Psycho

¡Pero si no le haría daño ni a una mosca!

¿Qué se puede decir de la obra maestra de un genio del séptimo arte como lo fue Alfred Hitchcock?
Aquí el director logro a la perfección, la identificación absoluta del espectador con el "villano", inicio el subgénero denominado "psycho-killer" (cuyo ejemplo más notable y comercial es Halloween, de John Carpenter en 1978), llevó a la perfección la manipulación de los sentidos del público a través de medios exclusivamente cinematográficos, inmortalizo a Anthony Perkins y a Janet Leigh, y revoluciono el género al tender un nexo definitivo entre el suspenso policiaco y psicológico, y el cine de horror, además de crear su película más popular y famosa.
En un agobiante clima del más clásico terror, Hitchcock, pone en angustioso relieve, dos de los tabúes más sólidos de la cultura occidental: el sexo y la relación maternal; la imperiosa necesidad de liberación de los instintos y el placentero cobijo de la madre; el conflicto entre el ansia de volar y el miedo a la libertad (los pájaros disecados).
En Norman Bates, se acabarán fundiendo estas incertidumbres en una incompatible y aberrante confusión final.
Resulta difícil de creer, para nuestra época, que Psycho haya causado un impacto tan grande en el público de 1960, pero fue así, y por muchos motivos.
Lo que a veces se nos escapa es que esta película fue genuinamente innovadora en muchos aspectos, desde detalles tontos (es la primera película donde se tiraba de la cadena de un inodoro) hasta decisiones que cambiaron las costumbres del público (fue una de las películas que rompió con la vieja tradición de las "funciones continuadas", por petición del propio Hitchcock, quien no quería que la gente se enterase de que Janet Leigh, la única estrella del reparto, moría en la primera mitad del filme).
Pero sobre todo, dio al público de entonces una carga de perversidad a la que no estaba acostumbrado, una idea del Mal que dejaba de ser caricaturesco o sobrenatural y que pasaba a formar parte de aquello que está más oculto en el hombre: el inconsciente.
La cinta de Hitchcock es, sin duda, el primer thriller "adulto" que inspiraba la idea de que el horror podía provenir del corazón de la familia americana.
Es la irracionalidad del Mal, resumido en la figura afable y hasta ridícula de Norman Bates.
Los antiguos enemigos de América se han ido, los fascistas de la Segunda Guerra estaban muertos, e incluso los comunistas rusos parecían menos peligrosos que los horrores que podían desatarse en lo profundo del corazón del país.
Si este no es el tema principal de todo el cine de terror que vendrá en las décadas posteriores, que alguien me lo diga.
Psycho es una película que rompía con muchos convencionalismos establecidos hasta entonces.
Y no sólo eso sino que marcó la pauta dentro del género de terror hasta el punto de ser considerada por muchos como su paradigma.
En la historia todo es inquietante.
Desde el mismísimo comienzo se nos va dando a entender que algo horrible va a suceder...
El poder de sugestión que consigue gracias a la música y a los efectos técnicos es sorprendente: la voz en off, los primeros planos del dinero y del ojo de Norman Bates, las tomas cenitales de la señora Bates, los fundidos, la caída de Arbogast....
Pocas películas pueden presumir de aglutinar tanta técnica cinematográfica.
Considerada hoy como una de las mejores películas de Hitchcock, y elogiada como una obra de arte cinematográfica de la crítica internacional, Psycho también ha sido aclamada como una de las películas de terror más eficaces.
Se trata de una película en la que cada escena es casi legendaria, y muchas han sido copiadas o hecha parodias.
La película dio lugar a varias horripilantes secuelas y una nueva y sacrílega versión, que generalmente son vistas como obras de menor, vergonzosa y pésima calidad.
Para mantener los costos bajos y porque era más cómodo, Hitchcock tuvo la mayor parte de sus trabajadores de su serie de televisión "Alfred Hitchcock Presents", incluido el director de fotografía (John L. Russell), al escenógrafo, supervisores, y el primer asistente de dirección.
Contrató a Bernard Herrmann para composición, a George Tomasini como editor, y a Saul Bass en el departamento artístico.
Con el guión de Joseph Stefano, se basa en la novela del mismo nombre de Robert Bloch, que a su vez fue inspirada por los crímenes del asesino en serie de Wisconsin Ed Gein.
Edward Theodore Gein (1906 - 1984) fue uno de los asesinos en serie más brutales de los Estados Unidos.
Únicamente se probaron dos asesinatos cometidos por él (los de Mary Hogan y Bernice Worden), pero debido a su afición a conservar cadáveres (tanto los de sus víctimas como los que desenterraba) y a fabricar con ellos mobiliario y ropa, se generó un gran impacto alrededor del descubrimiento de sus crímenes.
Los agentes de policía que investigaban la desaparición el 16 de noviembre de 1957 de Bernice Worden, dependiente de la ferretería de Plainfield, Wisconsin, sospecharon que Ed Gein estaba envuelto en el caso.
Cuando entraron en su casa, encontraron el cuerpo de Worden colgado de los tobillos, decapitado y abierto por el torso.
También encontraron cabezas humanas en el dormitorio, piel usada para hacer pantallas de lámparas y asientos, calaveras convertidas en platos de sopa, un corazón humano en una sartén, un collar de labios humanos, un chaleco hecho de vagina y pechos, y muchos más objetos hechos de partes de cuerpos humanos incluido un cráneo que servía de cenicero y un cinturón hecho con pezones.
Su creación más llamativa fue el vestuario completo fabricado con piel humana al igual que una cara de cuero, incluyendo pantalones, un torso con pechos, y varias máscaras.
Al ser interrogado, Ed Gein admitió que abría las tumbas de mujeres recientemente fallecidas y robaba los cuerpos, llevándolos con su furgoneta a su casa donde curtía las pieles para hacer sus macabras posesiones.
También admitió haber asesinado a Mary Hogan, una camarera desaparecida desde 1954.
Nunca fue probado ni admitido por él que cometiera canibalismo, y también negó haber practicado sexo con los cadáveres, aduciendo que ''Olían muy mal''…
Fue declarado enfermo mental y pasó el resto de sus días en una institución psiquiátrica donde se destacó por su buen comportamiento y falleció en el verano de 1984 a la edad de 77 años por insuficiencia respiratoria.
Se cree que su posesiva madre Augusta, una fanática religiosa que se esforzaba por impedir cualquier influencia ajena a la suya propia sobre sus dos hijos, fue en parte lo que causó su trastorno mental.
Augusta fue el último miembro de la familia cercana de Ed en morir en 1945, y ésta tapió por algún motivo su habitación.
Mientras Ed Gein se encontraba detenido, su casa ardió hasta los cimientos, seguramente por un incendio provocado.
Su furgoneta se llegó a subastar y quien la compró hizo buen negocio con ella por varias ciudades, cobrando por ver su interior lleno de sangre y restos humanos.
Para la película Psycho, se contrató a Janet Leigh para el papel principal, la secretaria Marion Crane.
La actriz, esposa por entonces del también actor Tony Curtis, y madre de una futura reina del grito Jamie Lee Curtis, entraba dentro de los parámetros de mujer rubia anhelada por Hitchcock.
También contó con los servicios de Vera Miles a la que había descubierto en uno de los episodios de su Alfred Hitchcok Presents, despertando en el director británico una fascinación solo comparable a la que había sentido por Grace Kelly.
La incursión de Miles en el reparto de Psycho, permitió superar la decepción que supuso para el director no poder contar con ella en Vertigo.
En el plano masculino, el papel de Norman Bates, recayó en un joven Anthony Perkins, quien ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera, aunque el personaje se convertiría en una pesada losa que marcaría a su pesar sus posteriores trabajos como intérprete.
John Gavin, que había destacado en Spartacus (Stanley Kubrick 1960) fue el encargado de dar cuerpo a Sam Loomis, el amante de Marion Crane.
Todos ellos respaldados por Martín Balsam como el detective Arbogast, John McIntire como el sheriff local y Simon Okland como el psiquiatra encargado de evaluar el caso.
Ned Brown, el viejo agente de Hitchcock, explica que a Hitchcock le gustó la historia porque el problema de la historia se inició con la muerte de Marion.
El guión fue relativamente fiel a la novela, con algunas adaptaciones de Hitchcock y Stefano.
Entre los cambios que hubo se puede mencionar el lugar donde muere Arbogast, en el vestíbulo de la escalera, y la relación entre Sam y Marion, ya que en la novela los refleja como amigos, mientras que la película los refleja como amantes.
Esta crítica está dirigida sobre diferentes, envolventes e intrigantes aspectos de la película, que son importantes para comprender la psique que Hitchcock utilizó en el film.
Aspectos cinematográficos:
Psycho fue nominada a cuatro Premios de la Academia: Mejor actriz (Janet Leigh), Director (Alfred Hitchcock), cinematografía B/N (John Russell) y Dirección de Arte- decoración B/N (Joseph Hurley, Robert Clatworthy, George Milo). 
No ganó ningún Oscar, aunque Leigh ganó un Globo de Oro a la mejor actriz de reparto.
En cuanto a los aspectos técnicos de la producción, conviene resaltar la importancia de la cámara para contar la historia, algo que no supone ninguna novedad cuando se habla de cualquier film del mago del suspense.
En este caso conviene fijarse, en la vista panorámica con que se abre la película, semejante a la visión de un pájaro, por cuanto se trata de una vista aérea de la ciudad de Phoenix (otro pájaro), que termina introduciendo la cámara en la ventana de un hotel, para ofrecernos un plano detalle de dos de los protagonistas (como pájaros de amor).
La primera parte de la película es un truco (Mcguffin) para atrapar y apartar la atención del espectador y reforzar la sorpresa del asesinato.
El Mcguffin generalmente es algo sólido pero que termina siendo irrelevante: aca el Mcguffin es el dinero.
Cuanto mayor es el suspense y más detalles se muestran en torno a la fuga de Marion mayor impacto tiene el giro posterior de la trama.
Hitchcock refuerza el truco dando a la actriz principal, a la estrella rutilante, el papel insospechado de víctima que desaparece a mitad de la cinta.
Quien podría pensar que Marion se llevaría el dinero?, que ella es una ladrona si no calza en una descripción como tal, pese a que no tenemos más información sobre ella, no la sometemos al juicio penal por su mera apariencia.
Hitchcock aprovecha de forma perversa la identificación del espectador con la cámara subjetiva, con el narrador de la historia.
Es habitual en el cine que el espectador se identifique con el héroe puesto que el suyo es el punto de vista sobre todos los sucesos.
Sin embargo, en Psycho, primero nos identificamos con una ladrona, a continuación con el asesino y, por último, tras simpatizar con el psicópata interpretado por Anthony Perkins, nos volvemos en su contra y ansiamos que lo detengan.
El trayecto más logrado de esta montaña rusa de afectos es aquel en el que el Norman observa cómo el coche de Marion desaparece en el pantano.
Cuando parece que no acaba hundirse, deseamos que lo haga.
Y cuando lo hace sonreímos de satisfacción, al igual que Norman.
Curiosamente, algunos de los motivos de producir la película en blanco y negro fue no mostrar la sangrienta escena de la ducha en color.
La banda sonora de chirriar violines, violas, violonchelos, fue toda una original pieza de cuerdas realizada por el compositor Bernard Herrmann, titulado "El asesinato".
Hitchcock quería que la secuencia original (y todas las escenas del motel) prescindieran de la música; pero Herrmann le suplicó intentarlo con la música que había compuesto.
Posteriormente, Hitchcock estuvo muy de acuerdo en que la música intensificaba la escena y casi duplicó el sueldo de Herrmann.
Alfred Hitchcock la utiliza en los momentos oportunos para poner al espectador alerta y expectante a que en cualquier momento ocurra una acción relevante. 
Considero que la banda sonora es un punto esencial de la película, donde se apoya para enfatizar el suspense de las escenas.
Por ejemplo podríamos destacar una escena muy larga, en la que la protagonista tiene un monólogo interior, donde la música cambia la valoración del estado emocional que tenemos de ella creando desesperación.
La psicología de Marion Crane:
Es un ejemplo del conflicto típico de la mujer de las décadas 50 y 60, quien, tras la relativa libertad y la salida de casa para trabajar durante la 2ª Guerra Mundial, se ve otra vez relegada al terreno de la casa.
La mujer en aquel entonces tenía que elegir entre una vida doméstica, con marido e hijos, o una con trabajo y sin familia.
Marion está intentando, a lo desesperado, cambiar su situación de soltera trabajadora, en que vive una aventura con Sam Loomis, por una de ama de casa. 
Está intentando escapar de su situación actual, en que se siente reprimida y sin poder realizarse.
Es otra característica típica de la mujer de esta época.
Sus encuentros clandestinos, la precariedad económica, el anterior fracaso matrimonial del amante con sus inacabables consecuencias, nos harán cómplices benévolos del robo y posterior huida, que la protagonista, Marion, efectuará momentos más tarde, como solución a la angustiosa situación de furtivos en la que promete desarrollarse su inminente futuro.
Todo hay que decirlo, si nos habíamos fijado con anterioridad había alguna que otra escena que ya marcaba el mal camino de la víctima en la película, como por ejemplo la suma de una serie de números que aparecen en un cartel sobre la cabeza de Marion en el concesionario de coches por ejemplo como es el número 4270 que curiosamente sumando sus cifras obtenemos el 13, afamado numero de la mala suerte, lo mismo con el numero 7 que aparece varias veces durante el film, el 7 de los 7 pecados capitales:
La lujuria, presentada por Norman Bates.
La gula, Marion durante la cena.
La avaricia, el dinero.
La ira representada como la madre de Norman.
La envidia también en la madre, y al principio cuando el cliente quiere comprar la casa, vemos a la otra dependiente envidiosa porque este cliente se ha fijado en Marion y no en ella.
La pereza de no querer enfrentar una vida común u ordinaria.
La soberbia, huir con el dinero sin remordimientos de conciencia.
Todos y cada uno bien definidos durante el film.
Pasados 45 minutos, el film da un giro de 360°
¿No se suponía que Marion era el personaje principal?
Es entonces cuando el espectador no tiene más remedio que empezar a seguir al otro personaje importante de la trama; Norman, identificándose ahora con él y lamentando la dominación que su madre ejerce sobre él.
Y la cinta no es nada más que eso, un viaje por la atribulada mente de Norman, el psicópata más famoso del mundo cinematográfico y del real.
La psicología de Norman Bates:
La película nos muestra también esa fascinación por el crimen que todos nosotros experimentamos, pues a raíz de que nos quedamos con el personaje de Norman, sus sensaciones serán también las nuestras.
Así, la trama nos brinda un subtexto de perversión sexual muy profundo, pues el pobre Norman, "castrado" mentalmente por su madre, no puede admitir el sentirse atraído por una mujer.
El mismo comportamiento de Norman nos hace pensar en un niño tímido, la escena en que Marion se desviste mientras Norman la espía a través de un hoyo en la pared, además de darnos una muestra del "vouyeurismo" al que este es aficionado, nos transmite la fuerte atracción sexual que siente por ella.
Es aquí cuando este es "poseído" por la personalidad de su madre, es aquí cuando este no se atreve a hacer algo que destruya la ilusión de que esta vive, por lo que en vez de intentar penetrar sexualmente en Marion, la penetra con un cuchillo (símbolo fálico) asesinándola.
Sadismo, complejo de Edipo, voyeurismo, un velado tinte homosexual, atracción por el crimen, todo eso tratado con gran finura por Hitchcock, sin mencionarlo abiertamente, sino sugiriendo tanto, pero tanto que es devastador.
La visión de Norman es una visión corrompida del hombre, que se nos pone de relieve cuando lo vemos frente a frente con el novio de Marion, pues estos son muy parecidos, como si se vieran en un espejo distorsionante, pero sin embargo Norman triunfa frente a la comparación, pues nosotros sentimos tanta antipatía por Sam Loomis que nos repugna.
La casa de Norman es una expresión material de su doble personalidad.
La silueta y la perspectiva de la casa detrás del hotel, es el fantasma del dominio de su madre hecho realidad.
La recamara de la madre, adornada severamente al estilo victoriano, es símbolo de la represión sexual ejercida por su recuerdo, además de que aun se puede ver su silueta en la cama.
La recamara de Norman, totalmente desordenada, parece la de un pequeño.
En la recamara de la madre hay unas tenebrosas manos silueteadas, dato curioso las manos de bronce, símbolo de control, manipulación y dominio.
Mientras en la de Norman, un conejo de peluche arrumbado en un rincón, como si fuera el mismo, mostrando una gran tristeza y abandono, además de un libro sin título y que no se puede ver a simple vista cual es el lado por donde inicia, símbolo de la personalidad compleja e impenetrable de Norman.
El disco con la Eroica de Beethoven, que escribió en honor a un hombre que fue símbolo de la lucha de un pueblo, pero que pronto se distorsionó convirtiéndose en Emperador déspota, me refiero a Napoleón Bonaparte.
El tema de la madre castradora en el cine de Hitchcock es recurrente resulta obvio, pero en esta lleva esa traumatizante carga que resulta para un hijo tener una madre manipuladora y atosigante hasta sus últimas consecuencias, el asesinato.
De la magistral creación del personaje de Norman Bates intuimos sobre todo el poder que su madre ejerce sobre él, tanto que hasta consigue inducirlo al desdoblamiento de personalidad, es un chico que no ha tenido gran contacto con la sociedad y menos con las chicas, las situaciones con Janet Leigh no dejan de mostrar indicios de una sociabilidad escasa, y la aparición de esa atractiva mujer despierta el sentimiento de traición hacia su madre que ocasiona el terrible desenlace que todos conocemos.
Lo que resulta aun más inquietante y es otro tanto a favor del film, es el sentimiento de pesadumbre que nos trasmite el personaje de Norman, casi maldices a esa chica de ciudad con aires de superioridad que ha ido a parar al motel del pobre chico solamente para regodearse de su superioridad ante el pueblerino de turno.
Y al final cuando es detenido no cabe otra reflexión que la de pensar en la desafortunada vida que ha tenido el personaje de Anthony Perkins.
Si estamos atentos podemos empezar a desentrañar el film desde un principio y es que la personalidad de Norman no tarda mucho en ser puesta en bandeja hacia el público, por ejemplo, al principio y antes del asesinato ya podemos ver que algo extraño le ocurre a este, el momento clave es tras la llegada de Marión al Motel y en cuanto Norman tiene una supuesta discusión con su madre prohibiéndole esta que lleve cena a esta mujer, enseguida veremos cómo Norman en cuanto vuelve hacia ella con una pequeña cena para ofrecer a su clienta ya siente cierto temor a entrar en la habitación de Marion, como si algo se lo prohibiese, otra mentalidad, la de su madre, lo mismo si nos fijamos en los movimientos de cámara de escenas anteriores donde Hitchcock coloca el numero “1” de la habitación un sinfín de veces sobre la cabeza de Perkins, remarcando así su soledad.
¿Soledad, pero no estaba con su madre?
Es una pequeña pista y son pequeños detalles que nos pueden ayudar a ir encajando las piezas poco a poco.
Lo mismo ocurre en cuanto entran a cenar a la oficina, pájaros disecados por todas partes, representando la frialdad de este personaje y la falta de sangre en su interior, como curiosidad vemos que la habitación de Marion, está lleno de cuadros con dibujos de pájaros vivos, un contrapunto mucho más que interesante.
Y el momento cumbre, cuando Marion pregunta a Norman sobre sus amigos y este responde, “No hay mejor amigo para un chico que su madre”, a partir de aquí veremos la terrible afinidad de este muchacho hacia su madre y que algo no funciona bien en su mentalidad, si hemos sido conscientes ya hemos desvelado prácticamente todo el film en estas pequeña secuencias.
La cena termina entre una especie de discusión amistosa y problemática a su vez, Norman queda un tanto extrañado y lo mismo ocurre con Marion.
El mensaje del film llegara después de la cena, cuando ella parece reconocer que mañana por la mañana volverá para solucionar las cosas a Phoenix antes de que sea demasiado tarde, curiosamente después será asesinada en la ducha, mientras se puede decir que “limpiaba sus pecados” lo que nos da a entender que Hitchcock nos quiere decir con su film “soluciona las cosas antes que sea demasiado tarde”.
Otra de las claves del cine de Hitchcock, consiste en identificar al espectador con determinados aspectos de sus personajes, en este caso cuando Norman descuelga en cuadro y mira a través del agujero, nos convertimos en testigos del carácter voayeur del joven solitario, pero al mismo tiempo, participamos de dicho acto, pues quien ha podido resistir la tentación de espiar a través de una mirilla.
Manejo del espectador por parte del director:
Un aspecto a tener en cuenta en la película, es cómo Alfred Hitchcock juega con los espectadores y sus sentimientos.
Los personajes como la historia le importaban poco, ya que su principal objetivo era crear sensaciones en el espectador.
Complacencia del espectador, que se refuerza con el sucesivo conocimiento de la doble moral generalizada que impera en el entorno social.
No solo ellos contravienen la ética moralista en sus apasionados encuentros: el cliente robado utiliza dinero negro para evadir impuestos, trata de adquirir una casa para comprar el afecto de su hija, el jefe de Marion oculta alcohol en la oficina, ambos presumen de un próximo fin de semana de juerga, …, detalles que nos hacen tomar partido por la desdichada ladrona, a todas luces, una delincuente e inmoral ciudadana ante la justicia establecida.
Ya solamente en la primera media hora del filme, Hitchcock, nos ha presentado un completo catálogo de personajes que han echado por tierra todos los convencionalismos de la sociedad americana, y lo que es peor (o mejor), nos ha puesto del lado que él se había propuesto.
En primer lugar, hace que el espectador viva la trama en primera persona, es decir, siendo nosotros los ojos del personaje, utilizando para ello la cámara subjetiva.
De esta forma consigue que empaticemos con los sentimientos de los personajes.
Por otro lado hay muchas escenas largas que junto con la lentitud de las mismas consiguen crear angustia e incertidumbre en el espectador.
Y en último lugar, observamos que hay escenas en las que la cámara enfoca sólo a un objeto en particular, haciéndolo destacable y jugando con nuestra inteligencia para desviar nuestra atención de la trama real.
Pero aquí no acaba todo, otros puntos analizables del film son por ejemplo que veremos cómo se va oscureciendo a medida que se oscurece la historia, por ejemplo el film empieza durante un cálido día despejado pero a medida que nos acercamos al Motel, contemplamos como se va haciendo más y más de noche, incluyendo lluvias, y ya no hablemos de la oscuridad absoluta en la que permaneceremos a partir de este instante, nos encontramos ante una trama oscura, y a su vez bien representado por un ambiente oscuro.
La mayor parte de las escenas están rodadas de noche, para darle aún un tono más oscuro y siniestro al contexto de la película, generando así una sensación de miedo injustificado.
Por ejemplo, cuando la protagonista llega a un motel de noche, lloviendo, y observa que hay una casa antigua de aspecto grotesco; esta escena nos pone alerta, esperando que algo ocurra.
El precio de matar a la protagonista es muy caro, pero después nos terminamos dando cuenta que en realidad, la pieza fundamental de la obra no era ella.
Simbología de la película:
La muerte de Marion, en esta escena la puerta de la habitación está abierta.
Freud le da a esto una simbología sexual ya que lo asocia con las zonas genitales femeninas.
Por otro lado, el agujero a través del que el ojo mira representa nuevamente la zona genital femenina y el ojo es el símbolo del deseo.
En la escena del asesinato en la bañera, se aprecia la violencia pero a la vez se incluyen momentos eróticos.
Por ejemplo, el cuchillo representa el órgano genital masculino contra la toma del ombligo que representa el órgano genital femenino.
Al final de la película, cuando la cara de Norman ocupa toda la pantalla se sobreimpresiona de forma subliminal la calavera de la madre de Norman, nos muestra la doble personalidad, por lo que el hecho de que estén sobreimpresionadas las dos caras refuerza la idea psicopatológica del personaje.
Aspectos médicos:
El trastorno de identidad disociativa es un diagnóstico controvertido descrito en el The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) como la existencia de una o más identidades o personalidades en un individuo, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente.
Al menos dos de estas personalidades deben tomar control del comportamiento del individuo de forma rutinaria, y están asociadas también con un grado de pérdida de memoria más allá de la falta de memoria normal.
A esta pérdida de memoria se le conoce con frecuencia como tiempo perdido o amnésico.
Para ser diagnosticado, los síntomas deben ocurrir independientemente del abuso de substancias o una condición médica general (inducción).
El trastorno de identidad disociativa fue llamado en un comienzo trastorno de personalidad múltiple, como referencia a esto, el nombre se mantiene en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud.
El trastorno de identidad disociativa parece estar causado por la interacción de varios factores:
El estrés insoportable, como el haber sufrido abusos físicos o psicológicos durante la niñez.
Una habilidad para separar los propios recuerdos, percepciones o identidades del conocimiento consciente (capacidad disociativa).
Antes de tener una visión unificada del yo y de los otros se puede consolidar sólidamente un desarrollo anormal.
Una insuficiente protección y atención durante la niñez.
Las personas con un trastorno disociativo pueden experimentar a menudo un cuadro de síntomas que pueden parecerse a los de otros trastornos psiquiátricos. 
Los síntomas pueden ser similares a los de la ansiedad, de las alteraciones de la personalidad, de la esquizofrenia y de los trastornos afectivos o de la epilepsia.
La mayoría de las personas sufre síntomas de depresión, ansiedad (dificultad para respirar, pulso acelerado, palpitaciones), fobias, ataques de pánico, alteraciones del apetito, estrés postraumático y síntomas que simulan los de las enfermedades físicas.
Pueden estar preocupadas por el suicidio y son frecuentes los intentos, así como los episodios de automutilación.
Muchas personas con trastorno de identidad disociativa abusan del alcohol o de las drogas en algún momento de su vida.
El cambio de personalidades y la ausencia de consciencia del propio comportamiento en las otras personalidades hacen a menudo caótica la vida de una persona con este trastorno.
Como las personalidades con frecuencia interactúan entre ellas, la persona dice oír conversaciones internas y las voces de otras personalidades.
Esto es un tipo de alucinaciones.
Hay varios signos característicos del trastorno de la personalidad disociativa:
Síntomas diferentes que ocurren en distintos momentos.
Una capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en el trabajo y en la casa hasta la inhabilidad.
Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia.
Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
Las personas con un trastorno de identidad disociativa frecuentemente oyen hablar a otros de lo que ellas han hecho pero que no recuerdan.
Otras pueden mencionar cambios en su comportamiento que ellas tampoco recuerdan.
Pueden descubrir objetos, productos o manuscritos con los que no contaban o que no reconocen.
A menudo se refieren a sí mismas como “nosotros”, “él” o “ella”.
Mientras que, en general, las personas no pueden recordar mucho acerca de sus primeros cinco años de vida, la persona con un trastorno de identidad disociativa no recuerda tampoco lo ocurrido entre sus 6 y 11 años.
¿Cómo podría aplicarse al caso de Norman el mecanismo de defensa de la negación?
Norman niega a sí mismo el hecho de haber matado a su madre diez años atrás ya que esto supuso un trauma en su vida.
Como consecuencia de esto adoptó la personalidad de su madre hablando por ella, vistiendo su cadáver disecado…
Comenta la explicación del psiquiatra sobre el caso de Norman Bates a partir del complejo de Edipo.
Es así como el clásico de Alfred Hitchcock, Psycho cumple 50 años convertido en una obra maestra del cine de suspense reconocida mundialmente por su ya mítica escena del asesinato en la ducha perpetrado por un enajenado Norman Bates.
A pesar de que debutó con algunas críticas desfavorables en 1960 en una sala neoyorquina, el film terminó por convencer a industria y público, que medio siglo después siguen venerando esta cinta emblemática.
Psycho fue reestrenado en cines del Reino Unido, algo que piden en Estados Unidos numerosas personas a través de Facebook, y verá la luz el 19 de octubre por primera vez en una edición especial en formato blu-ray. "Psycho 50th Anniversary Edition" incluirá una versión remasterizada de la película en alta definición y contará con numerosos contenidos extras, entre ellos un documental sobre cómo se realizó el rodaje, el tráiler original y, por supuesto, un análisis de la inconfundible escena de la ducha.
Una parada en el camino será la última para el personaje encarnado por Janet Leigh, que sucumbirá acuchillado mientras se ducha, en una secuencia tan reconocida por sus imágenes como por su banda sonora.
Unos violines sirvieron al compositor Bernard Herrmann para generar la tensa melodía que va "in crescendo" mientras sucede el apuñalamiento y que en 2009 fue votada como la escena más terrorífica de la historia del cine.
Más allá de su impacto audiovisual, ese crimen de ficción ha llegado a convertirse en objeto de libros, como el publicado en marzo por Robert Graysmith, "The Girl in Alfred Hitchcock's Shower", dedicado a desgranar los entresijos de la vida de las dobles de Leigh en Psycho.
El cuerpo desnudo de la actriz en la famosa escena correspondió a Marli Renfo, una mujer que llegó a ser portada de "Playboy" antes de desaparecer y saltar, años después, la noticia errónea de su asesinato.
El papel jugado por Renfo en Psycho fue ocultado por el interés de la producción en 1960, tanto por el director como por la estrella del filme, Leigh, quien por pudor se había negado a mostrarse sin ropa ante las cámaras.
Una vez que decidió hacer Psycho, Hitchcock inició una campaña para impedir que el público conociera anticipadamente el final de la trama, por lo que optó por comprar todas las copias de la primera edición del libro, cuyos derechos había adquirido por 9.000 dólares.
Psycho se grabó en un entorno cerrado y se obligó a todos los trabajadores a firmar un contrato que les obligaba a no mencionar el desenlace a nadie.
El cineasta prohibió además los pases adelantados al estreno para controlar filtraciones, algo que ahora resulta muy de actualidad, en plena guerra de los estudios por evitar que la piratería reste ingresos a sus costosas producciones.
Con idea de mantener la tensión durante las proyecciones, Hitchcock aparecía en los carteles del filme amenazando a los espectadores con que no se admitiría a nadie en la sala una vez que hubiera comenzado la sesión.
En 1992, esta película fue considerada "cultural, histórica y estéticamente significativa" por los Estados Unidos, actualmente se conserva en la Biblioteca del Congreso para su preservación en el Registro Nacional de Cine.

“Es muy triste que una madre tenga que declarar contra su propio hijo.
No podía permitir que creyeran que el crimen lo cometí yo.
Ahora lo encerrarán.
Debí hacerlo yo misma hace años.
Siempre fue un malvado.
Intentar hacerles creer que yo misma había asesinado a aquellas pobres muchachas y aquel hombre.
Como si pudiera hacer algo excepto estar sentada y observar igual que sus pájaros disecados.
Ellos saben que no puedo ni mover un dedo.
Ni lo haré.
Me quedaré aquí sentada.
No haré un solo movimiento.
Sospecharían de mí.
Probablemente me están vigilando.
Que vigilen!
Así se darán cuenta de la clase de persona que soy.
Ni siquiera haré el intento de matar a ese insecto.
Espero que estén mirando.
Ellos verán.
Verán y sabrán y así dirán:
Ella ni siquiera fue capaz de matar una mosca…”



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