Taxi Driver
“Anomia”:
El destino del taxista.
Los sociólogos llaman ‘anomia’ a la situación en que se encuentra una sociedad carente de leyes y en proceso de degradación, tal como lo dijo Travis Bickle, en su momento:
"You talkin' to me?
You talkin' to me?
You talkin' to me?
Then who the hell else are you talkin' to?
You talkin' to me?
Well I'm the only one here.
Who the fuck do you think you're talking to?"
En cada calle, en cada ciudad, hay un don nadie que sueña con ser alguien.
"You talkin' to me?
You talkin' to me?
You talkin' to me?
Then who the hell else are you talkin' to?
You talkin' to me?
Well I'm the only one here.
Who the fuck do you think you're talking to?"
En cada calle, en cada ciudad, hay un don nadie que sueña con ser alguien.
He aquí el oscuro principio detrás de una de las piedras angulares de la cinematografía mundial.
¿Qué se puede decir de "Taxi Driver" que no se haya dicho ya?
¿Qué se puede decir de "Taxi Driver" que no se haya dicho ya?
Pues que es una obra maestra, posiblemente la mejor de su director, y una de las mejores películas de los últimos 30 años.
El título:
El título:
“He's a lonely forgotten man desperate to prove that he's alive” nos lo dice todo.
Taxi Driver es una película estadounidense de 1976 dirigida por Martin Scorsese y escrita por Paul Schrader.
Taxi Driver es una película estadounidense de 1976 dirigida por Martin Scorsese y escrita por Paul Schrader.
El filme está ambientado en Nueva York, poco después de que terminara la guerra de Vietnam, y está protagonizado por Robert DeNiro, quien interpreta a Travis Bickle, un excombatiente solitario y mentalmente inestable que comienza a trabajar como taxista, incorporándose a la turbia vida nocturna de la ciudad.
La película obtuvo varios premios, entre ellos la Palme D'Or del Festival Internacional de Cine de Cannes, y 4 nominaciones al Oscar; Mejor película, Mejor actor (Robert de Niro), Mejor actriz secundaria (Jodie Foster), Mejor banda sonora original.
La manera que tiene Scorsese de deslizar la cámara por el taxi y por las vaporosas calles de New York mientras oímos la genial banda sonora de Bernard Herrmann me parece un prodigio, consiguiendo un clima de sudor, bochorno, olor a whisky derramado y meadas.
El reparto cuenta también con la presencia de Cybill Shepherd, como la mujer de quien Bickle está enamorado y Harvey Keitel, como un proxeneta.
El reparto cuenta también con la presencia de Cybill Shepherd, como la mujer de quien Bickle está enamorado y Harvey Keitel, como un proxeneta.
El propio Scorsese realiza 2 pequeños cameos:
La primera y la más conocida, es la del cliente cornudo de Travis que amenaza con matar a su mujer con una magnum; la segunda es un breve cameo, en la primera aparición de Betsy le vemos sentado en un banco dirigiendo la mirada a la chica.
Bernard Hermann, en su último trabajo para el cine, ya que murió el día que acabó de grabar la música víctima de una enfermedad cardíaca.
Bernard Hermann, en su último trabajo para el cine, ya que murió el día que acabó de grabar la música víctima de una enfermedad cardíaca.
Su obra póstuma fue la sensacional composición que realizó para Taxi driver., junto a una sombría y densa fotografía de Michael Chapman y el sabio talento narrativo de Martin Scorsese nos invita a darnos un climático paseo nocturno por el Hades particular del personaje alienado, modelado desde los postulados políticos, económicos y sociales de una comunidad propensa a las meras vacuidades.
El origen de Taxi Driver hay que buscarlo en la particular depresión que sufría, por aquel entonces, el desconocido guionista Paul Schrader tras ser abandonado por su mujer y verse obligado a quedarse sin casa.
El origen de Taxi Driver hay que buscarlo en la particular depresión que sufría, por aquel entonces, el desconocido guionista Paul Schrader tras ser abandonado por su mujer y verse obligado a quedarse sin casa.
El camino que recorrió Schrader entre pornografía, alcohol y un anormal gusto por las armas quedó todo plasmado en el guión original de Taxi driver, del que escribió dos versiones en diez días.
Fue el mismo Schrader quien quiso a Martin Scorsese tras la cámara, el genial realizador italoamericano, conocido por aquel entonces por haber obtenido recientemente un gran éxito comercial con Alice Doesn't Live Here Anymore (1974) y haber realizado un excelente film sobre los aprendices de gángsters de "Hell's Kitchen" en Mean Streets (1973).
Así, tras la intervención de Brian DePalma, que fue el encargado de poner a ambos en contacto, Scorsese aceptó fascinado por el guión de Schrader y se puso en contacto con Robert DeNiro, con quien ya había trabajado en Mean Streets, que se hallaba en Italia rodando para Bertolucci: Novecento.
Así, tras la intervención de Brian DePalma, que fue el encargado de poner a ambos en contacto, Scorsese aceptó fascinado por el guión de Schrader y se puso en contacto con Robert DeNiro, con quien ya había trabajado en Mean Streets, que se hallaba en Italia rodando para Bertolucci: Novecento.
DeNiro, del que se dice siempre que es un fiel actor del método y yo más bien diría, que él es el método (por lo menos en aquella época), en un descanso del rodaje viajó a Nueva York, se sacó una licencia de taxista y estuvo ejerciendo la profesión durante unos días, para después regresar a Italia a acabar la película con Bertolucci.
De entre toda esta desesperación vivamente retratada por Scorsese, de calles llenas de camellos, chulos, putas y luces de neón con carteles cómo "Fascination", renace la figura del alienado por la sociedad, ese hombre sólo, algo zopenco, incapaz de funcionar en un mundo aparentemente normal, donde él, aislado, sólo hace que alimentar su paranoia, bien circulando por las calles llevando a cualquier tipo de pasajero, bien escribiendo un diario siempre narrado en off, en el que escribe una y otra vez cómo:
De entre toda esta desesperación vivamente retratada por Scorsese, de calles llenas de camellos, chulos, putas y luces de neón con carteles cómo "Fascination", renace la figura del alienado por la sociedad, ese hombre sólo, algo zopenco, incapaz de funcionar en un mundo aparentemente normal, donde él, aislado, sólo hace que alimentar su paranoia, bien circulando por las calles llevando a cualquier tipo de pasajero, bien escribiendo un diario siempre narrado en off, en el que escribe una y otra vez cómo:
"Llegará una lluvia que se llevará toda esta mierda".
Sólo, triste, rechazado...
Travis pasa el tiempo libre que no está en el taxi bebiendo, yendo a Salas X y alimentándose con dietas desastrosas, que no hacen más que aislarle más de la sociedad en la que se halla.
La grandeza del personaje de Travis Bickle, es que todos somos o hemos sido alguna vez cómo él, ese sentimiento de rechazo, de soledad, se hizo patente en el público de los setenta, y es lo que mantiene aún hoy viva la película, por que pese a todos sus defectos, la conjunción Schrader-Scorsese-DeNiro, entendió lo que significaba ese dolor y así lo representó en imágenes, trasmitiéndolo a un público que se dividía ante la asimilación e identificación y el rechazo, en especial por la violencia exhibida al final del film.
No es de extrañar así que en un gesto sentimentaloide de la academia decidiera dar el Óscar a la mejor película al sueño americano hecho realidad en Rocky (ídem, 1976. John G.Avildsen) en detrimento del film de Scorsese, así como el Óscar a mejor actor póstumamente a Peter Finch por Network (Sidney Lumet), y no a un personaje tan violento como el Travis de DeNiro.
La locura de Travis finalmente desencadena con la relación que tiene con dos mujeres:
La primera, Betsy (Cybill Sheperd), es la persona que él elige para acercarse a un mundo que no le pertenece, sin embargo, preso de la ignorancia, por un lado, y por otro, con ciertas ganas de arrastrarla hacia su particular submundo, la lleva a una Sala X, donde ella primero, lo encuentra divertido por lo atípico de la situación, y luego lo rechaza, sintiéndose insultada, y saliendo del cine escapándose, literalmente de Travis, que la sujeta por el brazo varias veces, sin lograr entender que es lo que había pasado.
La grandeza del personaje de Travis Bickle, es que todos somos o hemos sido alguna vez cómo él, ese sentimiento de rechazo, de soledad, se hizo patente en el público de los setenta, y es lo que mantiene aún hoy viva la película, por que pese a todos sus defectos, la conjunción Schrader-Scorsese-DeNiro, entendió lo que significaba ese dolor y así lo representó en imágenes, trasmitiéndolo a un público que se dividía ante la asimilación e identificación y el rechazo, en especial por la violencia exhibida al final del film.
No es de extrañar así que en un gesto sentimentaloide de la academia decidiera dar el Óscar a la mejor película al sueño americano hecho realidad en Rocky (ídem, 1976. John G.Avildsen) en detrimento del film de Scorsese, así como el Óscar a mejor actor póstumamente a Peter Finch por Network (Sidney Lumet), y no a un personaje tan violento como el Travis de DeNiro.
La locura de Travis finalmente desencadena con la relación que tiene con dos mujeres:
La primera, Betsy (Cybill Sheperd), es la persona que él elige para acercarse a un mundo que no le pertenece, sin embargo, preso de la ignorancia, por un lado, y por otro, con ciertas ganas de arrastrarla hacia su particular submundo, la lleva a una Sala X, donde ella primero, lo encuentra divertido por lo atípico de la situación, y luego lo rechaza, sintiéndose insultada, y saliendo del cine escapándose, literalmente de Travis, que la sujeta por el brazo varias veces, sin lograr entender que es lo que había pasado.
Luego Scorsese dibuja perfectamente lo que es y siente Travis, cuando en un plano en el que él está llamando a Betsy para excusarse, Scorsese desvía el plano hacia un pasillo vacío.
Eso es Travis: un gran vacío.
La segunda mujer que se cruza en el camino de Travis es la joven prostituta de doce años Iris (Jodie Foster), que una noche se introduce en su taxi llorando pidiendo que la saque de allí, cuando irrumpe su chulo Sport (Harvey Keitel), y por la fuerza la saca del taxi y se la lleva.
La segunda mujer que se cruza en el camino de Travis es la joven prostituta de doce años Iris (Jodie Foster), que una noche se introduce en su taxi llorando pidiendo que la saque de allí, cuando irrumpe su chulo Sport (Harvey Keitel), y por la fuerza la saca del taxi y se la lleva.
Esa situación y su posterior encuentro con ella en una habitación, donde Travis es incapaz de tocar a la chica, tras haber negociado con Sport en una escena divertida y tensa a la vez, fruto de la improvisación entre estos dos monstruos de la interpretación, le lleva a entender su función en la vida:
Eliminar a la escoria como Sport.
El fin de Travis, tal como él lo veía sólo podía pasar por la catarsis, es un ser condenado desde el primer fotograma, su evolución desde que le rechaza la vendedora de palomitas del cine X (interpretada por la primera mujer de DeNiro, Diahne Abbot) hasta que el individuo del taxi (interpretado por el propio Scorsese) le confiesa que va a matar a su mujer por que se está acostando con un negro, Travis está condenado.
El fin de Travis, tal como él lo veía sólo podía pasar por la catarsis, es un ser condenado desde el primer fotograma, su evolución desde que le rechaza la vendedora de palomitas del cine X (interpretada por la primera mujer de DeNiro, Diahne Abbot) hasta que el individuo del taxi (interpretado por el propio Scorsese) le confiesa que va a matar a su mujer por que se está acostando con un negro, Travis está condenado.
Así tras su fallido intento de matar a Pallantine, en una secuencia claustrofóbica, y sí, violenta, Travis libera a Iris provocando una matanza, pero cuando quiere suicidarse al final de la misma, no encuentra con que hacerlo.
Sutil ironía para este sociópata que acabará encumbrado por los periódicos como nuevo héroe tras salvar la vida de Iris, la brutal escena acaba con un escalofriante travelling en picado que desciende lentamente desde la habitación de la matanza a la calle donde ya se aglomera la gente interesada por lo ocurrido.
Sin embargo, y cómo refleja el último detalle del film en que Travis mira sobresaltado por el retrovisor por haber creído oír o ver algo, en palabras del propio Scorsese:
Sin embargo, y cómo refleja el último detalle del film en que Travis mira sobresaltado por el retrovisor por haber creído oír o ver algo, en palabras del propio Scorsese:
"Travis es una bomba de relojería capaz de estallar en cualquier momento".
El final es desconcertante.
El final es desconcertante.
Lo que ve el espectador...
¿forma parte de los hechos reales o es fruto de una alucinación del protagonista y narrador?
De la respuesta dependen muchas cosas: la relación de las propuestas del film, los juicios morales de las mismas, etc.
En Taxi Driver encontramos el origen psicológico de psicópatas como el que atentó contra Ronald Reagan, por ejemplo, quien declaró en su juicio haberse inspirado en la cinta.
¿Qué se puede esperar de un hombre que es insertado en una comunidad tan agitada y corrupta luego de la experiencia traumática de la guerra?
Scorsese retrata su New York natal como un antro de perdición, como muestra de una sociedad tan disparatada que, en uno de los finales más controvertidos del cine (posiblemente de carácter onírico), hace de un psicópata como Travis, un héroe popular, dando lugar también a interrogantes sobre “quién está más loco”, si nuestro protagonista que salva a una niña corrompida, o los personajes del proxeneta Amoroso o el senador Palantine (quien enuncia que “nosotros somos el pueblo”), ya de por sí corruptos.
Taxi Driver constituye una crónica perfecta de los Estados Unidos luego de la aventura de Vietnam, así como una severa crítica a la violencia y corrupción resultantes.
En Taxi Driver encontramos el origen psicológico de psicópatas como el que atentó contra Ronald Reagan, por ejemplo, quien declaró en su juicio haberse inspirado en la cinta.
¿Qué se puede esperar de un hombre que es insertado en una comunidad tan agitada y corrupta luego de la experiencia traumática de la guerra?
Scorsese retrata su New York natal como un antro de perdición, como muestra de una sociedad tan disparatada que, en uno de los finales más controvertidos del cine (posiblemente de carácter onírico), hace de un psicópata como Travis, un héroe popular, dando lugar también a interrogantes sobre “quién está más loco”, si nuestro protagonista que salva a una niña corrompida, o los personajes del proxeneta Amoroso o el senador Palantine (quien enuncia que “nosotros somos el pueblo”), ya de por sí corruptos.
Taxi Driver constituye una crónica perfecta de los Estados Unidos luego de la aventura de Vietnam, así como una severa crítica a la violencia y corrupción resultantes.
Tan es así que nos parece incluso justificable "la misión" que lleva Travis a cabo, su particular ojo por ojo nos parece hasta lógico.
Como no podía ser de otro modo, siendo sus autores quienes son, la película resume pesimismo por los cuatro costados.
Desconcierto e impotencia son otras de las sensaciones de Travis, a mí entender una metáfora de los Estados Unidos del momento, un país que venía de perder la infausta Guerra del Vietnam o del escándalo "Watergate".
O como esa escena en la que prueba diversas pistolas, símbolo de la atracción por las armas de fuego de muchos americanos.
Hay que destacar a una jovencísima Jodie Foster, cuya edad cuando rodó la película es la de su personaje, no de 13 años.
Hay que destacar a una jovencísima Jodie Foster, cuya edad cuando rodó la película es la de su personaje, no de 13 años.
Su personaje es usado para satirizar la liberación sexual de la mujer (tan en boga por entonces), ya que se considera liberada por haberse fugado de casa y dedicarse a la prostitución.
Taxi driver no me parece una película fácil o sencilla, sino todo lo contrario: una durísima prueba de fuego del espectador, un fortísimo alegato, una incómoda película que pueda hacer pensar y que, lo que es más grave, puede llegar al fondo de muchas cuestiones en un momento en que el hombre se pregunta la razón por vivir.
Taxi driver no me parece una película fácil o sencilla, sino todo lo contrario: una durísima prueba de fuego del espectador, un fortísimo alegato, una incómoda película que pueda hacer pensar y que, lo que es más grave, puede llegar al fondo de muchas cuestiones en un momento en que el hombre se pregunta la razón por vivir.
Yo de pequeño también tuve la esperanza, durante un breve tiempo me inundó el deseo de "salvar" de ese mundo a todos los desamparados, pero eso si, al estilo Travis.
Después con el tiempo aprendí que no podemos cambiar la gran mayoría de las injusticias, simplemente podemos contribuir no creando más.
“Now I see it clearly.
My whole life is pointed in one direction.
I see that now.
There never has been any choice for me”.
Travis Bickle
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