Zorba The Greek

“A man needs a little madness...or else...he never dares cut the rope and be free”
Alexis Zorba

El cuerpo resiste cuando el espíritu es fuerte….
Que dios nos ayude... y el diablo también.
Zorba es Anthony Quinn y Anthony Quinn es Zorba.
La más gloriosa identificación de un actor con un personaje.
El gran actor de origen mexicano, Anthony Quinn en el mejor papel de su grandiosa y dilatada carrera cinematográfica, no sólo se ganó el reconocimiento de la crítica por esta película, sino que el gobierno griego le concedió el privilegio de otorgarle la ciudadanía griega, alzándole al Olimpo de todos los amantes de Grecia, y uniendo su alma a la de Lord Byron para toda la eternidad.
Zorba The Greek, mítica y extraordinaria película dirigida por el director griego, aunque nacido en Chipre, Michael Cacoyannis, nos muestra a un hombre que personificó la esperanza de un nuevo cine griego, y en donde alcanzó el éxito mundial con esta película, sacada de una novela de Nikos Kazantzakis.
Extraordinaria e intensa, sí señor.
Y es que el genial director griego, nos descubre de una manera imponente a esa sociedad griega, en este caso cretense, tanto de manera divertida, como de manera que en donde hay veces que llega hasta la irritación, pero eso sí, cada personaje se lo toma a su manera, tanto a la hora de reír, como a la hora de llorar.
Pero es una película rara, de esas que no abundan en la cinematografía, pues es una cinta conmovedora, entrañable, cosa que logra sin proponérselo en ningún momento, sin demostrar en una sola escena una mínima intención de forzar una situación con el fin de despertar una moraleja o arrancar una lagrima al espectador.
Simplemente alcanza esta categoría mostrando lo cotidiano, lo real, lo abrupto, lo chocante y hasta por momentos repugnante de una sociedad distinta, de un paraje apartado del mundo occidental como lo conocemos, habitado por personas que, sin embargo, pese a las enormes diferencias con los extranjeros ultra civilizados que llegan como turistas hasta allí (representados en la figura de un Alan Bates en un papel difícil, por su sumisa personalidad, ante la extravagancia de Zorba, la cual el actor británico representa sin caer en la bobería fácil ni en la explicitación desmesurada de sus muchas falencias sociales), y que sin embargo no son mejores ni peores, solo diferentes.
Una delicada película que transcurre fluida, llena de metáforas, poesía y lecciones de vida.
Es conmovedora la manera en la que un hombre letrado se ve envuelto en el mundo de un nómada como Zorba y se da cuenta de la errada vida que llevaba dejándola atrás para vivir en carne propia la hermosura de estar vivo.
Dispuesto a rescatar una mina de su propiedad en la isla de Creta, el joven amante de los libros emprende el viaje, en el trayecto, un singular personaje le propone embarcarse con él y trabajar en su mina.
El joven descubre que la verdadera vida se encuentra afuera y hay que vivirla para poder maravillarse de ella, no leerla.
Zorba le hizo ver que para comprender en plenitud los grandes romances de sus libros los tenía que vivir en carne propia; para entender una poesía inspirada en una dama es necesario enamorarse de una mujer digna de una poesía; para exaltarse de una descripción hermosa es necesario asombrarse de los árboles y los delfines…
Esas lecciones de vida las aprendió el protagonista a lo largo de sus aventuras con Zorba, al final no consiguieron nada material, se acabaron el dinero, no explotaron la mina pero una huella indeleble quedó en el alma de los dos.
Su espíritu de niño, su inmensamente tierna capacidad de asombro y sobre todo su amor a la naturaleza y a la “raza hembra” hacen de Alexis un personaje inolvidable capaz de marcar a cualquiera.
Zorba, el simpático y alegre señor, la alegría de vivir en persona, era en realidad un criminal de guerra, con diversas atrocidades cometidas (saqueado pueblos, matado niños, violado y matado a sus madres).
Era un ingeniero de minas griego, nacido en Macedonia, territorio ancestral griego aunque más bien sostiene que se trataba de un eslavo-macedonio.
Zorba luego se convirtió en un monje.
Nikos Kazantzakis lo conoce entonces y es en base a él que escribe “Alexis Zorba The Greek”.
La versión ficcional de Zorba por Kazantzakis (basada en una persona real) asume el pasado criminal del personaje, resaltando su arrepentimiento y su afirmación de la vida
“Am I not a man?
And is a man not stupid?
I'm a man, so I married.
Wife, children, house, everything.
The full catastrophe”.
Zorba The Greek (Αλέξης Ζορμπάς) es una película de 1964, escrita, producida, dirigida y montada por Michael Cacoyannis.
Protagonizada por el magistral Anthony Quinn, Alan Bates, Irene Papas y Lila Kedrova en los papeles principales.
Cuenta con una bella fotografía de Walter Lassally y la inolvidable música de Mikis Theodorakis
Esta película basada en la novela de Kazantzakis se hizo acreedora de 7 nominaciones para los premios de la Academia, siendo galardonada con 3 Premios Óscar en 1965, en las categorías de: mejor actriz secundaria para una monstruosa Lila Kedrova, mejor fotografía (Walter Lassally), y mejor dirección artística (Vassilis Photopoulos).
Y obtuvo 4 nominaciones más: Mejor película, Director, Actor (Anthony Quinn) y Guión adaptado (Michael Cacoyannis).
A través de Zorba, Kazantzakis critica ferozmente toda la presunción de los escritores y literatos, critica su ensimismamiento.
Les dice que todo lo que han escrito o leído no tiene ningún valor a comparación de las vivencias de alguien como Zorba.
El mensaje del autor hacia ellos es bastante claro: han perdido su tiempo escribiendo, deberían aprovecharlo viviendo.
Es así que Cacoyannis logra lo que pocos.
Nos representa un guion perfecto, tragicómico, donde la muerte no es una fatalidad insuperable, sino una circunstancia mas, muy dolorosa, pero una más en el camino de la vida, y donde los personajes se pasean con un pasado lleno de luces y sombras, con defectos y virtudes, con actitudes civilizadas y acciones irracionales, en fin, ni malos ni buenos, simplemente humanos.
Una historia que además nos ofrece profundos diálogos en situaciones cotidianas, expresiones filosóficas en lugares y momentos comunes y explayadas con un léxico natural, descontracturado.
En la Creta más profunda de la post guerra, y bajo la dirección del chipriota, se funden las personalidades de una gran dama francesa, soñadora de amores platónicos del pasado, un escritor inglés profundamente influenciado por la rigidez de la literatura y sociedad británicas, una viuda que añora con disfrutar un profundo amor, rompiendo con las limitaciones y férreas imposiciones de la pétrea sociedad helénica del momento, y un vividor cretense que disfruta el momento con insaciable voracidad, sabedor que sólo el destino marca el mañana de cada ser humano.
Como sucede en casos similares, sólo la fuerte personalidad del amante de la vida es capaz de romper los grilletes de la sociedad que nos rodea y consigue aglutinar los sentimientos de los que le rodean para engrandecer su propia alma.
Y es que, ¿habrá algo más grande en esta vida, que hacer lo que te da la gana, cuando te viene en gana?
Seguro que no, es lo más preciado que puede tener una persona para considerarse libre y satisfecho de sí misma, y esa manera de ser y de tomarse la vida de Zorba, es la que trata de transmitirle a Basil (Alan Bates), el escritor inglés que ha heredado la mina, con el cual entabla amistad en el puerto del Pireo.
Las diferentes relaciones de uno y otro, con la viuda (Irene Papas) y la prostituta Hortense a la que da vida Kedrova, se acentúan en un ambiente de hostilidad y dramatismo en un retrógrado pueblo de la isla de Creta.
Este filme no va sólo de cómo vive Zorba, aquí se juntan muchos personajes donde cada uno eligió una forma de afrontar la vida que en cada momento se ve contrapuesta a la de Zorba, el hilo conductor de todo.
Llaman la atención los habitantes de Creta, lo auténticos que son, llegándolos a amar y odiar a partes iguales.
Y llega el turno de los actores, y para empezar nos encontramos ante un inmenso Anthony Quinn, en el papel de su vida, metiéndose hasta Dios sabe donde, en Alexis Zorba, ese hombre de costumbres primitivas, pero desbordando optimismo por todos sus poros, y con él, otro grande del cine, Alan Bates como el joven Basil, ese escritor inglés siguiéndole a todas partes y dejándose influenciar por ese peculiar griego.
Las actrices, en esta soberbia historia, una de origen griego, su nombre Irene Papas, otra de nacionalidad rusa, ella es Lila Kedrova (la gran triunfadora), y dando a sus respectivos personajes todo el arte que llevan dentro, que ya es de visionado obligatorio.
“It was the dancing when my little boy Dimitri died…and everybody was crying… Me, I got up and I danced.
They said:
 "Zorba is mad."
But it was the dancing — only the dancing that stopped the pain.”
Es de los antiguos griegos de quien tomamos la palabra música.
La llamaban mousike, después de las nueve musas, diosas de la inspiración.
Tomaron sus ideas musicales de Mesopotamia y Egipto.
La música en Grecia abarcaba la poesía, la música y la danza.
Atribuían su origen a los dioses.
Platón la consideraba como la base de la educación.
La escritura musical la realizaban con las letras del alfabeto.
Existían muchas leyes y reglas que regían la música: diferentes escalas que a su vez formaban modos.
De estos modos, más o menos se derivan nuestros tonos modernos.
Los griegos daban gran importancia a la música.
Todos los años se celebraba una competición en Atenas.
Cada distrito formaba un coro y cantaba un dynyramb, especie de himno que se interpretaba en ceremonias religiosas y otras ocasiones.
La gente usaba una vestimenta especial y había también danzas.
Los griegos en sus representaciones teatrales cantaban.
A menudo efectuaban festivales en honor al dios Dionisio.
La mayoría de los instrumentos de cuerda usados por los griegos provenían de Oriente Medio.
Los más usados eran el arpa, o la lira, a la que llamaban khitara o gran lira y una flauta de doble caña llamada aulos (primitiva chirimía griega).
Los bailes griegos se dividen básicamente en danzas de las aldeas y danzas de las ciudades, pero la mayoría de estas últimas provienen de variaciones de las danzas de las aldeas.
Estas se dividen en bailes de la Grecia continental y bailes de las islas.
Esta división continúa cuando nos basamos en el tipo de baile, y no en su región, la cual es en bailes folklóricos y bailes populares.
Hasapiko fue la danza de la asociación de Carniceros de Constantinopla durante el periodo bizantino, y luego se la conoció como Makelarikos (μακελλάρικος o carnicero).
La danza se mantuvo popular en Constantinopla, Asia Menor Occidental (actual Turquía).
Y algunas islas por siglos hasta el 1922, cuando fue absorbida por la música Rembetika y se transformo panhelénica.
En los tiempos modernos, la danza se transformo popular por marineros y también se la llamo "Naftiko" (ναυτικό) en los puertos.
Gracias a la película "Zorba The Greek", se transformo en la danza griega más conocida en el mundo.
Existen muchas variaciones y nunca 2 grupos de bailarines realizan las mismas variaciones.
La danza se realiza con las manos en los hombros de los compañeros y los bailarines improvisan el orden de las variaciones, comunicándose con palmadas en los hombros.
Hay 2 partes de la danza, una lenta "Argos o Baris" (αργός η βαρής) y una rápida "Grigoros o Jasaposerbiko" (γρήγορος η χασαποσέρβικο).
A veces se realizan juntas o separadas.
Una simplificación del Hasapiko lento, el "Syrtaki" (συρτάκι), fue realizada por primera vez en Francia en los años 50 y difundida de vuelta por Grecia.
Además de los pasos simples, el estilo es comparado con la profunda concentración del Hasapiko lento.
Aunque muchas variaciones son intercambiables entre las 2 danzas, los nombres Syrtaki y Hasapiko son usados indistintamente en América.
Los americanos suelen llamar al Hasapiko lento, "Zorba", luego de la película que la popularizo.
A pesar de la creencia extensa, no es una danza griega tradicional.
De hecho, fue creado en 1964 para la película "Zorba The Greek", ya lo relata el actor Anthony Quinn en una entrevista para televisión, diciendo que en aquella película, él no podía bailar porque tenía un gran problema en la rodilla y se le ocurrió arrastrar la pierna para poder ejecutar ciertas escenas de la misma.
En ella se mezclan las versiones lentas y rápidas de la danza de Hasapiko (Hasápikos, Chasápikos).
La danza y la música creada por Mikis Theodorakis, cuyas obras fueron prohibidas por el gobierno militar encabezado por el Coronel George Papadopoulos, también se llaman la danza Zorbas o de Zorbá.
El compositor griego consigue que cada nota de su pentagrama se fusione con perfecta armonía a cada escena de la película, creando fragmentos que dejan al famoso Syrtaki como una mera anécdota de la misma.
Una característica distintiva de la danza y de la música de Syrtaki es su aceleración.
El nombre Syrtaki viene de la palabra griega syrtos, nombre dado a un grupo de danzas griegas tradicionales del estilo "fricción supuesta" o de "mezcla" (en comparación con pidikhtos, que es estilo de saltar).
Sin embargo, el Syrtaki incorpora syrtos (en su parte más lenta) y elementos de los pidikhtós (en su parte más rápida).
La danza comienza lenta, transformándose gradualmente en más rápida, a menudo incluyendo saltos.
El Syrtaki es una de las atracciones culturales de Grecia y de las tabernas de estilo griego de todo el mundo.
Cuando el cine trasciende la pantalla y queda como un icono reconocible en cualquier tiempo y lugar, es imposible negar que se trate de una de las expresiones artísticas establecidas, aun pese al Hollywood reciente.
Así ocurre con esta inmortal melodía de Mikis Theodorakis, la música de la mágica cinta Zorba The Greek, con un Anthony Quinn soberbio, bailando con el corazón en medio del calor, del cielo luminoso y a un tiro de piedra del azul del mar de Odiseo, Jasón, Heracles y Teseo.
El film cuenta con escenas verdaderamente para la historia, sobre todo la del famoso baile, para mí, una de las más recordadas.
En la parte actoral todo marco que ocupe Lila Kedrova en pulso con el Sr. Quinn.
“Este es turco; éste otro, búlgaro; el de aquí, griego.
Yo cometí en aras de la patria hazañas que te pondrían los pelos de punta, patrón.
Degollé, robé, incendié pueblos, violé mujeres, exterminé familias.
¿Por qué motivo?
Por la sencilla razón de que eran búlgaros o turcos.
¡Qué asco!
Vete al infierno, puerco, me digo a menudo a mí mismo reprochándome todo aquello.
¡puah!, vete al diablo, so bruto, asnísimo asno!
Ahora, en cambio, sólo digo:
“Este es una buena persona, el de más allá un sinvergüenza”.
Así sea búlgaro o griego, tanto me da.
¿Es bueno?
¿Es malo?
Esto es lo único que pregunto hoy en día.
Y a medida que envejezco, te lo juro por el pan que como, me parece que comenzaré a no preguntar siquiera eso.
¡Sea bueno, sea malo, a todos los compadezco, se me desgarran las entrañas si veo a un hombre, aunque en apariencias me interese tanto como el “Preste Juan de las Indias”!
Lo que pienso, te lo diré patrón:
Este pobre diablo, también tiene que comer, beber, y amar, y morirse de miedo; también él tiene un dios y un diablo que se ha creado, él también ha de morir y lo pondrán rígido bajo tierra donde se lo coman los gusanos.
¡Pobre, pobre!
Todos somos hermanos.
Todos pasto de los gusanos".

Una película hecha con ganas de vivir!




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