creativas irreconciliables con la productora Lucasfilm; por lo que el resultado es MALO.
Se nota más el encargo, como una película sin personalidad propia, increíblemente rutinaria, porque no muestra interés alguno en decir algo nuevo o interesante sobre el personaje; y tampoco trata de construir un legado propio, puesto que prefiere limitarse a citar momentos clásicos de La Primera Trilogía/Original, que intentar crear algún momento clásico propio sin conseguirlo.
Así tenemos innumerables guiños para los fanáticos más acérrimos, alguno que otro escenario, vestuario, objetos, máscaras o situación que remite forzosa y obligatoriamente a algo ya visto en la saga.
Del reparto, Alden Ehrenreich es muy guapo, pero muy malo como actor, con una voz uy forzada, y que ya confirmó su contrato para aparecer como Han Solo en 2 películas adicionales, dando al estudio la opción de perseguir una secuela, o presentarlo en otras películas de La Antología como reparto.
El problema no es que Ehrenreich no se parezca en lo más mínimo a Ford, ni se comporte de forma vagamente similar a él; de hecho, se agradece que no intente convertir su trabajo interpretativo en una mera imitación; el problema es que al actor se lo ve tan desconectado del Solo original que, viendo la película, por momentos es fácil olvidarse de que está encarnando al mismo personaje.
Como descargo, Ehrenreich dijo que “le gustaría que las secuelas se diferenciaran de Las Trilogías de STAR WARS anteriores, al ser independiente, en la línea de Indiana Jones o las películas de James Bond, en lugar de seguimientos directos”
¡Eso me resulta FATAL!
A lo que el director Ron Howard dijo que, “aunque no había ninguna secuela en desarrollo, dependía de los fanáticos decidir”
¡NO más!
En definitiva, esta es la única de las películas oficiales del universo STAR WARS, que no muestra estar interesada en nada más que ofrecer al espectador un rato de entretenimiento; y de manera ABURDA se revela cómo adquirió su apellido SOLO, y cómo consiguió su pistola, “alguien se la dio, y punto”
También descubrimos que Chewbacca y él tardaron 5 aburridos segundos en hacerse amigos para siempre, y se nos cuenta cómo conoció a Lando Calrissian y cómo consiguió El Halcón Milenario.
Donde vemos al Halcón en su mejor forma, y cómo llegó a convertirse en la conocida chatarra que es, pues antes tuvo una nariz, como “nave de escape”, muy diferente a la doble daga usual de la nave.
Al tiempo que se generan muchas preguntas sin respuesta dentro del descabellado argumento:
¿Por qué Han habla “wookiee” de repente, si nunca antes le habíamos oído hacerlo?
¿Cómo llegó Chewie a donde lo tienen, si todavía estaba en el Episodio III batallando al lado de Yoda?
¿Qué sentido tiene mostrarnos a Han y Chewie dándose una ducha juntos?
¿Por qué logran Han, Lando y Beckett sobrevivir a un tiroteo mientras permanecen a campo abierto, con docenas de enemigos disparando a pocos metros de distancia, aparte de porque son los buenos?
Cuando los personajes entran en las cámaras de Dryden, se les ordena que entreguen sus armas primero... sin embargo, no tienen ningún problema con Chewbacca, caminando con un bandolero lleno de municiones.
El personaje de Dryden Vos no tiene fuerza como villano, de hecho no hay villano poderoso en toda la historia, que son más misiones peligrosas a las que tienen que sobrevivir… sin rescate ni lucha personal de profundidad ni seguimiento, en eso “Rogue One” será INSUPERABLE.
Ni hablar de Darth Maul, que salió en “STAR WARS: Episode I – The Phantom Menace” (1999), y “murió” a manos de Obi Wan, pero ahora aparece con piernas robóticas como referencia de “STAR WARS: The Clone Wars” (2008) y “STAR WARS: Rebels” (2014)
¿Era necesario hacer tanto chicle narrativo con este personaje, solo para emocionar sin ningún sabor argumental de fondo?
Su presencia es lo más forzado y ABSURDO de toda la trama.
Como dato, durante una escena donde se presenta el grupo de agujeros negros que rodea Kessel / The Maw, aparece un Destructor Estelar…
Es probable que se trate de una referencia al universo expandido, ya no canónico, ahora rebautizado como “Leyenda”, en el que había una instalación Imperial dentro del cúmulo de agujeros negros con Destructores Estelares que lo protegieron durante años, el tiempo suficiente que no estaban conscientes de la caída del Imperio hasta mucho después de que sucediera...
Eso es solo una teoría…
Otra teoría, es que Rey bien puede ser la hija de Han… con Qi’ra o con la chatarrera rebelde Enfys Nest.
Por lo demás, gustó ver a Linda Hunt como Lady Proxima; al guionista Jonathan Kasdan, y el primer asistente de dirección, Toby Hefferman como Tag Greenley y Bink Otauna, respectivamente; y los cameos de Anthony Daniels, el C3-PO, pero aquí como Tak, un compañero esclavo de Chewbacca; a Warwick Davis como Weazel del Episodio I; a Ray Park como Darth Maul, pero con Sam Witwer proporcionándole la voz al personaje.
También aquí vemos a Los Rebeldes, que aparecen al final, con un luchador alienígena en su compañía, usando una máscara negra sobre su cara alienígena, y 2 tubos que salen de su cara…
Este es Benthic, más tarde el segundo al mando de Saw Gerrera en “Rogue One”
Como curiosidad, esta película marcó la primera vez que un director ganador de un Premio OSCAR hizo una película de STAR WARS; siendo también la primera película de la saga que no presenta a los 2 droides más famosos:
R2-D2 y C-3PO; la primera en no tener a alguien peleando con un sable de luz, ni hablando de La Fuerza ni de Darth Vader, salvo una referencia a Death Star...
Y es que para quien escribe, STAR WARS es Darth Vader y Los Skywalker, más allá de ellos, no importa nada, ni por tributo ni por mundo expandido, pues tal parece que se está haciendo lo que sea para combatir las producciones de comics de MARVEL y DC, lo que le cobra una cara factura, pues la producción no es sustanciosa.
Por último decir que John Powell es el compositor principal de la película, aunque el filme contiene una tema para Han Solo, hecho por John Williams, titulado “The Adventures Of Han”, pero que sin embargo, el “score” original solo cobra fuerza en un momento, cuando finalmente Chewie y Han se sientan en El Halcón para salir del apuro.
De esa manera, la película se vuelve interesante pasados los 90 minutos, cuando las referencias se vuelven evidentes e irremediablemente visibles, y logramos vislumbrar algo de STAR WARS, siendo positivos con “I've got a really good feeling about this”, pero queda como “¿Qué piensas? Bueno, ¿Qué necesitas saber?” Creo que no estoy interesado.
Terminando de ver “STAR WARS: Episode IX – The Rise Of Skywalker” (2019) de J.J. Abrahams con Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Oscar Isaac, Domhnall Gleeson, Ian McDiarmid, Carrie Fisher, Anthony Daniels, Keri Russell, Billie Lourd, Lupita Nyong'o, Billy Dee Williams, Richard E. Grant, Dominic Monaghan, Freddie Prinze Jr., Richard Bremmer, Harrison Ford, Mark Hamill, entre otros.
“Space Opera”, fantasía y ciencia ficción, 9ª y “última” entrega de la saga STAR WARS; por lo que su trama concluye la 3ª trilogía, que sigue a los 2 bandos, “el bien y el mal” que nunca es lo que parece, la lucha será recuperar la memoria, el pasado, y saber la identidad de Rey.
El filme dura más de 2 horas, donde lo mejor de la propuesta son los cameos forzados que llaman a la nostalgia, manipulan las emociones y que llevan al fanático al cine.
La historia es MALA, sin La Fuerza, pues desde el inicio de esta trilogía, ya se sabía que era un refrito MALO de la trilogía original, siguiendo casi al calco, giros y situaciones, que para el fanático de la saga puede llegar a ser tedioso y aburrirlo, sobre todo por la falta de originalidad; y es que lo único que podría levantar son los efectos visuales, aunque hay algunos bastante cutres y otros más cercanos a Plaza Sésamo y a llenar estantes para vender en Navidad; no es nada que no se haya visto antes.
La verdad, “el giro” que ahora intentan vender como “una de las sorpresas más inesperadas en el cine”, queda muy, pero muy flojo y falto de emoción.
Y la verdad es eso, NO HAY EMOCIÓN, no hay respeto por aquellos personajes llenos de “magia y misticismo” donde ahora La Fuerza era otra cosa de lo que aquí se nos vende, y ahora se adopta hasta el apellido de la manera más absurda.
Ni siquiera los hechos dramáticos están montados para cautivar, emocionar o que quede en la retina y la memoria; por ejemplo si hubo una vez que el entierro de Padme fue hermoso, aún con el CGI notable a leguas, y por sólo segundos; aquí no hubo tiempo para nada de eso, nada para los caídos; o los miles de seguidores del Emperador, desaparecidos por un vientito... y no quedó ni uno; y a Kylo Ren… lo desaparecen y no sabemos más de él al final.
Pareciera que hubo mucho recorte en la edición, y muchas escenas, que pudieron perdurar, no salieron en el corte final; ya ni hablar de los personajes nuevos que son muchos y no se saben de dónde salieron, de conexiones nada, todo muy “light” o mejor dicho “a lo Disney” para ser procesado sin ningún tipo de desarrollo o trasfondo.
El filme se dice ser el final de TODA la saga… pero lamentablemente no es así, pues todavía hay más, y eso señores, ¡NO SE VALE!, odio cuando le mienten al público de esa manera solo para llevarlos al cine, porque si de algo tengo claro sobre este filme, es que tiene mucha triquiñuela, no son giros dramáticos ni sorpresivos ni inesperados, solo mostró la pereza de un guionista por sacar dinero a las personas, utilizando uno de las mejores franquicias del cine, que hoy por hoy han sido vilipendiada y bastardeada.
MALA película RECICLADA y FALTA DE IMAGINACIÓN para una BUENA saga GLORIOSA y ORIGINAL.
“En malas manos, todo lo bueno termina mal”
A long time ago in a galaxy far, far away...
El comienzo del mito… y de los efectos especiales!
El corazón tiene razones que el cerebro no entiende.
No estoy capacitado para juzgar esta película.
La vi cuando tenía tan solo 7 años, junto a mi padre quien representaba el héroe de mi vida (en paz descanses), fue él quien me llevó a ver mi primera película, anunciada en español simplemente como La Guerra de las Galaxias, recuerdo ver una pantalla enorme que correspondía a una sala con aforo para 100 butacas... para mí era enorme y era el cine Olimpia.
En aquel entonces la fanfarria de la 20th Century Fox compuesta por Alfred Newman en 1933, no hizo eco en esa presentación y de un golpe se apagaron las luces y vi las letras:
STAR WARS y la fanfarria de John Williams taladró mi mente, el cartelito del:
Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana, las letras explicativas sobre la rebelión y el Imperio alejándose por el espacio, la nave consular perseguida por el crucero imperial...
Fueron ni solo 5 minutos, cuando mis ojos se me llenaron de lágrimas ante aquella espectacularidad.
Eso era todo demasiado bonito, demasiado emotivo.
Aquel día lo llevo grabado a fuego en mi mente y en mi corazón; gracias padre por haberme llevado y haber hecho nacer mi interés en el cine.
Treinta y tantos años después, mi racionalidad de cinéfilo puja por expresar su opinión, que es mucho menos complaciente con Star Wars que mi corazón, pero se resiste a que hable, a que se insinúe siquiera... Respecto a este tema, la libertad de expresión estaría prohibida si la Fuerza no me acompañase.
Comencemos:
Si es que existe alguna ficción; ya sea de televisión, en pantalla grande o en papel, con dibujos o sin ellos; que haya condicionado en cierto modo mi particular estilo de vida, sin duda alguna esa ha sido la saga original de Star Wars.
Objetivamente hablando, los discursos de la sagrada trilogía han influido en mí de forma que probablemente sea imposible de cuantificar:
La relación con ciertos amigos, de esos que son para toda la vida a pesar de lo que pueda parecer, que iniciaron juntos un camino de perspectivas e inquietudes comunes desde nuestra más tierna (o siniestra) infancia.
Aquellas navidades en las que Santa dejaba su ración de merchandising made in Lucasfilm en el arbolito de Navidad.
Los revisionados en grupo, tan propios de ‘la generación del videoclub’ que teníamos como tótem de la diversión (entre otros) a uno de los escasos equipos VHS existentes en el salón de algún infortunado padre que probablemente prefería ver el football.
Todos estos momentos han forjado amistades, consolidado relaciones y moldeado sueños (algún día viajaré al espacio!)
Si bien la circunstancial pasión por los personajes creados por George Lucas podría haber sido sustituida, aparentemente, por cualquier otro tipo de afición, lo cierto es que Star Wars se extiende en algunas cosas por encima del fútbol o el ir a misa (los que iban).
Valores que nos han hecho mejores personas, lo creáis o no, porque yo amigos, creo en La fuerza.
Después de este speech introductorio debería empezar a hablar de la película en cuestión, pero...
¿qué se puede decir del Episodio IV que no se haya dicho ya?
Bueno, comenzando con la descripción detallada acerca de cómo se inició la franquicia Star Wars no ha podido ser determinada a consecuencia de las varias declaraciones emitidas por George Lucas, las cuales tienden a cambiar con el transcurso del tiempo.
Para la época de realización de un filme como este fue impactante por lo novedoso y por los innovadores efectos visuales.
Desde ese punto de vista merece todos los pergaminos que la convirtieron en un clásico de la ficción.
Al día de hoy, cuando vuelvo a ver esta película, me sigue enganchando todo lo que en ella se nos cuenta.
Funciona muy bien el carisma de los actores y la relación amor-compañerismo-rivalidad entre el trío Han, Luke y Leia.
La pareja de robots son divertidos (Androides 1 – Jar Jar 0) y el lujo de la función queda en manos del genial Darth Vader porque una película con un buen malvado tiene ganado mucho terreno.
Como anoté, los efectos especiales, el trasfondo filosófico religioso (la fuerza), la música, las escenas de acción y la impecable factura de la historia, siguen pareciéndome intactas a pesar del paso del tiempo.
Star Wars es un producto cinematográfico que revolucionó las taquillas y que perdura en la mente de los que fuimos niños cuando comenzó su espectacular andadura.
Star Wars: Episode IV - A New Hope fue la primera película estrenada de la serie Star Wars y la cuarta en términos de cronología interna: dos filmes subsiguientes continuarían la trama original (Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back y Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi), mientras que una trilogía describiría los eventos previos a A New Hope, girando en torno al antagonista principal Darth Vader.
El estreno de la secuela provocó un cambio en el título original de la película, que pasó a incorporar el número de Episodio IV y el subtítulo A New Hope («Una nueva esperanza»).
A partir de su lanzamiento mundial, el 25 de mayo de 1977, ha sido considerada como un hito en la historia del cine, principalmente por el uso de efectos especiales innovadores durante esa época.
Además, es una de las películas más exitosas de todos los tiempos, así como una de las más influyentes en la cinematografía contemporánea.
Obtuvo 6 premios Óscar de un total de 10 nominaciones (incluyendo la de «mejor película», cuyo Óscar correspondiente perdió frente a Annie Hall de Woody Allen).
La cinta tiene una insólita capacidad para asombrar escena tras escena.
Su ritmo no decae, tiene una estructura narrativa excelente que pone cada capítulo y revelación en su sitio exacto y como indicaba la unión entre la historia y el envoltorio es exquisita.
Desde el prólogo, con la mítica entrada del inmenso Crucero Imperial y la presentación intrigante de los personajes, hasta la antológica batalla final el desfile de imágenes maravillosas es casi indescriptible.
La verdadera «Fuerza» reside en su «narrativa pura»
La verdad es que Star Wars: Episode IV - A New Hope fue un doloroso trabajo de escritura, de borradores rechazados por la Fox una y otra vez, donde la historia cambiaba radicalmente en cada nueva versión del guión.
Salvo algún que otro nombre, los personajes siempre fueron los mismos, pero los roles cambiaban y las circunstancias también.
Digamos que gracias al control de calidad de los ejecutivos de la Fox (milagro!, por una vez en la vida el filtro de los directivos dio resultados positivos), después de mucho esfuerzo pudo Lucas desarrollar un guión aceptable.
Lamentablemente con la continuación de la serie, y el crecimiento en poder económico y creativo de Lucas (fundamentalmente gracias a hacerse de los derechos del merchandising, algo nuevo y desconocido para la época - y para los ejecutivos de la Fox), resultó cada vez más difícil tener alguien que controlara creativamente al chico prodigio, y los guiones fueron perdiendo potencia narrativa hasta la lamentable entrega de la trilogía de precuelas a partir de 1999.
El guión fue redactado por George Lucas mientras dirigía su primer largometraje, influenciado principalmente por los cómics de Flash Gordon, las películas sobre samuráis de Akira Kurosawa y la obra El héroe de las mil caras de Joseph Campbell.
Lucas mezcla cosas de muchos géneros distintos, amén de nutrirse de fuentes literarias que van desde Tolkien, pasando por las leyendas arturianas, las leyendas europeas y, por qué no, el comic.
Entre otras cosas, Lucas incluye : héroes rubios, princesas y emperadores, religiones y razas conviviendo al estilo Lord Of The Rings, dos soldados renegados que buscan una fortaleza oculta como el film The Hidden Fortress de Akira Kurosawa, un viaje a tierras desconocidas al estilo del serial de cowboys.
La amenaza fantasma (de donde tomaría el título para el Episodio I), el llamado camino del héroe (una persona anónima destinada a la grandeza y a terminar con la opresión de una fuerza invasora) de los relatos del Rey Arturo, elementos del Western (tabernas, héroes borrachines y bribones al margen de la ley pero simpáticos como Han Solo), elementos de otras obras Sci Fi (planetas desérticos como Duna), y unos cuantos clichés de las películas de la Segunda Guerra Mundial, desde los discursos heroicos hasta las escenas de combate (basadas ciertamente en documentales de guerra).
El mérito de Lucas es compaginar todo esto, hacerlo ágil narrativamente y atractivo al público, más que una simple regurgitación de elementos prestados.
Este clasicismo del trasfondo de la historia, no impidió que George Lucas orquestara una obra de sorprendente y sobrecogedora imaginación que, como expongo en la introducción, reinventó los géneros de la fantasía y la Ciencia-ficción y reformó por completo la forma de hacer y entender el cine.
¿Cómo lo hizo?
Contando la historia con muchísima pasión e inspiración y creando un envoltorio visual fascinante, un mundo desbordante de pueblos, gentes y criaturas maravillosas, y poniendo en él unos personajes sencillos pero muy atractivos cuyos épicos diálogos y aventuras deslumbraron a millones de espectadores.
No importaba que fuera evidente que Luke iría a la aventura y se convertiría en héroe, que la princesa sería salvada y que los buenos ganarían, cada paso era y es, aun habiendo transcurrido más de treinta años desde el estreno, un deleite narrativo y visual.
El otro factor del éxito de Star Wars, sea el haber creado uno de los villanos más memorables del cine.
Sin duda Darth Vader es una fuerza implacable de destrucción, con una presencia y voz espectaculares.
Por supuesto, el tercer factor del éxito de Star Wars son los efectos especiales.
Ciertamente no son los primeros efectos especiales de calidad que se ven en el cine (el mérito le corresponde a 2001, A Space Odyssey), pero son los primeros que se ven en movimiento frenético.
Las batallas espaciales son altamente creíbles y sin falla (quizás no se vean tan bien algunas explosiones ahora, pero bueno, en 1977 Lucas estaba inventando todo eso!).
Y, fundamentalmente, el hecho de que, desde la Death Star hasta los detalles mínimos de la cantina de Mos Eisley están realizados de modo impecable.
En términos de lo visual, los efectos producen estupor : desde la captura de la nave de la Princesa al inicio del film, hasta la presencia de la Death Star, resultan en momentos memorables, fijos en la retina de cualquier espectador del mundo.
El reparto estuvo integrado por Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Peter Cushing, Alec Guinness (nominado por su papel de Obi-Wan), Anthony Daniels, Kenny Baker, Peter Mayhew y David Prowse; el rodaje fue realizado en la estepa tunecina, Londres y Guatemala.
Los efectos especiales corrieron a cargo de Industrial Light & Magic, empresa recién fundada por Lucas al momento de producir la película.
En 1989, la filmoteca National Film Registry de la Biblioteca de Estados Unidos añadió el título a la categoría «película cultural, estética o históricamente importante», mientras que el guión de Lucas fue nombrado por el gremio Writers Guild of America como uno de los mejores jamás redactados.
Star Wars ha influido en varios filmes y directores desde su lanzamiento.
A ella se le atribuye el nacimiento de una nueva generación de cintas cargadas de efectos especiales, siendo también una de las primeras en combinar géneros cinematográficos tales como la opereta espacial y los seriales para inventar un nuevo concepto generalizado, el cual los cineastas podrían empezar a explorar.
Tras ver Star Wars, James Cameron decidió renunciar a su empleo como chofer para empezar su trayectoria en el cine; de forma parecida, otros realizadores que serían influenciados por el filme son Peter Jackson quien utilizó la estética introducida en la película para producir la trilogía cinematográfica de The Lord Of The Rings, con la que esperaba transmitir una sensación realista y creíble de los efectos visuales, Ridley Scott quien comenzó a interesarse en el «futuro explorado» (donde los vehículos y la cultura tienen sus propias referencias históricas), extendiendo el concepto en su película Alien y Blade Runner, Roland Emmerich entre muchos otros.
"Siente, no pienses, usa tus instintos"
Qui-Gon Jinn
La Fuerza es toda aquella energía que es creada por todas las cosas, incluso una roca, la tierra y los seres vivos.
Es la energía del universo.
Los Jedi y los Sith pueden controlar y utilizar esa energía con la mente.
George Lucas se inspiró en religiones como el Shinto, de Japón y también con las religiones celtas.
Aquí responde el por qué, tanto Jedis como Siths, usaban capas y looks al mejor estilo mesiánico, sobretodo Obi-Wan en el Episodie II, Attack Of The Clones, con su barba y su cabello tipo JC (Jesucristo)
Los personajes Jedi son unos Guerreros con vocación espiritual y de servicio que recuerdan a héroes de las tradiciones Célticas y Budistas.
Aunque se creía que La Fuerza fluía por todo ser vivo, sólo podía ser aprovechada por una minoría de seres descritos como "sensibles a la Fuerza".
Esta sensibilidad a la Fuerza es atribuida a diferentes causas por unas opiniones u otras.
Según la trilogía original y sus respectivas novelas, la sensibilidad a la Fuerza es vista desde un sentido metafísico y espiritual, mientras que en la nueva trilogía, se atribuye a una cantidad alta de microorganismos internos llamados midiclorianos, (organismos que algunos verían análogos a las mitocondrias) que viven, concretamente en las células de los sensibles a la Fuerza, ya que es la zona donde La Fuerza es más fuerte en un cuerpo.
Así a mayor cantidad, mejor era la capacidad potencial a la Fuerza del ser.
De este modo, la Fuerza pierde su carácter espiritual convirtiéndose en una cuestión química.
También varía el modo de percepción de sensibilidad y poder de la fuerza: en la saga original, los usuarios de la Fuerza simplemente percibían y sentían la afinidad de los seres con la fuerza; en las nuevas entregas se mide la cantidad de midiclorianos que el individuo posee tomando una muestra de sangre.
Los seres sensibles a la Fuerza eran capaces de aprovechar la Fuerza para efectuar actos de gran destreza y agilidad así como controlar y moldear el mundo a su alrededor.
A veces este talento era descrito como la posesión de una fuerte "aura" de la Fuerza, y es posible que los dos rasgos estuvieran conectados.
La Fuerza es aquella que le da a los Jedi y a los Sith sus poderes de telequinesis (mover cualquier tipo de objeto, incluso tierra, aire o fuego), telepatía, electroquinesis; además pueden usarla para ver el futuro, sanar heridas, pasar desapercibido y el control mental sobre otros seres.
Y aquí se responde la obsesión de Palpatine por Amidala, Palpatine de una forma observó el futuro de la Reina y quiso impedir o manipular el destino de la Fuerza.
A veces en algunos casos al hacer uso de la Fuerza se oye el sonido de una explosión, ejemplo de ello cuando Darth Maul usó la Fuerza para empujar a Obi-Wan a una fosa o cuando Vader intentó ahogar a Padmé.
La Fuerza tiene dos lados, el Lado Luminoso y el Lado Oscuro.
Hay varias formas de diferenciarlos.
Lado Luminoso:
Es la ideología Jedi.
Un Jedi utiliza siempre la Fuerza para conocimiento y como defensa.
Nunca para atacar.
Maestro Yoda
El Lado Luminoso de la Fuerza está concentrado en los ideales del bien y la justicia.
Un seguidor del Lado Luminoso vive en armonía con el mundo que lo rodea, actuando con sabiduría y lógica en lugar de enojo y juicio injusto.
El mayor grupo de seguidores y maestros del Lado Luminoso es la Orden Jedi.
Por antagonismo, está el Lado Oscuro:
Ideología Sith
El Lado Oscuro de la Fuerza es un camino a muchas habilidades que algunos consideran antinaturales.
Palpatine (Darth Sidious)
El Lado Oscuro de la Fuerza es el elemento alineado con el mal y el odio.
Los Sith obtienen poder de la Fuerza a través de las emociones, sobre todo la pasión.
Los seguidores del Lado Oscuro obtienen el poder más rápidamente; sin embargo, el Lado Oscuro ejerce una adicción sobre ellos, y además les destruye paulatinamente el cuerpo.
Algunos practicantes conocidos del Lado Oscuro fueron el Lord Sith Darth Sidious y sus discípulos:
Darth Maul, Darth Tyranus y Darth Vader entre otros existentes.
Y tú, de qué lado de la fuerza eres?
Otra nota, muy importante, la de la música, lo único que se puede decir es que es excelente, sobrecogedora, emocionante... belleza auditiva digna de tener en casa y conservar para toda la vida.
Sencillamente espectacular.
El American Film Institute catalogó la banda sonora de Star Wars: Episode IV: A New Hope como «la mejor de todos los tiempos» en su listado AFI's 100 años... bandas sonoras.
Ninguna composición orquestal ha tenido mayor influencia en la historia del cine y en sus elementos musicales que la original Star Wars.
En un período significativo para las bandas sonoras, donde comenzaba a enfatizarse en orquestas más pequeñas y en el género pop, los coleccionistas temían que los días gloriosos de Ben-Hur y de Lawrence Of Arabia hubieran pasado...
Pero el uso de un tema musical prominente y varios Leitmotiv en 1977 consiguió ser un regreso indispensable a la influencia wagneriana de la época dorada de Hollywood.
En otras palabras, la existencia de tantos temas memorables, y su relación perfecta con los personajes y escenarios de la película fue una especie de concepto revolucionario en esos días.
Tras cinco tomas tan sólo en el primer día de las sesiones de grabación, Williams y Lucas combinaron tres Leitmotiv para formar las melodías principales que ahora resultan familiares para cualquiera.
Junto con la fanfarria vinieron dos composiciones primarias: una para la Fuerza y otra para la Princesa Leia.
Lucas sentía que la naturaleza cinematográfica de Star Wars debía representar visualmente a mundos completamente nuevos y desconocidos, y respecto a la musicalización quería lograr que las audiencias se familiarizaran emocionalmente con la misma.
En marzo de 1977, Williams comenzó a dirigir a la Orquesta Sinfónica de Londres, buscando grabar la banda sonora de la película en 20 días.
En fin, tengo mis mejores momentos de la pelicula:
Por supuesto, el prólogo, con la inmensa nave del Imperio dando caza a los rebeldes.
Y a partir de ahí, prácticamente todo:
Star Wars: Episode IV: A New Hope es quizá la más hermosa película de aventuras jamás realizada.
Hermosa por su desprejuiciado tono jovial, por proponer una visión ligera pero rotunda del viaje del héroe, por la valentía y la mirada limpia de Lucas.
Como espectáculo, sin duda es EL clásico.
La fuerza de su historia supera ampliamente sus debilidades, las hace obviar.
Sumado a la inmortal partitura de John Williams, sin duda es un hito de los 70.
Los personajes principales pasarían a la historia, pero la sensación de fascinación por el universo que estábamos contemplando era mucho mayor y, a pesar de la gran cantidad de espacio consumido, podría continuar horas hablando de esta película.
La calidad cinematográfica, mezclada con un fuerte componente nostálgico y otro de culto personal (ya que no voy a misa…) hacen de Star Wars: Episode IV: A New Hope una producción que trasciende los valores normales a la hora de juzgar una cinta de estas características.
La fuerza es necesaria, la empatía es necesaria, y relativizar todo lo que he dicho hasta ahora, también.
Una suma de cosas que cristaliza una mitología a explotar, con un final abierto (Vader no muere), por si era posible hacer secuelas.
Que nadie piense en una concepción de trilogía, pues es falsa.
Su aparente tosquedad, su sencillez, son sus máximos valores, pues la vida que narran, la energía y el ingenio, no pueden describirse con palabras.
Tampoco puede describirse con palabras el valor que por tanto tiene su segunda parte, Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, pues superó lo que parecía insuperable.
Pero de ella hablaremos en el siguiente capítulo.
"May the Force be with you."
Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back
"I am your father"
En Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, el mal avanza, la amenaza de la tiranía se cierne sobre el universo, pero siempre queda lugar para la esperanza y en ello andan nuestros héroes, luchando con tesón y reuniendo fuerzas para plantarle cara al enemigo.
Esta fue la segunda película estrenada de la saga Star Wars y la quinta en términos cronológicos internos.
La trilogía original de Star Wars es seminal en muchísimos aspectos.
Trilogías posteriores - Matrix, Lord Of The RIngs, incluso Underworld - y otras sagas de culto tomarían el modelo de construcción impuesto por Lucas.
Inclusive hasta sus golpes de efecto.
Que, por ejemplo, el Hombre que Fuma sea padre de Fox Mulder en X Files no es más que una consecuencia directa del shock de la revelación de Darth Vader como padre de Luke en Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back.
Que las fuerzas de Middle Earth se encuentren casi vencidas en The Two Towers - si bien la obra de Tolkien es anterior, Jackson maneja los tiempos del relato -, o que Zion esté a punto de sucumbir en Matrix Reloaded, es similar a los rebeldes acosados en Hoth.
La segunda parte de la trilogía es muy oscura, y ha sucedido lo mismo con las instancias intermedias de otras sagas posteriores.
Muchas cosas le deben el género a Lucas.
En Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, Lucas cede el bastón de mando a Irvin Kershner y éste consigue un peliculón de proporciones inesperadas.
Un guión más maduro, unos actores más unidos a sus personajes, más medidos, convierten esta continuación en la verdadera razón de ser de una trilogía que podía haber sido bien distinta si el film hubiera resultado un fracaso.
Lucas lo definiría como el paso de la juventud a la madurez, o de la libertad de la infancia a la oscuridad del mundo.
Y está perfectamente definido.
A menudo, en las trilogías, la segunda parte, que vendría a ser el nudo de la historia, suele ser el más prolijo y el más apasionante.
Y esta no es una excepción.
El tono vitalista de la primera parte, con esa conclusión tan jovial, se ve reemplazado por otro mucho más fatalista, en el que apenas hay resquicio para la esperanza, narrado por Kershner con una maestría inusual en este tipo de producciones tan magnificadas.
En este caso, el tono del film es pesimista.
Pocas cosas salen bien para los rebeldes, y uno podría decir que prácticamente se encuentran al borde de la aniquilación.
El escape de Hoth es angustiante, así como las peripecias del grupo a bordo del Millennium Falcon.
Sin duda el espíritu de aventura sigue estando, pero no es un film triunfalista como la primera película.
En esta, Luke se separa del grupo, cumpliendo con los mandatos que le impone el camino del héroe: descubrir sus poderes ocultos que podrán desnivelar la balanza a favor del bien en la contienda.
El rodaje de Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back fue, al igual que su antecesora, muy duro y complicado.
Para empezar, las escenas del planeta de Hoth fueron rodadas en Noruega, donde el equipo de la película tuvo que soportar una temperatura media de -20º C.
Tal era el frío que hacía, que los técnicos de cámaras tenían que ponerse guantes protectores para evitar que las manos se les quedaran pegadas a las cámaras.
Asimismo, Mark Hamill (Luke Skywalker), tuvo un accidente en plena grabación que le dejó la cara llena de cicatrices.
Para justificar su estado, se inventaron la escena en la que es capturado por la criatura de las nieves.
Una pequeña curiosidad acerca del rodaje: la escena en la que R2-D2 es atacado por un monstruo marino en Dagobah, el inhóspito planeta donde Yoda (que en el idioma budista significa “guerrero”) entrena a Luke Skywalker en los caminos de La Fuerza, se rodó en la piscina que Lucas se estaba haciendo en su casa.
Si el Episode IV revolucionó el mundo de los efectos especiales gracias al uso de unas cámaras con control de velocidad que permitían moverse a las naves con libertad, para el episodio V, ILM desarrolló un sistema que permitía hacer más imágenes congeladas.
Igualmente, se les ocurrió una nueva técnica para filmar las explosiones de las naves espaciales.
Su sistema era sencillo, colgaban la maqueta de la nave del techo y colocaban la cámara justo debajo de ésta mirando hacia arriba, dando la sensación de que las llamas de la explosión iban hacia la cámara.
A pesar de todo, tuvieron que repetir multitud de tomas ya que a veces caían chispas encima del objetivo de la cámara.
Los caracteres dibujados en la primera película son ahora mucho más rotundos y definidos, como una tragedia mitológica.
Vader, observando las estrellas en los amplísimos ventanales, parece capaz de atravesar toda la galaxia con su mirada.
Y también parece que ha subido de rango, tres años después, pues ya no hay oficial que se atreva a chotearse de él.
De hecho, los errores suelen pagarse caros entre sus generales.
Pero Vader va a ser, además, un personaje mucho más siniestro, brutal y complejo en esta segunda parte.
Y más misterioso.
Al contrario que en la tercera, Kershner tiene el buen gusto y la inteligencia de no mostrar su rostro, tan solo un poco de su cabeza, antes de colocarse de nuevo el casco.
Luctuoso y de motivaciones ocultas, que pronto serán reveladas, Vader es, junto con Solo, la estrella de la función.
Tenemos a Yoda pero ya en animatronic, o marioneta, creada para dar vida a este personaje fundamental, es una verdadera joya artesanal, con la portentosa voz de Frank Oz.
Los creativos de Lucas dieron vida a un sin fin de criaturas a cuál más brillante y además había que dar más entidad al papel de Han Solo, reconocimiento merecido tras las alabanzas recibidas tras el Episode IV.
Tiempo después a Harrison Ford le esperaba nada más y nada menos que Indiana Jones y el reconocimiento planetario.
La historia es manejada con buen ritmo y no decae nunca el interés, un gran mérito considerando que en estricto rigor, por ser "la del medio" de la trilogía central, tiene comienzo abierto y final ídem.
Las secuencias de descensus ad inferos de Luke Skywalker tienen una profunda carga mítica.
Dentro del cuadro completo de la hexalogía, al ver en este filme reaparecer a Yoda y descubrir el secreto de Luke Skywalker, además de tener a villanos de opereta como Darth Vader y otros más de segunda fila que condimentan la acción, como Bobba Fett, así como héroes principales, y subtramas secundarias, vemos que este filme entronca muy bien.
Gran parte del mérito de esto es de Irvin Kershner, que es mucho mejor director de actores que Lucas.
También vieron que la historia necesitaba hacer más énfasis en los personajes y así:
Luke: asume su rol como uno de los líderes de la Alianza y decide transformarse en Jedi.
Y sufre una revelación que romperá toda la galaxia.
Leia: la fría princesa se enamora y demuestra que no es solo de hielo.
Han: demuestra que no solo le importa el dinero.
Vader: demuestra lo que es un villano de verdad, fiel a su amo (Emperador Palpatine), y no acepta ningún fallo.
Le rebela una verdad a Luke con una de las frases mejor guardadas del guión que impactaron a todo el mundo.
Yoda: el maestre Jedi.
Una de las jugadas maestras de la película, cuando todo el mundo pensaba que aparecería un Hércules, en vez de ello aparece una especie de rana verde, vieja, débil y curiosa.
Pero dentro de ésa figura se esconde el Jedi más poderoso de toda la Galaxia, lleno de “fuerza” y sabiduría y con una forma de hablar inolvidable.
Con algunas frases impactantes:
§ “La guerra no lo hace a uno más grandioso”.
§ “No, no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.
§ “Miedo, Ira, Agresividad…
El lado oscuro ellos son.
Si algún día rigen tu vida, para siempre tu destino dominarán.”
Y la película acaba con una las frases de amor más sencillas y bonitas que nunca he visto:
§ Leia: Te quiero.
§ Han: Lo sé (en el guión ponía “yo también" pero así queda aún más perfecta para el personaje de Han)
Alcanza así la perfección cinéfila por todos lados, es imposible hacerla mejor.
La banda sonora original está compuesta por John Williams quien dirige a la Orquesta Sinfónica de Londres y explora un poco más el terreno musical iniciado en la predecesora Star Wars: Episode IV - A New Hope, añadiendo nuevas composiciones fundamentales en la saga, entre ellas introduce la famosa Marcha Imperial como tema para el Imperio Galáctico y, principalmente, para Darth Vader.
La banda sonora fue candidata a muchos premios (entre ellos un Oscar).
En fin, es una de las películas en la que sabes que tendrá una secuela y que te deja esa sensación de querer ver la siguiente lo antes posible.
Excelente.
El atento espectador podrá conocer muchos más aspectos de los personajes, se sorprenderá con cada nuevo giro de la trama, vibrará con la espectacular y mítica banda sonora, se preguntará cómo se pudieron realizar en aquella época algunas escenas y en definitiva, disfrutará de un ameno cuento galáctico, que poco a poco, paso a paso, se va encaminando hacia su desenlace.
Esto, más que una crítica, es un homenaje a Irving Kershner, el hombre que dirigió la cinta y que le dio a la saga un Lado Oscuro, al profundizar en los sentimientos y la psicología de los personajes en esta cinta.
Irvin Kershner (1923 – 2010)
"May the Force be with you".
Star Wars: Episode VI - Return Of The Jedi
El final del principio de una era…
En el año 1977, George Lucas estrenó una rocambolesca saga concebida como una ecuación irresoluble de seis fascículos que empezaban con la parte IV y terminaban, más de 20 años después, con la parte III.
Resulta inconcebible que se lograse el objetivo de concluir, siquiera comenzar, tamaña epopeya, ni mucho menos de reunir el dinero para dar pistoletazo de salida a tan descabellado proyecto.
Cuenta la leyenda que en el rodaje de Star Wars: Episode IV - A New Hope, el único que creía fielmente en tan extraordinaria criatura era, justamente, George Lucas, quien también fue el blanco de toda clase de burlas e improperios delante de sus propias- literal o imaginariamente – imperiales barbas…
Star Wars es un fenómeno cultural, cinematográfico y comercial sin precedentes, que convirtió a George Lucas en el Pope de la industria.
Es el inventor del cine comercial moderno: un formidable blockbuster, impresionantes campañas publicitarias, toneladas de merchandising, explotación hasta la saciedad de todas las posibilidades comerciales del éxito de una película, y un largo etcétera.
No es que esto no existiera antes, pero siempre fue realizado en medidas parciales por los estudios, y sólo Lucas lo llevó a su máximo nivel de perfección y terminó por institucionalizarlo.
Produjo un cambio de mentalidad tan fuerte en la industria que continúa hasta estos días (el convertir a la ciencia ficción en rentable, la creación de películas - evento por parte de los estudios todos los años, las interminables secuelas, la masificación de los efectos especiales, etc.).
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi fue la tercera película estrenada de la saga de Star Wars y la sexta, final en términos cronológicos internos de la saga.
Escrita por George Lucas, la película fue reeditada con cambios y remasterizada en imagen y sonido en 1997.
Con la tercera entrega de la saga de Star Wars, George Lucas puso fin a la primera trilogía filmada de lo que él concibió como una serie de nueve episodios. (¿?)
El director Richard Marquand fue el escogido, por George Lucas -que continuó ejerciendo de guionista y productor- para dirigir esta tercera entrega de Star Wars y de poner en imágenes la visión personal del universo de George Lucas y las hazañas de los tres personajes principales, encarnados por Mark Hamill, Carrie Fisher y Harrison Ford.
A la hora de los análisis, el filme cumple ampliamente las expectativas, aparte de lo pésimo del guión y mucho menos del final.
No sólo por el año de su realización, sino por los aspectos técnicos y artísticos que demuestran un trabajo descomunal.
Ni hablar de lo que este filme causó en su momento tomando como comparación los filmes contemporáneos.
Sencillamente deslumbrante en los efectos visuales y sonoros.
Aún permanecen como asombrosos al día de hoy.
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi viene a mejorar todo lo visto hasta el momento en ciencia ficción de entonces.
Con un presupuesto que triplicaba el de la primera película y que demuestra el creciente éxito de la trilogía inicial, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi continúa con los elementos que han convertido a la serie en ejemplar para la historia del cine y un clásico y referencia dentro del género de fantasía.
La aventura, la fantasía, el humor y el romanticismo se unen, una vez más, arropados por espectaculares efectos especiales, con la incorporación destacada de nuevos y extravagantes personajes (menos los Ewoks) y continuando con el legado familiar de los protagonistas, hasta un final abierto que propone sugestivas posibilidades para la que sería una tercera trilogía de la saga (¿?).
Con Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi y su merchandising uno ya empieza a notar algo raro en el guión.
En el momento en que la secuencia del rescate de Han Solo en manos de Jabba The Hutt se empieza a estirar demasiado, y contradecir cualquier tipo de coherencia (incluso dentro de la lógica interna del universo de Star Wars).
Los robots que van y se entregan a Jabba; Leia disfrazada que va a liberar a Solo, y su apresamiento; los largos discursos de Luke amenazando a Jabba; todo para llegar a una rebuscada sentencia de muerte en las arenas de Tatooine donde por fin la acción termina por lucirse.
Todo es más medido y coherente (¿?)... a pesar de que el guión se esfuerce por arruinarlo.
Pero a pesar de todos estos errores, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi es un filme aceptable.
Sigue manteniendo su sentido de aventura y tiene espectaculares secuencias de acción.
El ataque final a la nueva Death Star está filmado con nervio.
Si bien dicha aparición de los Ewoks ha traído el oprobio sobre Lucas, lo que realmente le quita calidad a la película es el hecho de que mientras la trama de Luke es muy densa y dramática, Han Solo y los demás se ven reducidos a una encadenación de escenas mayoritariamente cómicas que les resta peso dentro del desenlace de la historia a la par que entorpece con sus intercalados el desarrollo de la de Luke.
En fin…
Por otro lado la legendaria música de John Williams, de corte clásico, por la que Lucas apostó en un momento en el que las bandas sonoras estaban dominadas por estilos más modernos (entiéndase la música disco, que en algún momento de la historia estuvo de moda) recuperando la épica para la música en el cine.
No hay que decir que se convirtió en la banda sonora más vendida de la historia.
La saga de la ciencia ficción que más adeptos ha creado (mis respetos a los Trekkis y porque no, a los Hobbitses también), con personajes inolvidables, más que a esta película en concreto, habría que darle una calificación general a la trilogía (aparte de las tres nuevas entregas por supuesto).
Un 10 rotundo de entretenimiento, efectos especiales y personajes del Olimpo del Hollywood, música inmortal y escenas nunca más vistas.
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi es junto a sus dos compañeras de la trilogía, las películas mejor realizadas visualmente teniendo en cuenta los medios de que disponían en aquella época.
Tanto por época como imaginación, todo absolutamente todo marcó un antes y un después a toda mi vida.
Increíble.
Jedi.
Nunca una palabra había provocado tantas emociones como la que designa a los caballeros de la paz y la justicia en la galaxia, ahora ermitaños en busca de enmendar sus pasados errores y enfrentar al hijo contra el padre, en un conflicto en que Vader debe resultar muerto para que la paz pueda ser reinstaurada en la galaxia.
Lo mejor:
Los personajes, que sigan tan actuales después de casi 30 años.
La ligereza es la tónica predominante en Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi, algo a todas luces decepcionante en lo que se supone es la conclusión de una saga de la importancia de la que nos ocupa: sucesos tan importantes como el descubrimiento de Luke acerca de la existencia de una hermana; la despedida de Yoda o la profundización en el conflicto paterno-filial entre Luke y Vader son tratados como si fuesen momentos de transición.
Lo mismo se puede decir del final: sinceramente, uno cree que hay mejores maneras de celebrar algo tan importante como la salvación de toda la galaxia que con una fiesta tribal con la versión atávica de los osos amorosos.
Aun así, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi contesta todos los interrogantes planteados con anterioridad en la saga, y es obligada su conclusión en la que todo queda completamente cerrado.
El triunfo de la Fuerza sobre el mal (la luz sobre la oscuridad), los buenos ganan y los malos muy malos (porque hay malos menos malos) pierden.
Un cierre a la trilogía más famosa de todos los tiempos.
No es perfecto, pero su capacidad de disfrute es mayúsculo.
¿Qué hubiera pasado si George Lucas comenzaba filmando el Episodio I en lugar del IV?
Creo que no hubiese llegado ni a estrenar el primero.
Es irónico que George Lucas quiso realizar su primera trilogía de modo independiente para llevar a cabo su sueño y para protestar contra el cine corporativo de entonces, pero tras el éxito que tuvo la saga, él mismo se convirtió en lo que tanto combatió, entonces:
¿Quién es el verdadero Darth Vader?
Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi es un digno final para una trilogía que revolucionó a Hollywood, me llama la atención que deja cabos sueltos y deja historias abiertas, entonces:
Enigma:
¿Lo hizo así George Lucas con la idea de una tercera trilogía?
Solo el tiempo lo dirá.
Lucas pudo darse por satisfecho al crear con esta trilogía algo que iba mucho más allá de una cinta de ciencia-ficción.
Lo que Lucas nos contó fue una historia en seis capítulos sobre un conflicto entre un padre y un hijo, de lazos entre compañeros, de unión y Fuerza con mayúscula, del renacer de un alma enterrada bajo carcasa.
Una épica sobre la luz contra la oscuridad, la verdad contra la mentira, la justicia sobre la venganza.
Un canto intemporal a unos nobles valores, que ya existían hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana…
Desde entonces, todos hemos querido ser un Jedi.
Aquí termino agradeciéndole a la vida haber conocido, vivido, sufrido, inquietado, y seguir viviendo por esta película que llenó de la Fuerza mi niñez, adolescencia, y que hoy veo como parte muy integral de mi vida como cinéfilo.
Nunca más habrá un Anakin Skywalker, Luke, Han Solo, Leia, C-3PO, R2-D2, Chewbacca, Yoda y desde luego un villano como Darth Vader.
A los guionistas de Hollywood, que hoy pasan por el peor momento de la historia del cine, a todos los galácticos y terrícolas.
"May the force be with you… "
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace
“Fear is the path to the dark side.
Fear leads to anger.
Anger leads to hate.
Hate leads to suffering.”
Yoda
La grandeza de una película se podía medir por la fuerza que tenía parar afectar la vida de sus espectadores.
Si aplicamos esta idea a la saga creada por George Lucas, en 1977, podríamos afirmar que Star Wars es uno de los fenómenos cinematográficos más poderosos del siglo veinte.
La trilogía original (Episodios IV, V y VI) de Star Wars es una piedra basal de la historia del cine.
No sólo dio origen al concepto del blockbuster moderno, sino que revolucionó al género de la ciencia ficción cinematográfica, hasta ese momento, un rubro marginal en el celuloide, haciéndolo potable para el consumo de las masas; y, de entre un sinfín de consecuencias que tuvo, fue el auge de George Lucas hasta el zenit como mago de los efectos especiales.
Su Industrial Light & Magic en todos estos años, ha brindado herramientas de tecnología a la industria del cine donde, hoy, cualquier cosa concebible es posible de ser plasmada en la pantalla, sin hablar del Imperio que Lucas ha construido como productor, técnico y empresario: produciendo filmes, generando merchandising, incursionando en los videojuegos, etc.
Viene a ser el único caso de self made man en la industria del cine.
El gran problema de un hombre así, con semejante poder y visión, es el del control de calidad.
La idea de la nueva trilogía nace a mediados de los 90, cuando Lucas decide realzar digitalmente los Episodios IV, V y VI.
Con tecnología de última generación, el relanzamiento de los films culminó en los reestrenos más taquilleros de la historia del cine, y dando señales a Lucas de que aún el terreno estaba fértil para sembrar nuevas aventuras de Star Wars.
Es que en realidad, sería inocente por parte de Lucas desconocer que se trata de un mercado que él creó y se ocupó por mantenerlo vivo durante todos estos años (ya estamos hablando casi de 30 años desde el primer film).
Además, la construcción de la trilogía original resulta ser lo bastante sólida (y poseer la suficiente magia) como para vencer los rigores del tiempo y de las épocas, y de continuar siendo aceptada por nuevas generaciones.
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace
Los orígenes de La Fuerza
Fue durante la postproducción de Jurassic Park, en 1993, cuando George Lucas supo que era el momento de retomar y completar Star Wars.
La tecnología digital era la herramienta que le faltó cuando llevó a la pantalla entre 1977 y 1983 la famosa primera trilogía galáctica.
Con la técnica ahora de su lado, los límites los pondría su imaginación.
Lucas tenía muchas preguntas que despejar, muchas situaciones que explicar y un origen que revelar: y sentado en la silla de director decidió hacerlo no de la mejor manera, mostrando a un Anakin Skywalker (futuro Vader) niño.
Jake Lloyd fue encargado de personificar al que se convertiría en uno de los mejores villanos de todos los tiempos, y quizás el hecho de mostrarlo en esta etapa de su vida dio a la cinta un carácter infantil que los fans no aceptaron nada bien, y que carecía de una historia con la fuerza y la mitología que envolvía a las películas originales.
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace es la cuarta película estrenada de Star Wars y la primera en términos cronológicos internos de la saga.
En esta entrega se trata de explicar orígenes dinásticos y justificar intrigas palaciegas con una historia que resulta paradójicamente al tiempo elemental y algo confuso.
Liam Neeson como el veterano maestro Qui-Gon Jinn (lo mejor de la película junto al villano Darth Maul), Ewan McGregor como un Obi-Wan Kenobi en sus años de aprendiz Jedi y Natalie Portman como la reina Amidala, futura madre de los gemelos Luke y Leia, componen el plantel principal de una cinta que se apoyó más en los efectos digitales que en las habilidades de los actores para componer a sus personajes.
La incorporación del que puede ser el personaje más odiado de todos los tiempos, Jar Jar Binks, junto a su pueblo, los Gungans, fue la respuesta de Lucas a la ausencia de Chewbacca como simpático compañero de aventuras de los héroes.
Pero allí donde la gigante bola de pelo transmitía ternura y se comportaba como un verdadero amigo en tiempos de necesidad, el digitalizado Jar Jar se limitaba a correr de un lado a otro, haciendo miles de acrobacias para revelar una personalidad nula basada en gracias varias y el llamado humor de pedo, culo, caca y pis.
Nada más que añadir aquí.
El film ofrece exactamente lo que se podría esperar de el: una nueva y ambiciosa aventura galáctica en la que Lucas nos presenta en sociedad al joven Anakin Skywalker, a la reina Amidala, Obi-Wan Kenobi, Qui-Gon Jinn y la puesta en escena de un villano no comparable evidentemente con Vader pero muy memorable, Darth Maul y a Darth Sidious/Palpatine, interpretado por el mismo actor, en las películas originales, el estupendo Ian McDiarmid.
Una pena que no den mucho juego a Darth Maul porque podría haber sido épico.
Es entonces Darth Sidious/Palpatine la amenaza fantasma pero no revelada, en la sombra, y tiene un extraño y nunca aclarado deseo de destruir a Amidala.
El film también plantea el eterno conflicto de intereses entre poderes opuestos: por un lado, las fuerzas del Mal, asociadas a los conceptos de dictadura y violencia; por otro, las del Bien, relacionadas con las ideas de democracia y pacifismo.
Además, se avanza en el sendero de temas tales como la licitud de la injerencia en asuntos internos cuando un pueblo sufre, algo de notable actualidad.
La aparición del pequeño Annakin Skywalker, en una mirada sobre la infancia del Mal que, lástima, adolece de un actor poco expresivo; en mi opinión, debería haberse primado en su elección el hecho de que éste tuviera un evidente "lado oscuro", que con el tiempo le empujará a ser el tenebroso Darth Vader.
Los últimos tres cuartos de hora, que alternan nada menos que cuatro secuencias de combate -entre la que destaca la de los caballeros Jedi-, acredita a Lucas como uno de los maestros del entretenimiento.
Obviamente los efectos especiales son descomunales, pero la historia es hueca.
Súbitamente algo tan épico y mágico como Star Wars se transforma en pastiche clase B propio de los 50, con personajes diciendo diálogos totalmente absurdos, con una trama enredada en políticas que no le interesan a nadie, con escenas que fallan miserablemente ya que no nos importan sus personajes... inundado con un presupuesto millonario (quiten los fastuosos decorados, efectos y uniformes, y pongan a los mismos personajes en decorados de cartón y disfraces baratos, y verán bien de qué hablo).
Y no hablamos sólo de la presencia de Jar Jar Binks (a quien todo el mundo odió); los diálogos de Qui-Gonn y Obi Wan son espantosos, así como los razonamientos y deliberaciones del consejo Jedi o del Parlamento de la República.
Pareciera que nadie tiene dos dedos de frente o se le ocurran cosas lógicas sobre el sitio de la Federación, amén del increíble sacrilegio que hace Lucas al traducir los orígenes de la Fuerza en términos científicos (células que solo poseen los individuos con capacidades Jedi).
La mística seudo religiosa de la Fuerza también se vio afectada.
¿Cuál es el problema con los "midiclorianos"?
El problema es que hacen que Star Wars pierda un poco el encanto mágico que daba a esta saga un toque diferente a cualquier otra película de ciencia ficción, al menos a cualquiera que se hubiera hecho antes de que los primeros episodios se estrenaran.
¿En qué radica la fascinación que ejercía Luke al empezar a abrirse camino en el conocimiento de la Fuerza?
Simplemente en la fascinación ante el conocimiento de un poder que estaba ahí, que se podía dominar para bien o para mal, pero que era inexplicable desde el punto de vista científico o racional si se quiere.
Es más, la ciencia no aparece explícitamente en la primera saga de Star Wars salvo que en forma de tecnología, y siempre subordinada a la Fuerza como poder superior que la dominaba junto con cuerpos y mentes cuando se manifestaba en su mayor esplendor.
El intentar explicar la existencia o la mayor o menor predisposición a la Fuerza de un organismo, por la presciencia en sangre de la cantidad de algo llamado "midicloriano", no solo perjudica el aspecto mítico-filosófico que da base a la trama, sino que además no aclara nada la cuestión, es más, la complica aún más.
Y digo que la complica porque si, como el amigo Yoda repitió hasta el hartazgo "la fuerza está en todas las cosas", pregunto:
¿sería necesario que todas las cosas, o al menos todos los seres vivos, tuvieran sangre para tener una cierta cantidad de "midiclorianos"?
(¿?) o
¿quizás que los "midiclorianos" fueran unas partículas que pudieran existir en cualquier medio, hasta llegar a los fluidos de los insectos, la savia de los árboles o incluso quizás hasta en el combustible que nutre a los androides...?
Si, en cambio, los "midiclorianos" son simplemente unas partículas que hacen que alguien tenga la posibilidad de "sentir" más la "fuerza", y no sé dice nada más, el mencionarlos tampoco agrega nada más, salvo como dije el intentar explicar un misterio que estaba bien siendo precisamente algo inexplicable, ya que en ello radica la verdadera fuerza de la "Fuerza"...
Imaginen que se pudiera anular los poderes de Dark Vader con una simple granada de gas con una sustancia que anulase sus midiclorianos en sangre.
¿no sería ridículo?
Bueno, este episodio abre esa posibilidad, y ese es, a mi juicio, su mayor error argumental por su incongruencia con los anteriores episodios de la saga.
También resultó ser un Star Wars hecha por los números: ponga razas extrañas aquí y allá, algunos héroes poderosos llamados Jedi allí y añada una conspiración.
Listo.
Pero la realidad es que esto no funciona así.
Comenzando por los Jedis, que ahora son verdaderos Supermans, dando saltos gigantescos y haciendo acrobacias inimaginables.
No es lo que modestamente habíamos visto, por ejemplo, en el Episode VI.
Incluso, del lado del mal, las cosas no van bien.
La Federación y su ejército de robots hechos con piezas Lego no asustan a nadie (¿no podrían haberlos diseñado de un modo más impresionante?).
La banda sonora, una vez más compuesta por el infatigable John Williams.
No faltan, desde luego, los temas dominados por el brillantísimo tono épico característico de la saga, como el desfile de las enseñas de los participantes en la carrera de vainas, que trae a la memoria la carrera de cuadrigas de Ben-Hur y la música que para tal ocasión escribió Miklós Rózsa, o el desembarco del ejército androide en las praderas de Naboo.
Sin embargo, esta vez John Williams presenta una composición en el que predomina un tono sombrío o meditativo, con frecuentes muestras de un lirismo arrebatador.
Por otra parte, tanto el guión, elaborado por el propio George Lucas, como la puesta en escena han profundizado en los guiños cinematográficos ya presentes en los episodios anteriores, hasta transformarlos en homenajes explícitos.
Nos fijaremos sólo en tres, curiosamente relacionados entre sí por su parentesco con el cine “de romanos”; ya hemos citado probablemente el más evidente —el de Ben-Hur—, pero podríamos señalar también la referencia a Spartacus, cuyas secuencias bélicas tienen su correspondencia en la batalla en que los nativos del planeta Naboo se enfrentan al ejército androide de la Federación de Comercio; o la cita de Cleopatra y su entrada triunfal en Roma, secuencia que se homenajea mediante el vistoso desfile con que termina la película.
Si algo merece destacarse en este aspecto es la capacidad del equipo técnico del filme para hacer visible una variadísima gama de paisajes y escenarios: las caprichosas formaciones rocosas del árido Tatooine, entre las que se deslizan las rugientes vainas de carreras; la bellísima capital del planeta Naboo, paraíso de ríos y canales que parece haberse inspirado en los delirios de Coleridge en Kubla Khan; la ciudad subacuática de Otoh Gunga, con sus etéreas y delicadas estructuras translúcidas; el urbanismo hiperbólico del planeta Coruscant, etc.
Claro que la puesta en práctica de este auténtico festival de efectos especiales no está exenta de riesgos, y en tal sentido nos da la sensación de que los personajes “de carne y hueso” que protagonizan Star Wars: Episode I - The Phantom Menace no siempre consiguen transmitir sus emociones más allá del universo virtual que invade todos los planos de la cinta, lo que a menudo suscita en el espectador una incómoda sensación de frialdad y distanciamiento.
"May the force be with you".
Star Wars: Episode II - Attack Of The Clones
"El velo del lado oscuro ha comenzado a caer"
Como ya mencioné en el caso de la crítica a Star Wars: Episode I - The Phantom Menace, lo que lógicamente esperaba el público conocedor de la trilogía original de Star Wars (ahora renombras como Episodios IV-V-VI), era que los realizadores plasmaran en esta nueva trilogía, una continuidad ("hacia atrás", por ser una precuela) con las trilogías ya existentes.
Esta continuidad no debía lograrse sólo desde el punto de vista argumental, sino también estético
Hay películas tan especiales, tan influyentes, tan bien traídas, que hacen que el cine sea algo más que historias de celuloide, que de entre los espectadores que contemplan, muchos caigan y queden encerrados, hipnotizados eternamente en esa proyección, deseando vivir en un sueño donde se prolongue su magia formando parte de su vida bajo el aspecto de una nueva religión.
Es obvio que cuando se consigue tanto, y cuando para algunos significa incluso demasiado, la continuación -aún cuando sea una continuación encaminada al génesis mismo- se somete a demasiadas presiones, a juicios que cuestionan desde las motivaciones (económicas) hasta la pertinencia, en una especie de fervor religioso que llega a cuestionar a su todopoderoso creador, a quien tanta pasión despertó, y que a sus ojos se comporta sacrílegamente jugando con los pilares de lo que consideran patrimonio del cine.
Es tanta la emoción, tanto el clímax de esa guerra futurista que en tan buen puesto deja a su nombre (y eso con un ritmo marcado, con espacios para el amor blando y resquicios para alimentar al lado oscuro), que no puede más que aplaudirse, gozar con la proyección, y tranquilizarse pensando en que a esta historia, todavía le queda mucho por ofrecer.
Star Wars: Episode II - Attack of the Clones, fue la primera película que se rodó por completo con cámara digital de alta definición (24 fotogramas por segundo).
La calidad y cantidad de los detalles, la profundidad de campo, la homogeneidad y realismo de tantos elementos CGI, es literalmente asombrosa.
Así mismo, la historia está muchísimo más trabajada, los caracteres son más rotundos y la trama más elaborada, resultado quizá de trabajar con un coguionista, el veterano Jonathan Hales.
Los efectos especiales corrieron a cargo de Industrial Light & Magic, empresa fundada por Lucas durante la producción de la primera entrega de la saga, A New Hope.
Aquí la acción se sitúa unos cuantos años después de Star Wars: Episode I - The Phantom Menace.
Amidala (quien no envejeció ni un parpado) ya no es reina, sino senadora por Naboo, y Anakin Skywalker se ha transformado en un aventajado aprendiz Jedi, un tanto irreflexivo y orgulloso pero...
¿quién no lo sería con un sable láser y con la Fuerza como aliada?
La edad lo cura todo, y la mejor prueba la tenemos en Obi-Wan, un maestro Jedi cerca de la plenitud de su poder.
Idílico, ¿verdad?
Bueno, no tanto.
Nada más empezar la película asistimos a un intento de asesinato contra la representante legal de Naboo y nos enteramos de la existencia de fuerzas separatistas en el seno de la República.
La aventura no ha hecho sino empezar.
Tenemos toda una galaxia que explorar.
El resultado final, que no lo muestra Star Wars: Episode II - Attack of the Clones, son las guerras clónicas entre los caballeros Jedi de la vieja republica y los guerreros "mandalorian", guerreros que usan una armadura como la de boba fett, sabemos que los Jedi ganaran, pero...a qué precio si en el episodio IV ya no queda ninguno de ellos más que Yoda y Obi Wan
Pero hablando de la película en relación con su predecesora, ésta mejora ampliamente y con buenas bases artísticas en todos los sentidos.
Star Wars: Episode I - The Phantom Menace era más de lo mismo, mientras que Star Wars: Episode II - Attack of the Clones es lo mismo, pero más.
Es lo mismo porque no se aparta un ápice de los valores estéticos y argumentales instaurados por las tres primeras entregas.
De hecho, si hubiera que buscar una analogía, enseguida vendría a la mente Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back.
Nos encontramos, al igual que entonces, en un punto clave de la nueva trilogía, en donde el destino de un universo se encuentra en precario equilibrio y cualquier pequeño empujón bastará para precipitar los acontecimientos.
Resalto el romance entre Padmé Amidala y Anakin Skywalker, basado sin restar importancia, en los «clichés románticos más básicos y cansados» y una partitura musical que los acompaña durante todos los momentos juntos en la pantalla, llegando a ser la más bella pieza musical de la saga entera.
Además de este amor imposible, que pone en conflicto sus sentimientos con su deber como futuro caballero Jedi, el joven Anakin deberá hacer frente también a otras emociones cuando vaya al reencuentro de su madre, y comenzará a manifestar los primeros desacuerdos con la filosofía Jedi.
Poco se perfila todavía del futuro Darth Vader, pero algunos rasgos de su carácter ya apuntan hacia la rebeldía, la ambición y el rencor que le llevarán a caer en el reverso tenebroso de La Fuerza.
Sin embargo, debo decir que una de mis más grandes decepciones surgió al ver el "aspecto" demasiado "flamante" de uno de los personajes principales de esta segunda entrega de la nueva trilogía.
El protagonista de esta decepción fue el amigo Yoda.
Entiendo que Yoda en teoría estaba mucho más joven y ágil en años pasados (este Episodio II) respecto de su look en la trilogía original (episodio IV-V-VI) pero lo que es inconcebible es que su aspecto en este Episodio II fuera más "jovial" que en el Episodio I, anterior tanto en el tiempo real, como en el de la ficción.
Algunos pueden pensar que las razones de este cambio de look pueden entenderse si se piensa que esto es necesario para lograr la espectacular movilidad de Yoda en las escenas de lucha con sable de luz.
Sin embargo, no hace falta conocer demasiado de animación 3D como para saber que las "texturas" (piel del personaje a animar) son independientes de los movimientos del mismo, de la animación en sí.
Por lo tanto, no hubiera sido para nada difícil mantener una "piel" similar a la del Yoda de Episodio I (más cercana al original).
Otro, era de esperar, Jar Jar pide que se den poderes de emergencia a Palpatine, proporcionándole un poder casi ilimitado.
Conclusión:
¡La culpa de que exista el imperio galáctico es del puñetero gungan!
Lo sabía, con mucha más razón, es considerado el más odiado de la Saga completa.
Sigo sin entender que la nueva trilogía ocurra antes que la primera y su tecnología (naves, robots...) sea muy superior… Bah.
No importa.
Tal vez estoy buscándole los pies a Jawa...
Continuando con la línea positiva de la película, puede que no exista otra tan deslumbrante a nivel visual como esta que nos ocupa: paisajes de belleza arrebatadora, mundos exóticos, extraterrestres, combates, edificios, naves...
¡Todo!
Y eso por no hablar de las escenas de acción, el auténtico plato fuerte de la película.
Nos sorprenden una y otra vez con secuencias nunca vistas y acrobacias que cortan la respiración.
Entre tanto esplendor deambulan los personajes, empequeñecidos quizás por el espectáculo pirotécnico, sin el carisma de los de la trilogía original pero cumpliendo honrosamente con su papel.
La trilogía que constituye una protosecuela de la saga de Star Wars (episodios I, II y III) hace a menudo alusión a la trilogía original (episodios IV, V y VI), ayudando a conectar todas las películas.
George Lucas se ha referido a la sextalogía como un largo poema que rima.
"En Star Wars: Episode II - Attack of the Clones hay una clara alusión a Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, ya que ambas se produce una persecución y el perseguido consigue escapar de forma parecida: en esta película, Obi-Wan Kenobi escapa de Jango Fett en un campo de asteroides juntando su caza espacial a una de las rocas con el fin de desaparecer de los sensores de su enemigo, mientras que en Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, Han Solo utiliza una táctica similar juntando el Halcón Milenario a un destructor imperial".
También aparece en esta película el origen de la gigantesca estación espacial conocida como la Death Star. Durante la batalla de Geonosis y dándola por perdida, el Conde Dooku se guarda un holograma en el que aparece la estación, con el fin de llevárselo a su maestro Darth Sidious.
Emoción que puede verse en varios instantes que no tienen desperdicio.
La persecución inicial tras el atentado contra Amidala, todo un prodigio de naves sobrevolando a través una gran ciudad, donde Lucas se permite varios homenajes, incluyendo ‘Blade Runner’.
Saltamos al claro homenaje a ‘Quo Vadis?’, que sube en interés hasta llegar a un par de duelos inolvidables, ambos protagonizados por el conde Dooku (interpretado por un impresionante Christopher Lee, quien de esta forma se cuela en las dos trilogías más famosas del cine reciente)
Inclusive me atrevo a mencionar un tributo a la obra de David Lean, Lawrence Of Arabia con columnas incluidas y extraídas de su Intermezzo, en la llegada de Amidala y Anakin a Naboo.
Hay mayor sensación de aventura, y las escenas de guerra realmente resultan épicas, con claros resabios de Apocalipsis Now (las naves de ataque recuerdan claramente a los helicópteros que guiaba Robert Duvall - Walkürenritt).
La persecución en un speeder está plagiada de "The Fifth Element".
¡Si hasta el vehículo es amarillo y realiza un picado entre el tráfico igual que el auto de Corben Dallas!, etc, etc, etc.
Durante la pre-producción, George Lucas describió el planeta Geonosis como un mundo rocoso y de insectos.
Los diseñadores basaron la geografía del planeta en los grandes montículos de termitas que se pueden encontrar en el continente africano, mezclándola con una arquitectura de estilo gótico y Art Nouveau.
La apariencia de los geonosianos fue hecha a partir de una mezcla entre termitas y los primeros bocetos de los neimoidianos que fueron diseñados para Star Wars: Episode I - The Phantom Menace.
Por otro lado, el planeta Kamino, conocido durante la producción como el “planeta de agua” o el “planeta tormenta”, fue diseñado como contraste a Geonosis, con un aspecto pulcro y elegante, al igual que sus habitantes, los kaminoanos, basados en los clásicos extraterrestres de cuello largo y ojos en forma de almendra, pero los diseñadores les añadieron algunos rasgos de las crías de foca, para darles un aspecto más inocente.
Los planos del exterior de Kamino fueron hechos a partir de una maqueta, a la cual se le añadió el agitado mar a ordenador.
Los soldados clones fueron añadidos en su mayoría a ordenador.
Con el diseño de su armadura se quiso marcar la evolución que sufriría esta hasta convertirse en la que llevan los soldados imperiales en la trilogía original.
Debido a que durante un tiempo se especuló sobre la similitud entre la armadura del cazarecompensas Boba Fett (que también era uno de los clones creados en Kamino) y la de los soldados imperiales, el diseñador Doug Chiang creó la armadura de los clones como una mezcla de las dos citadas.
En Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith, la evolución de la armadura se haría más visible al introducir en ella distintos colores, tal y como aparecen en las de los soldados imperiales en la trilogía original.
El caza Jedi, que aparece también por primera vez en esta película en manos de Obi-Wan Kenobi, recuerda por su forma triangular a los destructores imperiales.
Gavin Boquet fue el encargado de la construcción de escenarios.
En total se hicieron 68 decorados, entre los que destacan el club nocturno de Coruscant, la reproducción de la cocina de la familia Lars tal y como fue ya vista en Star Wars: Episode IV - A New Hope, y la cámara del Consejo Jedi.
La mística de la Fuerza no ha recuperado su vigor, ni los Jedis parecen tan... tan Jedis.
Es curioso constatar cómo, en una época luminosa como la que se nos describe (aunque ya las sombras del anochecer asomen por el horizonte) la luz de la Fuerza brilla con menor intensidad.
Antes apuntaba que los personajes resultaban poco carismáticos.
No sé, tal vez estoy siendo injusto con ellos, pero es que tienen el listón muy alto.
Por añadidura, se enfrentan a un grave inconveniente: ya sabemos más o menos cómo debe acabar todo.
El guión está escrito tal y como sería de no existir los capítulos IV, V y VI, de modo que muchas sorpresas no resultan tales y en lo más profundo no es posible sentir preocupación por un personaje que sabes positivamente que va a sobrevivir (no sólo lo supones, como con el héroe de turno, sino que lo "sabes" con total intensidad).
Tampoco hay ninguna frase que vaya a pasar a la historia del cine.
Se trata de un guión funcional, y nada más.
Épico y denso episodio, que nos devuelve al Lucas más inspirado y más enamorado del universo que tantas alegrías (y dinero…) le ha dado, y que se muestra muy superior al primero.
Sus fallos, que los tiene, no consiguen empañar lo vigoroso y aventurero de la propuesta, con una recta final realmente soberbia.
Como siempre, quedan cabos sueltos, pendientes para el Episodio III y fin de esta trilogía.
Como entretenimiento es muy válido, pero de seguro no será un clásico.
"May the force be with you".
Star Wars: Episode III - Revenge Of The Sith
El llamado del Lado Oscuro y el surgimiento de Darth Vader como el mejor villano, el número 3 después de Hannibal Lecter y Norman Bates en toda la historia del cine.
Recuerdo que cuando Anakin se erige con la armadura negra, ya convertido en el Darth Vader que todos conocemos, la audiencia aplaudió (me incluyo) a pesar de lo triste de la situación.
Hayden Christensen anotó que cuando se produjo el momento de rodar la escena, segundos antes de que el propio Lucas colocara el mítico casco, hubo un silencio estrepitoso en el set, al escuchar las primeras exhalaciones de Darth Vader, los técnicos, y demás presentes, lloraron y aplaudieron, pues había traído de vuelta al villano.
Las míticas exhalaciones de Lord Vader (esa mezcla de respirador artificial con un jadeo fatigado y ominoso) son el aperitivo para el plato verdaderamente fuerte: la sola mención del nombre de Luke –más que su presencia corpórea– tiene una carga evocativa que es la auténtica ofrenda de Episodio III a los amantes de la saga Star Wars.
Darth Vader vuelve a aparecer; pero las circunstancias son muy diferentes a todas las antes vistas en la serie clásica.
En un momento de profunda tristeza, el uniforme y casco negros vuelven a figurar en pantalla, pero si bien volver a escuchar la voz impactante de James Earl Jones eriza los pelos a cualquiera, es una escena de profundo dolor.
Más que el nacimiento de Vader, vemos el final de los restos de humanidad de Anakin Skywalker.
Es una escena shockante, como nunca se había visto en la serie (nueva o vieja) previamente.
Después de salir del cine con los pelos literalmente de punta tras escuchar esa primera respiración del icono cultural en que se convirtió Darth Vader en la primera saga galáctica, a uno no le queda más remedio que pensar que George Lucas ha jugado con nosotros como ha querido.
El descenso hacia el infierno iniciado de manera premonitoria en Star Wars: Episode I - The Phantom Menace toca fondo en este capítulo (con referencias incluidas a Frankenstein, rayos y truenos) y tendrá lógica continuación, tras un lapso temporal y cronológico que permite crecer a los hijos de Anakin y envejecer a Obi Wan, en el cuarto episodio, subtitulado Star Wars: Episode IV - A New Hope.
Uno sabe la historia, vio el final, vio los dos primeros prólogos.
Uno sabe que Padmé dará a luz a Leia y Luke, que Anakin será Vader, que Palpatine será el Emperador... pero lo que uno desea ver es el ¿cómo?.
Fundamentalmente, se revela que Star Wars es la historia de Anakin Skywalker, como se ha demostrado en esta nueva trilogía y se apuntaba misteriosamente en la original, la historia de un chico con una conexión muy poderosa con "la Fuerza" y su caída en el "lado oscuro", que antes conocíamos como "reverso tenebroso", de la misma manera que antes hablábamos de los "yedi" y ahora de los "yedai", por obra y (des)gracia de los dobladores.
El mito de Anakin Skywalker es toda una declaración de intenciones y una clara metáfora moralista de su creador, George Lucas, que planteó hacer primero los episodios IV, V, y VI, para contarnos casi treinta años después el origen de los personajes que aprendimos a querer en la todavía cautivadora trilogía original.
Episodio III tiene toda la fuerza de una tragedia griega.
La de un hombre que ambiciona desmedidamente el poder y sacrifica a todo el resto: su nación, sus afectos, sus seres queridos... su alma.
Episodio III termina por transformarse en lo que los fans y público en general estaban esperando.
Episodio I y II directamente no existen; sólo es válida Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith.
Lucas termina por sacarse las telarañas, y ha entrado en forma, atendiendo más a la historia que a los efectos especiales.
Eso no significa que Episodio III llegue siquiera a ser una buenísima película (los diálogos y las actuaciones siguen siendo terribles), pero al menos recupera el sentido épico de la trilogía original.
Los efectos especiales son descomunales, y posiblemente sea visualmente la mejor película de FX de la historia.
Lucas se hace un tiempo para algunas escenas más intimas que terminan por darle profundidad al relato.
El debate moral de Anakin, la tentación al lado oscuro por Palpatine, o el duelo final entre Obi Wan y Anakin (ya convertido) están bien desarrollados.
La secuencia de la matanza de los aprendices Jedi (todos niños) es fabulosa (increíble que lo haya dicho).
Es en momentos así cuando Lucas termina por poner toda la carne en el asador, cosa que no hizo en las películas anteriores.
Lo mismo que la "Orden 66" dada a los clones para matar a los Jedis, o el climax minimalista con los gemelos entregados a Bail Organa y a los tíos de Skywalker.
En ese tono pesimista que encuentra el filme en su segunda mitad, es cuando termina por darle estatura a la historia.
Los honores al cine de antaño no han desparecido, el golpe de estado que culmina con la masacre de los Jedi se sirve con un montaje ágil y efectivo como el equivalente de The Godfather.
El que Palpatine se saque su espada láser de la manga es un homenaje a Taxi Driver, donde el personaje de Robert DeNiro hacía lo propio con su pistola.
Una alusión intencional de Darth Vader de carácter bíblico, representaría éste al ángel caído, al demonio que pasa al lado oscuro y vive en un paisaje infernal con océanos y cascadas de fuego y lava, comenzando así la mística (religiosa y filosófica) de los Episodios IV-V-VI.
Este es un filme oscuro pero también hay algún flash de esperanza al final, es muy triste.
Es también una píldora amarga que obliga inmediatamente a alquilar la trilogía original completa, para quitarse el gusto de la boca.
Pero sin dudas es una película digna para incluir en la saga, que termina por rehabilitar a Lucas con los fans y el público en general.
Desde el punto de vista interpretativo, por fin podemos ver personajes creíbles, que sufren, que lloran, que odian y que pierden.
Porque la historia de Darth Vader es la historia de la pérdida.
La pérdida de su madre, la pérdida de su amante y finalmente la de sus hijos (momento mágico el del nacimiento de Leia y Luke, el auténtico elegido que restablecerá el orden en la fuerza).
Es la historia de la soledad que destruye a la persona, que se refugia en su poder para poder seguir existiendo.
Y Lucas tenía razón en otra cosa: Hayden Christensen es Darth Vader.
Si en Star Wars: Episode II - Attack of the Clones no era más que un jovencito con mal carácter, ahora podemos verlo como hombre, decidido con todo el odio y el sufrimiento en sus ojos.
Después de esta entrega será muy difícil volver a ver la antigua trilogía sin pensar:
“Dios mío, Anakin sigue ahí y está sufriendo.
Hay una persona ahí dentro”.
Hayden ha convertido en humano lo que antes era solo una máquina.
Por otro lado, pareciera que Lucas no escuchó el grito de los fans alrededor del mundo y mas allá, trayendo de nuevo Jar Jar Binks, por dicha y como castigo inquisitorio, sólo aparece en dos escenas del filme y en ninguna entabla conversación debido, gracias a La Fuerza y a las malas críticas de los fans.
Sorprende la escasez de contrapuntos cómicos, pero, sin duda, hay que felicitar a Lucas por haber prescindido de los patéticos chistes de los episodios anteriores.
El diseño de producción y especialmente los efectos visuales generados por ordenador vuelven a ser los reyes de una función donde manda el espectáculo audiovisual dispuesto por la célebre ILM, la empresa de efectos especiales de Lucas, que ha logrado varias escenas muy espectaculares (el arranque es verdaderamente brillante).
Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith es el único episodio de la saga calificado en USA como PG-13 (que advierte a los padres de familia que hay materiales que pueden ser inapropiados para niños menores de 13 años), debido a "sus elementos oscuros, emocionales y trágicos": el descenso de Anakin Skywalker al lado oscuro lo justifica.
Para mí, el momento de toda la película es:
"¡Tú eras el elegido!
Eras mi hermano, Anakin, ¡yo te quería!"
Rayos, aún me golpea...
Excelente fin del principio…
El sueño de Lucas fue construir una mítica fantasía futurista basada en influencias de su juventud: la Biblia, Shakespeare, H.G. Wells, Jack London, los westerns de John Ford, Flash Gordon e interminables tardes en el cine, que fueron materializadas de manera que no tiene precedentes.
Sólo por Star Wars: Episode IV - A New Hope de 1977, Lucas merece un lugar en la historia del cine.
Transformó la cultura pop en arte pop…
Me despido una vez más no si antes decirles que:
“hay películas que se nos olvidan, pero nunca olvidamos a quien las vio con nosotros.”
Nos veremos en una galaxia muy, muy lejana…
Esta vez la Fuerza nos acompañará...
Star Wars: Episode VII - The Force Awakens
“Every generation has a story”
Tras una trilogía/precuela, decididamente mediocre, por el exceso de CGI, sólo “Episode III: Revenge Of The Sith” (2005), logró alcanzar instantes memorables; mientras que “Episode I: The Phantom Menace” (1999) como “Episode II: Attack Of The Clones” (2002), sufrieron por una falta de “emotividad”, esa trilogía en general, se centró en su objetivo:
Recuperar el sentido de entretenimiento, puro y tradicional, que emanó de la primera entrega:
“Episode IV: A New Hope” (1977)
10 años después, nos llega:
“Star Wars: Episode VII - The Force Awakens”, dirigida por J. J. Abrams, siendo la 7ª entrega de la saga “Star Wars”, atendiendo tanto a la fecha de estreno, como a la cronología interna de la serie, pues transcurre unos 30 años después del “Episode VI: Return Of The Jedi” (1983), es decir, 32 años en lo que a producción cinematográfica se refiere; e inicia así una Tercera Trilogía, que se añade a las 2 ya existentes.
También, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, es la 1ª película de la saga “Star Wars”, en ser producida tras el retiro de George Lucas, quien aun así, ha colaborado en ella como consultor.
Su realización, fue anunciada el 30 de octubre de 2012, tras la compra de “LucasFilm”, por parte de Walt Disney Company; que como dato, en las 2 primeras Trilogías, la fanfarria de 20th Century Fox, precedía al Logo de “LucasFilm”; aquí no sucede lo mismo con “El Castillo de Disney”, logo que antecede sus producciones y distribuciones, omitiéndose por completo.
Por su parte, John Williams regresa como compositor musical.
Además se anunció que, de forma paralela a Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, se rodarían varios “Spin-off” de la saga, centrados en determinados personajes
El reparto principal aquí, está compuesto por los actores:
Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Domhnall Gleeson, Oscar Isaac, Andy Serkis y Max von Sydow.
Y se agregan los conocidos Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Anthony Daniels, Peter Mayhew y Kenny Baker, retomando los papeles que ya habían interpretado en los episodios anteriores; mientras los personajes nuevos de los Episodios I, II y III, han sido descartados.
La idea original de George Lucas, sobre la nueva trilogía, era que abordara “problemas de tipo moral y filosófico”, y que tratase “sobre la comunidad Jedi, la justicia, la confrontación, y sobre poner en práctica lo que has aprendido”, según sus palabras.
El guión de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, es de Lawrence Kasdan, Michael Arndt, y J. J. Abrams; con la emoción de volver a ver a viejos conocidos como:
Han Solo, Chewbacca, Leia, Luke Skywalker, R2-D2, y C-3PO, hacen de la propuesta, que ellos mismos sean los puntos altos; no obstante, deja en evidencia que el tiempo es implacable, y no perdona.
La nostalgia sobrevuela toda la obra desde el momento en el que en la pantalla aparece el clásico:
“A long time ago in a galaxy far, far away…” Star Wars: Episode VII - The Force Awakens se convierte en un viaje al pasado.
Desde la dirección, J.J. Abrams, ha cuidado detalles como:
Mantener las transiciones con cortinilla; y momentos para arrancar aplausos como la aparición de Han Solo con su “Chewie, estamos en casa”; la misma “chatarra” de Halcón Milenario, y los discretos homenajes a algunas escenas clásicas, como el bar, que es similar al de Mos Eisley, acaban por encandilarnos, y hacer puente en el recuerdo.
Si bien es una película eficaz, que Abrams parece haber afrontado partiendo del “Libro de Reclamaciones del Fan Airado”; Star Wars: Episode VII - The Force Awakens funciona, pero no inventa; ya que mantiene el espíritu que Lucas siempre buscó en la saga, que en forma resumida es:
La eterna lucha entre el bien y el mal.
Nominada a 5 Premios Oscar:
Mejor banda sonora, montaje, efectos visuales, sonido, y edición de sonido.
Como ya explicó George Lucas, muchas veces, los Episodios I, II, y III, eran como si fueran los años 60 en Estados Unidos:
Todo muy colorido y vivo; eran Los Años Dorados de La República Galáctica; y es justo al final del Episodio III, cuando todo se vuelve oscuro…
Partamos de que el esquema de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, es muy similar al de las 6 películas anteriores.
Obviamente mantiene la tradición del inicio, con un breve resumen escrito, de en qué punto exacto empieza la historia, con la fantástica música de fondo de John Williams.
Mientras el mensaje se desliza por la pantalla, se conoce que Luke lleva años desaparecido, que los miembros de La Resistencia le buscan, y que “First Order” o “La Primera Orden” ha relevado al Emperador, muerto a manos de Darth Vader, como malvada fuerza dominante de la galaxia.
Y recuperamos la historia, 30 años después:
La galaxia está controlada por First Order, con la mano férrea del Líder Supremo Snoke (Andy Serkis), y sus manos derechas:
Kylo Ren (Adam Driver) y El General Hux (Domhnall Gleeson)
La Resistencia, por su parte, está en manos del General Leia Organa (Carrie Fisher), que trata por todos los medios de controlar el avance de las tropas enemigas, cuyo objetivo es:
Localizar a Luke Skywalker (Mark Hamill), “el último Jedi”
Pero uno de los pilotos de La Resistencia, Poe Dameron (Oscar Isaac) posee el mapa que muestra la localización de Luke, y que inserta en el droide BB-8.
Tras una serie de incidentes, que incluyen la presentación de Finn (John Boyega), un Stormtrooper disidente; BB-8 cae en manos de Rey (Daisy Ridley), una joven que se dedica a recoger chatarra.
A partir de este momento, la misión es:
Llevar a BB-8 a La Resistencia; y para ello, Rey y Finn contarán con la ayuda de Han Solo (Harrison Ford) y su inseparable Chewbacca (Peter Mayhew)
Así pues, La Fuerza ha regresado, y se siente.
La producción es buena; aunque la dirección es floja con los actores, y es lenta en la narrativa, pero retoma el ritmo, lógicamente en los momentos de acción.
Los actores de los episodios IV, V y VI, son quienes llevan todos los aplausos, y una que otra lágrima, en recuerdo de que “nunca el pasado fue mejor”
Sobre los personajes nuevos, que aparecen acá, vemos la misma dinámica:
Un renegado, una chica salvaje, un piloto...
John Boyega como Finn, es un Stormtrooper que renuncia a First Order, y se une a La Resistencia.
Solo pensar que se quita la máscara en un momento puntual, frente a un personaje fuerte de poder, como Phasma deja mucho que pensar:
¿Acaso los Stormtroopers no eran clones?
Si no lo eran…
¿Desde cuándo se reclutan humanos, si no inestables para acatar órdenes?
El motivo/esencia de los clones, acá se pone de entredicho.
Por lo que llego a pensar, debido a su comportamiento, que Finn es un Ja Jar Binks convertido/humano…
Su actitud y desarrollo no tiene justificaciones, pues sin ton ni son, se revela contra First Order, arriesga su vida por salvar a un rebelde con el que no ha intercambiado ni una palabra, y tiene afinidad cero; y tras de eso se arriesga junto con él, a robar una nave la cual ninguno sabe pilotar, y delante de 200 soldados inútiles, que ni disparando a la nave son capaces de destruir, durante casi 2 minutos que tardan en despegar…
Y en definitiva, su inclusión apela, la mayoría de las veces, a esa forzada la ley inclusiva, por tener en un reparto, a un actor de color; como todo cine del siglo XXI, esa corrección política, es una obligación, los protagonistas deben de ser las mujeres, o a lo sumo, un negro…
Sobre Daisy Ridley como Rey, actriz a caballo entre Keira Knightley y Jennifer Connelly, es una recolectora de chatarra del planeta desértico Jakku.
El error más garrafal del personaje, es que ella, sin ningún tipo de entrenamiento, se vuelve Jedi en 10 minutos, que lo hace imperdonable.
Recordar que inclusive Anakin, era muy viejo cuando se decidió entrenarlo, y a la vista, era tan solo un niño mocoso.
Y es que Rey dudaba de La Fuerza, o mejor dicho, no la conocía, solo por rumores, y de repente, ella es capaz de superar a un muchacho que debía llevar años de entrenamiento, así porque sí; muchachos que no sienten La Fuerza simultáneamente, recuérdese Vader/Obi Wan.
Y lo mismo se puede aplicar con el sable láser, ella ni Finn, siendo armas desconocidas, las usan como si llevaran toda la vida a su lado.
Y cabe preguntarse:
¿Desde cuándo el sable “llama” o “elige a su poseedor”?
El sable no es “El Anillo Único de Sauron”…
Y en relaciones, tanto Poe, como Finn, se conocen y parecen amigos de toda la vida, del mismo modo que Finn y Rey…
Todo muy forzado.
ENORME Adam Driver como Kylo Ren/Ben Solo:
Miembro del Lado Oscuro de La Fuerza, posee un sable láser que bien podríamos llamar “del estilo Cruzadas”, es miembro de un grupo llamado “Los Caballeros de Ren”, y es El Comandante de los Stormtroopers de “First Order”
No obstante, Kylo Ren es un Sith Lord berrinchudo, y algo afeminado...
Que se quitara la máscara, en un momento puntual, ha sido un error garrafal.
Si Darth Vader imponía, era porque no se veía nunca su rostro, sólo su voz…
Este nuevo “Vader”, sin embargo, ya se ha visto como es:
Un joven confundido, con cara algo aniñada, que tras su develación, hace que le pierdas el miedo.
En el desarrollo, hay una escena, inexplicable, casi al final, cuando Rey y Finn huyen de la base, Kylo mata a Han; recordemos que está a casi 6 metros de distancia, y otros 3 metros debajo de ellos; aparezca delante de Rey y Finn, de repente, dentro del bosque:
¿Cómo llega antes que ellos?
Eso sin contar que Kylo ha sido entrenado por Luke, y es capaz de detener los disparos laser, pero al final no sea capaz ni de detener el disparo de Chewie, ni de plantar cara a una chica, y a un soldado que en su vida han cogido un sable láser…
Es cierto que hay inmadurez en Kylo Ren, pero esa personalidad como “el malo de los malos”, ayudará para el desarrollo de la historia, la cual se huele como:
“Regresarlo al La Fuerza”
Y sus vaivenes y dudas, le harán más imprevisible como personaje; por lo que me gustó, y no se fueron a lo fácil, como una copia de Darth Vader; que por cierto, siempre hace falta para que acá se considere “Star Wars”
En este caso, con Kylo tenemos un Lord Oscuro inmaduro, que aspirará a las mayores cotas de maldad que tenía su abuelo.
Sus motivaciones para estar en El Lado Oscuro, todavía faltan por verse, sin embargo, este personaje apenas está en evolución; y merece darle su tiempo.
Se muestra implacable con la muerte de su padre; por cierto, Han no merecía morir así; pero en definitiva, este personaje, aunado a La Caída de La República, y la revelación de Ben, como hijo de Solo y Leia, hacen que saga se revitalice.
Oscar Isaac como Poe Dameron, es un piloto de Ala-X de La Resistencia; que poco aparece en pantalla, pero que se intuye que será relevante en los próximos episodios.
Andy Serkis como El Líder Supremo Snoke, es el maestro de Kylo Ren, y una poderosa figura del Lado Oscuro de La Fuerza; de la que no se conoce bien cómo llegó al poder, su seducción al Lado Oscuro, en definitiva, otro personaje que será explicado más adelante.
Domhnall Gleeson, como El General Hux, Comandante de La Base Starkiller de “First Order”
Llama poderosamente la atención, cómo este personaje se le planta a Kylo Ren, que en tiempos de Vader, no hubiera dudado en matarlo a la primera subida de voz, o al más mínimo enfrentamiento.
Dio un gusto ver a Max von Sydow, conocido en Jakku como Lord San Tekka; que desconocía completamente su ingreso al reparto, y que se encuentra con “toda la leche”, lamentablemente, su personaje es casi un cameo.
Lupita Nyong'o como Maz Kanata, una pirata contrabandista; de los “bichos” más entrañables, pero que llegué a desconocer cómo el sable de Luke llegó a sus manos, con todo el conocimiento que tiene de los Jedi, he de suponer que este personaje, al estar poco desarrollado y de gran peso, será continuado en los otros episodios.
Y Gwendoline Christie como Capitán Phasma, un Sargento de “First Order” que viste una armadura de soldado de asalto cromada.
Phasma es un nuevo caso de “discriminación positiva”:
Con ella hubo mucho “marketing”, y solo tiene un par de frases y escenas, y una actitud lamentable, para la que se presumía un alto mando.
Que cuando hable tenga voz de mujer, sin que le veamos siquiera la cara, queda raro, y acá apela de nuevo, a esa corrección política, que supongo, plantará cara a una mujer…
¿Será a Rey?
Lo mejor de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, sin lugar a dudas fue BB-8, toda una sorpresa, pues lo repelí desde la promoción, pero que se convirtió en un personaje a la altura de C-3PO y R2-D2, y que de seguro regresara en los siguientes episodios, ya que el personajes es adorable y encantador, con el que te encariñas desde su primera escena.
Respecto al Lado Oscuro, Snoke no hace sobra al Emperador, y es posible que el recuerdo de Darth Vader ensombrezca algunos elementos, por lo que esa podría ser la mayor carencia, pero es misión imposible, sustituir a uno de los villanos más icónicos del cine.
La presentación del Halcón Milenario arrancó otros aplausos, pues es también un personaje entrañable de la saga completo, pero que acá olvidaron “calcular el salto de la velocidad de la luz” que tanto problema dio en los episodios anteriores, y que al ser acá más chatarra que nave espacial… dejó mucho que desear.
En general, en Star Wars: Episode VII - The Force Awakens hay muchas referencias a la literatura, y a la historia de los episodios más importantes:
IV, V y VI, lo que la hace repetitiva en sus argumentos, y carente de sorpresas.
En segundas lecturas, hablando netamente de BB-8, Finn, Rey, y Poe:
El droide hace alusión a las curvaturas de la BB – Brigitte Bardot; Finn a “Adventures Of Huckleberry Finn” (1884) de Mark Twain.
Podríamos argumentar, que Rey es a Ray Bradbury y “The Martian Chronicles” (1950), lo que Poe es a Edgar Allan Poe; de hecho, Poe tiene una escena de enterramiento que lo asocia a la obra de Allan “The Premature Burial” (1844)
Y también hay señales que nos indican lo que va a suceder en los acontecimientos, sobre todo para los fanáticos avezados, ejemplo de ello:
Chewbacca herido… que nunca nadie lo había hecho, como premonitorio a la muerte de Han.
Ahora veamos la acción:
J.J. Abrams, es un tipo que nos pone en un escenario de constante conflicto, y eso se nota; hay continuos guiños a los seguidores de Star Wars, y escenas de persecución no tanto estelar como aérea, entiéndase en la atmósfera, que mezclan la estética cinematográfica, y la de videojuegos.
Y como historia, tiene sus similitudes con La Primera Trilogía, no cronológica:
Un villano similar a Vader, en una base enemiga muy similar…
Pareciera un tópico, pero Rey, el personaje que tiene más interacción con los viejos protagonistas de Star Wars, se pasa buena parte del tiempo, preguntando por las leyendas de los Jedi, o el prestigioso Halcón Milenario, en un intento de que los más jóvenes entiendan la importancia de los personajes, aunque puede llegar a molestar a quienes entienden la saga al detalle.
Además, la referencia a los sistemas totalitarios existentes, está tan “acentuada” que alcanza “el mal gusto”, pues es la misma historia que nos llevan contando desde hace 3000 años.
Y más recientemente, nótese la gran semejanza al nazismo, con parafernalia, discurso hitleriano, hasta en la modulación e intensidad en la voz del General Hux.
Lamentablemente, es a partir de la mitad, que Star Wars: Episode VII - The Force Awakens se vuelve un “remake” completo, y ya sabes lo que va a pasar en la narración, y lo vemos con:
La misión por rescatar un androide, y llevarlo sano y salvo a casa, con el fin de que la resistencia salve La Galaxia de un enemigo ligado al Lado Oscuro de La Fuerza, que cuenta con una poderosa arma.
De inicio hay una masacre de rebeldes, y El Sith desciende de la nave para demostrar su poder; y el droide tiene información importante dentro de sí.
Posteriormente vemos un desierto, donde una joven deja su vida, para lanzarse a la aventura; en una “chatarra” que la hará enfrentarse a batallas espaciales; con un escape de las naves Imperiales; en donde La Tropa Imperial sigue sin darle a nadie…
¡Qué malos que son disparando!
Quizás sea una metáfora de la ineptitud de los ejércitos... nada raro.
Mientras que Rey, quien nunca ha disparado, “donde pone el ojo, pone la bala”
Regresa el enfrentamiento entre “La Luz y La Oscuridad”/Obi Wan Kenobi/Darth Vader; y ahora Han Solo/Kylo Ren; hasta con iluminación que se apaga antecediendo el momento fulminante, en una muerte dolorosa, muy dolorosa... y muy poco justa para tan querido personaje, que de seguro, renacerá a modo de “flashback” para contar la vida de Ben Solo…
y vemos otra “Estrella de La Muerte”, mucho más poderosa y mortífera, con un punto débil…
¡Malditos ingenieros!
Pues los rebeldes la destruyen, muy fácilmente; el mal pierde la batalla, y regresa momentáneamente La Luz a La Galaxia, a modo de “despertar”
O será como “The Godfather” el despertar será de Kylo Ren, y no de Rey…
Tendremos que esperar…
Por último, el final es lo que estábamos esperando desde el inicio:
Ver a Luke Skywalker, hablándole mentalmente a Rey, de que el sable es de ella, que él es su padre, ya a esa altura, ella siente todo, y que será Padawan para traer a Kylo al lado de La Fuerza.
Con todo lo dicho, el círculo se repite:
El viejo maestro, el insospechado maestro en este caso, adiestra nuevos caballeros para la lucha del bien contra el mal, uno que él ha creado, que se repetirá siempre mientras existan los héroes.
Es algo que está presente en el núcleo duro de esta saga, con los errores y la redención que lleva enfrentarlos.
Por lo demás, el guión en general, se ha visto todo:
Luke ahora será Obi Wan; Rey será Luke; y Kylo Ren será Vader...
Visto lo visto, con Rey cada año, resulta más fácil ser un Jedi; por lo que a futuro, dentro de nada veremos a un niño tener más poder que Darth Sidious.
Lo que realmente no me gustó de Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, fue el motivo por el que Han Solo se volvió “trending topic”
Y lo de acabar con Luke, es un final muy triste, y poco lucido, y tras de eso:
¡Mudo!
A uno se le queda cara de tonto, porque Luke no aporta nada, siendo una escena que se podían haber ahorrado totalmente.
Pero como toda la película, parece un compromiso a mitad de camino de nada, como si fuera un trámite para enganchar lo antiguo con lo nuevo, y ya a partir de la próxima película, construir verdaderamente algo nuevo.
En definitiva, nadie va a matar a la gallina de los huevos de oro, mientras se sigan llenando los cines.
Como producción, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens tiene errores garrafales, unos ya los he dicho en el trascurso de la nota; y otros como por ejemplo:
“La Nueva Estrella de La Muerte”, que es un planeta que no tiene pies ni cabeza, donde hay parches metálicos para hacer un arma secreta, que cuando la explicaron, creo que la sala entera nadie entendió nada.
Un monstruo 1000 veces más grande que la original, que terminó siendo más vulnerable que un flan con una cuchara...
Y el 3D, solo en las escenas especiales sale a relucir, tanto que casi podías sentir que tocabas alguna de esas naves; pero falla rotundamente en profundidad; pues el 3D te impone donde enfocar, y el fondo se diluye completamente, sino véase la escena del bar, con los personajes de fondo… por tanto, la versión de HD Blu ray, puede mejorar en ese aspecto.
Por su parte, los efectos especiales impresionan lo que de Star Wars se espera:
Mientras en Los Episodios I, II y III, se notaba demasiado el CGI, en Los Episodios siguientes, es la historia de los personajes la que importa; por ello se han utilizado mucho más escenarios naturales:
Desierto, lagos, montañas, bosques, o cimas nevadas…
Que a diferencia de sus antecesoras, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens se impregna de humanidad a través de sus escenarios, pero sobre todo, con las luchas internas de sus personajes.
¿Tuvo que ver en ello, que fuera rodada en 35 milímetros, y no en formato digital, como lo son la mayoría hoy en día?
Ese es un gran acierto.
Po lo demás, el argumento, sencillamente confieso que el universo de Star Wars está agotado.
La ambición terminará por darle el estoque final, y cansará a todos, hasta las nuevas generaciones.
Al paso que van, Star Wars terminará como una moda odiada como la música disco; pues se han saltado muchos detalles que para los fanáticos eran importantes.
Como nota curiosa:
“Star Wars: Episode VII - The Force Awakens es confuso, se limita a imitar las elecciones del pasado, y refleja una megalomanía conceptual”
Estas son declaraciones salidas del Vaticano, según el Osservatore Romano, el diario del Vaticano, en su edición publicada recientemente.
El periódico critica además, que “esté sujeto a las modas del momento, y a un público más acostumbrado a la pantalla de ordenador, que a las salas de cine”
Si bien, la primera trilogía era “suficientemente sólida”, y se beneficiaba de un “potencial icónico, incluso arquetípico”, esto “ya no existe” en Star Wars: Episode VII - The Force Awakens.
Vaya usted por delante…
Ni Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, ni la que es considerada como la mejor de la serie:
“Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back” (1980), ni la oscarizada del 77; son filmes perfectos.
Pero eso nunca ha importado para que sean considerados, bien merecidamente, como “absolutos clásicos del cine”
¿Qué pudo ser entonces?
En su momento, a David Fincher, se le ofreció dirigir Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, pero al final, este lo rechazo, debido que para el proyecto “querían a todas las criaturas del universo de George Lucas”, según el mismo argumentó.
Ese fue para Fincher, otro de los puntos en los que no pudieron salvar para el acuerdo final; por lo cual, mejor decidió declinar.
Para David Fincher, lo más importante del proyecto, habría sido narrar la historia de los 2 androides, R2-D2 Y C-3PO, el modo en el que cambiaban de manos, de un dueño a otro, y las locuras de cada uno de ellos, en contraposición a la época en la que les tocaba vivir, llegaron hasta donde están.
Y pienso que realmente me hubiera gustado esa idea, y no haber cambiado actores y escenarios, para contar lo mismo.
Por último, la banda sonora sigue siendo épica, al igual que las anteriores.
Se agradece que se hayan respetado temas de la original, como los “intros”, y destacados temas de Leia, Luke, Han, La Fuerza… vamos, que los personajes de los Episodios IV, V y VI, son los que van a trascender cuando se hable de Star Wars.
En definitiva, Star Wars: Episode VII - The Force Awakens es una entrega introductoria, con muchas preguntas, por lo que no es un filme redondo, y habrá que esperar los demás episodios:
¡No se vale!
Star Wars: Episode VII - The Force Awakens está producida solo para fans, pues muestra lo que se espera de Star Wars; aunque para muchos, La Fuerza ha despertado, y lo ha hecho con mucha energía.
En eso estamos de acuerdo.
“Chewie, we're home”
ADENDA / Rogue One: A Star Wars Story:
“Rogue One: A Star Wars Story” (2016) de Gareth Edwards con Felicity Jones, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Donnie Yen, Jiang Wen, Mads Mikkelsen, Forest Whitaker, Alan Tudyk, Riz Ahmed, entre otros.
Es la 8ª película, y 1° “spin-off” de la Space Opera basada en los personajes de Star Wars de George Lucas.
Es un filme de ciencia ficción, siendo la primera película autónoma de la serie “Star Wars Anthology”, ambientada entre “Star Wars: Episode III - Revenge Of The Sith” (2005) y “Star Wars: Episode IV - A New Hope” (1977)
La historia sigue a un grupo de rebeldes, autodenominado “Rogue One” cuando deciden realizar una misión de muy alto riesgo:
Robar los planos de la recién construida “Death Star” del Imperio Galáctico.
“Rogue One: A Star Wars Story” (2016), nos devuelve el sentido de la épica dramática y de aventura, vinculada al sacrificio de héroes imposibles, a la caza de un objetivo suicida, pero con vida propia.
La dirección es acertada en traer de nuevo el universo STAR WARS, con toda la ambientación y momentos comunes entre los episodios citados, donde vemos escenas curiosas que hacen conexión, como el juego de mesa, los hologramas, los destructores de arena, los troopers, etc.
Técnicamente es perfecta en los efectos especiales visuales y digitales de última generación, en especial, la recreación de La Princesa Leia, Red Leader y Gold Leader, aunque Wilhuff Tarkin/Peter Cushing, es que tiene más escenas, aunque se le note que el programa tiene contados sus movimientos gestuales, oculares y bocales, pues se repiten muchas veces… mientras el decorado es demasiado cuidado y hermoso, casi aséptico.
Del reparto, estereotipado hasta la medula, siguiendo la corrección política de Hollywood:
El negro, el europeo, el latino, el oriental, el oceánico, aunque parece borrachín centroamericano, que en realidad es chino; el árabe/pakistaní, y la gringa salvadora.
¿Cuál es el personaje homosexual?
Una vez más, el héroe es mujer.
De los actores, Felicity Jones es la única creíble, que posee un “background” un motivo/justificación para cumplir una misión suicida, mientras los demás, como grupo, solo son elementos para lograr el fin, y de ellos sobresale el algo carismático, místico y nada creíble, Chirrut Îmwe, pero se le perdona por la intensidad con la que vive y siente La Fuerza.
Mientras que Diego Luna, siempre me ha parecido un actor plano.
Considero que toda la primera hora fue difícil de arrancar, no solo por colocarnos en la acción, sino que nos presentan demasiados escenarios.
Toda la parte de Saw Gerrera, personaje de la serie animada “Star Wars: Clone Wars” (2008) con claras conexiones con Darth Vader, bien pudo ser mejor editado, inclusive para restarle metraje, pues se me hizo demasiado largo; así como la curiosidad de que no se mostrase el titulaje y prólogo usual tras el cartel:
“A long time ago in a galaxy far, far away”, y la famosa fanfarria de John Williams; muy probablemente tenga su lógica para desconectarla de la saga, al ser una historia paralela; tanto que es el compositor Michael Giacchino, quien se esmera por crear melodías propias, aunque se mantienen algunos temas originales como el de Leia, La Fuerza, El Imperio, Los Rebeldes, etc., siendo la única película de la franquicia, sin ser orquestada por Williams.
Así, tras la hora de metraje, la historia se consolida, y toma vida propia; tras una introducción de 1 hora, con un buen ritmo, excelente desarrollo, y una conclusión para ver de pie.
Aun pasando por los lugares comunes, como la presentación de Darth Vader, que siempre es de aplaudir, aunque su sable láser sea el único que aparece, y muy al final, cabe preguntarse qué harán los productores cuando James Earl Jones nos haya dejado… así como el gusto de ver a “los pescados” como El Almirante Ackbar, y a Bail Organa para ubicarnos en la saga.
Se le podría achacar, una mejor resolución editorial, y un mejor manejo de la perspectiva, pues La Estrella de La Muerte, en ocasiones se muestra inmensa, en otras, más pequeña que una Luna.
¿Es que acaso nadie le puede disparar a una pequeña antena, que a veces se mira enorme, a veces no?
Otra curiosidad extraña, es ver a R2-D2 y C-3PO juntos… sin revelar como se reunieron tras “Star Wars: Episode III - Revenge Of The Sith” (2005); mientras que el androide, K-2SO, brilla como reemplazo, y es el punto cómico al no tener filtro a la hora de decir las cosas.
En definitiva, “Rogue One: A Star Wars Story” (2016) es la 1ª película desde “Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back” (1980), que redefine los límites de lo que puede llegar a ser una película de STAR WARS; solo ese final es absolutamente enmudecedor, donde la acción, la emoción, la alegría, la tristeza, y la nostalgia, se abrazan en un espectáculo totémico:
¡TENEMOS ESPERANZA!
Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi
“I need someone to show me my place in all of this”
Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi (2017) de Rian Johnson con Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Oscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro, Laura Dern, entre otros.
Película de ciencia ficción; es la 8ª entrega de la saga; siendo la película más larga de la saga STAR WARS, cuyo logotipo por primera vez es rojo, pues siempre ha sido amarillo; coincidiendo con el año del Aniversario de Rubí, que celebra 40 años de la franquicia desde que la película original estrenada en 1977.
Esta historia no tiene lugar años después de la película anterior; sino que es una continuación directa de “Star Wars: Episode VII – The Force Awakens” (2015), y tiene lugar poco después de que Rey llega a la isla en el planeta oceánico, y encuentra a Luke Skywalker presentándole su viejo sable de luz; por lo que en general, sigue la saga y los personajes creados por George Lucas, esta vez desde varios escenarios:
Cuando La Primera Orden que se ha vuelto más poderosa, tiene contra las cuerdas a La Resistencia, liderada por La General Leia Organa; mientras Poe Dameron lidera una misión; y Rey define su futuro y vocación, al tiempo que Luke revaluar el significado de su vida y La Fuerza.
La historia mantiene la relación con la trilogía original, en este caso, las escenas casi copiadas de “Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back” (1980) que son evidentes, y muchas; por lo que repite el error de “Star Wars: Episode VII – The Force Awakens” (2015) en copiar ciertos pasajes; pero en ese sentido es superior a su antecesora, aunque la historia recicla y renueva los visto en una historia con pocas novedades sustanciales; con personajes simpáticos, algunos expresamente para comercializar como los “porgs”, los pájaros marinos; los zorros de cristal, o “las monjas”
No obstante, en el desarrollo de la trama, a los personajes icónicos como R2-D2, C-3PO o Chewbacca, no se les da seguimiento, y quedan rezagados de la acción, pues entran y salen del relato a conveniencia, y meten a nuevos personajes como la oriental Rose Tico o DJ, un personaje que recuerda mucho al bandolero de Han Solo en Benicio del Toro, tal vez más por corrección política; o retoma personajes como Maz y Phasma para rellenar, cerrar, o probablemente darle continuidad, pero confieso que bien pudieron ser recortados, ya que el metraje se extiende a 2horas 20 minutos que se llegaron a ser largos, por lo que sus escenas no afectarían la trama como todo lo sucedido en El Casino, o la historia alrededor del vice almirante Amilyn Holdo, personaje de Laura Dern, que pudo ser ocupada rápidamente por otro personaje sin mucho diálogo.
Al tiempo que todo se muestra ambiguo, no se sabe si Kylo Ren es bueno o malo; o si Rey es la destinada a ser el balance del Lado Oscuro o de La Fuerza… las acciones de estos personajes no están del todo claras, y llama poderosamente la atención, que el mismo Luke, como “Último Jedi”, hable sobre la sangre, en relación con los talentos de La Fuerza de Kylo, haciendo que una vez más se confunda si La Fuerza es una disciplina espiritual, o una característica heredada…
Desde lo técnico, la película tiene mejores notas:
El 3D está muy bien hecho, y vale el boleto; así como los efectos especiales visuales, son muy vivos aunque no con tanta profundidad, defecto del 3D; y la edición y mezcla de sonido están a la altura de una “Space Opera”, que por cierto, trae a personajes conocidos como Yoda, que da una lección sobre La Fuerza.
Del reparto, Mark Hamill se nota cansado como Luke Skywalker, no tanto en su mirada, sino porque es un pésimo actor; mientras Carrie Fisher como General Leia Organa, cumple más como un personaje romántico, sobre todo por su fallecimiento, en una escena en la que es difícil de creer que ella, como varios personajes, logren sobrevivir al espacio, donde no hay oxígeno…
Adam Driver como Kylo Ren, mantiene su posición inmadura como personaje, y aquí se nota más oscuro en cuanto a motivaciones; mientras Daisy Ridley como Rey, sigue sin demostrar liderazgo, un personaje que aún no está esclarecido, pues se desconoce si es hija de Luke, si nació de los midicrorianos como Anakin, o qué… por otra parte, se da protagonismo a John Boyega como Finn, y a Oscar Isaac como Poe Dameron, para expandir el universo pero sin “Fuerza”, y es curioso el personaje de Andy Serkis como Supreme Leader Snoke, pues entró como salió, fácil, no se sintió realmente intimidante, ni villano con Fuerza, ni siquiera poderoso al ver cómo termina… aunque da a entender aquello del “Aprendiz acaba con El Maestro” lo que da una pista por donde irán los tiros en la próxima entrega. Finalmente, Lupita Nyong'o repite como Maz Kanata, sin tener peso en la historia, mientras Domhnall Gleeson como El General Hux, queda relegado igual, como un personaje patético y caricaturesco; como cameos curiosos, Gareth Edwards, director de “Rogue One: A Star Wars Story” (2016), aparece como extra, así como Joseph Gordon-Levitt en un cameo de voz como Slowen Lo; y Tom Hardy como Stromtrooper.
De las escenas de batalla, todas las del espacio están muy bien rodadas, se siente el ambiente bélico con tomas vertiginosas con mucha acción, y especialmente la batalla en el salón de Snoke, que a pesar que recuerda a la pelea de Saruman, Elrond con Galadriel, contra los Nazgûl en “The Hobbit: The Battle Of The Five Armies” (2014) tiene mucha emoción.
En general, la película sigue estando debajo del logro argumental y emocional de “Rogue One: A Star Wars Story” (2016); que por cierto, este episodio está dedicado “In Loving Memory Of Our Princess: Carrie Fisher”, que falleció el 27 de diciembre de 2016, 4 días después de haber sufrido un infarto; que para entonces había rodado todas sus escenas. Como dato, en el póster, todos los personajes están colocados para formar sutilmente el patrón de la máscara de Darth Vader…
“Deja que el pasado muera.
Mátalo si es necesario.
Esa es la única forma de convertirse en lo que se supone que eres”, es una cita que realmente preocupa, más al saber que Disney se ha hecho cargo de una producción donde la comedia tontorrona campa a sus anchas, cumpliendo literal, y lamentablemente el motivo/génesis de la obra original:
Una historia para niños.
Por último, El Episodio IX, y última entrega de esta trilogía secuela, está programada para ser estrenada el 20 de diciembre de 2019.
¿Esperamos?
“I only know one truth: It's time for the Jedi... to end”
Solo: A Star Wars Story
“I've got a really good feeling about this"
Solo: A Star Wars Story (2018) de Ron Howard con Alden Ehrenreich, Emilia Clarke, Donald Glover, Woody Harrelson, Thandie Newton, Phoebe Waller-Bridge, Warwick Davis, Clint Howard, Paul Bettany, entre otros.
Producida por Kathleen Kennedy para Lucasfilm, y distribuida por Walt Disney Studios Motion Pictures; con un guión de Lawrence y Jon Kasdan, es la 4ª y última vez que Lawrence Kasdan trabajó en la franquicia Star Wars, pues escribió los Episodios V, VI y VII.
La película se estrenó en todo EEUU el 25 de mayo de 2018, en el 41° aniversario del estreno de “STAR WARS: Episode IV – A New Hope” (1977), en la que Harrison Ford apareció por primera vez como Han Solo.
Con un presupuesto estimado de producción de $250 millones, esta es una de las películas más caras jamás realizadas, y hasta hoy, solo ha recaudado $25,5 millones.
La historia está centrada en Han Solo, un personaje de la franquicia de STAR WARS, siendo la 2ª entrega de la serie de Antología, por lo que se sitúa muchos años antes que Han conociera a Luke Skywalker y a Obi Wan Kenobi; y mucho antes de los acontecimientos ocurridos en “Rogue One: A Star Wars Story” (2016) donde explora las primeras aventuras de Han Solo y Chewbacca, quienes también conocen a un joven Lando Calrissian, ya que están involucrados en un atraco dentro del inframundo criminal; pues es un tiempo sin ley, donde los sindicatos criminales compiten por los recursos:
Alimentos, medicinas y combustibles; y en el planeta Corellia, las asquerosas fuerzas de Lady Proxima se fugan a una vida de crimen a cambio de refugio y protección.
En estas calles mezquinas, Han lucha por la supervivencia, pero anhela volar entre las estrellas... así las cosas, esta historia de STAR WARS tiene lugar aproximadamente 10 años antes de los eventos de “STAR WARS: Episode IV – A New Hope” (1977), y unos 7 años antes de la serie televisiva “STAR WARS: Rebels”
De la producción, decir que Ron Howard tuvo que tomar las riendas del proyecto cuando Disney despidió a los directores Chris Miller y Phil Lords, debido a diferencias creativas irreconciliables con la productora Lucasfilm; por lo que el resultado es MALO.
Se nota más el encargo, como una película sin personalidad propia, increíblemente rutinaria, porque no muestra interés alguno en decir algo nuevo o interesante sobre el personaje; y tampoco trata de construir un legado propio, puesto que prefiere limitarse a citar momentos clásicos de La Primera Trilogía/Original, que intentar crear algún momento clásico propio sin conseguirlo.
Así tenemos innumerables guiños para los fanáticos más acérrimos, alguno que otro escenario, vestuario, objetos, máscaras o situación que remite forzosa y obligatoriamente a algo ya visto en la saga.
Del reparto, Alden Ehrenreich es muy guapo, pero muy malo como actor, con una voz uy forzada, y que ya confirmó su contrato para aparecer como Han Solo en 2 películas adicionales, dando al estudio la opción de perseguir una secuela, o presentarlo en otras películas de La Antología como reparto.
El problema no es que Ehrenreich no se parezca en lo más mínimo a Ford, ni se comporte de forma vagamente similar a él; de hecho, se agradece que no intente convertir su trabajo interpretativo en una mera imitación; el problema es que al actor se lo ve tan desconectado del Solo original que, viendo la película, por momentos es fácil olvidarse de que está encarnando al mismo personaje.
Como descargo, Ehrenreich dijo que “le gustaría que las secuelas se diferenciaran de Las Trilogías de STAR WARS anteriores, al ser independiente, en la línea de Indiana Jones o las películas de James Bond, en lugar de seguimientos directos”
¡Eso me resulta FATAL!
A lo que el director Ron Howard dijo que, “aunque no había ninguna secuela en desarrollo, dependía de los fanáticos decidir”
¡NO más!
En definitiva, esta es la única de las películas oficiales del universo STAR WARS, que no muestra estar interesada en nada más que ofrecer al espectador un rato de entretenimiento; y de manera ABURDA se revela cómo adquirió su apellido SOLO, y cómo consiguió su pistola, “alguien se la dio, y punto”
También descubrimos que Chewbacca y él tardaron 5 aburridos segundos en hacerse amigos para siempre, y se nos cuenta cómo conoció a Lando Calrissian y cómo consiguió El Halcón Milenario.
Donde vemos al Halcón en su mejor forma, y cómo llegó a convertirse en la conocida chatarra que es, pues antes tuvo una nariz, como “nave de escape”, muy diferente a la doble daga usual de la nave.
Al tiempo que se generan muchas preguntas sin respuesta dentro del descabellado argumento:
¿Por qué Han habla “wookiee” de repente, si nunca antes le habíamos oído hacerlo?
¿Cómo llegó Chewie a donde lo tienen, si todavía estaba en el Episodio III batallando al lado de Yoda?
¿Qué sentido tiene mostrarnos a Han y Chewie dándose una ducha juntos?
¿Por qué logran Han, Lando y Beckett sobrevivir a un tiroteo mientras permanecen a campo abierto, con docenas de enemigos disparando a pocos metros de distancia, aparte de porque son los buenos?
Cuando los personajes entran en las cámaras de Dryden, se les ordena que entreguen sus armas primero... sin embargo, no tienen ningún problema con Chewbacca, caminando con un bandolero lleno de municiones.
El personaje de Dryden Vos no tiene fuerza como villano, de hecho no hay villano poderoso en toda la historia, que son más misiones peligrosas a las que tienen que sobrevivir… sin rescate ni lucha personal de profundidad ni seguimiento, en eso “Rogue One” será INSUPERABLE.
Ni hablar de Darth Maul, que salió en “STAR WARS: Episode I – The Phantom Menace” (1999), y “murió” a manos de Obi Wan, pero ahora aparece con piernas robóticas como referencia de “STAR WARS: The Clone Wars” (2008) y “STAR WARS: Rebels” (2014)
¿Era necesario hacer tanto chicle narrativo con este personaje, solo para emocionar sin ningún sabor argumental de fondo?
Su presencia es lo más forzado y ABSURDO de toda la trama.
Como dato, durante una escena donde se presenta el grupo de agujeros negros que rodea Kessel / The Maw, aparece un Destructor Estelar…
Es probable que se trate de una referencia al universo expandido, ya no canónico, ahora rebautizado como “Leyenda”, en el que había una instalación Imperial dentro del cúmulo de agujeros negros con Destructores Estelares que lo protegieron durante años, el tiempo suficiente que no estaban conscientes de la caída del Imperio hasta mucho después de que sucediera...
Eso es solo una teoría…
Otra teoría, es que Rey bien puede ser la hija de Han… con Qi’ra o con la chatarrera rebelde Enfys Nest.
Por lo demás, gustó ver a Linda Hunt como Lady Proxima; al guionista Jonathan Kasdan, y el primer asistente de dirección, Toby Hefferman como Tag Greenley y Bink Otauna, respectivamente; y los cameos de Anthony Daniels, el C3-PO, pero aquí como Tak, un compañero esclavo de Chewbacca; a Warwick Davis como Weazel del Episodio I; a Ray Park como Darth Maul, pero con Sam Witwer proporcionándole la voz al personaje.
También aquí vemos a Los Rebeldes, que aparecen al final, con un luchador alienígena en su compañía, usando una máscara negra sobre su cara alienígena, y 2 tubos que salen de su cara…
Este es Benthic, más tarde el segundo al mando de Saw Gerrera en “Rogue One”
Como curiosidad, esta película marcó la primera vez que un director ganador de un Premio OSCAR hizo una película de STAR WARS; siendo también la primera película de la saga que no presenta a los 2 droides más famosos:
R2-D2 y C-3PO; la primera en no tener a alguien peleando con un sable de luz, ni hablando de La Fuerza ni de Darth Vader, salvo una referencia a Death Star...
Y es que para quien escribe, STAR WARS es Darth Vader y Los Skywalker, más allá de ellos, no importa nada, ni por tributo ni por mundo expandido, pues tal parece que se está haciendo lo que sea para combatir las producciones de comics de MARVEL y DC, lo que le cobra una cara factura, pues la producción no es sustanciosa.
Por último decir que John Powell es el compositor principal de la película, aunque el filme contiene una tema para Han Solo, hecho por John Williams, titulado “The Adventures Of Han”, pero que sin embargo, el “score” original solo cobra fuerza en un momento, cuando finalmente Chewie y Han se sientan en El Halcón para salir del apuro.
De esa manera, la película se vuelve interesante pasados los 90 minutos, cuando las referencias se vuelven evidentes e irremediablemente visibles, y logramos vislumbrar algo de STAR WARS, siendo positivos con “I've got a really good feeling about this”, pero queda como “¿Qué piensas? Bueno, ¿Qué necesitas saber?” Creo que no estoy interesado.
"I heard a story about you; I was wondering if it was true"
Terminando de ver “STAR WARS: Episode IX – The Rise Of Skywalker” (2019) de J.J. Abrahams con Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Oscar Isaac, Domhnall Gleeson, Ian McDiarmid, Carrie Fisher, Anthony Daniels, Keri Russell, Billie Lourd, Lupita Nyong'o, Billy Dee Williams, Richard E. Grant, Dominic Monaghan, Freddie Prinze Jr., Richard Bremmer, Harrison Ford, Mark Hamill, entre otros.
“Space Opera”, fantasía y ciencia ficción, 9ª y “última” entrega de la saga STAR WARS; por lo que su trama concluye la 3ª trilogía, que sigue a los 2 bandos, “el bien y el mal” que nunca es lo que parece, la lucha será recuperar la memoria, el pasado, y saber la identidad de Rey.
El filme dura más de 2 horas, donde lo mejor de la propuesta son los cameos forzados que llaman a la nostalgia, manipulan las emociones y que llevan al fanático al cine.
La historia es MALA, sin La Fuerza, pues desde el inicio de esta trilogía, ya se sabía que era un refrito MALO de la trilogía original, siguiendo casi al calco, giros y situaciones, que para el fanático de la saga puede llegar a ser tedioso y aburrirlo, sobre todo por la falta de originalidad; y es que lo único que podría levantar son los efectos visuales, aunque hay algunos bastante cutres y otros más cercanos a Plaza Sésamo y a llenar estantes para vender en Navidad; no es nada que no se haya visto antes.
La verdad, “el giro” que ahora intentan vender como “una de las sorpresas más inesperadas en el cine”, queda muy, pero muy flojo y falto de emoción.
Y la verdad es eso, NO HAY EMOCIÓN, no hay respeto por aquellos personajes llenos de “magia y misticismo” donde ahora La Fuerza era otra cosa de lo que aquí se nos vende, y ahora se adopta hasta el apellido de la manera más absurda.
Ni siquiera los hechos dramáticos están montados para cautivar, emocionar o que quede en la retina y la memoria; por ejemplo si hubo una vez que el entierro de Padme fue hermoso, aún con el CGI notable a leguas, y por sólo segundos; aquí no hubo tiempo para nada de eso, nada para los caídos; o los miles de seguidores del Emperador, desaparecidos por un vientito... y no quedó ni uno; y a Kylo Ren… lo desaparecen y no sabemos más de él al final.
Pareciera que hubo mucho recorte en la edición, y muchas escenas, que pudieron perdurar, no salieron en el corte final; ya ni hablar de los personajes nuevos que son muchos y no se saben de dónde salieron, de conexiones nada, todo muy “light” o mejor dicho “a lo Disney” para ser procesado sin ningún tipo de desarrollo o trasfondo.
El filme se dice ser el final de TODA la saga… pero lamentablemente no es así, pues todavía hay más, y eso señores, ¡NO SE VALE!, odio cuando le mienten al público de esa manera solo para llevarlos al cine, porque si de algo tengo claro sobre este filme, es que tiene mucha triquiñuela, no son giros dramáticos ni sorpresivos ni inesperados, solo mostró la pereza de un guionista por sacar dinero a las personas, utilizando uno de las mejores franquicias del cine, que hoy por hoy han sido vilipendiada y bastardeada.
MALA película RECICLADA y FALTA DE IMAGINACIÓN para una BUENA saga GLORIOSA y ORIGINAL.
“En malas manos, todo lo bueno termina mal”
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