Der Name Der Rose (The Name Of The Rose)
“...stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus”
Un filme con alto contenido teológico y filosófico condimentado con cuotas de incertidumbre, suspenso y oscurantismo.
“¿Era Jesús dueño de sus ropas?“.
Esta es la trama filosófico-teológica de la novela El Nombre de la Rosa y del film Der Name Der Rose (título original).
La pregunta es más compleja de lo que te imaginas: dependiendo de la respuesta, se era partidario de la pobreza de la Iglesia, que debería renunciar a sus posesiones terrenales, o de mantener el poder y riqueza de la Iglesia en la tierra.
Un filme con alto contenido teológico y filosófico condimentado con cuotas de incertidumbre, suspenso y oscurantismo.
“¿Era Jesús dueño de sus ropas?“.
Esta es la trama filosófico-teológica de la novela El Nombre de la Rosa y del film Der Name Der Rose (título original).
La pregunta es más compleja de lo que te imaginas: dependiendo de la respuesta, se era partidario de la pobreza de la Iglesia, que debería renunciar a sus posesiones terrenales, o de mantener el poder y riqueza de la Iglesia en la tierra.
La cuestión clave es, precisamente, si Jesús era dueño de algo, aunque fuera de sus ropas.
Si Jesús era dueño de sus ropas, justificaría las propiedades de la Iglesia; si no lo era, no.
Uno de los acontecimientos más relevantes de la época medieval es la organización del Papado (gobierno de la Iglesia).
En ese período los papas lograron varios cambios destacados, entre los que se cuentan la independencia de la Iglesia de la monarquía, y el intento de los papas de transformarse en autoridades políticas universales, para gobernar igual que los reyes y emperadores.
Gobernar el mundo espiritual y el terrenal.
En la sociedad el clero desempeñó un papel primordial frente a la anarquía social existente, imponiendo el principio del orden, prestando ayuda a los débiles y conservando los restos de civilización.
En la Edad Media los países cristianos se encontraban divididos en diócesis, cada una de ellas dirigida por un obispo.
Los obispos, sacerdotes y párrocos vivían entre los fieles, y se les denominaba secular o seglar porque pertenecían a la sociedad.
Junto a este clero secular existía otro, cuyos miembros se sometían a un estilo de vida con estrictas reglas que limitaban toda su existencia.
Eran los llamados regulares o monjes, quienes habitaban los monasterios o abadías, y cuya agrupación se conocía como orden.
La de los benedictinos era la más antigua, y la regla de su fundador —San Benito— sirvió de modelo a los demás fundadores de órdenes.
Los benedictinos debían cumplir compromisos esenciales (votos), como la obediencia, la pobreza y el trabajo.
Su labor intelectual fue bastante destacada, por cuanto diariamente consagraban dos horas a leer y escribir, siendo la base del saber medieval.
Si Jesús era dueño de sus ropas, justificaría las propiedades de la Iglesia; si no lo era, no.
Uno de los acontecimientos más relevantes de la época medieval es la organización del Papado (gobierno de la Iglesia).
En ese período los papas lograron varios cambios destacados, entre los que se cuentan la independencia de la Iglesia de la monarquía, y el intento de los papas de transformarse en autoridades políticas universales, para gobernar igual que los reyes y emperadores.
Gobernar el mundo espiritual y el terrenal.
En la sociedad el clero desempeñó un papel primordial frente a la anarquía social existente, imponiendo el principio del orden, prestando ayuda a los débiles y conservando los restos de civilización.
En la Edad Media los países cristianos se encontraban divididos en diócesis, cada una de ellas dirigida por un obispo.
Los obispos, sacerdotes y párrocos vivían entre los fieles, y se les denominaba secular o seglar porque pertenecían a la sociedad.
Junto a este clero secular existía otro, cuyos miembros se sometían a un estilo de vida con estrictas reglas que limitaban toda su existencia.
Eran los llamados regulares o monjes, quienes habitaban los monasterios o abadías, y cuya agrupación se conocía como orden.
La de los benedictinos era la más antigua, y la regla de su fundador —San Benito— sirvió de modelo a los demás fundadores de órdenes.
Los benedictinos debían cumplir compromisos esenciales (votos), como la obediencia, la pobreza y el trabajo.
Su labor intelectual fue bastante destacada, por cuanto diariamente consagraban dos horas a leer y escribir, siendo la base del saber medieval.
Los franciscanos predicaron el ideal de pobreza y humildad, mientras que los dominicos se ocuparon principalmente de la enseñanza y el estudio teológico en las universidades.
Pero el aporte de los regulares no se limitó solo al saber intelectual.
Su influencia además repercutió en el desarrollo de poblaciones y en la asistencia social, ya que era la Iglesia quien se preocupaba de los pobres, enfermos, viudas e indigentes.
En el siglo XII y XIII se fundaron numerosos hospitales o casas de Dios, incluso en los pueblos más pequeños.
Durante la Edad Media la ausencia de textos escritos determinó el predominio de la enseñanza oral.
La enseñanza durante el Medioevo se dictaba en latín y era gratuita.
Estaba exclusivamente en manos del clero, tanto de los sacerdotes en las parroquias como de los monjes en las abadías.
Las escuelas estaban abiertas a todo el mundo y gracias a ello fue que personas de muy baja condición económica pudieron educarse y aprender materias como gramática, retórica, teología, dialéctica, aritmética, astronomía y música.
Algunos de los demonios del mundo cristiano medieval fueron la mujer, la razón laica y la risa.
Con lo anteriormente dicho, y el poder de la iglesia en el mundo espiritual y ahora en el terrenal, nos aparece la figura de Bernardo Gui o Bernardo Guidoni (1261 o 1262 – 30 de diciembre de 1331) quien fue un religioso dominico, Inquisidor de Toulouse entre 1307 y 1323, como recompensa por su trabajo como inquisidor, se le asignó el Obispado de Tuy en Galicia, España, y un año más tarde el de Lodève en Hérault, Francia.
Vale decir que tanto en la novela como en film, su nombre e historia es ficción, ya que Gui no murió en la forma descrita en las obras.
Escribió una guía práctica para inquisidores utilizada durante la Baja Edad Media.
Pero el aporte de los regulares no se limitó solo al saber intelectual.
Su influencia además repercutió en el desarrollo de poblaciones y en la asistencia social, ya que era la Iglesia quien se preocupaba de los pobres, enfermos, viudas e indigentes.
En el siglo XII y XIII se fundaron numerosos hospitales o casas de Dios, incluso en los pueblos más pequeños.
Durante la Edad Media la ausencia de textos escritos determinó el predominio de la enseñanza oral.
La enseñanza durante el Medioevo se dictaba en latín y era gratuita.
Estaba exclusivamente en manos del clero, tanto de los sacerdotes en las parroquias como de los monjes en las abadías.
Las escuelas estaban abiertas a todo el mundo y gracias a ello fue que personas de muy baja condición económica pudieron educarse y aprender materias como gramática, retórica, teología, dialéctica, aritmética, astronomía y música.
Algunos de los demonios del mundo cristiano medieval fueron la mujer, la razón laica y la risa.
Con lo anteriormente dicho, y el poder de la iglesia en el mundo espiritual y ahora en el terrenal, nos aparece la figura de Bernardo Gui o Bernardo Guidoni (1261 o 1262 – 30 de diciembre de 1331) quien fue un religioso dominico, Inquisidor de Toulouse entre 1307 y 1323, como recompensa por su trabajo como inquisidor, se le asignó el Obispado de Tuy en Galicia, España, y un año más tarde el de Lodève en Hérault, Francia.
Vale decir que tanto en la novela como en film, su nombre e historia es ficción, ya que Gui no murió en la forma descrita en las obras.
Escribió una guía práctica para inquisidores utilizada durante la Baja Edad Media.
Mientras ejerció su cargo, debió hacer frente a grandes tipos de herejía de su época como el catarismo, el valdismo y elbeguinismo.
Su ascenso al episcopado fue otorgado por el Papa Juan XXII en recompensa por sus servicios.
Historiador y hagiógrafo de su orden, es autor de numerosas obras de gran importancia, entre las cuales es célebre el manual intitulado Practice Inquisitionis hæreticae pravitatis ("Práctica de la Inquisición en la depravación herética") en el cual trataba sobre las prácticas y métodos de la Inquisición.
La Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos.
La inquisición española tiene precedentes en instituciones similares existentes en Europa desde el siglo XII, especialmente la fundada en Francia en el año 1184.
La Inquisición española estaba bajo el control directo de la monarquía.
No se abolió definitivamente hasta 1834, durante el reinado de Isabel II.
La Inquisición, como tribunal eclesiástico, sólo tenía competencia sobre cristianos bautizados.
Durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir en España ni en sus territorios dependientes libertad de cultos, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España.
La obra de Gui se centra sobre todo en desenmascarar a cinco tipos de sectas: la primera de ellas sería la de los "maniqueos" (fundada en la zona del actual Irán a finales del siglo III d.C por el sabio persa Mani) los cuáles tenían una creencia marcadamente dualista en la cual el espíritu del hombre pertenece a Dios y el cuerpo al demonio estableciéndose una lucha constante entre ambos y la búsqueda final del triunfo del primero sobre el segundo.
La segunda herejía nombrada por Gui es la de los "valdenses"(fundada a finales del siglo XII d.C en Lyon por un comerciante adinerado llamado Pedro Valdo) los cuáles practicaban un cristianismo primitivo basado en la venta de sus bienes e inicio de una vida de pobreza y comunión con el evangelio.
El tercer grupo herético serían los "pseudoapóstoles" o "begardos" (grupo formado en torno a 1215 d.C en Alemania y cuya variante femenina sería llamada "beguinas") que llevaban una vida austera, viviendo con sencillez, recitando comunitariamente el oficio y rezando asiduamente, siendo sus pilares la piedad, la pobreza y la pureza.
El cuarto grupo sería el de los judíos conversos que según Gui "retornan al vómito del judaísmo".
El quinto y último grupo en el Manual de Bernardo Gui son toda la miríada de hechiceros, adivinos e invocadores de demonios "cuyas prácticas pestilentes perjudican mucho a la pureza de la fe".
El cronista Hernando del Pulgar, contemporáneo de los Reyes Católicos, calculó que hasta 1490 (sólo una década después del comienzo de su actividad), la Inquisición habría quemado en la hoguera a 2.000 personas, y reconciliado a otras 15.000.
El nombre de la Rosa es un testimonio más que fidedigno y veraz de la forma en que la mentalidad de la Baja Edad Media osó acapararlo todo: y ciertamente, y por momentos lo logró.
De ese modo actuaba la Santa Inquisición, de esa manera elaboraba sus argumentaciones para condenar en la hoguera a los "sospechosos" de herejía o de brujería: términos que conllevan una intención de control absoluto sobre las actividades y el pensamiento de los laicos.
Es interesante ver en esta película, cómo la mujer es descrita por Sean Connery como:
Su ascenso al episcopado fue otorgado por el Papa Juan XXII en recompensa por sus servicios.
Historiador y hagiógrafo de su orden, es autor de numerosas obras de gran importancia, entre las cuales es célebre el manual intitulado Practice Inquisitionis hæreticae pravitatis ("Práctica de la Inquisición en la depravación herética") en el cual trataba sobre las prácticas y métodos de la Inquisición.
La Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos.
La inquisición española tiene precedentes en instituciones similares existentes en Europa desde el siglo XII, especialmente la fundada en Francia en el año 1184.
La Inquisición española estaba bajo el control directo de la monarquía.
No se abolió definitivamente hasta 1834, durante el reinado de Isabel II.
La Inquisición, como tribunal eclesiástico, sólo tenía competencia sobre cristianos bautizados.
Durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir en España ni en sus territorios dependientes libertad de cultos, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España.
La obra de Gui se centra sobre todo en desenmascarar a cinco tipos de sectas: la primera de ellas sería la de los "maniqueos" (fundada en la zona del actual Irán a finales del siglo III d.C por el sabio persa Mani) los cuáles tenían una creencia marcadamente dualista en la cual el espíritu del hombre pertenece a Dios y el cuerpo al demonio estableciéndose una lucha constante entre ambos y la búsqueda final del triunfo del primero sobre el segundo.
La segunda herejía nombrada por Gui es la de los "valdenses"(fundada a finales del siglo XII d.C en Lyon por un comerciante adinerado llamado Pedro Valdo) los cuáles practicaban un cristianismo primitivo basado en la venta de sus bienes e inicio de una vida de pobreza y comunión con el evangelio.
El tercer grupo herético serían los "pseudoapóstoles" o "begardos" (grupo formado en torno a 1215 d.C en Alemania y cuya variante femenina sería llamada "beguinas") que llevaban una vida austera, viviendo con sencillez, recitando comunitariamente el oficio y rezando asiduamente, siendo sus pilares la piedad, la pobreza y la pureza.
El cuarto grupo sería el de los judíos conversos que según Gui "retornan al vómito del judaísmo".
El quinto y último grupo en el Manual de Bernardo Gui son toda la miríada de hechiceros, adivinos e invocadores de demonios "cuyas prácticas pestilentes perjudican mucho a la pureza de la fe".
El cronista Hernando del Pulgar, contemporáneo de los Reyes Católicos, calculó que hasta 1490 (sólo una década después del comienzo de su actividad), la Inquisición habría quemado en la hoguera a 2.000 personas, y reconciliado a otras 15.000.
El nombre de la Rosa es un testimonio más que fidedigno y veraz de la forma en que la mentalidad de la Baja Edad Media osó acapararlo todo: y ciertamente, y por momentos lo logró.
De ese modo actuaba la Santa Inquisición, de esa manera elaboraba sus argumentaciones para condenar en la hoguera a los "sospechosos" de herejía o de brujería: términos que conllevan una intención de control absoluto sobre las actividades y el pensamiento de los laicos.
Es interesante ver en esta película, cómo la mujer es descrita por Sean Connery como:
"...Más amarga que la muerte..." (Citando un pasaje del texto bíblico).
La sexofobia de raíz oriental judío-cristiana, también propia del mazdeísmo, por ejemplo, y que es ajena a la mentalidad greco-romana, ha dejado sus huellas en nuestra mentalidad moderna, que no concibe aún "contactos sexuales" entre los seres humanos sin una connotación peligrosa por la unión más íntima y hermosa que puede establecerse entre los hombres y las mujeres.
La película nos muestra también el sadismo (una perversión sexual) contenida en las torturas realizadas por los inquisidores y en las autoflagelaciones que se provocan "las almas pecadoras" de los clérigos.
Película más que recomendable por el cuadro total que logra establecer sobre la falta de higiene en la Edad Media y la reconstrucción perfecta que hace de las actividades de los clérigos en la Abadía.
Hay libros que matan…
El Nombre de la Rosa constituye una de las novelas que todo bibliotecario debió haber leído.
Primero porque nos hallamos ante una novela estupenda y, en segundo lugar, porque la trama se desarrolla y gira en torno a una abadía y su biblioteca durante la época medieval.
Dentro de toda biblioteca, obviamente se hayan almacenados libros; sin embargo, en esta abadía medieval se encuentra un libro que es capaz de matar durante el transcurso de la lectura.
El autor juega entonces con las ideas de un libro que se desea encontrar, a pesar de que según afirman sus detractores religiosos puede corromper el espíritu humano, y que es capaz de matar a aquel que lo lee.
Y este último es uno de los planteamientos más ingeniosos de la novela.
Esta novela toca la temática de la "custodia del saber" que se realizaba en las abadías.
Esta obra es crítica y dura con las disciplinas eclesiásticas de ese momento.
La sexofobia de raíz oriental judío-cristiana, también propia del mazdeísmo, por ejemplo, y que es ajena a la mentalidad greco-romana, ha dejado sus huellas en nuestra mentalidad moderna, que no concibe aún "contactos sexuales" entre los seres humanos sin una connotación peligrosa por la unión más íntima y hermosa que puede establecerse entre los hombres y las mujeres.
La película nos muestra también el sadismo (una perversión sexual) contenida en las torturas realizadas por los inquisidores y en las autoflagelaciones que se provocan "las almas pecadoras" de los clérigos.
Película más que recomendable por el cuadro total que logra establecer sobre la falta de higiene en la Edad Media y la reconstrucción perfecta que hace de las actividades de los clérigos en la Abadía.
Hay libros que matan…
El Nombre de la Rosa constituye una de las novelas que todo bibliotecario debió haber leído.
Primero porque nos hallamos ante una novela estupenda y, en segundo lugar, porque la trama se desarrolla y gira en torno a una abadía y su biblioteca durante la época medieval.
Dentro de toda biblioteca, obviamente se hayan almacenados libros; sin embargo, en esta abadía medieval se encuentra un libro que es capaz de matar durante el transcurso de la lectura.
El autor juega entonces con las ideas de un libro que se desea encontrar, a pesar de que según afirman sus detractores religiosos puede corromper el espíritu humano, y que es capaz de matar a aquel que lo lee.
Y este último es uno de los planteamientos más ingeniosos de la novela.
Esta novela toca la temática de la "custodia del saber" que se realizaba en las abadías.
Esta obra es crítica y dura con las disciplinas eclesiásticas de ese momento.
Muestra los defectos más crudos que ha tenido la Iglesia, como las jerarquías impiadosas, la censura y la prohibición del acceso al conocimiento a quienes no tuvieran el rango suficiente, y mucho menos a quienes no participaran de la Iglesia.
La obra se presenta como un testimonio real de las atrocidades cometidas durante la época del oscurantismo, llamada así porque la producción de ideas le estaba negada al hombre común.
La educación era privilegio de unos pocos, y el acceso a las sagradas escrituras mucho más.
Es por ello que se muestra la organización social en torno a estos accesos e imposibilidades, la famosa custodia del saber, que estaba a cargo de los abades, era también la custodia de su rango social y su abolengo.
Al resto de los hombres le estaba prohibido acceder al conocimiento y a la producción propia de pensamientos.
Por otra parte, la historia es muy atractiva porque el personaje principal es un joven que irá descubriendo estas operaciones por parte de los monasterios medievales, e incluso hay romance.
La historia es entretenida y divertida para su lectura, pero su componente crítico también la convierte en un excelente elemento para la reflexión.
Es altamente recomendable tanto como lectura de ficción, como también lectura testimonial de la edad media y sus realidades.
La novela fue uno de los grandes éxitos editoriales de 1980.
Su autor, Umberto Eco, combinó de forma acertada los ingredientes más habituales de una trama de intriga policiaca con polémicas filosóficas y religiosas como la que se estableció en relación a la doctrina de la pobreza apostólica entre el Papado (apoyados por los dominicos) y los franciscanos.
Eco fue lo que hoy sería un Dan Brown.
El "McGuffin" de la trama es lógicamente hablando de abadías medievales y sus bibliotecas: un libro (causante de la muerte de varios monjes); en este caso el libro II de la Poética de Aristóteles, que se perdió durante la Edad Media, y del que se supone (y la novela así lo señala) que trataba sobre la comedia y la poesía yámbica.
La novela de Umberto Eco es precisamente una celebración erudita del LIBRO (con mayúscula), que el talento del autor hace accesible a los lectores comunes de esta época, al darle la estructura de un libro de misterio.
Y como el mismo Eco formulara, su novela termina siendo un objeto susceptible de múltiples interpretaciones, sin negar ninguna y conteniéndolas a todas: en ella se habla de filosofía y religión, aprendemos de historia, admiramos la habilidad detectivesca del personaje principal, y sopesamos la relatividad de las etiquetas que califican de herejes a unos y ortodoxos a otros.
Parte de los referentes del film (y de la obra), en una especie de delicioso clin d’œil (“guiño”), son, en primer lugar, el personaje de Jorge de Burgos, anciano ciego y erudito que reina en medio del laberinto de libros, sin duda homenaje oculto a Jorge Luis Borges, y en segundo lugar el personaje de Salvatore, resumen y encarnación de todas las desdichas del lumpen de la época, cuyo lenguaje es una mezcla de los principales idiomas europeos (soberbia actuación de Ron Perlman).
La película fue realizada en inglés para conseguir una mayor distribución internacional.
De hecho el film fue un enorme éxito, sobre todo en Europa, por motivos más que evidentes.
No así en los USA.
Cabe señalar el disgusto y cabreo porque dicha película no fuera ni siquiera nominada a lo que se supone -aunque eso sea muy relativo- los grandes premios de la industria del cine; los Oscar.
Siendo desde mi punto de vista una de las razones de este ”olvido” su producción totalmente europea, una de las causas que jugara en su detrimento ya que no lo olvidemos, estamos hablando de unos premios hechos por y para el cine principalmente estadounidense.
A pesar de…, la película narra, en un ambiente de corte histórico muy bien tratado, una historia de misterio en el más puro estilo clásico.
Un detective, en este caso un monje franciscano, educado y enormemente culto, con un joven aprendiz, en medio de una serie de crímenes inexplicables, y cuya galería de sospechosos es de lo más variado, ya que van desde el que cocina hasta las más altas esferas del poder.
Las influencias del universo de Sherlock Holmes son notorias.
Ya el hecho de que el protagonista se llame William de Baskerville, no es ninguna coincidencia, pues hace referencia a uno de los más conocidos casos del famoso detective.
Y la investigación del caso, más su resolución y las deducciones de su personaje principal, son muy parecidas a las que realiza Holmes.
Jean-Jacques Annaud aborda una crítica cruda contra la iglesia medieval y su carácter de institución suprema irrefutable, dogmática y autoritaria en ciertos aspectos que conciernen a la fe y las creencias.
Época donde la prohibición y censura al conocimiento estaba a la orden del día, donde los estratos más profundos supuran pus y corrupción.
La Inquisición es claro ejemplo de ello, con sus prácticas de castigo, de veredictos inapelables, de administración fraudulenta.
Se puede vislumbrar en el filme que la Iglesia como institución está en un período oscuro, de decadencia, de posturas antagónicas.
Por un lado la pobreza franciscana que se opone a la política del Papa de turno, por el otro, situaciones poco transparentes dentro de una abadía.
Es magnífico como el horror sale de un lugar sacro, esta ambivalencia le da un valor agregado al filme, nos desorienta y nos transforma en un espectador-investigador que deberá seguir los pasos de un asesino en serie o de un fenómeno paranormal atribuido a fuerzas malignas.
Sin mucho presupuesto, Jean-Jacques Annaud recrea un ambiente excepcional, donde el mal habita en un libro oculto.
La supuesta llave a la verdad.
Una verdad que permanece muy oculta entre los paredones de la vieja abadía y que ni siquiera la luz divina puede alumbrar el camino para resolver el conflicto.
El poder de la observación y la deducción…
Der Name Der Rose es una película franco-ítalo-alemana del director Jean-Jacques Annaud, estrenada en 1986 y protagonizada por Sean Connery (en el papel del fraile franciscano William de Baskerville) y un hermosísimo Christian Slater (como el novicio Adso de Melk), harto sabido, basada en la novela homónima escrita por Umberto Eco.
Jean Jacques Annaud es un hombre ambicioso.
El proyecto de convertir en film un libro tan profundamente impregnado de referencias lingüísticas y literarias, de fuentes filosóficas e históricas, y cuya trama misma gira en torno a una biblioteca enorme y los volúmenes contenidos en ella, un libro tan literario, por decirlo en una sola palabra, debe de haber parecido formidable antes de ejecutarla.
Es como querer crear una pintura a partir de una obra maestra de la música, compuesta en honor a la música misma y en base a referencias de otras obras, musicales a su vez.
El film sustituye algunas claves narrativas por otras visuales, prescinde de varios caracteres hasta sólo dejar los esenciales, y omite las sutiles discusiones teológicas de la novela, pero añade en cambio la atmósfera opresiva, monótona, menesterosa y triste de la época, dinamiza el argumento haciendo que la sucesión de eventos sea más dramática y veloz, y nos acerca de modo más visceral, si se quiere, a la realidad que ambas, película y novela, intentan retratar.
La realización de Annaud es impecable, y llena de pasión.
Está apoyado en un guión magnífico, y enormemente conciso, haciendo en todo momento que la historia interese, y que a medida que avanza, se haga más emocionante, ofreciendo sus sorpresas, y momentos cumbre, en el instante adecuado.
Y su puesta en escena es extraordinaria.
Parece que estemos realmente en la Edad Media, gracias a un trabajo de ambientación, sencillamente sensacional, hay unos decorados increíbles, el trabajo pre-rodaje fue increíble también, recorriendo los monasterios de Europa para estudiarlos y hacer una clasificación de los mismos.
Como muestra de esta meticulosidad diré que incluso llegó a tomar notas del color que adquirían las paredes húmedas en cada monasterio para después trasladárselo a los directores artísticos Giorgio Giovanni y Rainer Schaper.
La fotografía de Tonino Delli Colli, sucia y seca, ayuda a dotar de realismo al conjunto.
Incluso la banda sonora, que es mínimamente melódica, y muy ambiental, obra de un James Horner, que por aquel entonces estaba viviendo sus mejores momentos.
La obra se presenta como un testimonio real de las atrocidades cometidas durante la época del oscurantismo, llamada así porque la producción de ideas le estaba negada al hombre común.
La educación era privilegio de unos pocos, y el acceso a las sagradas escrituras mucho más.
Es por ello que se muestra la organización social en torno a estos accesos e imposibilidades, la famosa custodia del saber, que estaba a cargo de los abades, era también la custodia de su rango social y su abolengo.
Al resto de los hombres le estaba prohibido acceder al conocimiento y a la producción propia de pensamientos.
Por otra parte, la historia es muy atractiva porque el personaje principal es un joven que irá descubriendo estas operaciones por parte de los monasterios medievales, e incluso hay romance.
La historia es entretenida y divertida para su lectura, pero su componente crítico también la convierte en un excelente elemento para la reflexión.
Es altamente recomendable tanto como lectura de ficción, como también lectura testimonial de la edad media y sus realidades.
La novela fue uno de los grandes éxitos editoriales de 1980.
Su autor, Umberto Eco, combinó de forma acertada los ingredientes más habituales de una trama de intriga policiaca con polémicas filosóficas y religiosas como la que se estableció en relación a la doctrina de la pobreza apostólica entre el Papado (apoyados por los dominicos) y los franciscanos.
Eco fue lo que hoy sería un Dan Brown.
El "McGuffin" de la trama es lógicamente hablando de abadías medievales y sus bibliotecas: un libro (causante de la muerte de varios monjes); en este caso el libro II de la Poética de Aristóteles, que se perdió durante la Edad Media, y del que se supone (y la novela así lo señala) que trataba sobre la comedia y la poesía yámbica.
La novela de Umberto Eco es precisamente una celebración erudita del LIBRO (con mayúscula), que el talento del autor hace accesible a los lectores comunes de esta época, al darle la estructura de un libro de misterio.
Y como el mismo Eco formulara, su novela termina siendo un objeto susceptible de múltiples interpretaciones, sin negar ninguna y conteniéndolas a todas: en ella se habla de filosofía y religión, aprendemos de historia, admiramos la habilidad detectivesca del personaje principal, y sopesamos la relatividad de las etiquetas que califican de herejes a unos y ortodoxos a otros.
Parte de los referentes del film (y de la obra), en una especie de delicioso clin d’œil (“guiño”), son, en primer lugar, el personaje de Jorge de Burgos, anciano ciego y erudito que reina en medio del laberinto de libros, sin duda homenaje oculto a Jorge Luis Borges, y en segundo lugar el personaje de Salvatore, resumen y encarnación de todas las desdichas del lumpen de la época, cuyo lenguaje es una mezcla de los principales idiomas europeos (soberbia actuación de Ron Perlman).
La película fue realizada en inglés para conseguir una mayor distribución internacional.
De hecho el film fue un enorme éxito, sobre todo en Europa, por motivos más que evidentes.
No así en los USA.
Cabe señalar el disgusto y cabreo porque dicha película no fuera ni siquiera nominada a lo que se supone -aunque eso sea muy relativo- los grandes premios de la industria del cine; los Oscar.
Siendo desde mi punto de vista una de las razones de este ”olvido” su producción totalmente europea, una de las causas que jugara en su detrimento ya que no lo olvidemos, estamos hablando de unos premios hechos por y para el cine principalmente estadounidense.
A pesar de…, la película narra, en un ambiente de corte histórico muy bien tratado, una historia de misterio en el más puro estilo clásico.
Un detective, en este caso un monje franciscano, educado y enormemente culto, con un joven aprendiz, en medio de una serie de crímenes inexplicables, y cuya galería de sospechosos es de lo más variado, ya que van desde el que cocina hasta las más altas esferas del poder.
Las influencias del universo de Sherlock Holmes son notorias.
Ya el hecho de que el protagonista se llame William de Baskerville, no es ninguna coincidencia, pues hace referencia a uno de los más conocidos casos del famoso detective.
Y la investigación del caso, más su resolución y las deducciones de su personaje principal, son muy parecidas a las que realiza Holmes.
Jean-Jacques Annaud aborda una crítica cruda contra la iglesia medieval y su carácter de institución suprema irrefutable, dogmática y autoritaria en ciertos aspectos que conciernen a la fe y las creencias.
Época donde la prohibición y censura al conocimiento estaba a la orden del día, donde los estratos más profundos supuran pus y corrupción.
La Inquisición es claro ejemplo de ello, con sus prácticas de castigo, de veredictos inapelables, de administración fraudulenta.
Se puede vislumbrar en el filme que la Iglesia como institución está en un período oscuro, de decadencia, de posturas antagónicas.
Por un lado la pobreza franciscana que se opone a la política del Papa de turno, por el otro, situaciones poco transparentes dentro de una abadía.
Es magnífico como el horror sale de un lugar sacro, esta ambivalencia le da un valor agregado al filme, nos desorienta y nos transforma en un espectador-investigador que deberá seguir los pasos de un asesino en serie o de un fenómeno paranormal atribuido a fuerzas malignas.
Sin mucho presupuesto, Jean-Jacques Annaud recrea un ambiente excepcional, donde el mal habita en un libro oculto.
La supuesta llave a la verdad.
Una verdad que permanece muy oculta entre los paredones de la vieja abadía y que ni siquiera la luz divina puede alumbrar el camino para resolver el conflicto.
El poder de la observación y la deducción…
Der Name Der Rose es una película franco-ítalo-alemana del director Jean-Jacques Annaud, estrenada en 1986 y protagonizada por Sean Connery (en el papel del fraile franciscano William de Baskerville) y un hermosísimo Christian Slater (como el novicio Adso de Melk), harto sabido, basada en la novela homónima escrita por Umberto Eco.
Jean Jacques Annaud es un hombre ambicioso.
El proyecto de convertir en film un libro tan profundamente impregnado de referencias lingüísticas y literarias, de fuentes filosóficas e históricas, y cuya trama misma gira en torno a una biblioteca enorme y los volúmenes contenidos en ella, un libro tan literario, por decirlo en una sola palabra, debe de haber parecido formidable antes de ejecutarla.
Es como querer crear una pintura a partir de una obra maestra de la música, compuesta en honor a la música misma y en base a referencias de otras obras, musicales a su vez.
El film sustituye algunas claves narrativas por otras visuales, prescinde de varios caracteres hasta sólo dejar los esenciales, y omite las sutiles discusiones teológicas de la novela, pero añade en cambio la atmósfera opresiva, monótona, menesterosa y triste de la época, dinamiza el argumento haciendo que la sucesión de eventos sea más dramática y veloz, y nos acerca de modo más visceral, si se quiere, a la realidad que ambas, película y novela, intentan retratar.
La realización de Annaud es impecable, y llena de pasión.
Está apoyado en un guión magnífico, y enormemente conciso, haciendo en todo momento que la historia interese, y que a medida que avanza, se haga más emocionante, ofreciendo sus sorpresas, y momentos cumbre, en el instante adecuado.
Y su puesta en escena es extraordinaria.
Parece que estemos realmente en la Edad Media, gracias a un trabajo de ambientación, sencillamente sensacional, hay unos decorados increíbles, el trabajo pre-rodaje fue increíble también, recorriendo los monasterios de Europa para estudiarlos y hacer una clasificación de los mismos.
Como muestra de esta meticulosidad diré que incluso llegó a tomar notas del color que adquirían las paredes húmedas en cada monasterio para después trasladárselo a los directores artísticos Giorgio Giovanni y Rainer Schaper.
La fotografía de Tonino Delli Colli, sucia y seca, ayuda a dotar de realismo al conjunto.
Incluso la banda sonora, que es mínimamente melódica, y muy ambiental, obra de un James Horner, que por aquel entonces estaba viviendo sus mejores momentos.
Todo ello sabiamente conjuntado, da un film excelente en todos sus aspectos
Annaud le infiere a la película un ritmo prodigioso, gracias a un estupendo montaje (atención a la secuencia final en la biblioteca llena de escaleras que forman laberintos), y también a unos diálogos llenos de fuerza, recitados por un estupendo plantel de actores.
Evidentemente, Sean Connery sobresale entre todos ellos, él es la estrella de la función.
Con un enorme carisma, y apoderándose de la pantalla, su personaje cae bien enseguida al espectador, el cual se siente fascinado por una personalidad llena de fuerza, y a la que Connery le imprime su habitual cinismo.
Realiza, sin duda, una de sus mejores interpretaciones, ese tipo de papel que a todos gusta, una especie de modelo a seguir, un héroe.
Le secunda el recién ganador del Oscar F. Murray Abraham como Gui, que aquí interpreta un papel decididamente odioso, un malo con mucho peso, a la antigua usanza, de los que te quieres cargar nada más aparecer, pero que está tan bien interpretado, que evidentemente le da un enorme peso a la película.
El contrapunto perfecto de Connery.
También salen en este film, un primerizo y bello Christian Slater, su enorme inexpresividad le queda bien al personaje, un inocente muchacho, que se siente atraído por la enorme belleza de una joven, con la cual protagoniza una de las escenas de sexo más famosas de la década de los 80.
Slater, que contaba por entonces con apenas 15 años, puso en aprietos al director cuando cayó enamorado de la única mujer en todo el reparto, la chilena de belleza selvática Valentina Vargas.
Ahí estaba un virginal Slater enamorado de una actriz con la que tenía que rodar una escena de sexo siendo menor de edad.
Uno de los rostros importantes en el film era el del venerable abad español invidente Jorge.
Para el papel Annaud reparó en un viejo de 82 años que se presentaba al casting de figurantes, su nombre era Feodor Chaliapin Jr., el acaudalado hijo del famoso tenor.
Y Ron Perlman, uno de los actores fetiche de Annaud, que aquí realiza una extravagante composición de un, más extravagante todavía, personaje.
Un jorobado encargado de la cocina, que tiene una extraña afición con las ratas.
Annaud le infiere a la película un ritmo prodigioso, gracias a un estupendo montaje (atención a la secuencia final en la biblioteca llena de escaleras que forman laberintos), y también a unos diálogos llenos de fuerza, recitados por un estupendo plantel de actores.
Evidentemente, Sean Connery sobresale entre todos ellos, él es la estrella de la función.
Con un enorme carisma, y apoderándose de la pantalla, su personaje cae bien enseguida al espectador, el cual se siente fascinado por una personalidad llena de fuerza, y a la que Connery le imprime su habitual cinismo.
Realiza, sin duda, una de sus mejores interpretaciones, ese tipo de papel que a todos gusta, una especie de modelo a seguir, un héroe.
Le secunda el recién ganador del Oscar F. Murray Abraham como Gui, que aquí interpreta un papel decididamente odioso, un malo con mucho peso, a la antigua usanza, de los que te quieres cargar nada más aparecer, pero que está tan bien interpretado, que evidentemente le da un enorme peso a la película.
El contrapunto perfecto de Connery.
También salen en este film, un primerizo y bello Christian Slater, su enorme inexpresividad le queda bien al personaje, un inocente muchacho, que se siente atraído por la enorme belleza de una joven, con la cual protagoniza una de las escenas de sexo más famosas de la década de los 80.
Slater, que contaba por entonces con apenas 15 años, puso en aprietos al director cuando cayó enamorado de la única mujer en todo el reparto, la chilena de belleza selvática Valentina Vargas.
Ahí estaba un virginal Slater enamorado de una actriz con la que tenía que rodar una escena de sexo siendo menor de edad.
Uno de los rostros importantes en el film era el del venerable abad español invidente Jorge.
Para el papel Annaud reparó en un viejo de 82 años que se presentaba al casting de figurantes, su nombre era Feodor Chaliapin Jr., el acaudalado hijo del famoso tenor.
Y Ron Perlman, uno de los actores fetiche de Annaud, que aquí realiza una extravagante composición de un, más extravagante todavía, personaje.
Un jorobado encargado de la cocina, que tiene una extraña afición con las ratas.
Excelentemente maquillado, Perlman realiza un personaje inolvidable.
Por el lado del contexto, la película permite el abordaje desde varios planos:
Filosófico:
El espectador podrá mostrar una etapa de la historia dónde el conocimiento y el saber, estaba ligado al poder, en este caso al de la Iglesia y dónde éste no podía ser discutido ni contrariado.
Asimismo puede ilustrar sobre el método de investigación asumido por el Hermano William para descubrir al autor de los crímenes (deductivo, inductivo, hipotético deductivo, etc).
Histórico:
El espectador podrá ilustrar sobre el modo de vida en los antiguos monasterios durante el Medioevo, y la reafirmación del poder terrenal de las Iglesia, a raíz del manejo del conocimiento.
Asimismo podrá plantear el cambio drástico y revolucionario que produjo la aparición posterior de la imprenta, dónde el conocimiento ya no podía ser manejado por unos pocos.
Tecnológico:
El espectador podrá plantear las diferentes formas de manejar y trasmitir el conocimiento a lo largo de la historia y los profundos cambios que producen la aparición de nuevas tecnologías en cada etapa histórica.
En este caso, el conocimiento era trasmitido en libros escritos a mano y traducidos por quienes sabían leer y escribir en distintos idiomas, no permitiendo que el saber llegue a todos por igual o bien manipulando la información a conveniencia.
La imprenta rompe ese esquema.
Podrá además reformular estos cambios generando interrogantes ante los desafíos que produce en la actualidad Internet y si ese mismo esquema de poder que en el film maneja la Iglesia, hoy puede ser representado por otros.
Por otro lado, muy curiosamente, el inquisidor Bernardo Gui es la figura que complementa a Jorge de Burgos.
Dos caras de una misma moneda.
Si éste último juega a ocultar su identidad en signos que parecen confirmar las visiones del Apocalipsis, Gui es el maestro de ceremonia del terror convertido en espectáculo.
Un poder desmedido que exhibe sus propias fuerzas frente a víctimas más o menos despreciables.
En la traducción al inglés de la novela, en la que Guillermo de Brasketville pasa a ser William, se escapa la relación entre el apellido del inquisidor y el nombre del investigador (Gui y Guillermo).
La coincidencia no es arbitraria.
Revela que uno y otro tienen algo en común: el afán por encontrar la verdad y establecer la justicia, incluso hasta trabajaron juntos en alguna ocasión.
En cierto momento, William le cuenta a Ubertino las causas que lo llevaron a distanciarse del inquisidor.
Bernardo Gui no estaba tan preocupado en conocer la verdad y sancionar a los culpables, como en dar un escarmiento e imponer un castigo que atemorice.
Por el contrario, William sostuvo que era posible acceder a la verdad con métodos como escuchar, dialogar e indagar, que son radicalmente opuestos a la tortura.
El rival de Bernardo Gui no es Salvatore o la muchacha que el inquisidor hace pasar por una encarnación del demonio, sino William, a quien indirectamente se persigue intimidar mediante el despliegue de fuerzas.
Y finalmente no podríamos pensar en la modernidad sin una posición social destacada de la mujer, en la necesidad de vivir bajo la luz que nos brinda la razón y en el poder de la risa, para aliviar las penas que la vida nos otorga.
Escena Favorita:
La angustia y desesperación de William de Baskerville, cuando, en medio del incendio de la biblioteca, comprende que de los miles y miles de irrecuperables volúmenes apenas podrá salvar los que caben entre sus manos.
Algo que le hizo falta a Cleopatra durante la quema de la biblioteca de Alejandría, tal vez, fue porque andaba desnuda en muchas ocasiones…
Por qué del título y el significado de Der Name Der Rose?
La Rosa, por presentar variadas curvas en sus pétalos y tallos se asemeja a un laberinto, lugar donde se encuentra la biblioteca de los libros perdidos, típica de la arquitectura gótico-medieval.
Exteriormente la torre de la librería, que aparece entre escena y escena como un intervalo, también es parecida a una rosa por la forma alargada y poco convencional como por sus esquinas.
En otro momento, se ve claramente detrás de Adso y de William, una ventana y en ella divida en 4 partes los pétalos de una rosa.
La Rosa y su significado:
Por el lado del contexto, la película permite el abordaje desde varios planos:
Filosófico:
El espectador podrá mostrar una etapa de la historia dónde el conocimiento y el saber, estaba ligado al poder, en este caso al de la Iglesia y dónde éste no podía ser discutido ni contrariado.
Asimismo puede ilustrar sobre el método de investigación asumido por el Hermano William para descubrir al autor de los crímenes (deductivo, inductivo, hipotético deductivo, etc).
Histórico:
El espectador podrá ilustrar sobre el modo de vida en los antiguos monasterios durante el Medioevo, y la reafirmación del poder terrenal de las Iglesia, a raíz del manejo del conocimiento.
Asimismo podrá plantear el cambio drástico y revolucionario que produjo la aparición posterior de la imprenta, dónde el conocimiento ya no podía ser manejado por unos pocos.
Tecnológico:
El espectador podrá plantear las diferentes formas de manejar y trasmitir el conocimiento a lo largo de la historia y los profundos cambios que producen la aparición de nuevas tecnologías en cada etapa histórica.
En este caso, el conocimiento era trasmitido en libros escritos a mano y traducidos por quienes sabían leer y escribir en distintos idiomas, no permitiendo que el saber llegue a todos por igual o bien manipulando la información a conveniencia.
La imprenta rompe ese esquema.
Podrá además reformular estos cambios generando interrogantes ante los desafíos que produce en la actualidad Internet y si ese mismo esquema de poder que en el film maneja la Iglesia, hoy puede ser representado por otros.
Por otro lado, muy curiosamente, el inquisidor Bernardo Gui es la figura que complementa a Jorge de Burgos.
Dos caras de una misma moneda.
Si éste último juega a ocultar su identidad en signos que parecen confirmar las visiones del Apocalipsis, Gui es el maestro de ceremonia del terror convertido en espectáculo.
Un poder desmedido que exhibe sus propias fuerzas frente a víctimas más o menos despreciables.
En la traducción al inglés de la novela, en la que Guillermo de Brasketville pasa a ser William, se escapa la relación entre el apellido del inquisidor y el nombre del investigador (Gui y Guillermo).
La coincidencia no es arbitraria.
Revela que uno y otro tienen algo en común: el afán por encontrar la verdad y establecer la justicia, incluso hasta trabajaron juntos en alguna ocasión.
En cierto momento, William le cuenta a Ubertino las causas que lo llevaron a distanciarse del inquisidor.
Bernardo Gui no estaba tan preocupado en conocer la verdad y sancionar a los culpables, como en dar un escarmiento e imponer un castigo que atemorice.
Por el contrario, William sostuvo que era posible acceder a la verdad con métodos como escuchar, dialogar e indagar, que son radicalmente opuestos a la tortura.
El rival de Bernardo Gui no es Salvatore o la muchacha que el inquisidor hace pasar por una encarnación del demonio, sino William, a quien indirectamente se persigue intimidar mediante el despliegue de fuerzas.
Y finalmente no podríamos pensar en la modernidad sin una posición social destacada de la mujer, en la necesidad de vivir bajo la luz que nos brinda la razón y en el poder de la risa, para aliviar las penas que la vida nos otorga.
Escena Favorita:
La angustia y desesperación de William de Baskerville, cuando, en medio del incendio de la biblioteca, comprende que de los miles y miles de irrecuperables volúmenes apenas podrá salvar los que caben entre sus manos.
Algo que le hizo falta a Cleopatra durante la quema de la biblioteca de Alejandría, tal vez, fue porque andaba desnuda en muchas ocasiones…
Por qué del título y el significado de Der Name Der Rose?
La Rosa, por presentar variadas curvas en sus pétalos y tallos se asemeja a un laberinto, lugar donde se encuentra la biblioteca de los libros perdidos, típica de la arquitectura gótico-medieval.
Exteriormente la torre de la librería, que aparece entre escena y escena como un intervalo, también es parecida a una rosa por la forma alargada y poco convencional como por sus esquinas.
En otro momento, se ve claramente detrás de Adso y de William, una ventana y en ella divida en 4 partes los pétalos de una rosa.
La Rosa y su significado:
Pureza, feminidad, amor, su color rojo intenso, sin duda, están ausentes en la película, comparándola con esos colores grises y apagados que en ella se perciben, y los sentimientos tan vacíos y oscuros que se reflejan.
En un sentido más religioso, la rosa es relacionada con la Virgen María, de hecho, se la llama “Rosa Mística”.
Aparece en los momentos tensos de la película, y es admirada, comparada con la perversión y la virginidad, y rodeada con pétalos de rosa.
La Rosa, de hecho, aparece constantemente generando confusión y manteniéndonos en la búsqueda de su verdadero significado.
La misma incertidumbre que sentían los personajes a lo largo de su vida, de un instrumento que es la verdad y de la vida misma en la que se encontraban.
Más amarga que la muerte es la mujer…
No obstante, una interpretación plausible proviene de la última frase del libro:
"Stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus", que traducida libremente al español significaría:
"De la rosa no nos queda sino el nombre".
Siendo la "rosa" una alusión a todo el acervo cultural y riqueza espiritual contenida en la biblioteca de la abadía y que pereció para siempre en el incendio, quedando solo su recuerdo.
La rosa está tan cargada de significados místicos, poéticos, estéticos, políticos, económicos, que acaba por no querer decir nada.
Es puro nombre, como lo es en el verso de Gertrude Stein:
“Una rosa es una rosa es una rosa…”
“El conocimiento hace sufrir, y aquel que hace crecer su conocimiento, hace crecer también su sufrimiento."
En un sentido más religioso, la rosa es relacionada con la Virgen María, de hecho, se la llama “Rosa Mística”.
Aparece en los momentos tensos de la película, y es admirada, comparada con la perversión y la virginidad, y rodeada con pétalos de rosa.
La Rosa, de hecho, aparece constantemente generando confusión y manteniéndonos en la búsqueda de su verdadero significado.
La misma incertidumbre que sentían los personajes a lo largo de su vida, de un instrumento que es la verdad y de la vida misma en la que se encontraban.
Más amarga que la muerte es la mujer…
No obstante, una interpretación plausible proviene de la última frase del libro:
"Stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus", que traducida libremente al español significaría:
"De la rosa no nos queda sino el nombre".
Siendo la "rosa" una alusión a todo el acervo cultural y riqueza espiritual contenida en la biblioteca de la abadía y que pereció para siempre en el incendio, quedando solo su recuerdo.
La rosa está tan cargada de significados místicos, poéticos, estéticos, políticos, económicos, que acaba por no querer decir nada.
Es puro nombre, como lo es en el verso de Gertrude Stein:
“Una rosa es una rosa es una rosa…”
“El conocimiento hace sufrir, y aquel que hace crecer su conocimiento, hace crecer también su sufrimiento."
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