Malèna

“El amor verdadero es el que no es correspondido”.

Nunca podre olvidar… ¡mi primera vez!
Cuando una actriz te clava la mirada, recorriendo el injusto espacio que separa la pantalla del patio de butacas, nace la leyenda.
El cine italiano ha expresado con absoluta brillantez las beldades femeninas en consonancia con historias emocionantes, comedias rurales tañidas por las campanas del pueblo; que desprenden aromas relajantes de heno, olores a pan recién horneado y miel de abeja.
De ese modo, las anatomías espléndidas de féminas nacidas para servir de modelo sensual, se han mostrado con generosidad ante la anhelante mirada del público.
Pizpiretas chicas rurales ataviadas con el corte textil adecuado para no resultar ofensivas, que incitaban a un sano sentimiento de deseo, sugiriendo escotes y exhibiendo partes nobles de su cuerpo, muslos y hombros en mayor medida.
Por su parte, varones astutos, que hicieron arte el dicho de:
"prometer hasta meter, y una vez metido, olvidar lo prometido".
Paisajes lombardos, napolitanos y parmesanos, aderezados con el donaire primaveral de bellas doncellas en edad de flirteo.
Malèna es una película que tiene todos los ingredientes para amarla de por vida. 
Risa, acción, drama...
Me refiero a un reflejo de un amor adolescente y platónico en tiempos difíciles, con una Italia fascista a punto convulsionar el país.
A pesar de tanto arte y tanta belleza cinematográfica, Malèna fue criticada por su representación de la sexualidad adolescente, así como la falta de diálogo, tuvo una buena recepción en Europa, aunque tras ser licenciada en Estados Unidos por Fine Line Pictures, fue editada, cortando varias escenas, reduciendo la duración de la película a 92 minutos - 17 minutos menos que la original.
Malèna es una muestra de la hipocresía americana a mí entender, ya que las escenas que se ven de las masturbaciones del adolescente no van más allá de suposiciones y miradas perdidas, que además constituyen sketch divertidos junto a los padres del chico.
Inclusive, en la cinta podemos advertir varios contrastes conforme al mundo actual.
Las envidias de las vecinas, sus rumores y falsas acusaciones.
Esa falsa moral que apuñala a Malèna y que es típica de los pueblos pequeños.
La autoridad dictatorial de los mayores con los pequeños.
El paso de la niñez a la adolescencia y todo lo que ello conlleva al protagonista (ropa, tratos, etc.)
La crisis general durante la guerra, el racionamiento de alimentos; la propia Malèna tiene que intercambiar sus favores sexuales por comida.
Sin embargo también es una película optimista.
En todo momento, desde los ojos del niño, existe un futuro mejor y una solución para todo.
Renato es el único que conoce la vida de Malèna; para eso, los autores han usado la siguiente fórmula narrativa:
Renato vigila a la mujer desde prismáticos, desde agujeros en las paredes y por el pueblo.
Eso nos hace seguir la historia de Malèna en todo momento, pero siempre bajo la condición del adolescente.
Tornatore se vio atraído en seguida por los temas de Malèna, y pensó que su historia era inolvidable, especialmente vista a través de los ojos de un niño que, mientras la observa, llega a comprender el amor, los sueños y la responsabilidad, sufriendo su propia transformación.
Tornatore escribió Malèna como una oda al poder que tiene la Belleza para inspirar y desestabilizar, capaz de despertar a la vez lo mejor y lo peor de la humanidad.
Su Malèna se convirtió en lo que los demás hicieron de ella – unas veces adorada, otras, ultrajada y algunas, como a los ojos de Renato Amoroso, verdaderamente amada.
En tiempos de fascismo, es un peón inofensivo, pero en tiempos de paz, se convierte en un símbolo de esperanza y alivio para Renato.
Mucho antes de que empezara la producción de Malèna, Giuseppe Tornatore sabía que Monica Bellucci sería su Malèna, la perfecta encarnación de la pasión y objetivo de las emociones y fantasías reprimidas de todo un pequeño pueblo italiano.
La sensualidad escrita en el rostro de Bellucci y su porte orgulloso e independiente, inspiraron a Tornatore, así como sus propias experiencias personales al haberse criado ella misma siendo la belleza de un pueblo pequeño.
Mientras tanto, los cineastas empezaron una extensa y encarnizada búsqueda para encontrar al joven Renato Amoroso, un chico que debía poder expresar las profundidades del amor obsesivo, con su parte cómica y su patetismo, en sólo una mirada.
Una mirada que dijera que era inteligente, responsable, vivo y un natural observador, con unos ojos que conocieran la diferencia entre ver y mirar y cayó sobre el novato Giuseppe Sulfaro.
Como inspirada en María Magdalena, Malèna es una película italiana de drama/romance estrenada en el año 2000 y protagonizada por Monica Bellucci, Giuseppe Sulfaro, Pietro Notarianni, Gilberto Idonea, Gaetano Aronica, Luciano Federico, entre otros.
Fue dirigida por Giuseppe Tornatore, bajo el guión en conjunto con Luciano Vincenzoni.
Malèna es el sencillo homenaje que Tornatore le rinde a su padre, cuyo film abre con estas palabras:
"Yo tenía 13 años.
Un día, a fines de la primavera de 1941, la vi por primera vez...
Lo recuerdo muy bien porque esa misma tarde, mientras Mussolini le declaraba la guerra a Francia y a Gran Bretaña, yo recibí mi primera bicicleta".
Fue rodada en Sicilia, en Siracusa y en Al Jadid (Marruecos).
La fotografía de la película es toda una sinfonía en movimiento.
La cámara nunca descansa.
Cuando encontramos un plano fijo es por la tensión del momento y cuando la cámara comienza a moverse va a ritmo de la historia, con la bicicleta, con los coches.
Para un guión minimalista y con niños que andan por calles estrechas, el movimiento de cámara realza esa espectacularidad de las tramas.
Y otra sinfonía preciosa es la banda sonora de Ennio Morricone, orquestal, sentimental y con un toque siciliano.
Obtuvo 2 nominaciones al Oscar en los rubros de Mejor fotografía y mejor banda sonora original.
La película es una muestra simple y directa de la sensualidad de una mujer extremadamente bella convertida en objeto sexual por el sector masculino del pueblo de Castelcuto.
Las obsesiones y fantasías sexuales se convertirán en hechos cuando las necesidades de Malèna la lleven a tener que tomar la decisión de aceptar propuestas indecentes para poder subsistir.
La lujuria y el acoso están perfectamente retratados en este filme de Tornatore, como así también se ve desde la perspectiva de Malèna, la sensación de ser considerada un objeto de deseo en medio de tanta pobreza, y en un contexto de crisis social.
En ello veo un hermoso contraste entre la belleza y sensualismo de una simple pueblerina y la caótica situación político social que atravesaba la Italia de Mussolini.
Se observa que las intenciones del director son demostrar que la Segunda Guerra Mundial pasa a un segundo plano cuando los más bajos instintos de los masculinos del lugar eligen a Malèna como objetivo sexual.
No importa lo demás, ella es amada, deseada por jóvenes, adultos y hasta ancianos del lugar.
Pero Malèna sabe jugar con el poder que tiene, y que a veces la desborda.
Fruto de la calumnia nace la leyenda de la esposa infiel, y el acoso y derribo va ganando terreno.
Ante la notificación de la muerte de su marido en la guerra entonces decide manejar la situación en pos de mejorar su calidad de vida acuciada por las insuficiencias materiales que vienen de la mano de la situación caótica que acarrea la guerra.
Y desde otro plano vemos una situación en particular que protagoniza Renato, un adolescente de 13 años, que irá creciendo y madurando con la obsesión y la fantasía de poder tener a Malèna a su lado, inclusive fantaseando gracias al cine (un aspecto, entre otros, que Tornatore hace notar como su marca singular en sus obras, el uso del cine).
Renato arbitrará los medios necesarios para interiorizarse en la vida de la mujer, hasta el límite de tener celos de todo aquel que intente acercarse a ella y trate de conquistarla.
Los hermosos ojos y mirada (de angustia) del niño Renato nos sirven de guía, haciéndonos partícipes de una historia injusta, truculenta, aunque romántica en su esqueleto.
El joven siente la frustración de sentirse impotente al no tener la edad necesaria para convertir sus deseos en hechos y además cuando Malèna comienza a tener relaciones con distintos personajes del pueblo por necesidad.
Este amorío de joven, llevado hasta límites enfermizos, será uno de las columnas básicas en el desarrollo del discurso de Tornatore.
Renato se convertirá en un espía que acecha a su amada y que trata de allanarle el camino para que las cosas le sean más fáciles, y lo que en un principio era obsesión erótica propia de la edad, a medida que pasa el tiempo y conociendo la vida de ella, irá madurando para verla ya con otros ojos.
Como un amigo invisible, le ayudará con los obstáculos que ella tenga que saltear.
Alimentado por sus sueños de romances de cine, Renato Amoroso se convierte en la secreta sombra de Malèna, un espía de amor que no se pierde ni uno de sus sensuales movimientos.
Los momentos más insignificantes de la vida de Malèna, son percibidos por Renato con el elevado nivel erotismo típico de los adolescentes.
Es una cosa magnífica ser testigo del momento en que un chico se convierte en hombre.
Incluso, mientras sus padres intentan, cómicamente, frustrar su pecaminoso e insano comportamiento, tapiando sus ventanas, llevándole a ver a un sacerdote, después a un exorcista, después a una prostituta, Renato mantiene su mirada vigilante sobre Malèna.
Observa incluso cuando su suerte da un desafortunado giro, cuando Malèna se convierte en una joven viuda, y entonces se convierte en el peligroso objeto de la lujuria reprimida, los celos y la ira del pueblo, en el mismo centro de una tormenta emocional y erótica que barre Castelcuto.
Pero mientras Malèna se ve hundida, ignorada por su padre, empujada a los tribunales, privada de cualquier sustento y totalmente arruinada, Renato se ve expuesto al impacto social de la vida provinciana.
La escena de la pública lapidación, ejecutada por una horda de almas delirantes; evoca pasajes bíblicos.
Cuando todo parece perdido, encuentra el valor para actuar, para asumir responsabilidades, y consecuentemente, para ayudar a Malèna de la forma más inesperada.
Otro aspecto esencial para la historia épica de Tornatore es su resonante música, escrita por Ennio Morricone, compositor de fama mundial y colaborador de Tornatore desde hace muchos años, que previamente ya había sido el autor de la conmovedora y memorable partitura de Nuovo Cinema Paradiso.
En los filmes de Tornatore la música es tan importante, que el director insiste en tener la partitura escrita antes de empezar la producción, para que así los actores puedan escuchar la música mientras ruedan.
Dice que "facilita su comprensión del papel".
Malèna es, en resumen; un altar epicúreo creado para ensalzar el fino erotismo, criticando sin tapujos la hipocresía y la envidia malsana de quienes dedican su aburrida existencia a prejuzgar los comportamientos del prójimo, alimentando la calumnia y alcanzando con el desenlace, la tragedia.
Todos tuvimos un primer amor inaccesible, una musa adulta a la prestamos especial atención, sin importarnos en el rincón más íntimo de nuestro corazón, la diferencia de edad.

"Creo que es algo bello amar de lejos."



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