To Kill A Mockingbird
"Nunca comprenderás verdaderamente a una persona hasta que consideras las cosas desde su punto de vista, hasta que te metes en sus zapatos y caminas en ellos"
Cuando viví en USA, hubo 2 libros que tuve que leer durante el corto periodo de colegio en New Richmond, WI, esos libros fueron Pride & Prejudice de Jane Austen y To Kill A Mockingbird de Harper Lee.
Con Lee aprendí que la mayoría de las personas son buenas personas, solo hasta cuando logras verlas en su totalidad.
Una joya del cine; una película cargada de mensaje, donde brillan con fuerza el amor a la verdad y la justicia.
To Kill A Mockingbird es una de esas películas para las que el término de obra maestra parece quedarse corto.
Su mirada va más allá de lo que son los recuerdos infantiles que rememoran noches lejanas de verano —una de las constantes del cine de Mulligan—, se adentra en ellos con un facilidad pasmosa, y trata de tú el enfoque de un niño ante las incomprensibles actitudes de los adultos.
Notable cinta que pregona como carga discursiva los siguientes elementos:
El buen ejemplo que dispensa un padre a sus hijos con sus comportamientos y actitudes, la honestidad y la búsqueda de la verdad a toda costa y a pesar de todo, la educación y la enseñanza de valores, modales, principios éticos y morales, conductas de relación por parte de un padre viudo a sus hijos, el enaltecimiento de la condición humana en la búsqueda de resquebrajar prejuicios, gracias al esfuerzo de un hombre por conseguir justicia a pesar de las habladurías y del ganarse la antipatía de todos.
To Kill A Mockingbird es realizada en 1962, durante la presidencia de Kennedy, en medio de las tumultuosas manifestaciones en pro de los derechos civiles, tendiéndose a verla como un mero filme oportunista de negros y blancos, sobre la segregación e integración racial, cuando en rigor es un bello filme sobre la infancia, con su largo y penoso aprendizaje de maduración, que lo lleva a uno descubrir lo que es ser, en forma consciente, en un mundo que tiende a cosificar o despersonalizar al individuo.
Es la búsqueda de quitarse etiquetas, para saber asumirse como niño u niña, al mismo tiempo que Scout, quién es la que nos narra la historia desde un lejano futuro, en la medida que se conoce a sí misma, va descubriendo e identificándose con su padre.
La sobria y sensible realización de Robert Mulligan, impide que esta historia de “personaje inolvidable” desbarre en la cursilería.
Aborda algunos de los problemas más álgidos que enfrentó la sociedad americana en la década de los sesenta: el funcionamiento de los tribunales, el papel de los negros en la sociedad, las relaciones sexuales interraciales y la discriminación.
To Kill A Mockingbird es una novela escrita por Harper Lee publicada en 1960, que ganó el Premio Pulitzer.
Alcanzó muy rápidamente el éxito y se ha convertido en un clásico de la literatura norteamericana moderna de ficción.
La novela está inspirada en las observaciones de la autora sobre su familia y sus vecinos, como también en un incidente que ocurrió cerca de su ciudad en 1936, cuando ella contaba con 10 años de edad.
Aunque la novela trata sobre temas serios como la violación y desigualdad racial, también es alabada por su calidez y humor.
El padre de la narradora, Atticus Finch, ha servido como ejemplo de moral para muchos lectores y como modelo de integridad para los abogados.
Un crítico explicaba el impacto de la novela diciendo:
"En el siglo XX, To Kill A Mockingbird es el libro más leído sobre el tema racial en Norteamérica, y su protagonista, Atticus Finch, es el personaje de ficción más destacado de heroísmo racial."
La novela, es la única obra de su autora.
Haper Lee pertenecía al círculo de Truman Capote y, como otros grandes escritores, optó por desaparecer de la vida pública tras el éxito de To Kill A Mockingbird.
Sin entrevistas ni nuevos textos de ella, la obra se ha convertido en una de las obras más significativas de la literatura norteamericana.
Siendo una novela gótica sureña y un "bildungsroman", término alemán que significa literalmente 'novela de aprendizaje o formación' y se aplica a aquella en la que se muestra el desarrollo físico, moral, psicológico y/o social de un personaje, generalmente desde la infancia hasta la madurez (También pueden enmarcarse dentro de este género las novelas de Harry Potter) los temas principales de To Kill A Mockingbird comprenden la injusticia racial y la destrucción de la inocencia.
Los estudiosos también han hecho notar que Lee también toca temas de clase, coraje y compasión, y de roles de género en el Sur norteamericano.
El libro se utiliza ampliamente en las escuelas de países angloparlantes, junto con lecciones que enfatizan la tolerancia y condenan los prejuicios.
Cabe añadir que Harper Lee aparece en la cinta “Capote” interpretada por Catherine Keener, ya que la escritora, quién estudio abogacía, fungió como amiga – asistente de Truman Capote, durante el proceso de creación de la novela “In Cold Blood” y en cuya edición, el escritor le reconoce su labor al dedicarle el libro, al igual que a su novio (el de Truman, no de Harper Lee).
La novela To Kill A Mockingbird es un análisis de cómo Jem y Scout comienzan a percibir la complejidad de los códigos sociales y cómo la conformación de las relaciones dictadas por o influenciadas por estos códigos influye sobre los habitantes de sus pequeños mundos.
La figura de Atticus Finch es «ideal», un modelo a seguir, el arquetipo de hombre justo, de buen padre.
Que siempre hace lo que cree que debe a pesar de las dificultades, esto es, un hombre coherente.
En la película, narrada por la pequeña Scout, se entrevé que con el tiempo supo descubrir el gran hombre que fue su padre, y al que quizás —por ser una niña— no sabía valorar entonces.
Un ejemplo para todos los abogados descarriados.
Atticus dignifica la profesión, fue votado por el American Film Institute como el mayor héroe del cine americano.
Atticus desnuda la realidad.
Lo imperdonable era que una mujer blanca deseara a un hombre negro, lo cual constituía una situación inaceptable para los ojos de la comunidad.
Si bien la novela trata sobre la tragedia y la injusticia, la pérdida y los contratiempos, también posee una fuerte impronta de coraje, compasión, y sobre la necesidad de ser mejores seres humanos.
To Kill A Mockingbird es una película estadounidense de 1962, del género drama, dirigida por Robert Mulligan, producida por Alan J. Pakula, con Gregory Peck en el rol principal.
Basada en la novela homónima de Harper Lee, To Kill A Mockingbird, merecedora dos años antes del Premio Pulitzer.
Ganadora de tres Premios Óscar (actor, dirección de arte y guion adaptado), estuvo nominada en 5 categorías mas: mejor película, director, cinematografía en blanco y negro, actriz de reparto (Mary Badham) y música original.
Fue el debut cinematográfico del actor Robert Duvall.
Gregory Peck se hizo merecedor del único Oscar de su carrera.
To Kill A Mockingbird es la historia que mejor ensalza la figura paterna, representada por Gregory Peck: el hombre justo, asertivo, capaz de entablar una conversación profunda con su hija elevándola a ella a la madurez, no retrocediendo él a la mente de una criatura.
No creo que trabajar con niños en el cine sea fácil.
La química entre Peck y sus hijos en la ficción es tal que cualquiera creería que se trata de sus hijos en la vida real.
La actuación de los dos mocosos que interpretan a los hijos de Atticus Finch (Gregory Peck), quienes soportan gran parte del film no son repelentes, no son sabelotodo, solo son niños, ni más ni menos.
Retratados con toda esa carga de curiosidad e ingenuidad propia de esas edades, en definitiva una manera inteligente de utilizar la figura del niño.
El film nos habla sobre el descubrimiento del auténtico valor, que no supone ignorar el miedo, sino aprender a controlarlo y a dominarlo, tanto el miedo subjetivo (la casa vecina que se supone maldita), como el miedo objetivo (el sobrecogedor enfrentamiento a la multitud que pretende linchar al acusado).
El respeto, mantenido por encima de la consecución de las justas pretensiones, expresado por la comunidad negra al ponerse respetuosamente en pie en la sofocante galería del juzgado, para rendir homenaje al hombre que tuvo el valor de defender sus ignorados derechos.
Si se considera la historia de los Estados Unidos sus mitos, miedos y esperanzas, y se escucha atentamente el relato de la convivencia de generaciones y razas en un país de contradicciones peligrosas y optimismo ilimitado, no se debe pasar por alto a un libro y a una película: To Kill A Mockingbird.
La novela y el largometraje se han grabado en la memoria colectiva americana como sólo lo han hecho Tom Sawyer y Huckleberry Finn.
En realidad la película se divide en tres partes, todas muy buenas y diferentes.
La primera cuenta las travesuras de los niños y ellos son alrededor de los que gira la acción.
Es una parte alegre y divertida.
La segunda es el juicio, que tiene más tensión y es más seria y delicada.
En ella se ataca principalmente al racismo y se muestra lo difícil de ser negro allí.
Cuando viví en USA, hubo 2 libros que tuve que leer durante el corto periodo de colegio en New Richmond, WI, esos libros fueron Pride & Prejudice de Jane Austen y To Kill A Mockingbird de Harper Lee.
Con Lee aprendí que la mayoría de las personas son buenas personas, solo hasta cuando logras verlas en su totalidad.
Una joya del cine; una película cargada de mensaje, donde brillan con fuerza el amor a la verdad y la justicia.
To Kill A Mockingbird es una de esas películas para las que el término de obra maestra parece quedarse corto.
Su mirada va más allá de lo que son los recuerdos infantiles que rememoran noches lejanas de verano —una de las constantes del cine de Mulligan—, se adentra en ellos con un facilidad pasmosa, y trata de tú el enfoque de un niño ante las incomprensibles actitudes de los adultos.
Notable cinta que pregona como carga discursiva los siguientes elementos:
El buen ejemplo que dispensa un padre a sus hijos con sus comportamientos y actitudes, la honestidad y la búsqueda de la verdad a toda costa y a pesar de todo, la educación y la enseñanza de valores, modales, principios éticos y morales, conductas de relación por parte de un padre viudo a sus hijos, el enaltecimiento de la condición humana en la búsqueda de resquebrajar prejuicios, gracias al esfuerzo de un hombre por conseguir justicia a pesar de las habladurías y del ganarse la antipatía de todos.
To Kill A Mockingbird es realizada en 1962, durante la presidencia de Kennedy, en medio de las tumultuosas manifestaciones en pro de los derechos civiles, tendiéndose a verla como un mero filme oportunista de negros y blancos, sobre la segregación e integración racial, cuando en rigor es un bello filme sobre la infancia, con su largo y penoso aprendizaje de maduración, que lo lleva a uno descubrir lo que es ser, en forma consciente, en un mundo que tiende a cosificar o despersonalizar al individuo.
Es la búsqueda de quitarse etiquetas, para saber asumirse como niño u niña, al mismo tiempo que Scout, quién es la que nos narra la historia desde un lejano futuro, en la medida que se conoce a sí misma, va descubriendo e identificándose con su padre.
La sobria y sensible realización de Robert Mulligan, impide que esta historia de “personaje inolvidable” desbarre en la cursilería.
Aborda algunos de los problemas más álgidos que enfrentó la sociedad americana en la década de los sesenta: el funcionamiento de los tribunales, el papel de los negros en la sociedad, las relaciones sexuales interraciales y la discriminación.
To Kill A Mockingbird es una novela escrita por Harper Lee publicada en 1960, que ganó el Premio Pulitzer.
Alcanzó muy rápidamente el éxito y se ha convertido en un clásico de la literatura norteamericana moderna de ficción.
La novela está inspirada en las observaciones de la autora sobre su familia y sus vecinos, como también en un incidente que ocurrió cerca de su ciudad en 1936, cuando ella contaba con 10 años de edad.
Aunque la novela trata sobre temas serios como la violación y desigualdad racial, también es alabada por su calidez y humor.
El padre de la narradora, Atticus Finch, ha servido como ejemplo de moral para muchos lectores y como modelo de integridad para los abogados.
Un crítico explicaba el impacto de la novela diciendo:
"En el siglo XX, To Kill A Mockingbird es el libro más leído sobre el tema racial en Norteamérica, y su protagonista, Atticus Finch, es el personaje de ficción más destacado de heroísmo racial."
La novela, es la única obra de su autora.
Haper Lee pertenecía al círculo de Truman Capote y, como otros grandes escritores, optó por desaparecer de la vida pública tras el éxito de To Kill A Mockingbird.
Sin entrevistas ni nuevos textos de ella, la obra se ha convertido en una de las obras más significativas de la literatura norteamericana.
Siendo una novela gótica sureña y un "bildungsroman", término alemán que significa literalmente 'novela de aprendizaje o formación' y se aplica a aquella en la que se muestra el desarrollo físico, moral, psicológico y/o social de un personaje, generalmente desde la infancia hasta la madurez (También pueden enmarcarse dentro de este género las novelas de Harry Potter) los temas principales de To Kill A Mockingbird comprenden la injusticia racial y la destrucción de la inocencia.
Los estudiosos también han hecho notar que Lee también toca temas de clase, coraje y compasión, y de roles de género en el Sur norteamericano.
El libro se utiliza ampliamente en las escuelas de países angloparlantes, junto con lecciones que enfatizan la tolerancia y condenan los prejuicios.
Cabe añadir que Harper Lee aparece en la cinta “Capote” interpretada por Catherine Keener, ya que la escritora, quién estudio abogacía, fungió como amiga – asistente de Truman Capote, durante el proceso de creación de la novela “In Cold Blood” y en cuya edición, el escritor le reconoce su labor al dedicarle el libro, al igual que a su novio (el de Truman, no de Harper Lee).
La novela To Kill A Mockingbird es un análisis de cómo Jem y Scout comienzan a percibir la complejidad de los códigos sociales y cómo la conformación de las relaciones dictadas por o influenciadas por estos códigos influye sobre los habitantes de sus pequeños mundos.
La figura de Atticus Finch es «ideal», un modelo a seguir, el arquetipo de hombre justo, de buen padre.
Que siempre hace lo que cree que debe a pesar de las dificultades, esto es, un hombre coherente.
En la película, narrada por la pequeña Scout, se entrevé que con el tiempo supo descubrir el gran hombre que fue su padre, y al que quizás —por ser una niña— no sabía valorar entonces.
Un ejemplo para todos los abogados descarriados.
Atticus dignifica la profesión, fue votado por el American Film Institute como el mayor héroe del cine americano.
Atticus desnuda la realidad.
Lo imperdonable era que una mujer blanca deseara a un hombre negro, lo cual constituía una situación inaceptable para los ojos de la comunidad.
Si bien la novela trata sobre la tragedia y la injusticia, la pérdida y los contratiempos, también posee una fuerte impronta de coraje, compasión, y sobre la necesidad de ser mejores seres humanos.
To Kill A Mockingbird es una película estadounidense de 1962, del género drama, dirigida por Robert Mulligan, producida por Alan J. Pakula, con Gregory Peck en el rol principal.
Basada en la novela homónima de Harper Lee, To Kill A Mockingbird, merecedora dos años antes del Premio Pulitzer.
Ganadora de tres Premios Óscar (actor, dirección de arte y guion adaptado), estuvo nominada en 5 categorías mas: mejor película, director, cinematografía en blanco y negro, actriz de reparto (Mary Badham) y música original.
Fue el debut cinematográfico del actor Robert Duvall.
Gregory Peck se hizo merecedor del único Oscar de su carrera.
To Kill A Mockingbird es la historia que mejor ensalza la figura paterna, representada por Gregory Peck: el hombre justo, asertivo, capaz de entablar una conversación profunda con su hija elevándola a ella a la madurez, no retrocediendo él a la mente de una criatura.
No creo que trabajar con niños en el cine sea fácil.
La química entre Peck y sus hijos en la ficción es tal que cualquiera creería que se trata de sus hijos en la vida real.
La actuación de los dos mocosos que interpretan a los hijos de Atticus Finch (Gregory Peck), quienes soportan gran parte del film no son repelentes, no son sabelotodo, solo son niños, ni más ni menos.
Retratados con toda esa carga de curiosidad e ingenuidad propia de esas edades, en definitiva una manera inteligente de utilizar la figura del niño.
El film nos habla sobre el descubrimiento del auténtico valor, que no supone ignorar el miedo, sino aprender a controlarlo y a dominarlo, tanto el miedo subjetivo (la casa vecina que se supone maldita), como el miedo objetivo (el sobrecogedor enfrentamiento a la multitud que pretende linchar al acusado).
El respeto, mantenido por encima de la consecución de las justas pretensiones, expresado por la comunidad negra al ponerse respetuosamente en pie en la sofocante galería del juzgado, para rendir homenaje al hombre que tuvo el valor de defender sus ignorados derechos.
Si se considera la historia de los Estados Unidos sus mitos, miedos y esperanzas, y se escucha atentamente el relato de la convivencia de generaciones y razas en un país de contradicciones peligrosas y optimismo ilimitado, no se debe pasar por alto a un libro y a una película: To Kill A Mockingbird.
La novela y el largometraje se han grabado en la memoria colectiva americana como sólo lo han hecho Tom Sawyer y Huckleberry Finn.
En realidad la película se divide en tres partes, todas muy buenas y diferentes.
La primera cuenta las travesuras de los niños y ellos son alrededor de los que gira la acción.
Es una parte alegre y divertida.
La segunda es el juicio, que tiene más tensión y es más seria y delicada.
En ella se ataca principalmente al racismo y se muestra lo difícil de ser negro allí.
La tercera es una especie de alegoría de Frankestein, es la parte más conmovedora y extraña y tiene gran simbolismo.
Precisamente el juicio es de lo mejor de la película.
La paleta víctima es muy representativa.
Y ojo a la postura del fiscal mientras los demás hablan, que pone enfermo a cualquiera.
Curioso el discurso de Atticus ante el jurado, cuyas reacciones no vemos, sólo le enfocan a él.
También ahí se ve como los blancos están abajo y los negros arriba, separados.
Ambientada en la época de la Gran Depresión en un pueblo del Sur, Scout y Jem son dos hermanos, hijos de Atticus Finch que pasan sus días de verano como mejor pueden en el vecindario.
Reuniéndose con “Dill” —personaje a cargo del niño John Megna e inspirado en la figura de Truman Capote, amigo íntimo de Harper Lee— se sentirán atraídos, como todos los niños, por lo desconocido, en este caso el misterio que se oculta tras las puertas de una de las casas del vecindario, la de los Radley, donde dicen que habita un hombre horrible oculto a los demás.
La imaginación de los niños hará el resto.
Atticus Finch es un abogado afincado en la ciudad de Alabama de los años 30.
Es viudo y padre de dos niños pequeños.
A pesar del ambiente xenófobo que se respira en el pueblo, Atticus —un hombre de principios, honrado, auténtico y coherente— decide defender a un joven negro de la acusación de haber violado a una mujer blanca.
Simultáneamente a esta historia, los hijos de Atticus —la pequeña Scout, narradora de la historia, y su hermano Jem— investigan a su modo sobre el misterioso Boo Radley (Robert Duvall), un joven enfermo mental que ha vivido encerrado durante años y al que nadie ha visto desde que era pequeño.
Todo lo que rodea a Boo está cubierto por una aureola de misterio.
A todo esto Atticus va enseñando a la pequeña a no juzgar a la gente por las apariencias... y a tratar a todas las personas por igual.
Y finalmente... un gran desenlace, toda una lección.
To Kill A Mockingbird deslumbra por su fotografía en blanco y negro, por las soberbias interpretaciones de la pequeña Mary Badham y del gran Gregory Peck, y por encima de todo por su historia: una lección de humanidad, de justicia social y de amor a la verdad.
Distinguía Aristóteles dos clases de virtudes generales:
Las éticas y las dianoéticas o intelectuales.
Las primeras se adquieren por hábito y engloban valor, templanza y liberalidad.
Precisamente el juicio es de lo mejor de la película.
La paleta víctima es muy representativa.
Y ojo a la postura del fiscal mientras los demás hablan, que pone enfermo a cualquiera.
Curioso el discurso de Atticus ante el jurado, cuyas reacciones no vemos, sólo le enfocan a él.
También ahí se ve como los blancos están abajo y los negros arriba, separados.
Ambientada en la época de la Gran Depresión en un pueblo del Sur, Scout y Jem son dos hermanos, hijos de Atticus Finch que pasan sus días de verano como mejor pueden en el vecindario.
Reuniéndose con “Dill” —personaje a cargo del niño John Megna e inspirado en la figura de Truman Capote, amigo íntimo de Harper Lee— se sentirán atraídos, como todos los niños, por lo desconocido, en este caso el misterio que se oculta tras las puertas de una de las casas del vecindario, la de los Radley, donde dicen que habita un hombre horrible oculto a los demás.
La imaginación de los niños hará el resto.
Atticus Finch es un abogado afincado en la ciudad de Alabama de los años 30.
Es viudo y padre de dos niños pequeños.
A pesar del ambiente xenófobo que se respira en el pueblo, Atticus —un hombre de principios, honrado, auténtico y coherente— decide defender a un joven negro de la acusación de haber violado a una mujer blanca.
Simultáneamente a esta historia, los hijos de Atticus —la pequeña Scout, narradora de la historia, y su hermano Jem— investigan a su modo sobre el misterioso Boo Radley (Robert Duvall), un joven enfermo mental que ha vivido encerrado durante años y al que nadie ha visto desde que era pequeño.
Todo lo que rodea a Boo está cubierto por una aureola de misterio.
A todo esto Atticus va enseñando a la pequeña a no juzgar a la gente por las apariencias... y a tratar a todas las personas por igual.
Y finalmente... un gran desenlace, toda una lección.
To Kill A Mockingbird deslumbra por su fotografía en blanco y negro, por las soberbias interpretaciones de la pequeña Mary Badham y del gran Gregory Peck, y por encima de todo por su historia: una lección de humanidad, de justicia social y de amor a la verdad.
Distinguía Aristóteles dos clases de virtudes generales:
Las éticas y las dianoéticas o intelectuales.
Las primeras se adquieren por hábito y engloban valor, templanza y liberalidad.
Las segundas se logran por aprendizaje y son: ciencia, inteligencia, sabiduría (razón teórica), arte y prudencia (razón práctica).
Y por encima de todo y englobándolo, surge como virtud suprema la justicia: legal, distributiva y conmutativa.
Atticus Finch nos muestra aquel tiempo inolvidable en el que se juzgó a un hombre negro por una falsa acusación de violación por parte de una zagala blanca.
En contra de la opinión imperante y ganándose la enemistad generalizada del pueblo sureño de Maycomb, que solo busca un cabeza de turco fácil en el que descargar su ira, el abogado intentará demostrar la inocencia del injustamente inculpado, en pro de ejercer la verdadera justicia (ética) y de la buena educación de sus hijos (dianoética).
Bajo toda la maravillosa historia subyace ese tono didáctico en el que el esforzado letrado procura inculcar a sus revoltosos retoños los valores correctos, a pesar de que sea a contracorriente y les condene al ostracismo social.
Lección que se refleja aprendida en su final, al abogar Scout a favor de una decisión ética irreprochable:
“Sería como matar a un ruiseñor…”
Muy curioso, al igual que Lee explora el desarrollo y crecimiento de Jem en su intento por comprender y ubicarse en una sociedad racista e injusta, Scout se da cuenta de lo que significa ser mujer, y varios personajes femeninos influyen sobre su formación.
La identificación de Scout con su padre y hermano mayor le permite describir la variedad y características de los personajes femeninos tanto como uno de ellos como una extraña.
Los principales modelos de rol femeninos de Scout son Calpurnia y su vecina la señora Maudie, ambas son de gran determinación, independientes y protectoras.
Y por encima de todo y englobándolo, surge como virtud suprema la justicia: legal, distributiva y conmutativa.
Atticus Finch nos muestra aquel tiempo inolvidable en el que se juzgó a un hombre negro por una falsa acusación de violación por parte de una zagala blanca.
En contra de la opinión imperante y ganándose la enemistad generalizada del pueblo sureño de Maycomb, que solo busca un cabeza de turco fácil en el que descargar su ira, el abogado intentará demostrar la inocencia del injustamente inculpado, en pro de ejercer la verdadera justicia (ética) y de la buena educación de sus hijos (dianoética).
Bajo toda la maravillosa historia subyace ese tono didáctico en el que el esforzado letrado procura inculcar a sus revoltosos retoños los valores correctos, a pesar de que sea a contracorriente y les condene al ostracismo social.
Lección que se refleja aprendida en su final, al abogar Scout a favor de una decisión ética irreprochable:
“Sería como matar a un ruiseñor…”
Muy curioso, al igual que Lee explora el desarrollo y crecimiento de Jem en su intento por comprender y ubicarse en una sociedad racista e injusta, Scout se da cuenta de lo que significa ser mujer, y varios personajes femeninos influyen sobre su formación.
La identificación de Scout con su padre y hermano mayor le permite describir la variedad y características de los personajes femeninos tanto como uno de ellos como una extraña.
Los principales modelos de rol femeninos de Scout son Calpurnia y su vecina la señora Maudie, ambas son de gran determinación, independientes y protectoras.
Mayella Ewell también ejerce alguna influencia; Scout observa cómo ella destruye a un hombre para esconder su propio deseo hacia él.
Los personajes femeninos que más influyen sobre la resistencia de Scout a desarrollar un rol más femenino son también aquellos que promueven las opiniones y puntos de vistas más racistas y de clase.
Las madres ausentes y los padres abusivos son otro tema que se presentan.
La madre de Scout y Jem falleció siendo Scout muy pequeña, la madre de Mayella también murió, y la señora Radley murió antes que Boo fuera recluido en su casa.
Los personajes femeninos que más influyen sobre la resistencia de Scout a desarrollar un rol más femenino son también aquellos que promueven las opiniones y puntos de vistas más racistas y de clase.
Las madres ausentes y los padres abusivos son otro tema que se presentan.
La madre de Scout y Jem falleció siendo Scout muy pequeña, la madre de Mayella también murió, y la señora Radley murió antes que Boo fuera recluido en su casa.
Excepto Atticus, los padres descriptos son abusivos.
Se puede sospechar que Bob Ewell, molestaba a su hija, y el señor Radley encerró a su hijo en su casa hasta el extremo que Boo es recordado casi como si fuera un fantasma.
Bob Ewell y el señor Radley representan una forma de masculinidad distinta de la encarada por Atticus, y sugiere que estos hombres al igual que las tradicionales mujeres hipócritas de la "Missionary Society" pueden descarrilar a una sociedad.
Atticus se diferencia claramente de otros hombres en cuanto a su rol de masculinidad.
El buen suspense que algunas escenas son capaces de producir, elementos tan efectivos como la oscuridad, la cara del niño atemorizado, la soledad de las calles y los inquietantes ruidos de la noche.
Los estupendos encuadres que reflejan con la perfección de un libro la personalidad de cada personaje.
¿Estamos hablando de un film de suspense?
Evidentemente tienes rasgos de misterio y escenas bastantes notables en cuanto a la intriga, pero sin embargo no es su rasgo principal.
¿Es un film policiaco perteneciente al subgénero de juicios?
Claro está que es su rasgo más definitorio, pero sin embargo al llevar una historia paralela tan fuerte como las aventuras de los adolescentes y además tiene una carga social tan importante, impropia de este género, que tampoco sería imposible encuadrarla aquí.
Por tanto tal vez sea esa mezcla de diversos géneros el mayor atractivo de este film, reflejando el espíritu del libro de una manera prodigiosa.
La banda sonora corre a cargo del prolífico Elmer Bernstein.
La música creada para esta película es muy acorde al sentido poético de la misma.
Representa la infancia, y varía según los estados anímicos a partir de las mismas notas, los hijos de Finch dejarán de ser niños algún día, y esa muestra de madurez prematura es señal inequívoca de ello.
Los pájaros cantores y el simbolismo asociado a ellos aparecen en varias escenas.
Por ejemplo, el apellido de la familia es Finch, en inglés es: jilguero.
El Mockingbird del título original es una especie del pájaro del Nuevo Mundo que no existe en Europa.
Por eso, en la traducción se cambió por un ruiseñor, otro pájaro cantor mayormente inofensivo con lo que se mantenía el sentido del refrán americano.
La muerte del ruiseñor adopta el nombre por la muerte de la inocencia de la pequeña narradora y protagonista de la trama.
Matar a un ruiseñor es pecado, porque es matar a una criatura no sólo indefensa, sino inofensiva.
El peor pecado es la crueldad deliberada.
Destruir a un inocente es un pecado, es una gran maldad, y hasta que el mundo no cambie, Boo Radley no saldrá de su casa, aunque los niños crezcan y se hagan adultos y sus ojos hayan perdido la capacidad de asombro.
Un ruiseñor es un pájaro que no molesta en nada y que endulza los oídos de quienes le escuchan cantar.
Matarlo es un pecado mortal, tan grave como el asesinar a un hombre negro inocente y noble al prejuzgarlo buscando un chivo expiatorio de las miserias que no son propiedad exclusiva del color de piel.
Tom Robinson es el principal ejemplo de varios inocentes que son destruidos sin ninguna atención o contemplación, o bien Boo Radley alguien que posee una bondad interior que debe ser protegida.
Vista desde la perspectiva de los niños, Finch concluye que sí "matar al ruiseñor" es tan terrible como entregar a la justicia a ese vecino que ha salvado a los niños.
“El sitio donde un hombre debería recibir un trato justo es precisamente en una sala de juicios, pero las personas siempre se las arreglan para llevar consigo sus resentimientos al recinto del jurado”.
To Kill A Mockingbird es todo un ejercicio espiritual para sanear el alma en este mundo veloz en el que los peajes de los atajos se pagan con la inocencia, un precio extremadamente caro...
Se puede sospechar que Bob Ewell, molestaba a su hija, y el señor Radley encerró a su hijo en su casa hasta el extremo que Boo es recordado casi como si fuera un fantasma.
Bob Ewell y el señor Radley representan una forma de masculinidad distinta de la encarada por Atticus, y sugiere que estos hombres al igual que las tradicionales mujeres hipócritas de la "Missionary Society" pueden descarrilar a una sociedad.
Atticus se diferencia claramente de otros hombres en cuanto a su rol de masculinidad.
El buen suspense que algunas escenas son capaces de producir, elementos tan efectivos como la oscuridad, la cara del niño atemorizado, la soledad de las calles y los inquietantes ruidos de la noche.
Los estupendos encuadres que reflejan con la perfección de un libro la personalidad de cada personaje.
¿Estamos hablando de un film de suspense?
Evidentemente tienes rasgos de misterio y escenas bastantes notables en cuanto a la intriga, pero sin embargo no es su rasgo principal.
¿Es un film policiaco perteneciente al subgénero de juicios?
Claro está que es su rasgo más definitorio, pero sin embargo al llevar una historia paralela tan fuerte como las aventuras de los adolescentes y además tiene una carga social tan importante, impropia de este género, que tampoco sería imposible encuadrarla aquí.
Por tanto tal vez sea esa mezcla de diversos géneros el mayor atractivo de este film, reflejando el espíritu del libro de una manera prodigiosa.
La banda sonora corre a cargo del prolífico Elmer Bernstein.
La música creada para esta película es muy acorde al sentido poético de la misma.
Representa la infancia, y varía según los estados anímicos a partir de las mismas notas, los hijos de Finch dejarán de ser niños algún día, y esa muestra de madurez prematura es señal inequívoca de ello.
Los pájaros cantores y el simbolismo asociado a ellos aparecen en varias escenas.
Por ejemplo, el apellido de la familia es Finch, en inglés es: jilguero.
El Mockingbird del título original es una especie del pájaro del Nuevo Mundo que no existe en Europa.
Por eso, en la traducción se cambió por un ruiseñor, otro pájaro cantor mayormente inofensivo con lo que se mantenía el sentido del refrán americano.
La muerte del ruiseñor adopta el nombre por la muerte de la inocencia de la pequeña narradora y protagonista de la trama.
Matar a un ruiseñor es pecado, porque es matar a una criatura no sólo indefensa, sino inofensiva.
El peor pecado es la crueldad deliberada.
Destruir a un inocente es un pecado, es una gran maldad, y hasta que el mundo no cambie, Boo Radley no saldrá de su casa, aunque los niños crezcan y se hagan adultos y sus ojos hayan perdido la capacidad de asombro.
Un ruiseñor es un pájaro que no molesta en nada y que endulza los oídos de quienes le escuchan cantar.
Matarlo es un pecado mortal, tan grave como el asesinar a un hombre negro inocente y noble al prejuzgarlo buscando un chivo expiatorio de las miserias que no son propiedad exclusiva del color de piel.
Tom Robinson es el principal ejemplo de varios inocentes que son destruidos sin ninguna atención o contemplación, o bien Boo Radley alguien que posee una bondad interior que debe ser protegida.
Vista desde la perspectiva de los niños, Finch concluye que sí "matar al ruiseñor" es tan terrible como entregar a la justicia a ese vecino que ha salvado a los niños.
“El sitio donde un hombre debería recibir un trato justo es precisamente en una sala de juicios, pero las personas siempre se las arreglan para llevar consigo sus resentimientos al recinto del jurado”.
To Kill A Mockingbird es todo un ejercicio espiritual para sanear el alma en este mundo veloz en el que los peajes de los atajos se pagan con la inocencia, un precio extremadamente caro...
Comentarios
Publicar un comentario