Rear Window

Suspense of screaming proportions…

"Nos hemos convertido en una raza de mirones, eso sí, cada ventana tiene una historia que contar."
La tensa narración hitchcockiana, puesta en escena en un reducidísimo espacio, la magnífica utilización del tempo como expositor de la situación de suspense o la brillante fotografía de Robert Burks hacen de este título uno de los mejores trabajos del inigualable autor inglés.
Rear Window es una película estadounidense de 1954, dirigida por Alfred Hitchcock y está protagonizada por James Stewart, Grace Kelly, Wendell Corey, Raymond Burr y Thelma Ritter en los papeles principales.
Con música de Franz Waxman.
Basada en el cuento de William Irish (Cornell Woolrich) It Had to Be Murder (1942), que le sirve al maestro Hitchcock para ofrecer un ejemplar ejercicio de voyeurismo (casi en un auto homenaje, pues Sir Alfred se consideraba un incontinente mirón) que no es más que un refinado tributo al cine y al cinéfilo, partícipe desde la mirada irónica del director británico de las diferentes y cotidianas intrahistorias de un diverso muestrario de caracteres, como una escultural bailarina, un matrimonio que alivia su calor estival durmiendo en el balcón, un viajante y su doliente esposa, la infeliz señorita corazón solitario, un músico sin mucho éxito o una fogosa pareja de recién casados.
Siguiendo la pauta de la mayoría de los films de Alfred Hitchcock donde un hombre común y corriente preso de su curiosidad se mete en problemas mayúsculos, Rear Window, oculta más detrás y se revela como un film osado que explora los hábitos del voyeurismo como nunca antes se había hecho.
El mismo contiene una inusual carga sexual para la filmografía del gran maestro del suspense, de hecho el voyeurismo visto desde su significado como desviación hacia la búsqueda de excitación sexual.
Un condimento que sin dudas agrega algo más de sabor al ya de por si atrayente plato principal de suspense del gran maestro.
Rear Window representa una de las cintas más entretenidas y ligeras de un Hitchcock que despliega, como siempre, esa capacidad innata tanto de proveer a la audiencia de romanticismo y cinismo antológico, como de llevarlos a ser participes de las peripecias de la ambigüedad moral de sus personajes centrales, un formidable James Stewart, encarnando a un voyeur confinado a su silla de ruedas, cuyos antojos se concentran en el show que le proporcionan los vecinos de su conjunto residencial, y cuya vida amorosa se tambalea entre su incapacidad para formalizar su relación y la intensidad e insistencia de su bella y adinerada novia, la hermosa y cándida rubia Grace Kelly.
El film, claustrofóbico y absorbente, presenta una gran interpretación de Stewart, acompañado por la rubia favorita del director, siempre refinada en sus modales y apariencia (vestida en esta ocasión por la omnipresente Edith Heath), sin olvidar el trabajo de Thelma Ritter y Raymond Burr, secundarios de lujo para cualquier producción cinematográfica.
El relato es un drama, de suspense y misterio, con componentes de thriller, romance y humor.
Está contado desde el punto de vista de Jeff, salvo en momentos culminantes.
El espectador tiene toda la información de Jeff y alguna más (lo que ocurre cuando duerme).
Mirar con interés de "voyeur" brinda la oportunidad de conocer hechos sorprendentes, en torno a los que el realizador plantea una reflexión sobre el derecho a la intimidad y sus límites, la solidaridad de las personas, los problemas de pareja, la soledad, el amor de pago, la influencia de la música sobre la conducta humana, la tensión entre intereses femeninos y masculinos, etc.
La afición "voyeurista" de Jeff traspira palabras de homenaje al cine y a los cinéfilos.
Se incluyen referencias a la sexualidad, como el amor arrebatado de los recién casados, la impotencia de Jeff al estar postrado a la silla de ruedas, la carnalidad de Lisa, su ardiente concupiscencia y su rapaz interés por él.
La obra se presenta aderezada con dosis bien distribuidas de humor, en especial de humor negro con toques macabros.
Administra la intriga en un crescendo de extraordinario clímax final.
Quizás la tesis principal que plantea la narración, sea la extraña relación de pareja entre Jeff y Lisa.
Ésta, desea que su noviazgo termine en matrimonio; mientras que el reportero, teme la responsabilidad y la atadura que representaría este paso.
El enfrentamiento con este conflicto, tratará de demorarlo, precisamente, volcándose en espiar la vida de los demás (por distracción o profesionalmente).
Actividad, a través de la cual, Hitchcock, aprovecha para mostrarnos todo un recorrido por el lado menos amable de las relaciones personales: las dificultades entre las propias parejas, la desesperación de la soledad, o la insolidaridad entre el vecindario, etc.
Argumentos poco atractivos para abandonar la soltería.
Aunque, de nada servirá esta “huida”, tal y como nos muestra irónicamente la última escena del filme.
Otro de los temas que sugiere la película, es el sentimiento de “voyeur” que todos llevamos dentro.
Prácticamente todo el filme está rodado desde el punto de vista de un “mirón”.
Punto de vista, en el que no solo se siente cómodamente instalado James Stewart, sino que, con él, nos complacemos todos los espectadores del cotilleo en la vida del vecindario.
Quizás más entretenido que mirar en la propia.
También aprovecha para poner en solfa la moralidad del fotógrafo (o del periodista), que entra en la vida privada de las personas, a menudo, sin medir las posibles consecuencias.
El castigo final del reportero entrometido, arrojado desde su privilegiado observatorio, nos da una clave de la opinión, siempre escrupulosamente moralista, del director inglés.
Pero, en el grupo de esos “curiosos” compulsivos, en los que ya hemos incluido a los espectadores,
¿no deberíamos implicar también, no solo como “mirones”, sino como verdaderos inductores al “voyeurismo”, a los propios cineastas?
Y, por lo tanto
¿qué es el propio cine?
En 1955 fue candidata a los premios Óscar en las categorías de mejor director, mejor fotografía en color, mejor guión y mejor sonido.

“Quien ve en este filme solo una diversión, se parece mucho a su protagonista, que se contenta con observar la vida de los demás, desde lejos, para evitar examinar la suya propia”.



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