Le Grand Bleu (The Big Blue)
“You go down to the bottom of the sea, where the water isn't even blue anymore, where the sky is only a memory, and you float there, in the silence.
And you stay there, and you decide, that you'll die for them.
Only then do they start coming out.
They come, and they greet you, and they judge the love you have for them.
If it's sincere, if it's pure, they'll be with you, and take you away forever”.
Jacques Mayol
Poco a poco, y año tras año, estoy dejando de ver cine americano.
No es un boicot premeditado, si no que poco a poco me está dejando de gustar.
Quizás sea porque estoy saliendo del target al que se dirige este cine lleno de efectos especiales y con poco guión.
Tampoco es que haya empezado a ver cine Húngaro (subtitulado), pero si me paro a pensar un poco, reconozco que entre mis películas favoritas hay muchas no americanas.
El cine Francés, por ejemplo con la productora Gaumont al frente o el director-guionista-productor Luc Besson con películas como Le Grand Bleu, que es la que voy a comentar.
Le Grand Bleu es una película de culto para todos a los que les apasiona el mar...
Existe un mundo diferente, que es el mundo submarino donde solo pocos pueden acceder a esa tranquilidad y diferencia del ruido, el correr y el egoísmo de la superficie.
El film nos demuestra que no solo es posible el amor hacia las personas, también hacia los amigos e incluso hacia nuestros hermanos los animales.
Cuantos desearíamos tener branquias, o cierta capacidad respiratoria para perdernos ahí abajo.
La vida es un ciclo.
Todo ciclo tiene su comienzo y su final, a veces por casualidades del destino ese ciclo resulta ser irónicamente paradójico.
Me encantan las cosas con un ciclo bien definido.
Y esta película es todo un ciclo bien elaborado, donde Luc Besson gesta su inicio en Grecia, y solo allí debe de acabar la historia, o más bien la tragedia (griega).
Estamos hablando de una película de 1988, ahí es nada, pues la fotografía de esta película sacaría los colores a muchísimas películas que se realizan a día de hoy, y no hablo precisamente de cine independiente, sino de producciones hechas y derechas.
Si a la esplendida fotografía y a la belleza de los paisajes mediterráneos, le añades un música a la altura de las circunstancias, el resultado es el creer que en algunos momentos estamos asistiendo a un documental marino del gran Jacques Cousteau... gracias Eric Serra por regalarnos esta maravilla que nunca me he cansado de oír.
La historia....amor, amor por la vida, por la que vendrá, por la que se va, por la que se tiene y no se valora...y al mismo tiempo desprecio también por la vida, por lo menos la del más acá.... amistad, la verdadera, la interesada... película de contrastes, se compite por ganar, por ser el mejor, y al mismo tiempo no se compite, simplemente se hace lo que pide el cuerpo, o más bien lo que el corazón en su parte más profunda nos induce a hacer....
¿y si entre miles de millones de personas nos sentimos solos y solo en las profundidades más remotas y oscuras del océano hallamos la paz?
Ese es Jacques Mayol, un tipo cuya única familia son los cetáceos de un delfinario y guarda una foto en su cartera como nosotros lo haríamos de nuestros padres, mujeres e hijos, un tipo cuyo único amigo humano (Enzo) le reta para bucear, y el solo bucea por ver a su familia, por saciar la curiosidad y la sensación de sentirse en "casa", un tipo capaz de engendrar una nueva vida a un mundo que no es el suyo, que no le corresponde y que necesita imperiosamente abandonar, Jacques Mayol, capaz de ahogarse en tierra y respirar en su mar, su casa.
La película es impresionante, preciosa e incluso algo filosófica y que dio a conocer al francés Luc Besson.
Le Grand Bleu iba a ser originalmente un biopic sobre el submarinista Jacques Mayol y su rival pero a la vez amigo Enzo Maiorca.
Ambos personajes son los que interpretan Jean-Marc Barr y Jean Reno pero al final la historia contada es totalmente ficticia (como curiosidad el propio Mayol colabora en el guión).
Es de duración quizás un poco extensa (casi 3 horas la versión extendida) pero lo cierto es que en ningún momento se hace pesada, aunque si hay algunos momentos algo lentos y sobrantes.
Por lo demás nos encontramos ante una joya del cine francés y del cine europeo en general.
La historia en sí es trágica pero reflexionando ves que al final el protagonista consigue el propósito que llevaba esperando toda su vida.
Y aunque el film en sí sea un drama los momentos humorísticos que tiene se agradecen y son muy buenos (cuando el hombre japonés ¨intenta¨ sumergirse para superar el record de Enzo).
La música de Eric Serra es espectacular.
Delicada, sutil y además te deja tranquilo y muy relajado por dentro.
Y en cuanto a las interpretaciones, asombrosas, y eso por parte de prácticamente todos.
Intensa, entretenida, existencial, hermosa, delicada, espléndida...
And you stay there, and you decide, that you'll die for them.
Only then do they start coming out.
They come, and they greet you, and they judge the love you have for them.
If it's sincere, if it's pure, they'll be with you, and take you away forever”.
Jacques Mayol
Poco a poco, y año tras año, estoy dejando de ver cine americano.
No es un boicot premeditado, si no que poco a poco me está dejando de gustar.
Quizás sea porque estoy saliendo del target al que se dirige este cine lleno de efectos especiales y con poco guión.
Tampoco es que haya empezado a ver cine Húngaro (subtitulado), pero si me paro a pensar un poco, reconozco que entre mis películas favoritas hay muchas no americanas.
El cine Francés, por ejemplo con la productora Gaumont al frente o el director-guionista-productor Luc Besson con películas como Le Grand Bleu, que es la que voy a comentar.
Le Grand Bleu es una película de culto para todos a los que les apasiona el mar...
Existe un mundo diferente, que es el mundo submarino donde solo pocos pueden acceder a esa tranquilidad y diferencia del ruido, el correr y el egoísmo de la superficie.
El film nos demuestra que no solo es posible el amor hacia las personas, también hacia los amigos e incluso hacia nuestros hermanos los animales.
Cuantos desearíamos tener branquias, o cierta capacidad respiratoria para perdernos ahí abajo.
La vida es un ciclo.
Todo ciclo tiene su comienzo y su final, a veces por casualidades del destino ese ciclo resulta ser irónicamente paradójico.
Me encantan las cosas con un ciclo bien definido.
Y esta película es todo un ciclo bien elaborado, donde Luc Besson gesta su inicio en Grecia, y solo allí debe de acabar la historia, o más bien la tragedia (griega).
Estamos hablando de una película de 1988, ahí es nada, pues la fotografía de esta película sacaría los colores a muchísimas películas que se realizan a día de hoy, y no hablo precisamente de cine independiente, sino de producciones hechas y derechas.
Si a la esplendida fotografía y a la belleza de los paisajes mediterráneos, le añades un música a la altura de las circunstancias, el resultado es el creer que en algunos momentos estamos asistiendo a un documental marino del gran Jacques Cousteau... gracias Eric Serra por regalarnos esta maravilla que nunca me he cansado de oír.
La historia....amor, amor por la vida, por la que vendrá, por la que se va, por la que se tiene y no se valora...y al mismo tiempo desprecio también por la vida, por lo menos la del más acá.... amistad, la verdadera, la interesada... película de contrastes, se compite por ganar, por ser el mejor, y al mismo tiempo no se compite, simplemente se hace lo que pide el cuerpo, o más bien lo que el corazón en su parte más profunda nos induce a hacer....
¿y si entre miles de millones de personas nos sentimos solos y solo en las profundidades más remotas y oscuras del océano hallamos la paz?
Ese es Jacques Mayol, un tipo cuya única familia son los cetáceos de un delfinario y guarda una foto en su cartera como nosotros lo haríamos de nuestros padres, mujeres e hijos, un tipo cuyo único amigo humano (Enzo) le reta para bucear, y el solo bucea por ver a su familia, por saciar la curiosidad y la sensación de sentirse en "casa", un tipo capaz de engendrar una nueva vida a un mundo que no es el suyo, que no le corresponde y que necesita imperiosamente abandonar, Jacques Mayol, capaz de ahogarse en tierra y respirar en su mar, su casa.
La película es impresionante, preciosa e incluso algo filosófica y que dio a conocer al francés Luc Besson.
Le Grand Bleu iba a ser originalmente un biopic sobre el submarinista Jacques Mayol y su rival pero a la vez amigo Enzo Maiorca.
Ambos personajes son los que interpretan Jean-Marc Barr y Jean Reno pero al final la historia contada es totalmente ficticia (como curiosidad el propio Mayol colabora en el guión).
Es de duración quizás un poco extensa (casi 3 horas la versión extendida) pero lo cierto es que en ningún momento se hace pesada, aunque si hay algunos momentos algo lentos y sobrantes.
Por lo demás nos encontramos ante una joya del cine francés y del cine europeo en general.
La historia en sí es trágica pero reflexionando ves que al final el protagonista consigue el propósito que llevaba esperando toda su vida.
Y aunque el film en sí sea un drama los momentos humorísticos que tiene se agradecen y son muy buenos (cuando el hombre japonés ¨intenta¨ sumergirse para superar el record de Enzo).
La música de Eric Serra es espectacular.
Delicada, sutil y además te deja tranquilo y muy relajado por dentro.
Y en cuanto a las interpretaciones, asombrosas, y eso por parte de prácticamente todos.
Intensa, entretenida, existencial, hermosa, delicada, espléndida...
Una joya.
Le Grand Bleu es una película franco-estadounidense-italiana de 1988, del género drama y deporte dirigida por Besson y protagonizada por Jean-Marc Barr, Rosanna Arquette y Jean Reno en los papeles principales.
Fue la primera película en lengua inglesa de las dirigidas por Luc Besson.
Le Grand Bleu es una película franco-estadounidense-italiana de 1988, del género drama y deporte dirigida por Besson y protagonizada por Jean-Marc Barr, Rosanna Arquette y Jean Reno en los papeles principales.
Fue la primera película en lengua inglesa de las dirigidas por Luc Besson.
Representa una ficción sobre la rivalidad deportiva entre dos célebres competidores de apnea o buceo libre.
El guión y la historia es fascinante, y el desarrollo de la misma logra atravesar por momentos de gran calado emocional.
La acción está dividida en dos etapas: la rivalidad naciente entre los dos buceadores en su niñez, y ya como adultos en el campeonato mundial que se celebra en la ciudad de Taormina, Sicilia.
Mayol busca el amor, la familia, la integridad y el significado de la vida y la muerte, esta es una fuerte idea recurrente en la etapa final del filme.
La interpretación se lleva a 3 bandas, quizá el personaje de la Arquette sea demasiado estereotipado y aburrido, Jean Reno esta en su salsa, se le ve que disfruta con el papel, le viene a la medida, y Jean-Marc Barr aporta la sencillez y la timidez necesaria para hacernos creer que se trata de un niño en el cuerpo de un hombre, un soñador, un alma viajera, sin límites, sin ningún tipo de límites en sus excentricidades...
Con sus extensas escenas submarinas y su banda sonora suave y profunda, la película fue elogiada por ser hermosa y serena y, en la misma medida, criticada por ser demasiado tranquila.
Mientras fue popular en Europa, la película fue un fracaso comercial en Estados Unidos, en parte debido a un nuevo montaje del estudio Gaumont para incluir un simplificado "final feliz" y por el reemplazo de la banda sonora de Serra por una compuesta por Bill Conti.
El director más tarde realizó una versión más completa en DVD, destacando el final original y una versión ampliada de la banda sonora de Eric Serra.
Una verdadera joya al alcance de pocos, con piezas magistralmente compuestas e introducidas en cada punto de la obra con un acierto intachable, ofreciendo un acompañamiento para la imagen loable, que parece mezclarse con cada instante, conformando un todo y resaltando el preciosismo que puede llegar a ofrecer el fondo submarino.
La película la dedicó el director a su hija, Juliette Besson, que tuvo que ser operada al enfermar mientras él trabajaba en la película.
Y como broche final, el mismo final de la película donde una vez muerto su compañero, el busca su tranquilidad allá abajo junto a su amigo delfín, renunciando a todo lo de la superficie, pues no hay amor más puro y limpio que el de nuestros amigos los animales, desinteresado, y no egocéntrico,
Nos da el final una lección de verdadero amor, fidelidad y tranquilidad.
¡Ojalá en la vida misma aprendiéramos a ser así!
Por eso muchos prefieren alejarse de la superficie insípida y traicionera para sumergirse en la belleza, paz y verdadera amistad.
Al final del todo Rosanna Arquette comprende que el amor de Jean Marc Barr es el mar, que él sólo se encuentra a gusto entre delfines y nadando en el mar, sólo y rodeado de oscuridad.
Él es un ser que no sabe o no puede amar a una persona.
No tiene raíces y sufre estando fuera del mar.
El guión y la historia es fascinante, y el desarrollo de la misma logra atravesar por momentos de gran calado emocional.
La acción está dividida en dos etapas: la rivalidad naciente entre los dos buceadores en su niñez, y ya como adultos en el campeonato mundial que se celebra en la ciudad de Taormina, Sicilia.
Mayol busca el amor, la familia, la integridad y el significado de la vida y la muerte, esta es una fuerte idea recurrente en la etapa final del filme.
La interpretación se lleva a 3 bandas, quizá el personaje de la Arquette sea demasiado estereotipado y aburrido, Jean Reno esta en su salsa, se le ve que disfruta con el papel, le viene a la medida, y Jean-Marc Barr aporta la sencillez y la timidez necesaria para hacernos creer que se trata de un niño en el cuerpo de un hombre, un soñador, un alma viajera, sin límites, sin ningún tipo de límites en sus excentricidades...
Con sus extensas escenas submarinas y su banda sonora suave y profunda, la película fue elogiada por ser hermosa y serena y, en la misma medida, criticada por ser demasiado tranquila.
Mientras fue popular en Europa, la película fue un fracaso comercial en Estados Unidos, en parte debido a un nuevo montaje del estudio Gaumont para incluir un simplificado "final feliz" y por el reemplazo de la banda sonora de Serra por una compuesta por Bill Conti.
El director más tarde realizó una versión más completa en DVD, destacando el final original y una versión ampliada de la banda sonora de Eric Serra.
Una verdadera joya al alcance de pocos, con piezas magistralmente compuestas e introducidas en cada punto de la obra con un acierto intachable, ofreciendo un acompañamiento para la imagen loable, que parece mezclarse con cada instante, conformando un todo y resaltando el preciosismo que puede llegar a ofrecer el fondo submarino.
La película la dedicó el director a su hija, Juliette Besson, que tuvo que ser operada al enfermar mientras él trabajaba en la película.
Y como broche final, el mismo final de la película donde una vez muerto su compañero, el busca su tranquilidad allá abajo junto a su amigo delfín, renunciando a todo lo de la superficie, pues no hay amor más puro y limpio que el de nuestros amigos los animales, desinteresado, y no egocéntrico,
Nos da el final una lección de verdadero amor, fidelidad y tranquilidad.
¡Ojalá en la vida misma aprendiéramos a ser así!
Por eso muchos prefieren alejarse de la superficie insípida y traicionera para sumergirse en la belleza, paz y verdadera amistad.
Al final del todo Rosanna Arquette comprende que el amor de Jean Marc Barr es el mar, que él sólo se encuentra a gusto entre delfines y nadando en el mar, sólo y rodeado de oscuridad.
Él es un ser que no sabe o no puede amar a una persona.
No tiene raíces y sufre estando fuera del mar.
La pesadilla en la que su habitación se llena de agua es memorable.
La versión extendida contiene 50 minutos más.
Un desafío a los críticos que condenaron su film pero que Besson dedicó a los nueve millones de espectadores.
El único error es tener un final alternativo en la versión americana, pierde toda magia con ese par de minutos de más, no es de extrañar la porquería Hollywoodense.
Como Mandela dijo una vez:
“Nuestro más profundo temor no es el de ser inadecuados.
Nuestro más profundo temor es el de ser poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad la que más nos asusta.
Nos preguntamos a nosotros mismos:
¿Quién soy yo para ser brillante, extraordinariamente talentoso, magnífico?
En realidad
¿Quién eres tú para no serlo?”
“It's a feeling of slipping without falling.
The hardest thing is when you're at the bottom.
'Cause you have to find a good reason to come back up... and I have a hard time finding one.”
Jacques Mayol
La versión extendida contiene 50 minutos más.
Un desafío a los críticos que condenaron su film pero que Besson dedicó a los nueve millones de espectadores.
El único error es tener un final alternativo en la versión americana, pierde toda magia con ese par de minutos de más, no es de extrañar la porquería Hollywoodense.
Como Mandela dijo una vez:
“Nuestro más profundo temor no es el de ser inadecuados.
Nuestro más profundo temor es el de ser poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad la que más nos asusta.
Nos preguntamos a nosotros mismos:
¿Quién soy yo para ser brillante, extraordinariamente talentoso, magnífico?
En realidad
¿Quién eres tú para no serlo?”
“It's a feeling of slipping without falling.
The hardest thing is when you're at the bottom.
'Cause you have to find a good reason to come back up... and I have a hard time finding one.”
Jacques Mayol
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