Nuovo Cinema Paradiso

“… La vida, Totò, no es como las películas, es más dura, más difícil.
Hagas lo que hagas, ámalo"

¿Qué mejor que los ojos de un niño para comprender la magia del cine?
¿Qué mejor que los sentimientos de un adulto para entender la sensación que produce el amor?
¿Qué mejor que la imprescindible visión de un cineasta magnífico para aunarlo todo y construir una obra tan sencilla y humilde como repleta de emociones?
Entren al "Nuovo Cinema Paradiso" y descúbranlo por sí mismos.
No tiene precio.
Bueno, tal vez: 5x5= Navidad!
"Eso no lo dijo nadie... esto lo digo yo".
Nostalgia por el amor puro y simple, nostalgia por tiempos que no volverán, un tributo al cine.
La leyenda del beso…
Nuovo Cinema Paradiso es una oda a las salas de antaño, aquellas que dieron verdadera vida al cine; un canto a las estrellas del Hollywood de la época dorada y un viaje a las emociones más profundas de todo aquel que ha amado y se ha apasionado por una cosa o una persona.
Sin embargo, es también una metáfora excelsa del amar sediento, del sueño irremediablemente imposible, de la preferencia de la agonía callada al conformismo hablado.
Nuovo Cinema Paradiso es un retrato del alma humana, de los ideales idos y las esperanzas no cumplidas que de cualquier forma, en su recuerdo y en los azares del reencuentro pueden otorgarnos la felicidad.
Nuovo Cinema Paradiso es acreditada por muchos como un verdadero clásico, especialmente recordada por sus escenas finales, además de ser catalogada como un renacer para el cine italiano de la época.
Es una alusión a “Cinecittà”, los enormes estudios cinematográficos, fundados en la época fascista, para hacer de Italia una gran productora de entretenimiento para el pueblo.
Nuovo Cinema Paradiso son muchas películas en una y ofrece una veta pedagógica rescatable para maestros y padres: presenta una amplia gama de emociones, sucesos y temas como la censura, el progreso, la emigración, la relación entre la fantasía y la realidad, etcétera, todos ellos tópicos interesantes para comentar y reflexionar con niños y jóvenes.
La película destaca especialmente por el carácter universal de los temas abordados como la amistad, el amor, el paso del tiempo, la muerte o el recuerdo.
Y lo hace sin caer en lo convencional ni los estereotipos.
Es un homenaje al séptimo arte, a sus actores, actrices y directores.
También es la vida de Italia en la segunda mitad del siglo XX, mostrándonos unos personajes prototipos del pueblo italiano y la historia de los protagonistas, que establecen de forma simbólica una relación padre-hijo, que suple sus propias carencias afectivas.
El personaje central es Totò, un exitoso director de cine y sus añoranzas que son el leit motiv de la historia.
La trama lo presenta de niño en la difícil posguerra italiana: huérfano que encuentra en Alfredo, el encargado del cine del pueblo, al padre que lo ama, lo protege en su inocencia, le sirve de modelo y guía, aunque también tiene una faceta de amigo y aliado, que lo prepara y alienta para superarse en la vida.
A través de la relación que establecen ambos personajes en la cabina del cine, se recuerdan películas famosas, pasan por la pantalla rostros y escenas que son clásicas y nos muestran la historia de la técnica cinematográfica, su evolución, sus modalidades, las enormes pantallas para verse al aire libre, las salas de cine de una Italia que se recupera de la guerra, del fascismo y de una situación económica agobiante.
Así se refugian en la fantasía de las historias que les cuenta el celuloide.
En los años 40 y 50, antes de la proliferación de la televisión doméstica, las salas de cine de pueblo eran, después de la Iglesia parroquial, el principal referente formal de reunión, encuentro, convivencia, conversación, comunicación, exhibición y demostración pública.
En la sala del pueblo pasan personajes emblemáticos:
El cura que censura “los besos y las escenas escabrosas”, la pareja que se conoce, enamora, cría y ve crecer a sus hijos, el loco del pueblo (La piazza è mia), los chiquillos embelesados con los héroes, los enamorados, la catarsis personal afectiva que llora con las películas sus propias desgracias, el dolor de la emigración, las diferencias de clase y el nacimiento de la sociedad moderna.
No falta el rico del pueblo, el sucio (neofascista) que escupe refugiándose en la oscuridad, las vendettas y asesinatos, como si la vida pasara no sólo en la pantalla, sino en el salón de cine del pueblo que la contempla.
Nuovo Cinema Paradiso es una película italiana de 1988, escrita y dirigida por Giuseppe Tornatore.
La película, de género Drama/Romántico, constituye un retrato sentimental de la Italia de la posguerra y una declaración de amor al cine.
La versión original de Nuovo Cinema Paradiso duraba 155 minutos, pero debido al bajo éxito que obtuvo en Italia, el largometraje se acortó a 123 minutos para su estreno mundial, convirtiéndose rápidamente en todo un éxito.
De la película se han hecho tres versiones.
La versión original italiana es de 155 minutos, la versión internacional es de 123 minutos y la versión extendida (director’s cut), editada en DVD, es de 174 minutos. 
Entre la versión extendida y la internacional no sólo hay diferencias de duración, sino también de sentido y contenido.
Protagonizada por Jacques Perrin, Philippe Noiret,Leopoldo Trieste, Marco Leonardi, Agnese Nano y Salvatore Cascio.
La música y banda sonora original de la película es obra de Ennio Morricone.
Fue ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en el año 1989.
Respecto a las interpretaciones, cabe destacar a Philippe Noiret, excelente actor, que en su papel de Alfredo consigue con su aspecto cálido y su carácter próximo transmitir una sencillez y serenidad esenciales para la historia.
Evoca la figura no solo paterna para el Totò niño, sino también de guía y mentor para el joven Salvatore, y de conciencia y memoria para el Salvatore adulto.
En su función de personaje de motor y referente en la transformación de la identidad de otra persona.
El papel de Totò es interpretado por tres actores diferentes correspondientes a la infancia (Salvatore Cascio), juventud (Marco Leonardi), y madurez (Jacques Perrin) del personaje.
Las tres interpretaciones cumplen su cometido y permiten hacer verosímil la continuidad en la historia, aunque, como suele ser el caso, es especialmente emotiva la interpretación de Salvatore Cascio como Toto niño y que evoca otros personajes infantiles de películas del neorrealismo italiano.
Entre los personajes singulares sobresalen el tonto del pueblo, el cobrador y acomodador de la sala, el cura párroco que amplía la censura oficial con aportaciones propias (cortes adicionales), la prostituta que ofrece servicios rápidos y discretos en los lavados, el neofascista que escupe al público de la platea, el terrateniente que da órdenes...
La cinta posee una historia cautivadora, apoyada por un formidable manejo de la fotografía y sonido.
Además, es un homenaje al cine antiguo (pues hay decenas de referencias en imágenes y diálogos, desde Jean Renoir hasta Charles Chaplin), al cariño por el cine, a su historia y técnicas, y una reflexión sobre la fuerza de voluntad.
En este filme podemos ver una historia de verdadero amor por el cine, de una persona que de niño se interesaba por los detalles de la sala de proyecciones de su pueblo natal, y en cada escena Tornatore nos hace ver esa pasión convertida en obstinación por los temas cinematográficos.
Podemos observar cómo el tiempo va pasando, las proyecciones van sucediéndose y acomodándose al paso del tiempo, y las ganas de vivir el cine sigue siendo la misma.
Es más, me atrevería a decir que la vida de este niño, luego transformado en adolescente y adulto, gira en torno a un centro: el cine y su magia.
De esta manera aprenderá los secretos del mismo y los vivirá como parte fundamental de su vida.
Para los demás la sala de cine está vista como un motivo de distracción, de emoción, de desilusión, de "despertares sexuales", de censura, donde se viven los filmes en forma intensa y es motivo de peleas, discusiones, encuentro, diversión, de pasiones sensuales reprimidas, etc.
La película tiene encuadres precisos y una edición impecable, que permite pasar suavemente de las escenas propias de la historia a las imágenes de las películas que conforman las remembranzas del cine.
En el tratamiento de los principales temas de la historia (la muerte de Alfredo; el regreso de Salvatore a Giancaldo; la amistad entre Totò y Alfredo; el amor del joven Salvatore hacia Elena; o la pasión de los habitantes del pueblo por el cine), los personajes y sus relaciones aparecen de manera natural y sincera, y el espectador se identifica con ellos desde el primer momento.
Junto a esta base temática de carácter universal, la película evoca igualmente muchos aspectos relativos a la realidad específicamente italiana de dicho periodo. 
Entre ellos cabe destacar: la recreación de la vida en un pequeño pueblo siciliano; la infancia, el papel de la iglesia, la censura y la escuela en la Italia de la posguerra, que recuerda a escenas de "Amarcord" (1973) de Federico Fellini; los comienzos de la inmigración hacia Alemania; la transferencia de poder de la Iglesia a poderes políticos y económicos; o la desaparición de toda una época de la historia del cine en Italia con la demolición del Paradiso.
El desenlace de la cinta es conmovedor, experiencia que permitirá a Salvatore sentirse en paz, finalmente, con su pasado.
¿Cómo olvidar la mítica escena en que el maduro y consagrado Salvatore asiste, en un patio de butacas vacío, a la proyección de todos los besos eliminados del metraje por la censura, que Alfredo (Noiret) ha guardado cuidadosamente y montado para él, a modo de regalo póstumo?
Destaca igualmente la música de Ennio Moricone que recrea de manera excelente la atmósfera de emotividad y nostalgia de la historia.
Hay películas que permanecen fácilmente en el recuerdo por la atención especial que despiertan alguno de sus componentes o elementos de su discurso fílmico.
La música que acompaña a las imágenes fílmicas se ha distinguido como un sobresaliente procedimiento para avivar el recuerdo.
El espectador suele privilegiar en su memoria una película que presenta una música fácilmente reconocible.
El score de Morricone presenta unos cortes tan apasionantes que es difícil que el espectador no repare en ellos.
Nuovo Cinema Paradiso es una película difícil de olvidar gracias a su prominente apartado musical, al elevado grado de impresión de los diferentes leitmotivs que lo integran, su perfecta sincronía con la nebulosa atmósfera que empaña la película, y por supuesto, su mañosa disposición y frecuencia en la cadena espacio/temporal narrativa.
Una de las razones por las que Nuovo Cinema Paradiso ha despertado tanta admiración entre sus espectadores se debe precisamente al trascendental papel que desempeña su música, convirtiéndose además en uno de los scores más populares en el campo de la música cinematográfica.
En Nuovo Cinema Paradiso la música ejerce una labor fundamental, hasta el punto de atrevernos a afirmar que sin ella la película probablemente no sería la misma, ni hubiera calado tan profundamente en espectadores tan variopintos, como lo evidencia su arrollador éxito en los más prestigiosos festivales y su galardón al Globo de Oro y al Oscar como Mejor Película Extranjera en 1989.
El score de Nuovo Cinema Paradiso se compone de cuatro motivos musicales de gran fuerza melódica, arreglados con una sencilla orquestación en donde sobresale la sección de cuerda, en la que sobresale el violín, piano y guitarra. 
Estos cuatro leitmotivs refuerzan la intensidad emocional que despiertan los recuerdos, ahondan en las relaciones entre personajes, y sobre todo, confieren al filme esa nostalgia, esa melancolía que aflora cuando la memoria rememora hechos que marcaron una vida, una historia, irrecuperables, perdidos para siempre con el paso del tiempo.
La música de Ennio Morricone, dulce y placentera.
Con momentos memorables que van a la par de la magia que transmite el cine y sus vericuetos.
Es evidente que el trabajo de musicalización es majestuoso, melódico, muy adecuado para los sensibilizar al espectador en los momentos nostálgicos.
Uno de los temas fue escrito por Andrea Morricone y obtuvo una merecida repercusión popular.
Es digna de mención la bella escena, en que Alfredo, para satisfacer la demanda de las personas que no alcanzaron lugar en la sala, proyecta la película sobre las fachadas de las casas de la plaza.
Y la transición memorable: cuando Alfredo pasa su mano por el rostro de Totò niño y nos descubre a un Totò adolescente, que empieza a hacer sus pininos en el amor y en la toma de imágenes con su primitiva cámara de cine.
Pero no cabe duda que la estrella de la película sea el Nuovo Cinema Paradiso, único vínculo sólido de todos los habitantes del pequeño pueblo.
Y te sigo amando como el primer día... 
Brigitte Bardot, Silvana Mangano, Cary Grant, Humphrey Bogart, Katharine Hepburn, Bette Davis, James Stewart, Marlon Brando, Ingrid Bergman, Audrey Hepburn, Fred Astaire, Greta Garbo, Marilyn Monroe, Henry Fonda, Clark Gable, Elizabeth Taylor, Judy Garland, James Cagney, Spencer Tracy, Marlene Dietrich, Charlie Chaplin, Joan Crawford, Gary Cooper, Barbara Stanwyck, Gregory Peck, Claudette Colbert, John Wayne, Grace Kelly, Laurence Olivier, Ginger Rogers, Gene Kelly, Mae West, Orson Welles, Vivien Leigh, Kirk Douglas, Lillian Gish, James Dean, Shirley Temple, Burt Lancaster, Rita Hayworth, The Marx Brothers, Lauren Bacall, Buster Keaton, Sophia Loren, Sidney Poitier, Robert Mitchum, Carole Lombard, Jean Harlow, Edward G. Robinson, Mary Pickford, William Holden, Ava Gardner, y un larguísimo etc.
Grazie tutti!! 

Y saben qué:
'¡Alfredo, vaffanculo!'. já.



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