Cleopatra

"La pasión empieza y termina en mí, Yo soy El Nilo"...

“Ningún hombre podrá jamás hacerse dueño del mundo, porque el mundo ya tiene dueño… y ese dueño es incontestable e inamovible.
Toda pretensión del hombre por arrogarse el poder ilimitada e indefinidamente, recibirá precisas respuestas del universo.
Una: siempre surgirá alguien más poderoso que tú. 
Y dos: no puedes escapar de la enfermedad ni de la muerte, y con ésta, lo único que puedes llevarte, es lo que hayas dado de tu propio ser”.

Mastodóntica súper-producción, y tercera película que se llevó a la pantalla, sobre la historia de una mujer que conquistó a los dos más grandes soldados de Roma, cambiando así, el curso de la historia, y terminando como sinónimo de seducción. 
Su nombre Cleopatra Filopator Nea Thea o Cleopatra VII
La primera versión llevada a la pantalla fue una versión muda del año 1912, dirigida por Charles L. Gaskill, y la segunda data del año 1934, dirigida por Cecil B. De Mille, un director especializado en películas colosales, como ya lo demostró en "The Ten Commandments" por ejemplo, y con Claudette Colbert ("It Happened One Night") en el papel estelar.
Con esta tercera, se atrevió con ella, otro grande del cine, ni más ni menos que, Joseph L. Mankiewicz, todo un artesano del séptimo arte y con películas tan famosas y oscarizadas, como por ejemplo: "All About Eve", quizá la película con más nominaciones a los Oscar de la historia.
Esta súper-producción, es quizá la película que más contrariedades ha creado en toda la historia del cine, y tal vez por ello, tenga una atracción especial. 
Una película, que de verdad ha vertido ríos de tinta, pero a mí, me gustó, y mucho, si señor me gustó a pesar de todo, porque es una historia que llega a atraparte desde el primer instante, ya que contiene una puesta en escena que es verdaderamente asombrosa.
Hay algunos momentos, y debido a su monumental duración (250 minutos), que se hace algo pesada, y en lo cual la película decae, digamos que un poco, pero se compensa con otras escenas verdaderamente impresionantes, escenas que ya de por sí, forman parte de la historia del cine universal de todos los géneros, y sin ir más lejos la aparición en alfombra y de la entrada dorada de Cleopatra en Roma, una escena donde todo es majestuoso, y que ya de por sí, vale toda la película. 
Y si esta es espectacular, también las hay tremendamente dramáticas, como la del suicidio de la reina, e incluso algo subidas, como su baño de leche.
Pero "Cleopatra", tiene muchísimo más, porque también nos encontramos con unos diálogos entre sus personajes centrales, propios del mejor cine clásico. 
Sí, hay que reconocer que es un poco "larga", pero yo no le cortaría ni un minuto de su metraje, ya que no sería la misma mítica película.
Imponente, la banda sonora dirigida por uno de los mejores compositores de películas de género épico, Alex North, y con títulos tan memorables en su haber, como "Spartacvs", y aquí usando una orquesta de grandes dimensiones, y hasta tal punto que el disco distribuido en su día, fue uno de los más vendidos en Estados Unidos. 
Y si imponente es la banda sonora, tampoco se queda atrás la fotografía, realizada en color de lujo, por uno de los cineastas con mayor cantidad de nominaciones, me refiero a Leon Shamroy, y en esta película usando toda su imaginación, para crear unas imágenes verdaderamente fascinantes e inolvidables, y además usando el sistema Todd-Ao, un revolucionario formato de 70 mm. inventado precisamente por uno de los maridos de Elizabeth Taylor, el productor Mike Tood, y en donde hizo su ensayo con la oscarizada "Around the World in 80 Days" de 1956.
Sensacional el elenco interpretativo, con una bellísima y esplendorosa Elizabeth Taylor, y en donde prácticamente toda la película gira a su alrededor, y en uno de los papeles más glamorosos de su exitosa carrera cinematográfica, el de la emperatriz de Egipto, esa Cleopatra, que tuvo la osadía como reina de desafiar al poderoso Imperio Romano, y como mujer, tener sendos romances, con dos de sus líderes más significativos, como fueron Julio César y Marco Antonio, como digo guapísima y glamorosa con sus espectaculares y lujosos vestidos. 
Un personaje que quizá vivió, como si siempre fuese su último día.
Y junto a ella, dos colosos del cine mundial, el primero Rex Harrison, en un papel que le va como anillo al dedo, el de Julio César, hombre que como político diseñó el Imperio Romano, y como militar fue el más grande de los generales de la historia, y aquí también demostrando que ante todo es un hombre de carne y hueso, al quedar cautivado por la belleza de Cleopatra, haciéndola su esposa a la vez que reina, sin duda alguna el mejor Julio César que se ha llevado a la gran pantalla.
Marco Antonio, o lo que es lo mismo Richard Burton metido hasta la misma muerte en el cuerpo de ese prestigioso general, héroe de mil batallas, y mano derecha del César, pero que una vez que ha conocido a la reina, se ha enamorado de ella, olvidando todo lo conquistado y hasta de su propia familia, y haciendo de su vida junto a ella, un reino independiente, a la vez que tormentoso.
Y muy bien apoyados los tres, por un largo reparto de excelentes secundarios, donde hay que destacar a Roody McDowall, en uno de sus mejores papeles, y es que de verdad está soberbio interpretando a Octavio, un papel que es de oro puro, y al eterno Martin Landau, sin olvidarnos también de Cesare Danova. Todos muy jóvenes y guapos, metidos impecablemente cada uno, en su traje de romano.
Desde los primeros fotogramas el realizador nos anticipa que estamos ante una fotografía en scope sin igual, mostrándonos las panorámicas de la batalla de Farsalia con un narrador que nos sirve de comentarista de escenas épicas. 
Nos anticipa que aquello no va a ser nada minimalista. 
 Alcanza su punto culminante de erotismo en las salas privadas de palacio de Cleopatra, donde se nos insinúa el desnudo de Ella y se nos evidencia la magnanimidad de Él. 
Y logra con la llegada de Cleopatra a Roma un barroquismo en detrimento de la credibilidad que me parece no obstante imprescindible para inmortalizar escenas de la cinta como esta.
Ningún ordenador con su perfeccionismo artificial puede igualar los travellings de cámara de Cleopatra, por eso detesto todos los remakes que se han escupido de cualquier cinta, de Quo Vadis o Spartacvs por poner varios ejemplos.
Una cosa es intentar con mayor o menor acierto una relectura original de una historia brillante y otra tratar de confundir al cliente encubriendo con el título la mediocridad.
Hasta largometrajes pasables como Gladiator abusan de ello… 
Puedo presumir de conocer bien la historia de Roma sobre la que descansa el guión que nos ocupa, y les puedo asegurar que sintetiza los momentos más apasionantes de la historia de la humanidad, dejándonos una banda sonora para el recuerdo, y algunos momentos de teatralidad salpicada por diálogos de esos que uno trata de soltar cuando puede: "fue Pompeyo quien lo quiso y no yo" (hoc voluerunt).
César es un hombre de citas para la eternidad con las cuales no los voy a aburrir, pero sí debo destacar el papel de Rex Harrison, que nunca más brillará con tanto esplendor como aquí, los medios, y los minutos de primer plano de su vida, desplegando su buen hacer de vieja escuela dramática británica sin límites.
La cinta es una sorpresa tras otra para el cinéfilo, descubrimos escenarios que parecen diseñados por Dalí, sarcasmos propios de Woody Allen o batallas que eclipsan a las de la Segunda Guerra Mundial, pero con caballería y espadas, cuadrigas y arqueros, nada de violencia gratuita, y mucho de narración inteligente.
Cleopatra es una película estadounidense dirigida por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada por Elizabeth Taylor y por su esposo (quinto y sexto) Richard Burton. 
La película logró 4 de las 9 nominaciones al Oscar en el año 1963: Mejor fotografía (Leon Shamroy), Dirección artística (John De Cuir, Jack Martin Smith, Hilyard Brown, Herman Blumenthal, Elven Webb, Maurice Pelling, Boris Juraga, Walter Scott, Paul S. Fox, y Ray Moyer), Vestuario (Irene Sharaft y Vittorio Nino Novarese), y Efectos visuales (Emil Kosa Jr.). Y las siguientes nominaciones: Película, Actor (Rex Harrison), Sonido, Montaje, y Banda sonora.
La película es negativamente famosa por llevar casi a la quiebra a la productora 20th Century Fox. Originalmente con un presupuesto de 2 millones de dólares, terminó costando 44 millones (el equivalente a 295 millones actuales), lo que convierte esta película en la tercera más cara que se ha producido en el mundo, y la segunda película más cara en Estados Unidos después de
Pirates of the Caribbean: At World's End cuyo presupuesto fue de 300 millones de dólares en 2007.
El elevado gasto se produjo en parte debido a la elaboración ostentosa del film, con complicados decorados (que tuvieron que ser construidos dos veces) y con abundante vestuario (la protagonista lucía 65 vestidos), y aumentó enormemente por una interrupción durante el proceso de filmación en Londres y otra cuando la producción se trasladó a Roma.
Elizabeth Taylor había firmado un contrato récord de 1 millón de dólares para interpretar a Cleopatra VII. Esta cantidad luego subió a 7 millones debido a los constantes retrasos de la producción, lo que equivale a un pago de 47 millones de dólares hoy en día.
Durante la filmación, Taylor conoció a Richard Burton y ambos tuvieron una relación muy pública; la relación amorosa entre ambos dio titulares mundiales. 
Este escándalo negativo de la relación amorosa de Taylor se unió junto a la ya negativa imagen publicitaria que tenía la producción de Cleopatra en ese entonces. 
Taylor estaba casada mientras grababa la película, aun así tuvo un romance con Richard Burton, lo que terminó con los matrimonios respectivos de ambos. 
Esto generó críticas mundialmente, incluso el Vaticano consideró a la actriz un mal ejemplo.
La edición final que Mankiewicz presentó al estudio duraba seis horas. 
Fue recortada a sólo cuatro horas para su premiere original, pero el estudio exigió (contra las objeciones de Mankiewicz) que el filme debería ser recortado una vez más. 
Esta vez fue una versión de tres horas, para permitir a los cines incrementar el número de las proyecciones diarias de la película.
Debido al masivo corte que sufrió la película ciertos detalles tuvieron que ser eliminados, como la muerte de Rufio.
Mankiewicz trató (sin éxito) de convencer al estudio para dividir la película en dos partes y poder preservar la versión sin cortes.
Históricamente, se conoce a Cleopatra Filopator Nea Thea, Cleopatra VII como la última reina del Antiguo Egipto de la dinastía Ptolemaica, también llamada dinastía Lágida.
Dicha dinastía fue creada por Ptolomeo I Sóter, general de Alejandro Magno, y fue también la última del llamado Periodo helenístico de Egipto.
Cleopatra nació hacia el año 69 a. C. y murió en el año 30 a. C. 
Era hija de Cleopatra V Trifena y de Ptolomeo XII Auletes, de quien heredó el trono en el año 51 a. C., en torno a la edad de 18 años, junto con su hermano Ptolomeo XIII, que contaba con tan sólo doce años, y que sería además su esposo (hecho frecuente en los matrimonios regios ptolemaicos).
Cleopatra era inteligente y tenía facilidad para aprender idiomas, según Plutarco, por lo que era usual que interviniera en discusiones diplomáticas. 
Era erudita en ciencias y se rodeaba de intelectuales.
A Cleopatra se le ha atribuido una belleza excepcional, sin embargo grabados y dibujos hallados, dan testimonio que su encanto radicaba en su personalidad más que en su aspecto físico.
Plutarco dijo: 
"Se pretende que su belleza, considerada en sí misma, no era tan incomparable como para causar asombro y admiración, pero su trato era tal, que resultaba imposible resistirse. 
Los encantos de su figura, secundados por las gentilezas de su conversación y por todas las gracias que se desprenden de una feliz personalidad, dejaban en la mente un aguijón que penetraba hasta lo más vivo. Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en el son de su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas que manejaba fácilmente y del que extraía, como bien le convenía, los más delicados matices del lenguaje; Platón reconoce cuatro tipos de halagos, pero ella tenía mil."
Cleopatra eligió morir y tomó la decisión de suicidarse.
Según la versión más extendida, pidió a sus criadas Iras y Charmion que le trajeran una cesta con frutas y que metieran dentro una cobra egipcia (el famoso áspid), responsable de su muerte, a finales de agosto del año 30 a. C.
Otras versiones relatan que se quitó la vida al conocer el suicidio de su esposo. 
Antes de fallecer escribió una misiva a Octavio en la que le comunicaba su deseo de ser enterrada junto a Marco Antonio, y así se hizo.
Hasta el día de hoy se desconoce la ubicación de la sepultura, aunque Zahi Hawass la ubica en Tabusiris Magna, a 30 Km de Alejandría según recientes descubrimientos. 
Las últimas excavaciones descartan esta hipótesis. 
La fidelidad histórica, teniendo presente que hablamos de hechos acaecidos hace más de dos mil años, es bastante verosímil y no un pretexto para contar batallitas y romances (véase Troya o engendros similares) y a pesar de sus cuatro horas dejan satisfecho a cualquier amante del género, y se aderezan con una buena dosis de reflexión sobre valores y cualidades (a veces no tanto) como la ambición (desmedida de Cleopatra), la genialidad (bélica y política de Julio César) la astucia (de Octavio para hacerse con el poder) la lealtad (de Rufio o su sirviente hacia su jefe y amo), o el amor platónico (que siente Apolodoro). 
En fin, un montón de sensaciones, sentimientos y escenarios que no dan tregua al espectador.
Cleopatra, la película, es un efectivo tratado de la demencia humana, cuando la soberbia lleva a los hombres, y a una que otra mujer como La Reina del Nilo, a sentir que pueden apropiarse de toda la tierra.
Pueden ser muy edificantes las intenciones, como cuando Cleopatra dice a Julio César: 
"Recoge el sueño de Alejandro (Magno) y su insaciable deseo: 
Que haya un sólo pueblo sobre la tierra viviendo en paz".
Pero, cuando se usa la fuerza y la destrucción para lograr este objetivo, todos los esfuerzos serán en vano, porque es ley de la vida que, será la persuasión y no la imposición, la que produzca un día el cambio definitivo. 
 César, Marco Antonio y Cleopatra vivieron obnubilados con sus aires de grandeza y por eso pasaron a la historia como tantos otros gobernantes: 
Fueron dueños del poder inicuo y cuando lo tuvieron "todo", supieron que no tenían nada...
Pero, además de "pecar" por lo excesivo, creo yo, que el filme adolece de una cara de la moneda. 
Se centra de pleno en la vida palaciega y no da cuenta de la vida del pueblo ni del atroz efecto que generaban los excesos de sus dirigentes. 
Prescindiendo de estos matices, la vida pareciera comenzar y terminar en el palacio, siendo que fuera de aquellas paredes, es donde realmente comenzaba la vida. 
Pero, con todo, queda bien sentado que ningún poder humano tendrá sentido sino está guiado por el amor.
En definitiva, una película de las más costosas de la historia del cine, y llena de escándalos por doquier, pero también de las más impresionantes, por su envergadura y su majestuosidad, y que al mismo tiempo sirvió para endiosar más aún, a una mujer que es toda una leyenda viva del séptimo arte, su nombre: Dame Elizabeth Rosemond Taylor Hilton Wilding Todd Fisher Burton Burton Warner Fortensky…
Una película que el tiempo ha hecho justicia con ella, convirtiéndola en una de las cien mejores de la historia del cine. 
Una película... 
Matrícula de Honor (Aunque me manden una canasta con higos). 
Termino recomendando una vez más ver esta película varias veces, de manera pausada aunque sin caer en la somnolencia, y con una lectura histórica para darle contexto, y descubrir que el cine es un instrumento didáctico incomparable.

“Desde los ojos del mejor romano vemos desmoronarse la República tomada al asalto sin haberlo querido el más genial general de la historia (este no perdió nunca como Napoleón). 
Magnánimo él, roza a Alejandro y deja tras de sí con su asesinato (necesario para encumbrar el mito) a todos los personajes tratando de sucederle (es imposible). 
Los desdichados idus de marzo señalan el punto de inflexión de la historia antigua y la moderna, del pudo ser y del mediocre fue. 
Roma ya nunca volverá a ser la misma después del 44 a.C.”

“The corridors are dark, gentlemen… but you mustn't be afraid. 
I am with you”.
Κλεοπάτρα Φιλοπάτωρ; Reina y Ultima Faraón del Antiguo Egipto.



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